La política americana, mi visión (II)

Entrando en sintonía

Poco a poco te vas aplatanando. Es decir, te vas acostumbrando a considerar que no eres extranjero sino lugareño y comienzas a comprender mejor la realidad que te rodea. Es como cuando en la era analógica sintonizabas una estación de radio utilizando el dial: sientes que entras en resonancia con los problemas y la visión del lugar. Igual me sucedió en México hace 30 y pico de años cuando deserté de la «misión» que me había encomendado el desgobierno comunista cubano y volví a ser un hombre libre. Al principio, veía las ruinas del Imperio Azteca y me emocionaba. Años después y sin dejar de sentir admiración por las muchas cosas buenas de aquel país, comencé a ver los problemas: la corrupción de los políticos y la policía, la inseguridad ciudadana, los problemas generados por los carteles de la droga, el machismo imperante en toda la sociedad y especialmente entre los indígenas, etc.

Ya tengo casi 7 años viviendo en USA, y poco a poco le he ido cogiendo el ritmo al asunto. Adoro mi nueva patria, y comienzo a comprender no solamente sus ventajas, sino también sus problemas. Claro, el idioma es una barrera adicional, aunque mal que bien ya soy capaz de entender las noticias y los chismes, al menos cuando no hablan demasiado rápido. Mi cerebro es lento (siempre lo fue, y a los 75 les aseguro que se pone peor) pero soy de los que cuando se propone un objetivo, nunca se da por vencido. Aunque no lo alcance nunca.

Me sigue asombrando la diversidad que veo por doquier en este lugar. Es más, creo que es la principal razón para su tremendo éxito como nación. Mi objetivo central en la vida sigue siendo comprender el Universo y sus maravillas. O sea, porqué existimos como materia que se conoce a sí misma y un largo etcétera de incógnitas con base en la ciencia, no en lo esotérico. Pero tengo que admitir que la inmensa oferta sobre puntos de vista y opiniones a que estoy sometido aquí, me desvía de los problemas fundamentales del Hombre para atraparme en discusiones de lavadero y cuestiones tan ridículas o intrascendentes como por ejemplo si un hombre puede o no entrar a un baño de mujeres. Me asombra que haya gente que no acepte que las vacunas sirven. O el problema de las armas en contraposición al aborto: así que algunos promueven la libertad total para portar armas para que el individuo ejerza su libre albedrío y se obedezca la Segunda Enmienda, pero con respecto al aborto se olvidan del respeto a la opinión individual que promueve la Primera Enmienda y quieren que todos acepten prohibir el aborto. Incoherente actitud, verdad? Es algo así como: ¡Viva la Libertad para mí, y mi Voluntad para tí!😀.

Algunos medios noticiosos te cambian la bola sin avisarte: se pasan meses hablando de la guerra en Ucrania, pero cuando ocurre otra cosa a la que le pueden sacar más audiencia como el ataque de Hamas a Israel el 7 de Octubre, cambian de tema como si cambiaran de camisa. Uno comienza a sospechar que varias agencias de noticias importantes en realidad no quieren informarte; quieren dinero o quieren manipularte, y disfrazan de periodismo sus verdaderas intenciones. Tienes que analizar muy cuidadosamente lo que ves o lo que lees para lograr una visión sin sesgos de la realidad. Eso no es precisamente malo en sí y por supuesto lo prefiero a la falsa uniformidad de la prensa en las dictaduras, pero a veces resulta agotador por la abundancia de temas y opiniones.

Me divierte ver al Congreso ocupándose de los OVNIs mientras amenazan con dejar al gobierno sin dinero para funcionar, en vez de utilizar su tiempo en discutir con franqueza e inteligencia los verdaderos problemas del país para encontrar soluciones viables. O peleándose por ahorrar unos dólares en Ucrania, para luego tener que gastárselos de apuro y multiplicados por un trillón cuando vean los submarinos de Putin entrando río arriba por el Potomac, como ya les pasó en la WWII con los japoneses en Pearl Harbor y la ayuda a Churchill para acabar con el Eje. O diciendo que hay que hacer un muro para evitar la inmigración ilegal, como si una inundación en tu cocina se pudiera resolver sin cerrar primero la llave del agua.

Pero como dijo Jack el Destripador, vayamos por partes.

Rifle de asalto AK-47

Los tiroteos masivos

Ya casi no son noticia, porque lo habitual deja de serlo. Noticia no es que un perro muerda a un hombre, sino que un hombre muerda a un perro. Tiene que haber 10-15 muertos para que la cosa dure más de un par de días en los noticieros. Triste.

Le echan la culpa a las armas, como si las armas se dispararan solas. Absurdo. Yo opino que las armas no son las culpables, sino los que le jalan el gatillo. Y no es que yo promueva que todos tengamos un AK en la casa o una Magnum en el coche. Pero por lo general todos los problemas tienen dos extremos, y a mi me gusta explorarlos todos.

Supongamos que logramos que el Congreso federal apruebe la prohibición de portar armas. O al menos una restricción que impida comprar armas de asalto. Qué pasaría? Dejemos de lado la posibilidad de que algunos protesten o incluso se rebelen. Según mi experiencia, cada restricción en el comercio de algo, produce un mercado negro del bien que ha sido restringido. Es decir, la prohibición afectaría principalmente a los ciudadanos normales, los cumplidores de la ley, pero no a los criminales y los locos, que se caracterizan precisamente por NO respetar la ley y comprarían sus armas en el mercado negro. Qué caso tendría entonces una medida que nos dejaría aún más indefensos?

A mí eso me parece tan evidente, que no logro explicarme cómo hay tanta gente que piensa que la prohibición puede mejorar el problema. Pero eso no es más que mi OPINIÓN, que puede estar equivocada. Los HECHOS, sin embargo, tienen la ventaja de que son innegables. Las opiniones pueden ser cambiadas o refutadas, los hechos, no. Tú puedes opinar sobre si la llegada de Colón a América fue algo bueno o malo, si fue el primero en llegar o no, etc. Pero nunca podrás negar que llegó.

En ese tenor me gustaría resaltar el HECHO de que en los años 50, cuando yo era niño, las armas NO estaban prohibidas, exactamente como ocurre hoy, y NO habían tiroteos masivos. Luego si aceptamos que las implicaciones de la Lógica son ciertas, el achacarle el problema a la no existencia de prohibición, es una falacia. Más claro: porqué está pasando ahora lo que no pasaba antes, y sobre todo porqué echarle la culpa a un factor que no ha cambiado? No es más lógico tratar de encontrar el motivo del problema buscando algo que SÍ haya cambiado de antes a ahora?

Entonces, qué otras opciones quedarían por explorar? Creo que tienen que haber otros factores responsables del problema. La influencia del ambiente, por ejemplo. Digamos, la noticias y la facilidad con que se difunden actualmente gracias a la tecnología. Antes, te enterabas de que había habido un maremoto en Chipre o un asesinato en Rwanda, una semana después. O nunca. Ahora tardas tres segundos en enterarte, y eso a lo mejor ayuda a ponerte de nervios. Antes, quizás nunca tuvieras acceso al pensamiento de un loco o un criminal. Ahora lo puedes ver en tiempo real en tu teléfono hablando sus tonterías. E indudablemente, el Hombre es influenciable por lo que ve y lo que oye. La libertad de palabra es esencial para sentirse libre, pero hasta eso tiene límites. Por ejemplo, gritar «Fuego!» en un teatro lleno de gente sin que sea cierto no es ejercer tu libertad de expresión, es cometer un crimen. En fin, que me encantaría que el gobierno o alguna organización civil de psiquiatría o psicología (no de periodistas sesgados o no capacitados en el tema), explorara de forma seria e imparcial las posibles razones para que la forma de comportarse de la gente cambiara tanto en unas pocas décadas.

Otra cosa que me gustaría es que una vez que las autoridades capturaran al responsable de un tiroteo masivo, su juicio no tardara años y años, sino que fuera expedito. Mataste hoy? Pues mueres mañana. Y nada de cadena perpetua. Si encuentras un alacrán en tu cama, todo intento por convertirlo en mariposa o cambiarle su naturaleza, es tiempo y dinero perdido. Nuestro dinero, por cierto.

El derecho al aborto

Lo primero que me pregunto es porqué se ha armado un mitote tan grande alrededor del aborto, habiendo otros tantísimos problemas más serios e importantes. Algunos dicen que es para que la gente se desgaste discutiendo cosas inútiles pero piense que está ejerciendo sus derechos democráticos de decidir, mientras los verdaderos problemas se manejan en lo obscurito. Vaya, viejos trucos de políticos zorros.

Otros dicen que es para ganarse los votos de los extremistas religiosos cristianos, una especie que abunda en este país. El principal argumento de ese grupo es que la vida y la condición humana empieza en el momento de la concepción, es decir, cuando el óvulo es fertilizado por el espermatozoide en el útero. Muchos acuden a la Biblia para reforzar su posición, como si los antiguos profetas fueran expertos en Genética (no lo eran, téngalo por seguro).

Bueno, para mí y para muchísimos otros la Biblia es un libro interesante, pero no un texto sagrado. Igual que el Corán, o los Vedas indúes. Y tengo derecho a pensar así, porque la Primera Enmienda me lo permite. Exigirme que yo obedezca a un código moral que no coincide con mis opiniones, es sencillamente anticonstitucional. O al menos, un descarado intento de intrusión en mi vida privada. Los derechos de los otros a pensar y actuar como ellos estiman, terminan exactamente donde comienzan los míos a hacer lo mismo.

En cuanto al comienzo de la vida, ni siquiera sabemos bien qué es la vida (no podemos crearla aunque tengamos a mano átomos de carbono, hidrógeno, oxígeno, etc.) así que mucho menos podemos decir cuando empieza.

Y en cuanto a la consciencia, tampoco comprendemos cómo funciona. Estamos a años luz de descubrirlo. Y si me pongo un poco majadero, digo que ni siquiera un recién nacido tiene consciencia de sí mismo, que es la condición necesaria y suficiente para decir que algo inteligente existe.

Así que para mí está clarísimo: cada mujer debería de poder decidir qué hacer con su embarazo. Los argumentos de los religiosos y los moralistas acerca de que los abortos son asesinatos, no me convencen en absoluto.

Por supuesto, usar el aborto como método anticonceptivo habitual es un riesgo tremendo, y no lo recomiendo. Pero negarle el derecho a abortar a una mujer con un embarazo peligroso para su vida, o con una situación económica comprometida, o sencillamente sin estar preparada para una maternidad responsable, es de una crueldad medieval.

Y para terminar este tema, me gustaría hablar del caso «Roe vs. Wade», que ha avivado recientemente la polémica sobre el aborto: Resulta que en 1973 y como resultado de una demanda sobre el tema, la Corte Suprema de Justicia de la nación estableció que el aborto es un derecho constitucional. Es decir, un derecho garantizado por la Constitución. Punto. Pero resulta que 50 años después el mismo organismo, ahora mayoreado por 6 jueces republicanos contra 3 demócratas, se desdice afirmando que cada Estado puede decidir sobre el asunto. No es precisamente una contradicción franca con su jurisprudencia anterior, pero sí deja la puerta abierta a la prohibición. Digamos, es una forma leguleyesca de decir NO, sin decirlo. Esto en mi opinión, es un tiro en el pie. El prestigio es un concepto que se gana con los años pero se pierde en un segundo, y el prestigio del sistema democrático radica en gran medida en la independencia de los tres poderes (Legislativo, Ejecutivo y Judicial) y en la imparcialidad de los jueces, que sólo deben tomar en cuenta la Constitución, no los deseos de ningún grupo, jefe o cacique. Si una decisión de 50 años no está lo suficientemente consolidada, entonces nada lo está. Más claro: si los jueces del Tribunal Supremo se convierten en mandaderos de los partidos políticos, este país se podría convertir en una república bananera en lo que un mono se rasca un ojo.

La toma del Congreso (Jan/6/2021)

En la política, al igual que en la Física, hay puntos de inflexión. Todavía no me he encontrado con alguien que estuviera vivo el 22 de Noviembre de 1963 y no recuerde qué estaba haciendo cuando asesinaron a Kennedy. O el 11 de Septiembre del 2001 cuando los terroristas de Bin Laden derribaron las Torres Gemelas en NY. Son hitos de la Historia, y hay que estar muy desconectado de todo para no recordarlos.

El Día de Reyes (Jan/6) del 2021 estaba yo encerrado en mi casa intentando escapar de la epidemia de Covid. Llegó la hora de almorzar, y para entretenerme y practicar algo de inglés, encendí el televisor. Por poco me atraganto con lo que estaba comiendo: estaban poniendo en vivo el intento de toma del Congreso por parte de una turba de partidarios de Trump, el cual esa misma mañana había declarado en un discurso frente a la Casa Blanca que las recientes elecciones habían sido un fraude y había incitado a la gente a que fuera a protestar al Capitolio. Y la gente fue, pero no a protestar pacíficamente, sino a tomarlo por la fuerza, rompiendo ventanas y violentando puertas para entrar y detener el proceso de validación de las actas electorales estatales que estaba teniendo lugar en ese momento con Mike Pence, su propio Vicepresidente, presidiendo la reunión. La intención era clara: interrumpir el proceso electoral aún a costa de que ocurrieran algunos asesinatos (Pence? Pelosi?) para declarar el estado de excepción por los disturbios y aferrarse al poder. En otras palabras, dar un golpe de estado. Era la única opción que le quedaba luego de haber interpuesto en los tribunales unos 50 juicios denunciando los supuestos fraudes electorales, todos los cuales habían sido perdidos, rechazados o sobreseídos por falta de pruebas. O los demócratas eran muy buenos comprando jueces y los republicanos muy malos evitándolo, o la afirmación de fraude era falsa. En realidad Trump, enfermo de ego, estaba intentando destruír de un plumazo 245 años de tradición democrática. La indignación por lo que estaban viendo mis ojos, me dominó como hacía tiempo no experimentaba.

A Trump lo había ido conociendo poco a poco. La primera referencia fue cuando estando yo aún en México y él en la campaña presidencial del 2016, lo vi por la tele diciendo algo parecido a que «todos los mexicanos que quieren cruzar ilegalmente la frontera son delincuentes, violadores, secuestradores…». La generalización de la frase al referirse a los mexicanos, me impactó. Cómo era posible que alguien que aspiraba a la presidencia del país más importante del mundo, se atreviera a hacer semejantes declaraciones, acusando indiscriminadamente a un grupo de personas por delitos tan serios? Estaba tan loco como para protagonizar una perreta racista o fascista? Me recordó a Hitler hablando de los judíos. Claro que entre los ilegales que cruzan la frontera hay delincuentes, pero meterlos a todos en el mismo saco es absurdo. La Justicia deja de serlo cuando se acusa a personas por su origen, y se convierte en racismo. En ese entonces yo conocía varios mexicanos que habían cruzado en algún momento la frontera y habían regresado a México por diversos motivos. Ninguno de ellos era delincuente, sino simples seres humanos llenos de problemas y con la desesperación y el valor necesarios para hacerlo.

Yo mismo era mexicano, y aunque no lo había hecho como indocumentado, había visitado USA en decenas de ocasiones para visitar a mi familia y amigos y había visto los mexicanos trabajando duro en las labores más pesadas, por una fracción del salario mínimo legal: jardineros, construcción de viviendas, recolectores de frutas y verduras en los campos, etc. Me sentí aludido e insultado, sin haber dado el menor motivo para ello.

Claro que sería mejor que entraran de forma legal con visas temporales de trabajo como ocurrió en la primera mitad del siglo pasado, pero hoy en día esa posibilidad no existe para ellos. Lo que sí existe para ellos es la desesperación de ver como una frontera es la barrera entre el hambre y tus sueños de mejorar en la vida. Proponer un muro como solución para ganar los votos de los partidarios de impedir la entrada de ilegales, es como recomendar una medicina a un enfermo grave a sabiendas que no va a surtir efecto. Acusarlos a todos de ser delincuentes sin arreglar el problema que hace que quieran entrar, es de una maldad enfermiza.

A partir de allí, comencé a documentarme sobre el tipo. Leí un par de biografías suyas y me enteré de detalles interesantes de su vida.

Fachada del Arctic Restaurant, uno de los puteros de Friedrich Trump en Alaska

Su abuelo, Friedrich Trump, huyó en 1885 de Alemania a Nueva York cuando era un jovencito de 16 años, para evitar servir en el ejército alemán. Luego de algunas aventuras en Manhattan trabajando como barbero, decidió irse a Alaska en donde alcanzó una buena posición económica pero no porque encontró oro, sino porque se hizo padrote. O sea, logró ser el dueño de tres prostíbulos que brindaban sus servicios a los mineros del lugar. Cuando ya siendo rico quiso regresar a Alemania, el gobierno alemán lo expulsó y le quitó la ciudadanía alemana por razón de ser un desertor.

Interior del Arctic Restaurant, donde puede verse la cortina de entrada a uno de los «privados» donde los clientes recibían los favores de sus elegidas.

El hijo de Friedrich, Fred Trump, cogió los mangos bajitos. Multiplicó la fortuna de su padre gracias a la política económica de Roosevelt que para sacar al país del atolladero de la Gran Depresión del 29 y darle trabajo a la gente, comenzó un gran plan de obras públicas por todo el país: carreteras, puentes, presas, edificios, ferrocarriles… Fred hizo su fortuna en el negocio de bienes raíces. Construía barrios enteros en Long Island, con dinero del gobierno. Pero entre col y col, lechuga: tenía varias empresas especializadas en distintas funciones relativas a la construcción, y entre ellas se facturaban a propósito a precios exorbitantes para que no hubiera ganacias y no pagar impuestos, declararlas en quiebra, y luego fundar nuevas empresas con distinto nombre pero con los mismos empleados.

Su madre, Mary Trump, inmigrante escocesa, llegó a Nueva York siendo una joven el 11 de Mayo de 1930 con una visa temporal, no de inmigrante permanente, para luego cambiar su estatus hacia la residencia permanente.

Así que cuando Trump se refiere a los inmigrantes en forma despectiva, debería recordar que su madre y su abuelo lo fueron, además de dos de sus tres esposas oficiales. En cuanto a ladrones, no tiene que buscar muy lejos: su papá lo fue. Y no ratero de Walmart, sino del dinero público.

Por supuesto uno no es responsable de lo que hicieron sus predecesores, así que lo anterior no lo convierte automáticamente en delincuente. Sólo ayuda a imaginar cómo fue su crianza, es decir, las influencias a las que estuvo sometido durante su crecimiento. Si éstas determinaron su carácter o no, es cosa suya. Se llama libre albedrío.

Ahora, para proceder de forma ordenada, voy a hacer una lista no exhaustiva de algunos episodios de su vida:

  1. ▶︎The Apprentice (El Aprendiz). Este fue el título de un reality show de la cadena televisiva NBC que duró de 2004 a 2017. Su objetivo era juzgar las habilidades de un grupo de participantes para hacer negocios. Trump fue su animador durante las primeras 14 temporadas, e hizo famosa la frase «You are fired!», que pronunciaba alegremente para despedir al participante que perdía su derecho a seguir en el show porque había cometido errores. Irónicamente, en 2015 Trump fue a su vez despedido del show por haber expresado en público críticas indiscriminadas a los inmigrantes mexicanos. El que a hierro mata… a hierro muere.
  2. ▶︎Entre los muchos negocios en los que se involucró, estuvo la compra del casino Taj Mahal de Atlantic City, que hizo quebrar. Por suerte, Fred lo salvó. En total, estuvo involucrado en 6 quiebras, pero logró salir de todas ellas con el dinero de su papito. Luego, escribió un libro llamado «The Art of Deal», es decir, El Arte de Hacer Negocios, dándoselas de muy ducho en el asunto. Aunque hay quien dice que no lo escribió él mismo sino que pagó por que lo escribieran. Hace poco, una fiscal de NY que lo acusó de evasión fiscal, se burló de ello y llamó al libro «The Art of Steal» (El Arte de Robar), que suena casi igual, pero no es lo mismo.
  3. ▶︎Ya durante su presidencia, la agarró con la OTAN. Decía, esta vez con toda razón, que los europeos se estaban haciendo los tontos y no aportaban a la organización las cantidades anuales comprometidas, y que USA pagaba la mayor parte de los gastos. Rigurosamente cierto: los gobiernos europeos en general, luego del fin de la Guerra Fría, habían considerado superfluo el gasto militar, y habían desviado el dinero hacia otros usos. Incluso, habían cometido el tremendo error de comenzar a depender del petróleo y el gas ruso. En especial Alemania, cuyos dirigentes dieron muestra de tener muy poca inteligencia. Trump estaba que se subía por las paredes de puro disgusto, porque no hay nada que le produzca más desazón que alguien le robe su dinero o quiera vivir a costa suya o de su país. El detalle estuvo en que él no comprende bien la política (bueno, no solo la política, para ser justos). El objetivo táctico o a corto plazo de la OTAN, es que Rusia no se meta en Europa occidental. Pero existe también un objetivo estratégico, o a más largo plazo, y éste es que Rusia, una vez conquistada Europa y siendo por ello mucho más poderosa, no se meta en Estados Unidos. Ése último objetivo se le escapa a Trump. De manera que el problema que planteaba era cierto, pero la solución que le dio fue desastrosa. Por poquito se carga a la OTAN y eso envalentonó a Putin (que ya se había arriesgado a meterse en Crimea cuando Obama y nadie había protestado) y le hizo pensar que podía meterse también en Ucrania y nada pasaría. Menos mal que al final Biden hizo lo que había que hacer y ahora la OTAN es más fuerte que nunca. Pero estuvimos a un tantito así de perder la guerra antes de empezarla.
  4. ▶︎Con respecto a China ocurrió algo parecido. Es cierto que China le vendía a USA mucho más de lo que USA le vendía a China. Vaya, existía lo que se llama una balanza comercial desequilibrada a favor de los chinos. China había pasado de la miseria y las hambrunas medievales a ser una de las principales economías del mundo en sólo 50 años y con la ayuda de… Estados Unidos! Y si no me creen, pregúntenle a Kissinger (bueno, ya no pueden, acaba de morir) porque él fue el impulsor de la gran idea de trasladar la manufacturas americanas a China, para abaratar los precios porque los obreros chinos trabajan por salarios mucho menores a los de los obreros americanos y no se pueden quejar porque si protestan el estado sencillamente los mata. Entonces Trump aumentó los aranceles de importación para proteger las industrias locales de Estados Unidos (vaya, la misma idea que ha llevado a la Argentina de haber sido una nación del primer mundo a principios del siglo XX, a tener un 70% de pobreza en 2023). Pero ya era un poco tarde y además se olvidó de un detalle: cortar la influencia de China en Asia. En concreto, paralizó las gestiones para la firma del tratado comercial Asia-Pacífico, que tenía por objetivo no perder la influencia de Estados Unidos entre las naciones del Sudeste Asiático. Y ocurrió lo que siempre sucede cuando alguien abandona una posición estratégica: que viene otro y la ocupa. Y se imaginan quién fue el que sustituyó a Estados Unidos en el área de influencia abandonada? Claro, fue China. Xi Jinping, que es hijoeputa pero de tonto no tiene un pelo, estimó que el abandono de Estados Unidos era la oportunidad que había estado esperando para cambiar por la fuerza el sistema judicial de HongKong hacia el draconiano sistema chino, y ahora amenaza con invadir Taiwán, donde están muchas de las fábricas de microprocesadores que nos abastecen, sin los cuales nuestra economía se detendría en seco. De manera que Trump tratando de hacerle daño a China, lo que hizo fue favorecerla. De nuevo el problema era real, pero la solución resultó desastrosa. Ahora el gobierno americano está tratando de solucionar el asunto, pero los resbalones en política comercial se pagan caro.
  5. ▶︎El asunto COVID. Recuerdo perfectamente la primera alusión de Trump al peligroso virus. Dijo, en pocas palabras, que aquello no era un problema serio, y que todo estaría resuelto en 3 semanas. Cuando se hizo evidente que el problema iba a durar años e iba a costar muchas vidas (costó 1 millón de muertos sólo en USA), la cogió con el Dr. Fauci (el consejero presidencial para asuntos Epidemiológicos desde los tiempos de Reagan), y con las máscaras. A mí aquello me recordó las historias de los reyes que mandaban a cortar las cabezas de los adivinos de la corte cuando sus predicciones sobre alguna batalla o problema no se hacían realidad. Por supuesto, el tipo comprendió rápido que necesitaba un culpable para evitar que sus posibilidades de reelección fueran a sufrir un descalabro. Luego, he oído por ahí la opinión de que Trump manejó muy bien la epidemia, porque mandó a hacer las vacunas rápidamente. Bueno, eso podría ser cierto, pero yo tengo mis dudas, basadas principalmente en dos o tres hechos de los que fui testigo a través de la tv. Uno de ellos fue cuando habló acerca de la posibilidad de lograr una terapia a base de lejía para matar el virus. No puedo olvidar la cara de «¡Trágame, Tierra!» de la Dra. Birx cuando Trump le pidió su opinión al respecto, con la idea de que corroborara sus palabras. Me la imagino pensando: «Si digo que sí, arruino mi carrera profesional. Si digo que no, pongo en ridículo al Presidente». Otro hecho fue cuando se hizo evidente que Trump no sabe la diferencia entre un virus y una bacteria, que es como decir que no sabes la diferencia entre una sardina y una ballena. O cuando recomendó la hidroxicloroquina como terapia para combatir el virus. Evidentemente, el tipo no tiene idea de la existencia de protocolos a seguir para aprobar el uso de una droga contra una enfermedad. En ese sentido, su edad intelectual se corresponde con la de un chiquillo de 12 años. El asunto del uso de máscaras también puso esto en evidencia. Parece que su infantil psiquis interpretó el uso de máscaras como signo de cobardía o debilidad ante el virus. Algo así como «Si usas máscara, eres cobarde». Por supuesto que usar máscara no te protege al 100% contra un virus. Pero si cualquier dispositivo logra protegerte aunque sea en un 1% de una enfermedad mortal, porqué no usarlo? Al fin y al cabo, si entras en ese 1%, te mueres. Y tanto va el cántaro a la fuente, hasta que se rompe. Un buen día nos enteramos de que Trump, después de presumir a gusto durante meses sobre su salud de hierro y su valor, tenía Covid. Y un par de días después, nos enteramos que fue hospitalizado de urgencia. Por supuesto, los médicos no podían dejar que el presidente de la nación, el hombre del que depende en gran medida la respuesta del país a una agresión nuclear, estuviera incapacitado para tomar decisiones. Me imagino que fue objeto de las terapias más sofisticadas, aún si tuvieran que extraer las medicinas del mismísimo centro de la Tierra. Pero lo que recuerdo con más gracia de aquel episodio fue cuando salió del hospital, subió los escalones de la terraza sur de la Casa Blanca, y parándose ante los micrófonos, se quitó la máscara con el gesto del que se libera de un molesto arnés. Resumiendo los sucesos del Covid, creo que Trump tuvo mucha suerte de que Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier (Premios Nobel de Química 2020) inventaran el CRISPR, una técnica para editar el DNA basada en la forma en que las bacterias se defienden de los virus, porque gracias a ello Drew Weissman y Katalin Karikó (Premios Nobel de Medicina 2023) desarrollaron las nuevas vacunas de tipo mRNA, que son producidas por Moderna y Pfizer contra el Covid, y que gracias a su tecnología no pueden infectarte por error porque sus elementos activos nunca entran al núcleo sino que van directamente a los ribosomas, que son las fábricas de proteínas de las células. Una verdadera proeza de tecnología bioquímica. Y todo a mil leguas del nivel intelectual de Trump, que se quedó atorado en la Secundaria. Por cierto, la Dra. Karikó es inmigrante húngara, de ésas que él odia tanto. Parece castigo de Dios, verdad?😀
  6. ▶︎Los pleitos en su propio gobierno. Realmente, este asunto no se puede explicar a fondo en un párrafo, necesita un libro entero. Pero trataremos de hacer un resumen de HECHOS (no opiniones) para documentar la afirmación de que durante la administración Trump, la Casa Blanca se convirtió en un manicomio: Secretarios de Estado, de Defensa, del Interior, Fiscales Generales, Directores del FBI y de la CIA, Jefes de Gabinete, Consejeros de Seguridad, y un rosario interminable de funcionarios importantes, eran nombrados y poco tiempo después defenestrados por el mismísimo Trump. Y como con tantas intrigas palaciegas no hay mucho tiempo para ocuparse de política exterior, uno se siente inclinado a darle cierta credibilidad al rumor de que Putin favoreció la candidatura de Trump porque intuía que eso le convenía para poder hacer sus tropelías sin que los de acá pudieran evitarlo porque estarían muy ocupados peleándose entre sí. ●Ese asunto fue precisamente el origen de una de las primeras broncas, la cual involucró a Robert Mueller, un antiguo director del FBI nombrado como Consejero Especial del Departamento de Justicia para investigar si era cierto el rumor de que Putin financió parte de la campaña presidencial de Trump. Mueller se demoró un par de años en elaborar el reporte, que al final lo único que demostró fue que un antiguo director del FBI sabe muy bien como cruzar el río sin que se le moje la ropa. Al que sí le costó el puesto fue a Jeff Sessions el Fiscal General, porque no cedió antes los reclamos de Trump de que botara a Mueller. ●Para hacer el cuento corto, sólo de Fiscales Generales hubo 6 al hilo, cuatro provisionales y dos titulares: Jeff Sessions y William Barr, que no dio tiempo a que lo botaran y renunció porque ya estaba harto de las boludeces de Trump. ●En cuanto a Secretarios de Defensa, también hubo 6 al hilo, cuatro provisionales y dos titulares: James Mattis (llamado cariñosamente «Mad Dog <perro rabioso> Mattis», un hombre honesto y excepcionalmente culto, con una biblioteca de varios miles de libros) que terminó diciendo que Trump era «una amenaza a la Constitución» y Mark Esper, que fue despedido por Trump porque no obedeció la orden de movilizar sus tropas para reprimir unos manifestantes que protestaban contra la brutalidad policial. ●Secretarios de Estado hubo 4, dos interinos y dos titulares: Rex Tillerson, un magnate petrolero amigo personal de Putin con sólidas relaciones en la industria petrolera Rusa, que fue despedido por Trump en lo que al final resultó un raro duelo de egos donde ambas partes tuvieron razón porque Tillerson dijo públicamente que Trump era un imbécil y Trump dijo que Tillerson era más tonto que una piedra. A diferencia del siempre fiel Mike Pompeo, antiguo jefe de la CIA, que demostró una lealtad a prueba de bombas hacia su jefe y fue capaz de hundirse junto con el Trumptanic. ●Como Jefes de Gabinete, desfilaron al menos cuatro: Reince Priebus, John Kelly, Mick Mulvaney y Mark Meadows. Por lo general resistían las majaderías del Presidente hasta que no podían más. Incluso durante un tiempo algunos tuvieron la ilusión de poder «domar» a Trump, es decir, hacer que mejorara su manera desordenada e irresponsable de dar órdenes, y le decían que sí pero no las ejecutaban, esperando que se le olvidaran. ●En sus memorias «The Room where it happened» p. 456, John Bolton, otro de los defenestrados, comenta que «en la primavera del 2019 él ya creía que Trump estaba acostumbrado a hacer de la obstrucción de la justicia una forma de vida», interesante opinión sobre un presidente sobre todo teniendo en cuenta que provino de su Consejero de Seguridad Nacional que es como decir su hombre de confianza para la guerra, no creen? ●James B. Comey, Director del FBI, fue despedido cuando investigaba los posibles contactos entre la campaña de Trump y la inteligencia rusa para interferir en las elecciones. ●Por ese tiempo hubo un gran escándalo cuando se descubrió que Trump extorsionó a Zelensky, amenazándolo con paralizar la entrega de una partida de dinero a Ucrania ($250 millones) ya aprobada por el Congreso, hasta que Zelensky investigara el asunto de Hunter Biden, el hijo díscolo de Joe Biden, que parece recibió sobornos de una empresa ucraniana para que influyera en su padre cuando éste era Vicepresidente (no es que yo defienda a Hunter o a Biden, pero paralizar la entrega de dinero a alguien amenazado por los rusos y dispuesto a utilizarlo para pelear contra Putin por la independencia de su patria, no es algo de mi agrado aparte de ser claramente una extorsión y de ir en contra de los intereses de USA). ●Alex Acosta, Secretario del Trabajo, renunció en medio de un escándalo que lo vinculaba a Jeffrey Epstein, el famoso pedófilo que se suicidó misteriosamente en una cárcel de Nueva York y que tenía relaciones con muchísimas figuras del jetset político, económico y artístico mundial. ●Michael Cohen pasó de ser el abogado personal de Trump a ser su archienemigo, cuando se vio encarcelado por cometer perjurio ante una comisión del Congreso que investigaba su participación como testaferro para pagarle a Stormy Daniels, una prostituta cara a la que le hicieron firmar un acuerdo de silencio para que no hiciera público que Trump se la tiró y con ello evitar que eso se usara como arma electoral para quitarle votos entre los moralistas cristianos de hueso colorado. ●Por cierto, Trump se jactó entre sus amigos sobre sus capacidades para conquistar féminas, diciendo que él sólo tenía que agarrarlas del pubis para que cayeran rendidas a sus pies. No se me ocurre tontería machista más grande. Ni una mejor muestra de su limitado concepto del amor, que es como confundir un caramelo con su envoltura, el pobre. ●Cuando Trump la cogió con reformar la USPS (el Servicio Postal de los Estados Unidos) para poder controlar mejor el asunto de las votaciones por correo para las elecciones, tuvo encuentros con Jeff Bezos, el fundador y dueño de Amazon, porque Amazon usaba a veces los servicios de USPS a una tarifa preferencial y Trump quería subirles el precio. Aquello daba risa y recordaba una discusión entre adolescentes para ver quién la tiene más grande (la fortuna, aclaro). La solución que le dio Bezos al problema me pareció genial: agrandó su propio servicio de distribución de carga, que por cierto funciona aún mejor que el estatal, que ya de por sí funciona muy bien. ●Hasta Elon Musk, el multibillonario fundador de Tesla y SpaceX, famoso por su padecimiento de Asperger, su bipolaridad y por ser el hombre más rico del mundo, formó parte durante un tiempo de una de las comisiones de expertos de la Casa Blanca pero renunció luego de que Trump anunciara la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París sobre el cambio climático. ●El que haya habido en tan poco tiempo tantos pleitos contra tanta gente, es en mi opinión una prueba indiscutible del anormal estado mental de Trump: cuando todos los demás lo niegan y el único que dice ser Napoleón eres tú, el que está loco eres tú, y además tú no eres Napoleón. Y este loco tiene una sola forma para evaluar el desempeño de sus subalternos: su lealtad ciega hacia él. Lealtad que no existe en absoluto, por cierto, entre Trump y los medios de prensa (pero eso da para otro libro). En resumen, que comparada con la Casa Blanca en los tiempos de Trump, un circo de tres pistas con leones, elefantes, payasos y trapecistas, luciría tan aburrido como un monasterio budista con todos los monjes levitando en estado de meditación profunda.😀
  7. ▶︎Yo lo sé todo. Es bien sabido que desde hace siglos la Casa Blanca prepara un resumen diario de noticias sólo para los ojos del Presidente. La razón es obvia: el Presidente debe estar enterado de todo lo importante que ocurre en el mundo, incluyendo por supuesto los Top Secret. Tardaron algún tiempo en darse cuenta de que Trump, que se jactaba públicamente de no leer nunca ningún libro porque él era tan inteligente que «intuía» las cosas sin tener que estudiarlas, no se los leía. Decía que eran muy largos y él no tenía tiempo para ello (sin embargo, pasaba varias horas diarias mirando noticias por la tv). Entonces, con paciencia de abuelita para lidiar con su nietecito, comenzaron a hacerle diariamente un resumen del resumen, con sólo una página de largo. Tampoco los leyó. Su nivel de conocimientos quedó claro cuando preguntó si Finlandia era parte de Rusia, o cuando achacó eventos de la Segunda Guerra Mundial a la Primera, o viceversa. Pero quizás su mayor pifia fue cuando modificó con un marcador indeleble el mapa de la trayectoria de un huracán que amenazaba el territorio de Estados Unidos, y lo mostró por tv con los «arreglos» a mano hechos por él. Al carajo los complejísimos modelos matemáticos de simulación del clima, con supercomputadoras y expertos incluidos. Así que meteorólogo también? Eso ya es mucho más que tener el ego grande. Coño, si le pones barba, una gorrita verde olivo y un tabaco, es igualito a alguien que yo conocí! 😀
  8. ▶︎En modo Bernabé. Enrique Arredondo, un cómico de teatro bufo muy querido por los cubanos, hizo famoso a su personaje Bernabé, un delincuente de barrio que alquilaba sus servicios al mejor postor. Aún me acuerdo de alguna de sus tarifas, que vendía como si fueran objetos: galletazo simple, una peseta; puñalada trapera, 3 pesos… Para el cubano promedio, tan dado a las chanzas que se burla hasta de si mismo en medio de las mayores desgracias, la comicidad provenía de que Bernabé se hacía el valiente, pero en realidad no lo era. Y cuando alguien lo contrataba para amenazar a otro pero el sujeto resultaba ser más duro que él y le contestaba sus amenazas, decía: «¡Ah bueno, así sí!» como si de pronto hubiera comprendido y aprobado la forma de comportarse de su rival, y se iba corriendo del lugar con el rabo entre las patas. Ahora verán porqué cuento esto. Corea del Norte está desgobernada por una familia de sanguinarios dictadores que ya va por su tercera generación. Ellos prefieren gastar una millonada para tener armas nucleares y cohetes, antes que su pueblo coma. Por ello, han habido hambrunas terribles en ese país, que han costado millones de vidas. Recuerdo que a raíz de alguno de sus lanzamientos de prueba, Trump les dijo en un discurso en la ONU que ya le pararan al asunto porque si cometían la torpeza de lanzar un cohete contra USA o alguno de sus aliados, la respuesta sería la destrucción total de Corea del Norte. Incluso le puso un nombrete a Kim Jong-Un llamándolo «Rocket Man», haciendo referencia a una canción que hizo famosa Elton John y que habla de un personaje de un cuento de Ray Bradbury. Debo confesar que a pesar de que no me gustan las guerras y que comprendo que en un conflicto nuclear todos saldríamos perdiendo, sentí agrado al ver cómo se refería burlonamente al chino loco. Sin embargo, la alegría me duró poco, porque un tiempo después, Trump cambió del modo «No te metas conmigo porque te mato», hacia el modo «Experimentado diplomático capaz de negociar con el mismísimo Satanás», y fue a visitar al Hombre-Cohete a su madriguera, es decir, a Corea del Norte. Giro de 180 grados. En fin, todo sea por la paz, me dije. Pero en la segunda visita a su nuevo amigo, cuando ya saboreaba el Nobel de la Paz (total si a Obama le dieron uno por mucho menos, porqué a él no, verdad?), pasó algo que no supimos exactamente qué fue pero que lo echó todo a perder y se regresó sin acuerdos. Papelazo mayúsculo. Pasó lo que les pasa a los que pretenden ser muy duros pero en el fondo son débiles, cuando se encuentran con la horma de sus zapatos. ●También cuando Trump fue a ver a Putin, pasó otro tanto. Incluso humilló públicamente a la CIA al decir que Putin le había asegurado que no se había metido en las elecciones y que él estaba convencido de que le había dicho la verdad. Por supuesto, Putin es un hijoeputa con una fría mirada de reptil, duro como una roca y que le mete miedo al susto. Lo único que le faltó a Trump fue decir «Ah bueno, así sí!» 😀
Dudo mucho que este tipo de gente, procaz y primitiva, sean los garantes de una democracia.

Terminado mi resumen no exahustivo acerca de Trump, retomo la conversación sobre de los puntos de inflexión en la Historia y el Jan/06.

Luego de la primera oleada de indignación por lo que estaba pasando, comencé a preguntarme cual sería la reacción de los líderes del Congreso. Por supuesto, esperaba críticas fuertes al Presidente por su intento de golpe de estado. Pero me esperaba una sorpresa: prácticamente NINGUNO de los líderes Republicanos demostraron franco rechazo. Casi todos comenzaron con un cantinfleo que hizo que me decepcionara completamente del GOP. Sentí verguenza ajena. Sólo Liz Cheney dijo lo que era obvio para mí: que al arengar a la gente para que tomara el Congreso, Trump había cometido un crimen. Ya no era un problema de opiniones, era un HECHO, y lo hechos no se pueden negar ni discutir. El Partido Republicano había sido secuestrado por Trump.

Déjenme aclarar bien un punto: yo padecí la dictadura castrista durante 32 años de mi vida. Y digo padecí no en un sentido figurado, sino bien concreto. Varios familiares y amigos han sufrido prisión o han muerto por causa del régimen. Tuve problemas con mis opiniones en la Secundaria y en la Prepa. Los comunistas cubanos me botaron de la Universidad de La Habana porque critiqué la invasión rusa a Checoslovaquia en 1968. He visto como el régimen ha destruído la sociedad cubana en todo sentido: económico, político, moral, familiar, cívico, etc, y lo ha llevado a niveles de miseria material e indigencia política comparables a los de las peores naciones del mundo. No hay quien me haga creer en el Comunismo o la izquierda radical como una doctrina social buena, porque lo viví y lo sufrí hasta la saciedad. Toda mi vida me he sentido Republicano. Sé por experiencia propia que en el Capitalismo el Hombre progresa mucho mejor que en el Comunismo porque cuando el Estado supuestamente asume el control de tu bienestar lo que sucede realmente es que asume el control de tu vida y el Hombre pasa a ser esclavo del Estado. También sé que los demócratas están mucho más cerca del ideal comunista de lo que están dispuestos a aceptar. Y el que juega con fuego, termina quemado.

Pero si para ser Republicano tengo que aceptar que alguien como Trump sea el líder de mi partido político, me paso con fichas. O para decirlo con otras palabras: el Jan/06 fue mi punto de inflexión. Me declaro independiente, libertario, o como le quieran decir. Pero no Republicano, al menos mientras el GOP no dé muestras de recuperación de su secuestro. Punto.

Los cubanos que admiran a Trump porque amenazó un par de veces al desgobierno comunista cubano (por cierto, sin que esas amenazas tumbaran la dictadura), están en todo su derecho para pensar así. Pero no cuenten conmigo para apoyar a Trump.

Dos de las guerras actuales: Rusia-Ucrania e Israel-Hamás

Momento en que un misil ruso impacta en un edificio de apartamentos civil, en la guerra que Rusia inició contra Ucrania.

No quiero terminar sin explicar brevemente mi opinión sobre dos de las guerras actuales.

Rusia – Ucrania

Cuando en 1991 se desmerengó la URSS, muchos pensamos que el peligro había terminado. Estábamos equivocados. El destino de las antiguas naciones que la formaban no fue parejo. Las repúblicas bálticas (Letonia, Lituania y Estonia), como era de esperar por la influencia de Europa Occidental, mejoraron y florecieron económicamente. Las repúblicas del Asia Central (Kasajastán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán), cayeron en dictaduras iguales o peores a las que existían cuando Rusia era la metrópoli. Las del Cáucaso (Armenia, Georgia y Azerbaiyán) guerrearon entre sí por problemas étnicos. Bielorusia cayó en las manos de Lukashenko, un pichón de gorila que le hace los mandados a Putin. Moldovia no cuenta porque es muy chiquita y pobre. Y la joya de la corona, Ucrania, luego de algunos bandazos, logró lo que siempre quiso: independizarse de todos, aunque no logró librarse de la corrupción y parecía que iba por el mismo camino de Bielorusia… hasta que llegó Zelensky, un cómico de la tv que parecía un comemierda, y ha resultado un héroe.

En cuanto a Rusia, al principio el poder estuvo en manos de Boris Yeltsin, que era un borrachín. Pero ya hace un buen rato que cayó en las de Vladimir Putin, un antiguo coronel de la KGB (el temido organismo represor de Lenin, Stalin y sus sucesores) que ha demostrado querer revivir el Imperio Ruso, con Putin haciendo de Pedro el Grande (aunque en realidad más apropiado sería decir Pedro el Chiquito, porque es medio enano, pero malo como la araña: le podría dar clases de traición a Bruto, de intriga a Rasputín y de envenenamiento a los Borgia).

Para decirlo de una buena vez, la democracia no puede surgir y/o mantenerse, si la gente no está preparada para ello, es decir, si el nivel de cultura cívica de la gente es bajo, más cercano a los tiempos de las sociedades feudales, las monarquías absolutistas o los Imperios, que a los de las formas más evolucionadas de gobierno. Por eso las dictaduras impiden la libertad de prensa, para evitar que la gente aprenda a pensar por su cuenta. Intentar convertir en democracias a los pueblos que no están preparados para ello, es tan inútil e imposible como aspirar a fundar una república en una jaula llena de chimpancés.

Y eso último, para que quede bien claro, se aplica a cualquier lugar. Incluída Cuba, por supuesto.

Durante años, Putin estuvo preparando el zarpazo, y negándolo (la negación de lo evidente es otra de sus malas costumbres y me recuerda a Goebbels). Y cuando se sintió lo suficientemente a salvo de represalias, invadió Ucrania.

La cosa iba a ser corta, unas dos o tres semanas como máximo, dijo. Y no iba a ser una guerra, sino una «Operación Militar Especial» (los comunistas sienten una atracción especial por los eufemismos, como si las palabras ocultaran lo obvio). Pero como dijo el Chapulín Colorado, no contaban con su astucia (con la de Zelensky, para ser precisos).

Bueno, ya vamos para los dos años, y Ucrania sigue ahí, resistiendo. Rusia es muy grande y tiene muchos recursos, pero el asunto se ha convertido en una guerra de desgaste y los ucranianos han logrado infligirle cierto nivel de daño a los rusos, incluyendo barcos de la flota de Crimea, soldados, y muchísimo material militar como tanques, cañones, transportes militares, etc. Al principio Rusia dominaba el aire, pero luego de algunos tropiezos Ucrania ha empezado a recibir F-16 y la cosa puede cambiar. Gracias a su pueblo, a Zelensky, y a la ayuda militar de Estados Unidos y muchas otras naciones del mundo, cada día que pasa sin que los rusos ganen, es equivalente a una patada en las nalgas para el prestigio de Putin. Nadie quiere que los rusos los manden, en especial los pueblos que ya saben lo que eso significa: pobreza, humillación y abusos.

Y cada vez que oigo a algunos políticos hablando de suspender la ayuda a Ucrania, siento un desprecio profundo hacia ellos.

Israel-Hamás

Kindergarten atacado por Hamás el 7 de Octubre. En el piso puede verse la sangre de los niños asesinados.

Para el pueblo israelí, la mañana del 7 de Octubre del 2023 va a ser recordada por siempre. Ese fue el momento en que Hamás, el grupo guerrillero que desgobernaba en la Franja de Gaza, entró en territorio israelí por varios lugares y realizó su despreciable ataque a civiles. Mataron unas 1300 personas inocentes, incluyendo bebés, niños pequeños, ancianos, mujeres, y tomaron unos 250 rehenes civiles.

El objetivo del ataque fue echar a perder las negociaciones que se estaban llevando a cabo para lograr un acuerdo entre algunos países árabes y los israelíes para su coexistencia pacífica. Eso se ha intentado ya varias veces, y siempre ha terminado en fracaso porque las facciones árabes más radicales no desean la paz, sino la guerra. Los israelíes calcularon mal porque no creyeron que los de Hamás serían capaces de tanta infamia en medio de una posibilidad de distensión, y bajaron la guardia. Esa apreciación equivocada y la falta de una inteligencia más precisa, les costó muy caro.

Luego del horror inicial por la masacre, una ira sorda y profunda comenzó a expandirse entre los israelitas. El crimen, lejos de acobardarlos, los impulsó a decidir que la única forma de acabar definitivamente con el problema, era destruír a Hamás. Y lo están haciendo.

Pero Hamás tiene como norma esconderse detrás de los civiles de su propio pueblo. Por ejemplo, disparan misiles desde una escuela o un hospital, con la intención de la que respuesta israelí para neutralizar los lanzacohetes, mate a los niños o a los enfermos. También, Hamás usa el dinero de las ayudas internacionales para el pueblo palestino para cavar túneles debajo de los edificios civiles, y los llena de armas o guerrilleros. En pocas palabras: Hamás usa a los palestinos como escudos humanos.

El desinterés de Hamás por el bienestar de su propio pueblo llega al extremo de desenterrar tuberías de agua metálicas de un acueducto donado por una organización humanitaria, para hacer misiles con los tubos. Es decir, utilizan los recursos que podrían mejorar la vida de sus gobernados, para hacer la guerra.

A Israel no le gustan las guerras. Pero a veces no queda más remedio que librarlas, cuando son en defensa propia. Hamás ha declarado que su objetivo es destruír el Estado de Israel, y no admite ningún tipo de negociación para la paz. Es la guerra o la guerra. Pues bien, en ese caso no queda más remedio que hacerla.

Sin embargo, los medios de prensa han tenido en su mayoría una reacción muy injusta: están mostrando los muertos y los heridos civiles de los palestinos, sin hacer clara referencia a las razones de ello. Es decir, no explican claramente que Hamás usa a los civiles palestinos como escudos humanos, con la intención de desacreditar al ejército israelí. Para un observador no bien al tanto de los métodos cobardes de Hamás, podría parecerle que el gobierno de Israel está cometiendo genocidio. Eso es exactamente lo que quiere Hamás, para lograr que el escándalo ejerza presión sobre Israel y se detenga el ataque, con lo cual Hamás no sería destruído. Esa es la estragegia de la guerra de guerrillas, apegada 100% al manual.

Pero hagámosno la siguiente pregunta: Qué gana Israel matando civiles? Nada. O más bien, gana rechazo. Entonces, por qué lo haría? Respuesta: porque no le queda más remedio. De lo contrario Hamás terminaría acabando con Israel. Si los guerrilleros no se escondieran detrás de los civiles, no habría muertos civiles. Luego entonces, el responsable de los muertos civiles no es Israel, sino Hamás. Para mí eso está claro como el agua.

Y todavía más: Israel, con todos los defectos que pueda tener como nación, es mucho más democrática y justa que la sociedad palestina: en todos los países de cultura musulmana la mujer ocupa un lugar secundario, es decir, tiene menos derechos que los hombres. Incluso hay lugares como Irán, en que una mujer puede ir a la cárcel o ser torturada e incluso asesinada, si cuando sale a la calle no usa el hiyab, esa especie de velo que les cubre la cabeza y los hombros. Así que todos esos que protestan por la guerra y critican a Israel, están atacando al agredido, no al agresor. Y si por cualquier razón tuvieran que vivir en una sociedad dominada por los extremistas musulmanes, verían que han vivido engañados toda su vida, pero ya sería tarde para evitarlo.

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La política americana, mi visión

Voy a tratar de meter mi nariz en un pantano lleno de cocodrilos y arañas venenosas mucho peor que los Everglades: la política. No pretendo convencer a nadie, ni proclamarme dueño de la Verdad Absoluta; sólo quiero lanzar mis opiniones al viento (es decir, a la red), para tratar de poner mis ideas en orden y hacer algo así como higiene mental. A ver si salgo vivo de ésta.

La suerte es loca, y a cualquiera le toca

Mi camino al Cielo. Bradenton Beach, FL.

Desde que era un niño soñaba con Estados Unidos; deseaba que el destino me brindara una escalera encantada como la del cuento de «Jack y las Habichuelas Mágicas«, que me condujera al país de mis sueños. Durante muchos años mi vida estuvo a merced de los vientos revolucionarios que soplaban en Cuba, sin escaleras a la vista. De pronto cambió mi suerte y logré desertar en México, nación de gente alegre y hospitalaria que me acogió como a un hijo y en el que viví y disfruté durante 25 años. Pero el destino me tenía reservada una última sorpresa: terminar mis días viviendo en un precioso pueblecito playero cercano a la bahía de Tampa, Florida, destino de retiro y ensueño de millonarios, de ciudadanos de la pudiente clase media norteamericana que desean tranquilidad, playa y palmeras, y de tipos suertudos como yo, de los que «se caen para arriba», a los que el destino parece haberles querido compensar por una juventud sin escaleras.

Camión para recogida de basura reciclable

Mi primera experiencia personal sobre los Estados Unidos, la recibí no más llegar al aeropuerto de Denver, durante mi primera visita como turista en Diciembre de 1994, y tuvo que ver con… los camiones de basura. Acostumbrado como estaba a que en Cuba y en México fueran una garra, sucios y desvencijados, me llamó poderosamente la atención la limpieza del primero que me pasó por delante. Parecía que lo habían sacado de la agencia ese mismo día por la mañana, brillante de limpio.

Salón de clases en una típica escuela pública primaria norteamericana

Luego fui notando que no sólo el servicio de recogida de basuras funcionaba aquí como relojito suizo, sino otros muchos: las escuelas públicas están limpias y dotadas de todo lo necesario, incluyendo aulas climatizadas, comedores, instalaciones deportivas, salones de actos, etc; la red de bibliotecas públicas con edificios modernos y bien provistos de libros, videos y servicios digitales, están por doquier; el correo postal es rápido y confiable al punto de que todo el mundo lo usa para enviar cheques sin la menor preocupación; las carreteras están limpias, sin baches y señalizadas hasta lo increíble, con «tréboles» o puentes de intercambio en donde puedes encontrarte hasta 5 niveles distintos formando intrincados lazos o bucles en 3D; si tienes u observas un accidente llamas al 911 y la ayuda llega en unos 10-15 minutos; la electricidad nunca falla ni hay «bajas» de voltaje; el agua potable llega a las casas con presión y nunca se interrumpe; el alcantarillado funciona y no se tupe (porque lo limpian periódicamente, claro); las áreas verdes están por doquier y el césped está siempre cortado y parejito; las antenas de telefonía cubren casi todo el territorio habitado e incluso caminos rurales; el internet de fibra óptica es una realidad, las tiendas están llenas de productos con precios para todos los bolsillos… y así podría seguir por horas, describiendo los servicios médicos, las investigaciones científicas, el transporte, las universidades, el sistema judicial…

«Coño, algo distinto pasa aquí –me dije a mí mismo-, que los servicios y la economía en general funcionan como debe de ser.»

Tardé algún tiempo en descubrirlo, pero creo que por fin logré comprender el porqué de tal maravilla.

Quién dijo que la belleza, el equilibrio y el dinamismo no pueden coexistir?

Resumiendo mi visión de USA con dos palabras: Diversidad y Dinamismo

Si me pidieran que resumiera con sólo dos palabras mi visión de este país, tendría que decir: «Diversidad y Dinamismo«. Aquí, como dice un famoso pregón tamalero mexicano, «hay de chile, de dulce, y de manteca»; además, todo se mueve y nadie es omnipotente, ni siquiera el presidente. Cierto que hay cotos de poder, pero siempre compensados o balanceados por otros. Nadie puede hacer lo que le de la gana, al menos sin que tenga consecuencias u oposición, a corto o a largo plazo. Y no voy a cometer la tontería de decir que todo es perfecto, aquí hay problemas grandísimos y se cometen errores, cierto, pero la estructura de esta sociedad, en donde el poder político y económico está «atomizado» o distribuído entre muchos grupos, facilita que los arreglen, y ahí está la gran diferencia. Es la democracia, pura y dura. A la larga, siempre hay cambios por aproximaciones sucesivas hacia una posición más estable, como sucede en el micromundo de las reacciones químicas, los orbitales y los átomos. A ver si me explico:

Muchos de nosotros, los inmigrantes, provenimos de países con monarquías, dictaduras o supuestas «democracias» con regímenes presidencialistas, en donde los «máximos líderes» liderean al máximo, y cuando meten la pata (cosa que sucede con frecuencia) nadie les dice ni pío por miedo. Aquí el poder está tan fragmentado, que los errores de uno son aprovechados por sus competidores para tomar ventaja. Resultado? Que la economía y los servicios, a la larga, funcionan. No todo es perfecto, ok. Pero incluso en las cosas malas siempre hay la esperanza de cambio; y al final, se cambian para bien.

La mejor demostración de que mi apreciación es compartida por mucha gente, es el hecho de que hay un flujo constante de personas tratando de entrar a este país, no de salir. En otras palabras, la gente «vota con los pies», pasándole por encima a ideologías y a mentirosos que tratan de ocultar los éxitos y resaltar los problemas de esta nación, porque se mueren de envidia y pone en evidencia que la gente prefiere lidiar con los problemas de aquí, antes que lidiar con los de sus países de origen, en donde no tienen siquiera esperanzas de salir airosos. En fin, que Estados Unidos es un país de inmigrantes: si quitaras de un plumazo a todos los residentes de origen irlandés, alemán, italiano, mexicano, judío, indio, cubano, puertoriqueño, venezolano, colombiano, turco, árabe, chino… te quedarías con la mitad de la población. O menos.

Playa de Anna Maria Island, Florida.

Sólo para poner un ejemplo: Anna María Island es un pequeño cayo situado cerca de la entrada a la bahía de Tampa, con las mejores playas de la zona. Pues bien, en ese pequeño cayo no hay una, sino tres ciudades (Bradenton Beach, Holmes Beach, y Anna María), cada una con su gobierno independiente, compitiendo entre sí por el turismo. Resultado? Playas limpias y cuidadas, con baños públicos oliendo a lavanda y bien provistos, torretas de salvavidas en la arena cada 100 metros, estacionamientos playeros, paseos peatonales, restaurantes, boutiques, heladerías… y por supuesto, miles de hotelitos y casas de renta, además de la zona de millonarios.

Economía vs. Política

Pero ese mismo mecanismo de distribución de poder que tanto éxito tiene en lo económico, tiene su precio: hacer débil a la política. Ganar una guerra es más difícil si hay 10 generales cada uno queriendo imponer sus planes personales de ataque. Y la política es precisamente éso, una especie de guerra sin final.

No puedo decir que los políticos americanos nunca hayan tenido éxitos notables; por ejemplo, lograron la desaparición de la URSS, el gran enemigo de la Guerra Fría. Sin embargo, desde los tiempos de la guerra de Corea (1950), Estados Unidos, la nación con el ejército más poderoso y caro del mundo, no ha ganado limpiamente un sólo conflicto armado de los muchos en que ha participado desde entonces (Corea, Vietnam, Iraq, Siria, Afganiftán…). En Iraq lograron derrotar a Saddam, pero dieron pie a que surgiera ISIS, y aún hoy aquel país es una olla de grillos que no garantiza la posición geopolítica que demanda la zona. Otro tanto sucede en la Libia de Muammar Al-Gadafi. Luego de amenazar con tumbar a Bashar Al-Asad (el dictador de Siria) han tenido que dejarlo tranquilo porque le tienen miedo a lo que pueda venir después (no quieren que les vuelva a suceder lo de Iraq). A Irán lo perdieron irremisiblemente. Arabia Saudita no anda muy clara. Y en el propio caso de la URSS, me atrevería a decir que aunque los Estados Unidos lograron asfixiarla usando su fortaleza económica, la desaparición del régimen comunista no dio lugar a la ansiada democracia, sino a un régimen corrupto, la Rusia de Putin (antiguo coronel de la KGB), una especie de zarismo reciclado, que aunque no es tan peligrosa como su predecesora, no puede considerarse una nación amiga. Chapuza tras chapuza. Si estos hechos no le llaman la atención, no se preocupe y camine tranquilo, que a ud nunca lo matará la curiosidad.

Kissinger, Nixon y el embajador chino, White House, 6 de Julio de 1973

La avaricia rompe el saco

Y qué decir del caso chino, que ahora se ha convertido en la gran amenaza? Cuando en los años 70, Kissinger convenció a Nixon de que había que trasladar muchas fábricas norteamericanas a China para aprovechar el desmadre económico que había armado Mao en su país y usar la mano de obra esclava china para abaratar los precios de los productos manufacturados, a costa del sufrimiento de millones de asiáticos y del posible desempleo en América, apostándole todo a los servicios (y no al control y elaboración de las materias primas) como nueva fuente de riquezas, muchos no imaginaron el terrible follón en el que andamos metidos ahora, con una China poderosa, comandada con mano de hierro por un tipo inteligente pero hijoeputa y decidido a jodernos, que en la práctica mandó al carajo las teorías de Mao y juega al capitalismo de estado, no al de libre competencia.

Es cierto que hoy los servicios (por ejemplo, la programación de computadoras) ocupan una posición cimera en la economía, a costa de la mera posesión o el control de las materias primas (que era la actividad importante hace un siglo). Pero las manufacturas no han perdido del todo su importancia, y si no me creen, pregúntenle a los productores de coches, que andan medio locos buscando quien les venda chips para no tener que paralizar sus fábricas. O a los de teléfonos celulares, desesperados porque sin chips no pueden producir ni uno. O a la NSA, preocupada porque los chinos le pongan a sus chips «back doors» escondidos, que luego les permitan espiar, controlar, o hasta paralizar industrias enteras como la producción de electricidad, el transporte, el comercio, o las comunicaciones de Estados Unidos.

A los CEO de las grandes empresas norteamericanas les importó un pito ese peligro, lo de ellos era abaratar sus costos de producción, porque en China los obreros reciben un salario de miseria y son punto menos que esclavos del gobierno sin poder protestar porque si lo hacen, el estado comunista sencillamente los mata. De manera que prefirieron resaltar sólo el aspecto que les convenía del asunto y que los hacía parecer como los grandes estrategas y benefactores de la humanidad, esto es, que para 300 millones de chinos, pasar de ganar veinte dólares mensuales a ganar 200, representaba pasar de la miseria más abyecta, a una clase media emergente. Pero el tiro les salió por la culata y ahora todos estamos jodidos, «con el Jesús en la boca»: el pueblo chino, sufriendo una dictadura poderosa, sanguinaria e implacable, que ya se chingó a Hong Kong sin que nadie en el «mundo libre» moviera un dedo, y está apuntando a Taiwán; y también nosotros, porque ahora dependemos de China para fabricar el 90% de nuestros productos de alta tecnología.

Uno se pregunta si para esos magros resultados hacían falta tanto presupuesto, reuniones, computadoras, expertos, organismos de seguridad, think-tanks, universidades y escuelas de relaciones internacionales… A veces me parece que cualquier tamalero de esquina en Iztapalapa, podría darle clases de picardía a los sesudos profesores de la Georgetown School of Foreign Service, en Washington DC.

Por suerte las leyes de la Dialéctica (en particular la «Negación de la Negación»), que no dependen de ningún político sino que son tan omnipresentes, insobornables y estables como las de la Mecánica o el Electromagnetismo, compensan en algo el éxito comercial de China. Ahora el gobierno chino está tratando de ponerle bridas fiscales a las empresas semi-privadas que ellos mismos auspiciaron al principio (cuando estaban en el hoyo, con hambrunas terribles y vistiéndose todos igualitos), amenazando incluso con meter preso a sus CEO. Xi Jinping, que es un despreciable dictador pero que no tiene un pelo de tonto, está tratando de que las grandes empresas (la Alibaba de Jack Ma, por ejemplo) no se le vayan de las manos y adquieran más poder e influencia que el propio estado. Es una contradicción dialéctica: si las dejas crecer, mejoras la economía pero te sobrepasan y pierdes poder; si no las dejas crecer y te inmiscuyes en su control, empobreces la economía. La solución: como siempre, lograr un equilibrio.

Más malo de lo que ya está? Difícil! Realmente, el norteamericano promedio ni siquiera sabe bien dónde está Cuba; y mucho menos, su historia.

La razón de la sinrazón: el cuento del mono y el león

Muchos cubanos nos preguntamos: ¿Porqué los americanos han aguantado tanto tiempo sin acabar con el Castrismo, si los comunistas cubanos se han pasado la vida tratando de subvertir medio mundo y en algunas ocasiones han estado cerca de lograrlo?: si alguien se pasa 63 años aguantando una molesta garrapata en la oreja sin quitársela, es razonable que pensemos que hay una razón oculta que hace que dicho estado de cosas le convenga.

Y aquí vamos entrando ya en aguas más profundas. El argumento de que Cuba no es importante para los intereses estratégicos o globales de Estados Unidos, no me convence. Es cierto que la Isla es pequeña en comparación con otros muchos enemigos, pero ha sido gobernada durante muchísimos años por un grupo de matones muy hábiles, que han estado varias veces a punto de virarle la tortilla a los americanos y convertirles la fiesta en un entierro. Acuérdense de la Crisis de los Misiles de 1962, y de todas las guerrillas de izquierda que han sido organizadas y/o han recibido ayuda de parte de los comunistas cubanos en todas partes del mundo. O de Venezuela, país al que han convertido en una ruina, imagino que con la intención de hacerse con el control de su petróleo, el cual es un recurso estratégico situado mucho más cerca de USA que el del Oriente Medio. Mmmm… ya no parecen tan inocuos, verdad?

De la misma forma, en el último medio siglo han habido varios momentos en que más de la mitad de las naciones latinoamericanas han estado bajo influencia seria de la izquierda, con sospechosos hilos de conexión con La Habana. Al principio, los comunistas trataron de usar la vía de las guerrillas; pero hace tiempo se dieron cuenta que tomar el control por la vía electoral para luego desmontar las democracias desde adentro, es mucho más fácil y seguro. Y quiéranlo o no, América Latina es el traspatio estadounidense; un mercado enorme para sus productos, una fuente importante de materias primas, y una cantera de brazos para la economía norteamericana, aparte de su papel en el equilibrio mundial de zonas estratégicas.

No quiero parecer injusto. A pesar de lo que dicen muchos libros de Historia, los americanos ya nos sacaron las castañas del fuego una vez. Realmente, ellos no están obligados a ayudarnos. Y fuimos nosotros, los cubanos, los que la regamos; o sea, convertimos nuestra oportunidad de ser una gran nación, en la tragedia actual. Por experiencia propia y a pesar de los que se esfuerzan en mostrar la sociedad norteamericana como la cuna del racismo, los tiroteos masivos y la intolerancia, me consta que Norteamérica está llena de la gente más compasiva, filántropa y amable que he conocido jamás. Aquí en USA nadie se levanta pensando «Hoy es un buen día para matar cubanos». De hecho, muchísimos norteamericanos ni siquiera saben bien dónde está Cuba o conocen su Historia.

Hablando claro: los mambises lucharon con valor por la independencia durante 13 años, primero de 1868 a 1878, y luego de 1895 a 1898 (de ninguna manera estoy tratando de escamotearles su mérito) pero no lograron nada en concreto. Entonces explotó el Maine, América entró en la guerra, y en tres meses el asunto estaba resuelto. A quién le debemos entonces la independencia de España? Si los americanos realmente hubieran querido gobernar la Isla, ahí estuvieran todavía. Pero no lo querían o pensaron que no les convenía, y nos regalaron la República el 20 de Mayo de 1902. Para mí, estos son hechos, no opiniones.

Me parece que la verdadera razón para tanta inacción y tanto aguante con el Fifo, reside precisamente en que los políticos americanos no son todopoderosos, y tienen miedo de perder votos si proponen algo que obligue a sus electores a hacer lo que no quieren. No pueden actuar como un dictador; tienen que contar con la gente. Eso se notó cuando Pearl Harbor: Churchill ya no sabía cómo rogarle más a Roosevelt para que Estados Unidos se metiera en la guerra, porque Hitler se había adueñado de casi toda Europa continental y los V2 estaban acabando con Londres; pero el presidente estadounidense se daba cuenta de que si mandaba a su pueblo a pelear, los demócratas perderían muchos votos porque la gente veía la guerra en Europa como algo lejano y ajeno. Esa situación se solucionó con el ataque japonés a Pearl Harbor porque a partir de ahí, el deseo de venganza del pueblo norteamericano le dió a Roosevelt el as de triunfo que necesitaba (hay quien dice que el servicio secreto se hizo el tonto cuando se le «perdió» toda la flota naval japonesa, que había salido dizque a «hacer ejercicios de entrenamiento» en el Pacífico norte, pero eso es harina de otro costal, y hasta ahora no es más que un rumor).

De manera que para garantizar el éxito económico hay que pagar un precio en poder político, y viceversa.

El cuento del enemigo externo a punto de atacarnos (como es el caso de la famosa invasión americana a Cuba, que nunca llega) es sólo un recurso de los manipuladores para la lograr que la gente se agrupe a tu alrededor.

También lo es el famoso «bloqueo», que los comunistas cubanos usan para justificar todos sus fracasos. Cuando los ardientes partidarios de quitarlo se enteran de que Estados Unidos es actualmente el principal suministrador de pollos congelados y otros alimentos a Cuba, se quedan calladitos, calladitos. Porque el supuesto bloqueo (que fue impuesto en los 60 cuando el Fifo expropió muchas empresas americanas sin ninguna compensación) no existe para alimentos y medicinas, siempre que el importador sea un particular, o si el gobierno cubano paga con cash. Pero los comunistas no dejan a los particulares importar por su cuenta; y en cuanto al cash… eso es precisamente lo que el gobierno cubano no tiene. Lo que sí tiene, es una mala fama del carajo por no pagar sus deudas viejas, y no hay nada mejor para cerrarte los créditos, que ser un mal pagador. De manera que si los americanos quitaran el «bloqueo», entonces el gobierno cubano buscaría otro chivo expiatorio, quizás la banca de inversión, o los enanitos de la Luna…

El pleito de los comunistas cubanos con los americanos es como una pelea de mono contra león, pero con el león dormido: el mono se las da de muy valiente, porque sabe que el león es de los que se duerme profundo; pero si el león se despertara, el mono no duraría ni quince segundos.

Cuando uno conoce y razona éstas y otras cuestiones por el estilo, empieza a darse cuenta de que en realidad existen dos Historias del Mundo: la que te quieren hacer ver, y la de verdad.

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En este planeta corren ríos de tinta tratando el tema de este artículo: la política americana. Yo no puedo pretender explicar en un sólo artículo todo lo que me viene a la cabeza. Ya esto está muy largo y me quedan en el tintero inquietudes importantes para mí, como por ejemplo la interrogante: qué es mejor para mi patria, un Trump autoritario que amenaza al desgobierno comunista cubano, pero declara fraude electoral sin probarlo y moviliza a su claque para que tome el Congreso, lo cual por poquito estropea 245 años de democracia?; o un Obama que llena de Benjamines a la dictadura sin exigirle nada a cambio? O quizás un Biden que no hace nada, ni fu, ni fa? En fin, que al menos necesito escribir una segunda parte.

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La Historia no lo absolvió

Ironías de la vida: el émulo de Martí que terminó siendo émulo de Martínez-Campos

Sé que muchos no me van a creer, pero casi se puede decir que he esperado 6 décadas para escribir este artículo. Infinidad de veces me he preguntado a mí mismo cómo sería el final de la dictadura comunista cubana. Creo que ahora tengo una mejor idea de cómo será la cosa.

Recuerdo que en mi niñez, cuando la Revolución del Fifo estaba comenzando y la mayor parte del pueblo era inocente, mucha gente creía en Fidel. Era como un santo, una especie de Jesucristo de carne y hueso. Un nuevo José Martí pero esta vez no en estatuas de mármol o bustos de yeso, sino vivito y coleando.

Los abusos de la dictadura de Batista eran recientes -estaban frescos en la memoria colectiva- y la posibilidad de que la Revolución fracasara por problemas internos parecía imposible. Todo era nuevo, limpio, honrado, amigable. Se respiraba un ambiente de triunfo y optimismo por el futuro de la nación.

La Dialéctica dicta sentencia

Pero en forma similar a lo que sucede en «El Retrato de Dorian Gray», una famosa novela de Oscar Wilde, durante 63 largos años esa imagen se ha ido desgastando, convirtiéndose poco a poco en lo contrario a lo que era en sus inicios. De hecho, no encuentro un ejemplo más claro de la Negación de la Negación, una de las tres famosas Leyes de la Dialéctica: «Los sistemas al desarrollarse, generan las propias contradicciones o fuerzas que al final los destruirán». Nos pasa a todos, desde los microbios hasta los humanos, y también les sucede a las cosas, desde los sistemas políticos hasta al mismísimo Universo, con todos sus soles, huecos negros, y galaxias. Las Leyes de la Dialéctica son una de las pocas cosas que doy por ciertas, porque veo sus ejemplos por doquier.

Con permiso de Oscar Wilde, este collage podría titularse: «El retrato de Dorian Gray» No saben como disfruto la imagen que evidencia la decadencia senil del tirano.

La política de la olla de presión

Sin embargo, y a pesar de que hubo algunos momentos de disturbios y esperanzas de cambio (Camarioca, Mariel, Maleconazo), el sistema comunista cubano, con el Fifo como gran estratega al mando, siempre encontraba la forma de prevalecer. La fórmula aplicada en aquellos casos me recordaba una olla de presión: la válvula se abre durante unas fracciones de segundo para dejar escapar el exceso de vapor y evitar que explote, pero luego se cierra de nuevo para cocinar los alimentos a una temperatura superior a la que hubieran alcanzado a una presión ambiente normal.

De manera que con una frecuencia casi regular de 15-20 años de distancia (1965 Camarioca / 1980 Mariel / 1994 Maleconazo) se producía un nuevo escándalo migratorio. La explicación de esta periodicidad está probablemente en que cada 15-20 años una nueva generación llegaba a la adultez, y se encontraba con que sus posibilidades de desarrollo personal estaban anuladas por el omnipotente y omnipresente Estado. Es decir, por Fidel y sus secuaces. De manera que la gente escogía la opción más eficiente: emigrar. Algunos tomando un avión, otros desertando en algún país (es mi caso), otros en una balsa. Era un «sálvese quien pueda» a nivel de nación.

Escapar o alzarse?

Claro, siempre estaba la opción de alzarse, o sea, de combatir con las armas al régimen comunista. Pero para ello hay que tener a mano varias cosas, entre ellas: ideales, liderazgo, valor, y dinero. No se puede librar una guerra sin ellas. Y en el caso cubano, además, existía una característica sui generis adicional: Cuba está demasiado cerca de la mayor economía del mundo como para despreciar ese detalle. De manera que entre la posibilidad de alzarse y matar a tres o cuatro milicianos antes de que te mataran a tí, o de emigrar y mandar al mismísimo carajo al Fifo junto con todos sus lemas, abusos y locuras, no había discusión: emigrar era mejor; un tanto arriesgado, sí, pero no tanto como lanzarse a la manigua.

Así y todo hubo algunos que lo hicieron. La mayor parte de ellos consistían en antiguos combatientes del Fifo durante la guerrilla, que luego del triunfo, y al ver el rumbo comunista que estaba tomando la Revolución, se alzaron de nuevo en el Escambray, esta vez en contra de Castro. Aquello fue una verdadera guerra civil escondida, una pelea de mono contra león, pero con el mono amarrado. Una carnicería humana. Me consta, porque en ese tiempo yo estudiaba la Secundaria Básica en Trinidad, el pueblo que por su cercanía al Escambray fungía como centro logístico de la «Lucha contra Bandidos», el eufemismo con que el Fifo, experto en ellos, bautizó esa guerra.

Boda de Mirta Díaz-Balart y Fidel Castro, 11/Oct/1948

«Mi socio, estoy escachao y se murió mi abuela, préstame 20 pesos pa’la corona…» (frase célebre en el teatro bufo cubano)

El Fifo era muy malo en Economía o montando negocios honrados, pero era un lince engañando patrocinadores que le dieran dinero para sus locuras. Cuando se le cerraba el dominó por una punta, siempre sacaba fichas para seguir jugando por la otra. Al principio, aún antes del triunfo de «su» Revolución -y esto no lo saben muchos jóvenes- intentó escalar socialmente casándose con Mirta Díaz-Balart, la hija de un rico hacendado de Banes, en la región norte de Oriente, donde el Fifo había nacido y donde su padre, el viejo Angel Castro, tenía su hacienda El Birán. Por cierto, dicen que Batista, que también era de la misma región, era amiguísimo de Don Angel, al punto de que asistió a la boda y le dió 2000 pesos al Fifo como regalo de bodas, una verdadera fortuna para aquellos tiempos. Con ese dinero, la joven pareja se fue a vivir a Nueva York. Pero el Fifo siempre fue muy mal administrador, y en vez de buscar trabajo y comenzar por abajo barriendo pisos, se compró un auto de lujo y hablaba de irse a estudiar a Harvard, una de las universidades más caras y pretigiosas de Estados Unidos. El resultado fue que se le acabó el dinero, y la pareja tuvo que regresar a Cuba con el rabo entre las patas. Luego, en la Habana puso un puesto de fritas, y también quebró. Nada, que al Fifo no se le daban los negocios honestos. Era una especie de antítesis de Jeff Bezos o Steve Jobs.

El Fifo y Richard Nixon, 19 de Abril de 1959

A los pocos meses de haber triunfado, el Fifo volvió a la carga con su antiguo vicio de pedir prestado. Pero al principio no pensó en los rusos, no. Pensó en los americanos. En Eisenhower, el presidente de los Estados Unidos en esos tiempos, para ser más precisos. Pero éste lo mandó por un tubo, y ni siquiera le dió una entrevista sino que mandó a su Vice, Richard Nixon (sí, el mismísimo Tricky Dicky, la futura estrella del Watergate, ¡quién lo iba a decir!) a que lo atendiera. Por supuesto, Nixon le dijo que de dinero, nananina jabón Candado. Craso error. El Fifo, que siempre había sido un narcisista de hueso colorado pero que en medio de su triunfo estaba viviendo un auténtico orgasmo de egolatría entre nubes de algodón rosado, se vio herido en su orgullo, y se viró hacia los rusos, que vieron los cielos abiertos con la posibilidad de tener un aliado a escasas 90 millas del territorio de su mayor enemigo, además de servirle de punta de lanza para sus intenciones hegemónicas en América Latina. Un error de los muchos que han cometido los políticos americanos a través de los años. Lo que se ahorró Eisenhower en aquella ocasión, se lo tuvieron que gastar luego, multiplicado por un trillón, en pararle las patas al hijoeputa del Fifo y comparsa.

El Fifo y Nikita Krushchev, 1960.

A los rusos también los llevó al baile. Cuando por fin a la URSS se la llevó la chingada en 1991, Cuba se le quedó debiendo un poco más de 40 mil millones de dólares (el Plan Marshall completito, parece una merienda de kindergarten al lado de esta cifra). Y eso sin contar con que a Japón, España, Canadá, Francia… también se les quedó debiendo plata (otros 15 – 20 billoncitos). Y cuando por fin parecía que se le iba a caer el tinglado… apareció Chávez con sus petrodólares en el horizonte.

Raúl Castro le dice a Obama luego de cambiale su ropa por un barril: «Felicidades, aprovechaste una ganga!»

Para colmo, una vez que los comunistas cubanos terminaron de arruinar a Venezuela -algo que al principio parecía imposible, dado que ese país tiene una de las mayores reservas petroleras del mundo- el ingenuo (¿o traidor?) de Obama, pensando quizás en conquistarlos a golpe de cañonazos de Benjamines (billetes de 100 dólares), abrió la puerta del turismo norteamericano hacia Cuba y con ello le proporcionó al régimen totalitario una nueva entrada de dinero que éste utilizó para comprar equipos antimotines y reforzar la dictadura, sin ceder un ápice en su proceder criminal. Indudablemente, el Fifo era un tipo con suerte, y Obama, cuando menos, un comemierda que no les exigió nada a cambio de sus favores.

Que en dónde metió todo ese dinero? Respuesta más probable: En sus locuras económicas, en sus planes de subversión mundial, en sus cuentas personales de los paraísos fiscales, en los bolsillos de sus lameculos…

Protestas anti-Castro 11 de Julio 2021, Habana, Cuba.

Pero tanto va el cántaro a la fuente… hasta que se rompe

Calculando que la periodicidad de los escándalos migratorios en Cuba es de 15-20 años aproximadamente, y teniendo en cuenta que el Maleconazo había tenido lugar en 1994, el próximo iba a tener lugar alrededor del 2010. Esta vez, sin embargo, se demoró otros 10 años (2021), posiblemente porque además del dinero de Chávez, el Fifo descubrió un par de negocitos de ésos con los que sueñan los esclavistas y los banqueros en sus momentos de mayor éxtasis metanfetamínico, que le proporcionaron entradas adicionales de dinero y alargaron la agonía del pueblo cubano. 1) Encontró que había tenido todo el tiempo en sus manos sin darse cuenta, a la gallina de los huevos de oro: las mariposas; es decir, los gusanos emigrados que ahora mandaban dinero a su familia en Cuba, y 2) La explotación de personal médico, bajo condiciones de esclavitud. Me explico.

¡NO los queremos, NO los necesitamos! (palabras del Coma-Andante)

Al principio de la Revolución, el Fifo se inventó unos cuantos nombrecitos para denigrar y ofender a los que de una forma u otra, lograban escapar de Cuba. Los que emigraban hacia la podredumbre capitalista, eran «gusanos», traidores, vendepatrias, escoria. No merecían la menor de las consideraciones, eran peor que delincuentes. Por supuesto les quitaba todas (ojo: T-O-D-A-S) sus propiedades, incluyendo dinero, casas, carros, negocios, ropas, relojes, anillos, muebles, y hasta las cucharitas de postre. Los que emigraban se quedaban con la ropa que traían puesta, y en esas condiciones llegaban a Estados Unidos. Les hacían «actos de repudio» para humillarlos, los botaban de sus trabajos y los ponían a trabajar en las peores labores agrícolas durante un tiempo indefinido, hasta que les llegara «la salida», es decir, el permiso para emigrar, que se demoraba lo mismo meses que años, según la mala leche del funcionario que extendía el permiso.

Además, el Fifo prohibió a sus adeptos que mantuvieran relaciones con los que se iban. No importaba si fueran amigos, familia, hermanos, padres, etc: había que ignorarlos. Nunca contestar una carta, o recibir una llamada telefónica del extranjero, quizás para preguntar cómo estaban sus padres que habían quedado en la Isla, no. Ellos no merecían ni siquiera que se le respondieran sus cartas o se le dieran noticias de su familia. Sencillamente, eran despreciables.

El cuento del Patito Feo de Hans Christian Andersen… re-editado a lo cubano

Sin embargo, al cabo de los años sucedió lo impensable: aquellos gusanos, que llegaban al exilio con una mano alante y la otra atrás, pero sin miedo al trabajo y con inusitado entusiasmo por progresar en un país propicio para ello, lograban en pocos años un nivel de vida que resultaba la envidia de sus familiares en Cuba, a los cuales, casualmente, les iba de mal en peor. En pocas palabras: los gusanos, ¡nos convertimos en mariposas!

Cubano gusano, convertido en mariposa

Y se invirtieron los papeles: ahora eran los familiares en Cuba los que procuraban congraciarse con los que se habían marchado. Cuando el Fifo se dio cuenta de que los que se iban al extranjero, mandaban dinero para que sus familiares en Cuba pudieran comprar comida, ropa, medicinas, etc, enseguida su mente de chulo incorregible convirtió aquello en un próspero negocio. El tipo es incapaz de fundar un negocio honesto en un garage, pero sí sabía muy bien como convertir en rehenes a los habitantes de la Isla. Lo aprendió desde su niñez, cuando veía a su padre en la «tienda de raya«, explotar los peones de su finca en El Birán. Desde su posición de dueño de todo, de las tiendas de comida, de ropa, de materiales de construcción, de las comunicaciones, de los periódicos y las estaciones de radio y televisión, en fin de TODO, absolutamente todo el comercio y los canales de información, sabía que al fin y al cabo el dinero tendría que caer en sus manos. Se inventó una moneda local (el CUC) sin ningún valor en el exterior, puso impuestos leoninos para el cambio, y precios astronómicos en sus tiendas. Total, como no permitía competencia, podía hacer lo que le diera la gana: o lo compras a mi precio y con mi moneda, o te mueres de hambre. El capitalista más desalmado en sus sueños más atrevidos de explotación de sus semejantes, parecería un niño de teta al lado del Coma-Andante. Y para colmo, ¡tomaba pose como salvador de la patria!

De manera que mientras los volúmenes de las producciones tradicionales cubanas (azúcar, tabaco, café, pesca, níquel) se desplomaban y disminuían su importancia en la economía cubana debido al mal manejo económico, las famosas «remesas» se convirtieron en la principal fuente de divisas del desgobierno comunista cubano.

Más claro: Nosotros los gusanos, los patitos feos, convertidos en cisnes, manteniendo al régimen. Difícilmente puedo imaginarme una mayor derrota para los comunistas cubanos.

Raúl Castro manejando al títere de Díaz-Canel, que a su vez esclaviza a los médicos.

La explotación de personal médico

El otro negocito que se inventó el Fifo consistió en mandar brigadas de médicos, enfermeras y otro personal técnico a distintos países. El detalle del asunto estaba en que los brigadistas no recibían el dinero cobrado por sus servicios, sino que los sueldos iban directamente al bolsillo del Coma-Andante, el cual se quedaba al menos con el 75% del total. Claro, como medida de seguridad para evitar deserciones, la familia del brigadista quedaba en Cuba como rehén. Si el tipo escapaba, no vería más a sus hijos, su esposa sus padres… Si eso no es explotación esclava, entonces yo soy marciano.

Y en eso llegó el Covid-19 y mandó a parar…

Un día o bien un chino se comió un murciélago infectado, o a otro chino se le escapó el virus de un laboratorio de desarrollo de armas biológicas, o vaya a saber cómo, pero apareció el Covid-19 y las cosas comenzaron a cambiar. Para colmo de males, en ese tiempo y aunque con mucho atraso con respecto al resto del mundo, la gente en Cuba comenzaba a tener acceso a internet.

Fue el acabóse. El turismo, el único negocito que más o menos estaba cogiendo vuelo en la Isla, se detuvo en seco. Cuando la gente empezó a morir de Covid, no había médicos porque los habían mandado casi todos al extranjero. No había oxígeno, no había camas, no había medicinas, no había ni madres… Comenzaron los entierros en fosas comunes porque no había ataúdes, ni siquiera los de tablitas de cajón de bacalao, que eran los normales desde hacía muchísimos años. La prensa oficial en Cuba, como siempre, trataba de ocultar la gravedad de la crisis, pero esta vez la gente podía comunicarse entre sí usando sus celulares, y aunque con dificultades, recibía información del mundo exterior. Por primera vez en mucho, muchísimo tiempo, parecía que el gobierno pasaba a la defensiva.

Tarea de Ordena – Miento

La tarea de Ordenamiento

Pero las desgracias no vienen solas. Resulta que, como se dice en la neolengua castrista, «luego de un profundo análisis y teniendo en cuenta los factores objetivos y subjetivos», en diciembre de 2020 el régimen decidió poner en práctica la tarea de «Ordenamiento». Para los que no sepan qué coño es eso, consistía en un plan elaborado para eliminar el CUC y volver al uso del peso y el dólar. Pensaban que con eso iban a robar -digo, recaudar- más dinero. Pero se equivocaron. Como es de esperar cuando un comunista mete sus pezuñas en la economía y desprecia las leyes del mercado, se les armó un margullo enorme, que puso las cosas aún peor de como estaban. A ver si puedo explicar en pocas palabras la situación económica actual para los cubanos de a pie:

Ahora en Cuba hay dos tipos de tiendas, las de pesos, y las de dólares (en neolengua se dice MLC, por «Moneda Libremente Convertible»), todas del Estado, que es el único empleador. Los trabajadores reciben pesos por su trabajo, pero las tiendas en pesos están vacías. Si quieres comer, tienes que comprar en las de dólares (haciendo larguísimas colas, por supuesto). Entonces, claro, como necesitas dólares y a ti te pagan en pesos, tienes que cambiarlos. El tipo de cambio oficial es 24 pesos por un dólar. Pero en las casas de cambio del Estado, sencillamente NO HAY. De manera que tienes que cambiarlos en la bolsa negra, en donde el tipo de cambio es más o menos 70 pesos por un dólar. Además, los precios de los productos en las tiendas MLC son entre dos y tres veces mayores que lo normal en cualquier país capitalista, en los que los obreros ganan 50 veces más que en Cuba. De manera que pierdes al cambiar, y pierdes al comprar a precios exhorbitantes. Pero es aún peor: resulta que en las tiendas MLC no aceptan billetes, tienes que pagar con una tarjeta magnética que se carga desde el extranjero, de manera que si no tienes familiares afuera que te manden dinero… estás jodido.

La tiendita de raya de don Angel Castro en El Birán, parece «El Encanto» (la famosa tienda por departamentos en La Habana de los 50) al lado de lo que inventaron sus vástagos. En fin, una verdadera cagástrofe. Por eso la gente se cansó y se tiró a las calles el 11 de Julio, a protestar.

Protestas en favor del fin de la dictadura comunista cubana. Tampa, 14/Nov/2021.

El final

Ahora bien, según yo lo veo, el desgobierno cubano está débil como nunca antes, perdió el apoyo de la mayor parte de la población, tiene miedo de caer y no le queda otro recurso que la fuerza, amenazando con dar palos y asesinar a cualquiera que se atreva a hacer cualquier manifestación en su contra, de manera que ha sido obligado a mostrar su verdadera naturaleza criminal. Ya eso por sí solo, es una derrota moral.

Algo importante que está sucediendo es que muchas personalidades del mundo artístico cubano, dentro y fuera de la Isla, se están pronunciando en contra de la dictadura. Ejemplos recientes: el Movimiento San Isidro, el 27N y la canción Patria y Libertad, que ya se ha convertido en una especie de himno nacional del cambio.

Hasta hace poco, no había líderes. Ahora gracias al internet, hay muchos. Y con la característica adicional de que son «intercambiables», es decir, no son caudillos insustituíbles, sino jóvenes valientes que en vez de tener en las manos una pistola tienen un celular, y con cerebros que en vez de consignas estúpidas, consumen ideas y razonamientos. Para una dictadura totalitaria y criminal, acostumbrada a lidiar con borregos, este tipo de enemigo es muy pero que muy peligroso. Porque como una especie de hidra bíblica, cuando cortan una cabeza, del muñón surgen tres.

Pero aún admitiendo que su desmerengamiento puede suceder en cualquier momento, queda una duda: cuáles podrían ser exactamente los posibles escenarios del final del régimen? Se me ocurren varios.

  1. Una revuelta en el ejército. Todo ejército, por mucho adoctrinamiento y disciplina que tenga, está compuesto por hombres, y los hombres tienen familia: madres, hermanos, hijos… que sufren las consecuencias de la miseria y la opresión. Siempre está presente la posibilidad de que un grupo de soldados de baja graduación se rebele contra sus jefes y derrote a la cúpula.
  2. Un segundo Gorbachov. No sería la primera vez que un gobierno cae desde dentro, con el surgimiento de un líder que en una situación de desespero como la actual, gire el volante hacia otros rumbos. Le pasó a los romanos, le pasó a los rusos, le pasó a tantos gobiernos durante tantas épocas, que no podemos excluír esa posibilidad. Es verdad que el Fifo se ocupó muy diligentemente de asesinar a cualquier posible competidor (Camilo, el Che, Ochoa…), pero nunca se puede excluír totalmente, porque el tiempo pasa y necesariamente surgen nuevos jefes.
  3. Una huelga general. Hasta ahora no ha sucedido, pero si la economía sigue empeorando, la represión aumentando, y la gente aprendiendo a usar el internet para comunicarse sin depender de la prensa del gobierno, podría ser sólo cuestión de tiempo. Y hay que decir que no hay gobierno que sobreviva una huelga general en plena forma.
  4. Un nuevo Maine. Esta es, en mi opinión, el menos posible de los escenarios pero tampoco es excluíble. Es decir, que los asesinatos y los abusos de la dictadura comunista creen una situación humanitaria de tal magnitud, o que se produzca un gran suceso que conmueva a la comunidad internacional (estilo derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate, o el hundimiento del remolcador 13 de Marzo, o explosión de un nuevo Maine), que de como resultado que la 82 División dedique la hora de la merienda de un día no muy ocupado (no creo que le lleve mucho más tiempo) para acabar de eliminar a estos bocones de mierda.

No puedo asegurar lo que va a pasar. Pero sí siento que esta vez, algo se rompió para siempre en el tinglado ideológico de la dictadura. Van a perder, su fin está cerca. Ya no son mayoría. Los comunistas cubanos han destruído con minuciosidad y entusiasmo durante 6 décadas el tejido social, el entramado democrático de la nación, la familia, y el concepto de propiedad privada. Son unos monstruos del mal. Pero ya no tienen solución: si abren un poco la mano para que la gente haga sus negocitos y pueda mejorar su nivel de vida, pierden poder, porque el poder económico mayorea al poder político; y si aumentan la represión, también pierden poder porque aumenta el odio contra ellos. Como dicen en Patria y Vida, el dominó está trancado. A Raúl le quedan dos afeitadas y nadie en su familia tiene el carisma del Fifo. Al contrario, todos tienen fama de vivebién y aprovechados. En otras palabras, no hay ningún «máximo líder» a mano que los pueda salvar. Evidentemente, Díaz-Canel ha resultado un fiasco total. Quizás sea lo único que haya que agradecerle.

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La felicidad cabe en una maleta (IV)

Caminando por el filo entre mundos opuestos

Yo no sé si se trata de una tendencia instintiva a racionalizar mi vida a través del prisma de las leyes de la dialéctica -con su Unidad y Lucha de Contrarios- o si es sencillamente la casualidad, pero siento que el destino me ha puesto con frecuencia a caminar por el filo entre mundos opuestos. Desde los puntos de vista religioso, filosófico, político o cultural, mi vida ha estado sometida al influjo de tendencias completamente contrarias; y creo que eso -a pesar de que han habido momentos de peligro- a la larga me ha beneficiado porque me ha ayudado a tener una visión de la realidad mucho menos sesgada y más balanceada que si hubiera conocido solamente uno de ellos.

Digamos que me gusta más contemplar la lucha entre el Yin y el Yang para sacar mis propias conclusiones, que caer en el fanatismo a ultranza. Eso, en ambientes de extremismo, en donde alguien quiere obligarte a que tomes partido por sus ideas para controlarte, casi siempre me ha traído problemas; pero también la satisfacción de sentir que soy el dueño de mis creencias, que puedo amoldar mi vida a ellas y que los intentos de manipularme por parte de gente deshonesta, malvada o desequilibrada, se estrellan contra mi raciocinio y mi voluntad. Tú me puedes convencer con razones, no con dogmas. Y si intentas hacerlo con amenazas, engaños o griterías, lo único que conseguirás será mi desprecio.

Por ejemplo, en mi niñez los jesuítas del Colegio de Belén trataron de convertirme en discípulo de San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier -sus fundadores- un par de místicos iluminados que eran capaces de anteponer las conjeturas de sus mentes febriles a su razón. Y qué lograron? Un agnóstico de hueso colorado (ojo: el agnosticismo ni niega ni afirma la existencia de un ser superior). Me parece la respuesta más honesta a la pregunta fundamental de la filosofía: qué somos, porqué existimos? No lo sé, aunque me encantaría saberlo.

Luego los comunistas del Cepero Bonilla -la escuela cubana de excelencia para la formación de las siguientes generaciones de líderes comunistas- trataron de convencerme de las bondades de su sistema político, que subordina la voluntad individual a la voluntad popular (¡y mira tú, casualmente ellos son los que se auto-otorgan la capacidad de hablar en nombre del pueblo!). Tampoco lo lograron. Es más, lo que lograron fue convertirme en librepensador y que reafirmara mis creencias acerca de las bondades de la democracia, el respeto a la ley y las libertades individuales. Claro, mi experiencia con el mundo religioso jesuíta me sirvió para encontrar sospechosas semejanzas entre las dos filosofías y ello me puso en alerta: la constante alusión a los mártires de la revolución se me parecía demasiado a la adoración de los santos de la Iglesia Católica; las movilizaciones populares, a las procesiones católicas; la celebración de aniversarios luctuosos o festivos referentes a las fechas históricas de los comunistas, eran equivalentes a las novenas, misas, jaculatorias y tantísimos otros ritos católicos, etc. Pero sobre todo, la «intransigencia revolucionaria», ese eufemismo usado como axioma ideológico para reprimir la pluralidad de opiniones, tenía un parecido demasiado obvio con los dogmas católicos y la amenaza del Infierno para el que no los aceptara. En definitiva, para decirlo utilizando un argot popular: eran el mismo perro con distinto collar.

Pero no solamente en los planos religioso, filosófico o político estuve sometido a influencias opuestas. También en el aspecto cultural y/o social.

Afiche del filme El Angel Exterminador

Mi Angel Exterminador

Creo que una de las características del buen arte es que produce en el espectador una sensación de deja-vu, de extraña familiaridad con el objeto o manifestación que se expone. Lo mismo en la literatura que en el cine o cualquier otra manifestación artística, las buenas obras se reconocen desde el comienzo y se recuerdan como algo íntimo a través de los años.

Escena del filme «El Angel Exterminador», de Luis Buñuel.

Además, la coincidencia entre las ideas del autor y las del espectador no tiene necesariamente que ser total: se puede admirar a Gabriel García Márquez por haber escrito 100 Años de Soledad, pero despreciarlo por su amistad con el Fifo. Se puede disfrutar a Neruda sin abominar de Pinochet (ok, Pinochet cometió asesinatos y fue un despreciable dictador de derecha; pero salvó a Chile de un peligro aún peor: una dictadura de izquierda; y si no me creen, los remito a Venezuela y Cuba). Y se puede apreciar a Buñuel sin ser un antifranquista furibundo.

Luego de permanecer encerrados por cierto tiempo, el código de comportamiento del grupo cambia de lo refinado, hacia lo chabacano o corriente.

En 1962, Buñuel dirigió El Angel Exterminador, un filme surrealista que -a pesar de que no puedo presumir de haberlo entendido en su totalidad- dejó una profunda huella en mi psiquis. En él, se cuenta la historia de unos burgueses del jetset de la Ciudad de México, que asisten a una fiesta. Inicialmente, todo transcurre con normalidad pero de pronto comienzan a suceder cosas extrañas: mientras los sirvientes escapan -nadie sabe porqué- los comensales se sienten encerrados y no pueden abandonar el salón. Naturalmente, luego de unas horas se acaban los víveres. Poco a poco, el acicalamiento y los modos corteses de las damas y los caballeros comienzan a ser reemplazados por el desaliño y  el egoísmo, ese sentimiento que tiende a aflorar en los ambientes de miseria. Las cosas se complican cuando unos mendigos entran desde la calle y se regodean con los restos de comidas y el lujo del salón, haciendo una especie de mofa pueril del ambiente burgués. Al final, unos corderos hacen también su aparición y terminan de sembrar el caos en aquel ambiente. Un poco después logran encontrar la forma de salir de allí, y deciden ir a una iglesia a dar gracias por ello. Pero al final del Te Deum encuentran que de nuevo se sienten encerrados y la pesadilla comienza otra vez sólo que con más personas y en otro lugar. Fin.

Corderos entrando a la fiesta

Recuerdo que cuando la vi, salí del cine con la sensación de haber sido estafado. Sin embargo -¡Oh maravillas del destino!- algún tiempo después me encontré en ambientes que me recordaron el filme.

Ramón y Rodrigo

Ramón y Rodrigo eran compañeros míos de la carrera de Física. Los dos pertenecían a antiguas familias de Sancti-Spiritus, población cercana a Trinidad -mi pueblo natal- con una gran tradición agropecuaria. Quizás la cercanía geográfica de nuestros orígenes se tradujo en empatía, quizás fue el hecho de estudiar juntos y vernos a diario, el caso es que terminamos siendo grandes amigos.

A diferencia de la mía, sus familias tenían ramificaciones en el jetset habanero anterior a los Castro. Explico a qué me refiero: en los años 50, La Habana se codeaba de tú a tú con París, Londres o Nueva York. Quizás no tuviera tantos museos, monumentos y edificios con arquitectura imperial o rascacielos asombrosos, pero era indudablemente bella, limpia, y constituía la mezcla perfecta entre su pasado como capital colonial y su presente como cabeza de una moderna nación en pleno desarrollo económico.

En 1959, Miami no pasaba de ser un pueblecito de casitas de madera, mientras que La Habana tenía un perfil de gran ciudad. Hoy sucede exactamente lo contrario, La Habana se cae a pedazos y parece una ciudad bombardeada gracias al Fifo y su fracasada revolución, mientras que el perfil urbano de Miami es espectacular, una especie de puerta de entrada de toda América Latina hacia los Estados Unidos.

Y en esa gran ciudad habitaba una sociedad perfectamente desarrollada que incluía desde el más humilde estibador del puerto, hasta el mas rancio aristócrata de nombre rimbombante y título nobiliario (comprado, ok, pero título al fin), acostumbrado a los lujos, que podía hablar (y lo hacía con frecuencia) de los boulevares parisienses o de los grandes almacenes en la Quinta Avenida de Nueva York, con la misma familiaridad con que se refería al Paseo del Prado cubano o a El Encanto, la famosa tienda por departamentos de la calle Galiano.

Parte de esa sociedad no se fue del país luego del triunfo del Fifo, quizás porque no querían abandonar sus pertenencias (si emigraban, el desgobierno comunista les «intervendría» -es decir, les robaría- toda sus propiedades en Cuba) o porque sospechaban que en otro lugar nunca serían los mismos, por mucho nombre y dinero que tuvieran. La tierra jala, de eso no tengo dudas. En cierta forma, estaban «encerrados», como los burgueses del filme de Buñuel, y se negaban a aceptar la realidad.

Pero era gente divertida. No eran viejos cascarrabias, encerrados en sus odios o sentimientos de venganza. Eso a lo mejor iba por dentro en algunos (igual que me sucedió a mi), pero al menos externamente eran gente divertidísima, que sabían mantener conversaciones inteligentes e interesantes sobre Historia, Arte y otros mil temas atractivos.

De manera que vivían dentro de Cuba, pero en una especie de burbuja de realidad virtual. Y como los grandes salones y nightclubs ya no existían o al menos no eran lo que habían sido antes -con sus estrellas de Hollywood y sus deslumbrantes shows- pues se los inventaban en forma privada. Es decir, se invitaban constantemente entre ellos a fiestas con cubertería de plata fileteada en oro y copas del mas fino baccarat, pero para comer bocaditos de pasta de jamón, contados y limitados estrictamente a uno por invitado, y beber un ponche con mas sabor a guachipupa que a sangría. Eran una fauna interesantísima para un joven ávido de aventuras, como yo.

Cheo y Lidia

Cheo y Lidia eran tíos de Ramón y conocían muy bien a la familia de Rodrigo. Pertenecían de lleno a esa burbuja. Cheo era muy bajito; tanto, que llamaba la atención por su corta estatura. Su calva central superior, aparecía rodeada de un cinturón de pelo a nivel de las orejas. Llevaba un bigotito corto y cuadrado, que lo hacía parecerse a un tenor de ópera representando algún personaje de Verdi. Su educación formal era, para decirlo de alguna forma, descomunal. Nunca lo vi profiriendo un exabrupto o alguna palabra altisonante. Era la educación, la amabilidad y el refinamiento en persona. Lidia era alta y flaca como un güin, su estatura contrastaba inmediatamente con la de su esposo, y su educación formal iba pareja con la de su cónyugue. Sobrepasaba a Cheo en al menos una cabeza. Cuando la conocí, comenzaba a padecer una ligera escoliosis que la hacía parecer con su cabeza un tanto inclinada hacia adelante. Nunca he vuelto a conocer a una pareja más dispareja. Sin embargo, se llevaban de maravilla, y producían en sus amistades una sensación de profunda compenetración y amistad.

Mi relación con ese mundo comenzó, naturalmente, por mi amistad con Rodrigo y Ramón. No recuerdo exactamente cuándo, pero en algún momento visité a Ramón en la casa de sus tíos y trabé amistad con Cheo y Lidia. Sin embargo, dicha amistad se vio reforzada inmediatamente por mi afición a la fotografía.

Retrato realizado por mí a Pepe Rodda, el esposo de Aurora González, mis vecinos del segundo piso, y matrimonio al que quise como mis segundos padres, y estoy seguro que ellos a mí también me quisieron como el hijo que nunca tuvieron. Hablé sobre ellos en mi artículo anterior. En esa época yo estaba aprendiendo y experimentando con el posicionamiento de las luces para hacer un buen retrato, y Pepe se prestó a servirme de modelo.

Mis pininos como fotógrafo aficionado

Quizás fue por la influencia de mi padre, al que siempre le gustó ese mundo de las fotos y las películas de aficionados, pero desde mis tiempos de juventud en Trinidad intenté sumergirme en la ciencia de la fotografía (digo ciencia y no arte, porque en realidad nunca he tenido aptitud para la fotografía como arte, solo me llamaban la atención los aspectos técnicos de la misma).

Hoy en día la fotografía parece algo relacionado con la electrónica y el mundo digital, pero en los tiempos en que yo comencé a aficionarme a ella, olía más a química que a otra cosa. Las imágenes se obtenían aprovechando la reacción que la luz producía en ciertas sales de plata, que se reducían a plata metálica luego de ser expuestas a la luz y sometidas a la acción de un agente «revelador». El revelado se detenía bruscamente con el «detenedor», que cambiaba el pH y detenía instantáneamente la reducción de la plata, logrando el contraste entre las zonas iluminadas y las obscuras. El exceso de sales sin reducir se eliminaba con otro agente «fijador», el hiposulfito de sodio. Como el proceso producía imágenes con los valores lumínicos invertidos, había que repetirlo (positivo-negativo-positivo) para obtener el resultado final. Las fotos se tomaban usando un «rollo» o material transparente embebido en las sales de plata. Luego del proceso de «revelado», se obtenían los «negativos», que se ponían a secar como si fuera ropa mojada. Una vez secos, se ponían en «la ampliadora», un dispositivo lumínico vertical con un juego de lentes que se utilizaba para proyectar la imagen del negativo sobre un papel embebido en las mismas sales de plata y que se sometía al mismo proceso de revelado-detención-fijado. El tamaño de la foto dependía del cono de proyección y se regulaba aumentando o disminuyendo la distancia entre el negativo y el papel. Durante el segundo proceso y con algo de práctica, se podían realizar algunas manipulaciones para mejorar el contraste en ciertas zonas de la imagen. El resultado final era una imagen positiva, en donde los valores lumínicos coincidían con la realidad. El proceso llevaba horas de trabajo y un cuidado extremo para no exponer involuntariamente los negativos o el papel a la luz, de manera que todo se hacía en obscuridad total o con una débil luz roja, porque las sales de plata eran insensibles a la luz con la longitud de onda correspondiente al rojo. Un verdadero embrollo, sobre todo si se compara con la facilidad con que hoy en día cualquiera hace una foto usando una paleta de 24 millones de colores con su celular y la transmite a su amigo en otro continente en cuestión de segundos.

Pero a mí, de adolescente, me encantaban esos embrollos. De manera que desde que vivía en Trinidad luego de que el Fifo cerrara los colegios privados y me fui a mi pueblo a estudiar la Secundaria Básica, me metí en ese mundo. La desventaja era que ya habían transcurrido unos años desde el triunfo de la revolución del Fifo, y comenzaban a escasear todas las cosas, incluídos los materiales fotográficos. Dónde conseguirlos? En mi caso, la respuesta a esta pregunta era obvia: con Chichito Santana.

Manuel Cañedo y Escala, mi abuelo materno, posando para una foto como era normal a principios del siglo XX

Chichito Santana

Chichito Santana era, digámoslo así, el fotógrafo del pueblo. No era el único, por supuesto, pero era el más famoso entre la sociedad «bien» de Trinidad. Que la familia Iznaga va a celebrar un bautizo? Pues llamen a Chichito Santana para las fotos. Que la familia Becquer necesita un fotógrafo para inmortalizar la fiesta por el cumpleaños de su tercer nieto? Pues llamen a Chichito Santana. Que los Zayas quieren una foto de estudio con toda la familia sentada o de pie alrededor del patriarca? Pues lo mismo.

Mi madre me contó que cuando ella y mi padre se iban a casar, Chichito se estuvo relamiendo los bigotes desde que le asignaron la tarea de ser el fotógrafo oficial de la boda, porque mi familia era muy conocida en el pueblo y esa era una gran oportunidad para él por la propaganda que iba asociada al evento social. Estuvo preparando su equipo -aquellas cámaras grandes y pesadas, apoyadas sobre un sólido trípode de madera y con un paño negro sobre la cabeza del fotógrafo para facilitar el enfoque en el cristal esmerilado- durante un buen tiempo, para lograr la excelencia. Pero el hado del destino a veces es cruel, y sucedió que precisamente durante la boda, en el momento culminante, cuando la novia iba vestida con un precioso vestido de cola larguísima y todos los invitados esperaban el flashazo de la foto para inmortalizar el irrepetible instante frente al altar… a Chichito se le trabó la cámara.

Antigua cámara profesional de «fuelle»

Luego de varios intentos infructuosos por arreglar el problema y en medio de la exasperación creciente del público, los invitados más cercanos a él lograron oír el murmullo de una imprecación expresada con total desesperación y desamparo: ¡Mierda! Y en un rapto de ira, estrelló la cámara contra el piso de la iglesia. Por eso mi madre no tenía muchas fotos de su boda, sólo unas pocas, me imagino que hechas por un fotógrafo avisado de emergencia para que concurriera a la ceremonia, al que la suerte le brindó la oportunidad que Chichito anhelaba. Cosas del destino que es medio cabrón, por no decir otra barbaridad.

A ese mismo Chichito, muchísimos años después, fue al que yo recurrí para que me vendiera algunos materiales fotográficos, y comenzar mi vida de extranjero, digo, de fotógrafo aficionado. En aquella ocasión Chichito me vendió con mucho misterio una caja de papel fotográfico, un frasco de líquido «revelador», otro de «detenedor» que si no recuerdo mal era ácido acético diluído, y un gran cartucho de hiposulfito de sodio, el agente «fijador» de la imagen. Me dijo que pusiera dos puñados de aquellos cristales blancos, en un litro de agua, pero que el revelador y el detenedor los usara tal cual, sin diluír.

Habían, sin embargo, un par de problemitas: yo no tenía ampliadora, ni tampoco cuarto obscuro. El primero se resolvió usando un portaretrato viejo como impresora «de contacto». La idea era poner el negativo y el papel fotográfico en el lugar del retrato, presionarlo entre el cristal y el respaldo del portaretrato, y exponerlos a la luz a través del cristal. Por supuesto, cuando haces algo así no puedes ampliar la imagen, por lo que la foto sale del mismo tamaño que el negativo.

En cuanto al cuarto obscuro, la cosa se resolvió haciendo el proceso de revelado y fijado en el sitio más obscuro de la casa: debajo de mi cama, con los faldones de la sobrecama tratando de eliminar el resplandor que se colaba por la rendija inferior de las puertas que comunicaban el cuarto con el comedor y el pasillo. Toda una aventura, que funcionó a medias, aunque resultó muy incómodo trabajar acostado en el piso sin poder sentarse o levantar la cabeza, y sofocado por un calor de mil demonios.

Mi afición a la fotografía me abre las puertas al agonizante jetset cubano

Cuando conversando conmigo, Cheo se enteró de que a mí me gustaba la fotografía y que tenía materiales para hacer fotos, enseguida me preguntó si yo podía ser el fotógrafo de sus eventos sociales. Por supuesto, le contesté que sí. Fijamos un precio por foto, pero a mí lo que me interesaba en realidad era entrar en el mundo agonizante del jetset cubano, porque como joven que ve acercarse un futuro proletario oliendo a sudor, estúpidas consignas y profundas ambiciones de poder y control de los seres humanos, mal escondidas detrás del disfraz de caudillo libertario; y que al mismo tiempo ve alejarse un pasado oliendo a Dior, lleno de elegancia, buen gusto, arte y refinamientos, no podía dejar de aprovechar la oportunidad para vivir aunque sea los coletazos finales de aquella sociedad. Yo sentía que pertenecía a ella, y que alguien me había quitado la oportunidad de disfrutarla a plenitud, así que no iba a dejar pasar lo que me tocara, aunque fuera la raspita.

Y en este punto, para que se comprenda lo que sigue, tengo que hablar de ciertas consecuencias de la Segunda Guerra Mundial. Rusia, durante el zarismo, ocupó un lugar prominente en las ciencias y las artes. Músicos como Pyotr Ilyich Tchaikovsky, escritores como Leo Tolstoi o Fyodor Dostoevsky, y químicos como Dmitri Mendeleev, el padre de la Tabla Periódica de los Elementos, son muestra de ello. La desgracia llegó, sin embargo, con los bolcheviques. Todo el tejido social del Imperio Ruso incluyendo las ciencias y las artes se vino abajo, en parte por la tozudez del zarismo a aceptar los cambios hacia una sociedad más democrática, y en parte por la terrible tozudez de los comunistas a aceptar que la economía planificada es sencillamente, una utopía inviable. Por eso la industria soviética tenía fama de tosca y atrasada (en el slang cubano, para referirse a algo ruso se utiliza la palabra «bolo», con significado de tosco, primitivo, no refinado). De manera que cuando las tropas rusas llegaron a la Alemania nazi, se encontraron con un país con fábricas que, comparadas con las de la URSS eran como de cuento de hadas. Y cuando las tropas se retiraron, por supuesto, cargaron hasta con los tornillos. La fábrica de cámaras Leica fue una de ellas. Los rusos han hecho lo mismo muchas veces (me refiero al espionaje industrial o la copia descarada de tecnología), por eso al carro de mi papá, un Desoto modelo Diplomat de 1954, le servía el carburador del Gaz soviético, que era una copia de los jeeps norteamericanos regalados a Stalin por Roosevelt cuando eran aliados. En fin, que los rusos fabricaban cámaras fotográficas aceptablemente buenas, pero con tecnología robada a los alemanes.

Leica modelo II

Sin embargo, y gracias a las gestiones de mi padre con Armando Parajón, uno de sus amigos (y amigo mío también), yo poseía una Leica II original, que cuidaba como la niña de mis ojos, además de un par de cámaras rusas y algunas otras rarezas como una cámara de cine suiza Bolex de 8 mm y hasta una Minox, la famosa cámara de los espías, que siempre salía en los filmes del agente 007, a la cual había que literalmente fabricarle los rollos, cortando y modificando en total obscuridad un rollo normal de 36 mm con un bisturí porque ni soñar con encontrar ese tipo de rollo en la «Caribbean», la única tienda en toda Cuba en donde el desgobierno comunista, con ese estúpido afán de regularlo todo, había concentrado la venta de algunos materiales fotográficos a los aficionados; toda una proeza, para la cual mi padre estaba especialmente dotado de paciencia y habilidad (él fabricó a mano una herramienta ad-hoc para cortarlos).

Minox modelo A II

Pero si bien yo lograba algunas buenas fotos usando mi Leica, cuando Cheo mencionó que él poseía una Rolleiflex, sentí unos deseos irrefrenables, casi sexuales, de tocarla; para que me entiendan, es como si a un tipo que presume de tener un Mustang, alguien le dijera descuidadamente: «Ah, sí, creo que yo tengo por ahí un Bentley, o un Lamborghini…!»

Rolleiflex 3.5 F

La Rolleiflex era una cámara alemana con calidad profesional, que utilizaba la en ese entonces reciente tecnología reflex para lograr el encuadre sobre un cristal esmerilado, una especie de variante intermedia entre una antigua cámara profesional de fuelle (de las que usaba Chichito) y la tecnología tradicional de visor con corrección de paralaje para las cámaras de aficionado. Además, la óptica era inmejorable, y el tamaño de los negativos mucho mayor que el de las cámaras de 36 mm, de manera que las fotos tenían mucha mayor nitidez porque el factor de ampliación necesario para lograr un positivo de determinado tamaño, era mucho menor. En fin, una maravilla, y yo iba a poder usarla!. Por supuesto, me zambullí en el mundo de las fiestas de Cheo, como si me tirara a una piscina llena de monedas de oro.

Salt cellar (salero), Benvenuto Cellini, 1540-1543. Kunsthistorisches Museum, Vienna, Austria. (Photo by Ali Meyer/Corbis/VCG via Getty Images)

Y no andaba muy equivocado en mi apreciación: la casa de Cheo era un verdadero museo lleno de muebles estilo Luis XIV (el Rey Sol), jarrones de porcelana de Sèvres, vajillas Limoge, portaretratos y centros de mesa de plata repujada a mano (recuerdo un gran centro de mesa de plata, copia del original hecho por el gran escultor florentino del Renacimiento, Benvenuto Cellini), ceniceros de cristal de Murano, lámparas y copas de Baccarat, cómodos butacones y sofáes forrados en Damasco dorado… Toda esa parafernalia inútil pero indudablemente tentadora, que forma parte de El discreto encanto de la burguesía, para decirlo con el título de otra de las películas del propio Buñuel.

Perseus holding Medusa’s head, bronce sculpture by Benvenuto Cellini

Y si el apartamento de Cheo y Lidia me pareció lujoso, cuando conocí la casa de Piedacita, una mansión enorme situada en la avenida Kohly, en la curva que baja hacia el puente de 23 (casualmente, el mismo sector que los nuevos mayimbes y segurosos adoran y se disputan para vivir, demostrando su arrogancia chabacana de rico reciente, como los puercos de La Rebelión de la Granja), mi asombro y admiración fue aun mayor.

Piedacita era la novia de Ramón, y también la supuesta heredera de las famosas Minas de Matahambre, una de las industrias más ricas y reconocidas de la Isla en los tiempos pasados. Por supuesto, la posibilidad de Piedacita de heredar las minas se esfumó el 1ro de enero de 1959, cuando Castro tomó el poder.

Su mamá, Panchita M., era el sumum de la elegancia y la clase, en el cuerpo de una cubana bonita y simpatiquísima, con un hablar que cuando quería podía ser refinado al extremo, pero también podía ser puro látigo con cascabeles en la punta, como describió Martí a la sátira política.

Pluma de fuente Mont Blanc clásica

Su esposo, el Dr. Calixto S., era un prestigioso cardiólogo infantil, con un buen humor a prueba de bombas, que veía hundirse el mundo a su alrededor con una sonrisa en los labios. Y para muestra de ello, un botón: cuando Piedacita y Ramón se casaron, Calixto le prestó a Ramón, para que firmara el acta de la boda, su pluma de fuente Mont Blanc, una reliquia familiar clásica, de aquellas que tenían un depósito de tinta que se llenaba con una palanquita que succionaba el líquido. Momentos antes de la ceremonia en la Iglesia, Calixto se acercó a Ramón y con cierto misterio, le dijo al oído: «Cuídamela mucho, que es de oro!». Ramón, por supuesto, pensó que Calixto le estaba pidiendo que cuidara mucho a su hija, la cual le estaba entregando en matrimonio, y comenzó a explicarle a Calixto que él iba a cuidarla mucho, muchísimo… y entonces fue cuando Calixto le espetó en su cara: «No, no estoy refiriéndome a mi hija, me refiero a la pluma que te presté, coño, que tiene el punto de oro!». Así era Calixto. Por supuesto, adoraba a Piedad, pero no perdía la oportunidad de hacer un buen chiste. Su relación con Panchita me recordaba a los muñequitos de Lorenzo y Pepita, con un mayor sesgo de buen humor.

Portada de un «muñequito» (comic) de Lorenzo y Pepita

La casa de Piedacita, aparte del tamaño, tenía una clara ventaja sobre el apartamento de Cheo: sus jardines, que permitían hacer una fiesta completa en ellos sin siquiera tener que preocuparse por salvaguardar los tesoros del interior. La cocina era mayor que mi casa completa. Recuerdo la sala, cerrada por un cancel interior de hierro forjado, repleta de muebles de estilo, lámparas de alabastro, y una vitrina que contenía peinetas, abanicos sevillanos dibujados a mano, y huevos de Fabergé… Para mi afiebrada imaginación de adolescente con aspiraciones al gran mundo, era la casa de El Angel Exterminador, hecha realidad.

La vida de Piedacita da para una de las muchas novelas que pueden escribirse gracias a (o mas bien por la desgracia de) la revolución del Fifo. De niña mimada por la fortuna y visitante en 1955 del recién estrenado Disneyland californiano (el primero del mundo), a sobreviviente de un naufragio social tipo Titanic. Por suerte, salió a su padre, bromista y enfocada en lo positivo.

Muchos años después, el destino, que todo lo puede, convirtió a Piedacita en diseñadora de vestuario para el mundo de la tv y el cine, en donde muchas veces ha recreado la Cuba de los años 50; oficio para el que se pinta sola porque conoció ese ambiente de riqueza y opulencia no en los libros de historia ni en las novelas de época, sino porque lo vivió en su niñez.

Tírale, tírale, que se escapa!

Rodrigo era extremadamente inteligente, y tenía un fino sentido del humor. Nunca olvidaré la ocasión en que él y Ramón hicieron referencia entre risas, a los deseos que tenía Rodrigo de participar en «la cacería». Cuál cacería? -pregunté. La de comunistas! -me respondió Rodrigo- Te imaginas cuando se acabe esto, la que se va a armar? Ya me la imagino, los comunistas corriendo por toda la calle con la gente pisándole los talones para ajusticiarlos, y los gritos: Tírale, tírale, que se escapa! Se metió por allí, míralo, brincó la tapia, vamos, tírale, tírale!.

En aquel momento nos pareció un buen chiste, porque la Revolución del Fifo estaba aún cogiendo vuelo, y era fuerte. Hoy no lo es, su desmerengamiento puede suceder en cualquier momento. Con los 50 años de abusos que han transcurrido desde entonces, la economía depauperada por una dirección estúpida y malvada que provoca el éxodo de los mejores, y la gente muriendo como moscas de Covid mientras el gobierno comunista cubano muestra una ineptitud y una insensibilidad asombrosa al negar el acceso a medicinas y vacunas de calidad, las tornas están al invertirse. Lamentablemente, Rodrigo ya no está con nosotros para participar en la cacería. Pero créanme, estoy seguro que desde cualquier lugar en donde esté, la va a disfrutar.

Escena del fime «The Graduate» (El recién graduado)

The Graduate (El recién graduado)

Y de nuevo me extendí demasiado escribiendo detalles de mi vida, sin llegar a describir el instante en que por fin llevé el gato al agua por primera vez. Tendré que escribir otro capítulo. Pero ya tengo en mente la película que me va a servir como inducción al relato de la experiencia: The Graduate, con Dustin Hoffman y Anne Bancroft.

Continuará

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La felicidad cabe en una maleta (III)

“I don’t know if we each have a destiny, or if we’re all just floating around accidental-like on a breeze.  But I think maybe it’s both.  Maybe both are happening at the same time.”

Yo no sé si cada uno de nosotros tiene un destino o si solo estamos como flotando accidentalmente en la brisa. Pero pienso que posiblemente las dos cosas sean ciertas. Quizás ambas ocurran al mismo tiempo. Forrest Gump.

Creo que el relato de mis éxitos y mis fracasos no estaría completo sin una descripción de los principales vecinos de mi edificio y de mi barrio, porque el ambiente en que transcurre tu niñez influye notablemente en tu formación y tu psiquis. En artículos anteriores hablé de mis principales amiguitos y sus papás. Ahora le toca el turno al resto de los adultos. No soy muy dado al chisme y durante meses he pensado si hacerlo o no, pero si pretendo que mis memorias sean creíbles tengo que contar la verdad tal como la veían mis ojos de niño o de adolescente.

“My Mama always said, ‘You got to put the past behind you before you can move on’.”

Mi mamá siempre dijo, ‘Tienes que poner el pasado detrás de tí antes de que puedas moverte hacia adelante’. Forrest Gump.

Ada y Raúl

Mis padres y yo conocimos a Ada y Raúl allá por 1956, al mudarnos a Miramar. Eran los vecinos del apartamento de exactamente encima de nosotros. Ella, la Dra. Ada Kourí, era cardióloga e hija de un médico famoso. Él, Raúl Roa, un intelectual, periodista y profesor universitario de larga trayectoria marxista, que luego del triunfo de la Revolución fue durante muchos años Ministro de Relaciones Exteriores del desgobierno del Fifo (sí, el mismísimo Canciller de la Dignidad, como lo llamó la prensa castrista en uno de sus arranques de guataquería barata).

Ada Kourí y Raúl Roa en su juventud, bajando por una de las escaleras laterales de la escalinata de la Universidad de La Habana. Preciosa foto, sus sonrisas parecen motivadas por el amor de pareja y la esperanza en un mejor futuro, sentimiento común entre los jóvenes.

En «Un pedacito de Historia» hice el cuento de cómo y porqué mis padres le salvaron la vida a Ada y Raúl cuando el batistato, y en «Lord Jim» explico cómo muchos años después de aquello, ya en plena Revolución, él salvó la mía junto con mi carrera de físico.

Raúl Roa en una comparecencia ante la televisión cubana. Posiblemente 1960. Siempre con su cigarrito. Fumaba al menos dos cajas diarias, unos 40 cigarrillos.

En cuanto a lo de la dignidad… ahí sí que discrepamos. Creo que el Fifo fue un despreciable y megalómano dictador cuya gestión ha sumido a mi patria natal en la terrible miseria material y moral en que se encuentra actualmente. Pero al menos -dicho sea esto en su descargo- yo tengo la ventaja de haber visto la película hasta el final, mientras que Roa sólo vió las primeras escenas, en donde el héroe todavía disfrutaba de cierta credibilidad que sugería la romántica visión de David enfrentando a Goliat. Además, sospecho que él fue uno de los primeros en darse cuenta del fiasco del comunismo castrista. Eso explicaría sus palabras luego que yo le contara que me habían botado de la universidad por mis ideas sobre política: «Yo pensé que venías a pedirme una beca. No sé cómo te has dejado enredar por esta gente». Pero no es lo mismo ser un tipo común y decepcionarse del Fifo, que ser su canciller. Se supone que tú tienes que defenderlo a capa y espada en los foros internacionales, incluída la ONU, ante los ojos del mundo. Y traicionarlo o ir en contra de sus intereses o imagen pública, te puede costar la vida, donde quiera que te metas. No serías el primero. Verbigracia…

El Che Guevara y Raúl Roa. Major Ernesto Che Guevara (1928 – 1967), Cuba’s Industries Minister and head of the National Bank of Cuba with Cuban Foreign Minister Raul Roa (1908 – 1982) at Havana Airport, 17th October 1962. (Photo by Alan Oxley/Getty Images)

Otro asunto que aunque no lo demuestra me induce a pensar así es Raulito, el hijo de Ada y Roa. Cuando lo conocimos yo era un vejigo de 7 y él un joven de unos 18 ó 20 años, con las cejas muy negras y pobladas. Era amable, tenía la sonrisa enigmática de su mamá y el aspecto de un intelectual en ciernes, pero no el don de gentes de su papá. Es más, parecía alguien que gustaba del elitismo burgués. Y no es que eso sea tremendamente malo, pero sí contradice la posición filosófica de la dictadura del proletariado, en donde los obreros son vistos con simpatía y los burgueses con desdén (desde luego, yo sé que en realidad no hay alguien más elitista que un intelectual de izquierda). Por ello no me extrañó mucho cuando al triunfo de la Revolución, en vez de participar activamente en el gobierno como era de esperarse del hijo de una figura tan cercana a Castro, optó por casarse con una italiana e irse del país.

Claro, también sé que el lograr que tus hijos sean continuadores de tu pensamiento no es un arte que dominen muy bien los comunistas. Del Fifo para abajo, prácticamente todos los dirigentes tienen hijos viviendo en el extranjero, en lugar de estar ayudando a su papá a «construír el socialismo» como era de esperarse de un buen hijo pródigo.

Para hablar sólo del Fifo, desde la pobre Alina, que se escapó de Cuba y escribió un libro en donde saca los trapos sucios de toda la familia incluyendo a su abuelo cuatrero y asesino, pasando por Tony, el bon vivant que pasa sus vacaciones con sus amigotes y sus putas en los antros de Grecia  y Turquía, hasta Fidelito, el suicida (mmmm….. no lo habrán «suicidado» sus primos por asuntos de sucesión al trono?), esa familia es un claro ejemplo de lo peor del género humano.

El caso de Raulito se complica aún más porque si mi memoria no me engaña, recuerdo un discurso del Fifo en donde despotricó contra él como le gustaba hacer cuando quería destruír a alguien, llamándolo «niño bitongo», (su forma despreciativa para decir «niño mimado»). Parece que se enteró de que había un grupito de jóvenes que hacían chistecitos a su costa, y al inmenso ego del Fifo aquello le cayó mal. No sé cómo Roa resolvió el problema -me imagino que no le haya gustado mucho que el propio Castro criticara a su hijo- pero dicen que Raulito estuvo en la UMAP, pagando «sus culpas». Por cierto, parece que las pagó bien, porque el resto de su vida ha trabajado como diplomático a favor del desgobierno cubano, pero en mi opinión nunca ha sido sincero (yo sé por experiencia propia que el burlarse del Fifo es un vicio muy difícil de erradicar…). El pobre, creo que desde entonces nunca ha podido librarse de un cierto halo de sospecha por parte de los «segurosos» (los miembros de la Seguridad del Estado, el organismo represor cubano, equivalente a la KGB soviética o la Stassi de la Alemania Oriental), que lo persigue a donde quiera que va. Definitivamente, la prostitución intelectual es una situación mucho peor y más degradante que la sexual. Como dice el refrán, «Roma paga, pero desprecia».

Roa y el Fifo, posiblemente en EU.

En cuanto a la pregunta de porqué el Fifo hizo uso de los servicios de Roa, me imagino lo sucedido, no hay que ser muy listo para ello: Castro, que en el fondo no era más que un matón de barrio que gustaba rodearse de guajiros ñongos, tramposos y abyectos para poder pisotearlos a gusto, necesitaba una figura que no tuviera tipo de ñame con corbata para que fuera la cara visible del régimen en los foros internacionales. Y Roa era precisamente eso, un tipo de buen ver, inteligente, culto y de palabra fácil, acostumbrado a la réplica instantánea e incisiva.

Roa en la ONU, haciendo lo que más le gustaba: burlarse de algún representante del gobierno gringo, sacándole algún trapito sucio. Lástima que al hacerlo defendía a uno que resultó aún peor.

Para los que no lo tengan claro, el PSP (Partido Socialista Popular, que era en realidad el nombre pantalla del Partido Comunista de Cuba para esconder un poco el descrédito por los crímenes de Stalin) y que en su momento se plegó a Batista en su primer gobierno (1940-1944) llegando a tener ministros en su Gabinete (Carlos Rafael Rodríguez y Juan Marinello), al triunfo de la Revolución se enfrentó al dilema de cederle el mando al nuevo líder, o tacharlo de trotskista o de cualquier otra cosa que sirviera para no reconocer su poder. Por supuesto que Fidel, con su manía absolutista, a su vez los tachaba de timoratos y cobardes por no haber participado más activamente en su Revolución. Era la lucha por el poder, en toda su cruda y vergonzosa desnudez. Aquello dio lugar a que los miembros del PSP se dividieran en dos: los que se plegaron al Fifo (y fueron recompensados, como Blas Roca y Carlos Rafael Rodríguez) y los que se le enfrentaron y sufrieron las consecuencias por ello, como don Alfonso Bernal y del Riesgo, del cual hablaré en breve.

De una u otra forma, los hechos fueron así, y no puedo negarlos: por la razón que fuera, Roa me ayudó a regresar a la univerdad luego de que me expulsaron por gusano. Si lo hizo por la vieja amistad con mi familia o porque se había decepcionado del Fifo, es algo que desconozco. Aunque me siento inclinado a pensar que lo hizo por las dos razones. Lo cual no significa que hubiera dejado de ser comunista o socialista. Es muy difícil aceptar que no sólo «La Revolución del 30 se fue a bolina» -título de uno de los libros que escribió- sino también la del 59, y que dedicaste tu vida a un ideal falso o fracasado. Vamos, era un «comunista de salón», como dicen por ahí. Pero sin un pelo de tonto.

Roa y el Fifo, posiblemente en 1959 ó 60.

Otro aspecto del asunto es el porqué mis padres o yo no nos aprovechamos mucho más de nuestra amistad con Roa para escalar posiciones en el nuevo status social o profesional de la Isla. Hablando por mí (y por mis padres también), la respuesta a esa pregunta sí la conozco y es la siguiente: porque yo prefiero sentirme en paz conmigo mismo y no pretendo vender mi conciencia por nada del mundo, incluyendo el dinero y el poder.

Pero me he apartado de mi época de niño para hablar de cosas que sucedieron muchos años después. Retornemos a 1956.

TenCent de Galiano y San Rafael, Cuba, años 50 del siglo XX

Aurora y Pepito

En el apartamento de encima del de Ada y Roa, vivían Aurora y Pepito. Lo primero que recibí de Aurora, fue un regaño.

Estábamos recién llegados al barrio, y yo junto con un grupo de niños jugábamos a «los pistoleros», que consistía en dividirse en dos bandos, «los buenos y los malos» o «los policías y los ladrones», proveerse de pistolas de juguete -de ser posible de «fulminantes» para que hicieran ruido al disparar- y jugar a matarnos entre sí (cualquier semejanza con el mundo real NO es pura coincidencia, sino un hábito inducido por el ambiente). Claro, este juego es muy ruidoso porque además de la detonación de los fulminantes, cada uno de nosotros aprovechaba para emitir sonidos onomatopéyicos al estilo de «BANG, BANG, TE MATÉ!» en la voz más alta que pudiéramos. El chiste de la cosa consistía en esconderse en algún lugar para que no te vieran a tí y tú sí vieras a los demás. Y cuando alguien te pasaba cerca… pues lo «matabas». El asunto se complicaba aún más cuando el supuesto occiso se negaba a aceptar su deceso diciendo cosas como «Mentira, yo te disparé primero, el muerto eres tú!». Las discusiones por quien estaba «muerto» y quién no, iban subiendo de tono hasta que prácticamente todos terminábamos gritando a voz en cuello (muy bonito juego, nos parecíamos a congresistas mexicanos en plena sesión parlamentaria, jejeje…).

En una de ésas estábamos cuando de repente se abrió la puerta del apartamento de Aurora porque en el afán por escondernos, usamos la escalera del edificio y estábamos frente a ella. Y ahí mismo empezó el regaño: que si no debíamos de gritar así, que no debíamos de jugar a eso y menos ante la puerta de su casa, etc.

Y aunque al principio sentí un rechazo instintivo porque normalmente a uno no le gusta que lo regañen, tuve que admitir que tenía razón. Con los años, sin embargo, mi relación con Aurora y Pepito se convirtió en profundo cariño, al punto que los consideré como unos segundos padres. Y para ellos, estoy seguro, yo fui el hijo que nunca tuvieron.

Por cierto, el comienzo de la historia de ese matrimonio no tiene nada que envidiarle a la más rosa de las novelitas rosa de Corín Tellado, siendo un claro ejemplo de la manida frase de que «a veces la realidad supera a la ficción».

Cafetería del TenCent de Galiano, años 50 del siglo XX

Aurora era una muchacha preciosa, hija de una familia de clase media de origen español. Tan linda era, que trabajaba en la cafetería del TenCent de Galiano y San Rafael (TenCent era el nombre de una famosa cadena de tiendas por departamentos de los años 50, perteneciente a la compañia F. W. Woolworth) y como todo el mundo sabía, para que te dieran trabajo en una tienda como esa, tenías que ser bonita, muy bonita. Y además saberte arreglar para estar elegante, y ser simpática. A nadie le gusta que una mujer fea, despeinada o de mal humor, sea la que te sirva la ensalada de pollo, el cake o el café.

Pepito era el clásico hijo de familia rica, dueña de ingenios azucareros. Un hombronazo grande y rubio. Era unos 20 años mayor que Aurora (tenía hijos grandes), y se había divorciado. Y un buen día, quizás porque fue a tomarse un cafecito al TenCent, la conoció.

Difícilmente hubiera podido darse una mejor combinación para que surgieran el amor y la felicidad: a Aurora le sobraban la juventud, el buen carácter y la belleza, y a Pepito el dinero y una hidalguía que le venía de casta y que hacía que todos sus actos estuvieran impregnados de una nobleza y un desprendimiento verdaderamente notables.

En realidad no conozco bien los detalles de su vida anterior, pero creo que aparte del dinero de su familia, Pepito tuvo que ver con la distribución de las cuotas de venta del alcohol cubano durante la II Guerra Mundial, cuando la famosa Danza de los Millones en que el precio del azúcar de caña -cuyo valor en tiempos normales no pasaba de 2 ó 3 centavos- llegó a 22.51 centavos la libra porque la cosecha de remolacha azucarera europea se vino abajo por razones obvias, además de que el alcohol (producido a partir del azúcar) era un componente necesario para la fabricación del trinitrotolueno (TNT), el explosivo que usaban las bombas utilizadas en la guerra. Por cierto, en ese tiempo en Cuba se hicieron 8 millones de toneladas de azúcar -la misma cantidad que en la fracasada Zafra de los 10 Millones de 1970– sin tener que paralizar el resto de la economía como en los tiempos del Fifo.

Casino de juegos

Aurora tenía un hermano, Angelito, que vivía muy cerca de nosotros, al final de una calle cerrada. Y una sobrina, Lilian -hija de Angelito-, rubiecita de ojos claros, a la que quería con locura. Y como vivíamos a escasas dos cuadras del mar, los días sin escuela a media mañana pasaba Enriqueta -la abuela de Lilian- caminando por frente a nuestra casa para llevar a su nieta al Club de Profesionales de Miramar, a sus clases de natación.

Ficha de juegos del Casino St. John’s, con valor de 25 pesos cubanos (en aquellos tiempos eso era equivalente a 25 USD, hoy serían unos 250).

De  Angelito no recuerdo su físico -quizás porque casi nunca lo vi- pero si que se comentaba que era mafioso. O por lo menos trabajaba de croupier o dealer en un casino habanero, creo que en el St John’s. Sin embargo, discípulo o no de Lucky Luciano, Santo Traficante o Meyer Lansky, Aurora era completamente inocente  y adoraba a su hermano.

Goldfish Velo de Novia

Pepito era dueño de un establecimiento para la venta de peces y equipo para peceras decorativas, el Vedado Aquarium. En realidad había modificado el jardín y el garage de una espaciosa casa en el Vedado que era de su propiedad, para convertirlo en las instalaciones del acuario, con una serie de grandes tanques de agua para criar y vender peces exóticos provenientes de todas partes del mundo: Japón, Malasia, Australia, el Caribe, América del Sur…

Pirañas

Recuerdo que allí vi por primera vez en mi vida a una piraña, a la cual le tiraron un pequeño pez para que yo fuera testigo de su voracidad. No mas el pobre pez cayó en la pecera, aquella piraña se abalanzó sobre él y lo trozó en dos de una sola y limpia mordida, como si lo hubieran cortado con un cuchillo de cocina. Yo quedé horrorizado por la escena, porque la mitad que quedó todavía se retorcía e intentaba nadar mientras iba cayendo lentamente hacia el fondo. Entonces Pepito me explicó que los dientes de las pirañas son tan filosos que los indios guaraníes utilizaban las mandíbulas de las que capturaban, como tijeras para cortarse el pelo. También me contó sobre la treta que usaban los vaqueros que se veían obligados a cruzar o vadear un río con pirañas al conducir un hato de reses hacia otro lugar: seleccionaban a las dos o tres vacas más flacas y hacían que éstas entraran primero al río, para que las pirañas se las comieran vivas y saciaran su apetito, antes de hacer que el resto de la manada cruzara por el mismo lugar. Me dijo que en cuestión de minutos aquellas desgraciadas reses quedaban reducidas a los puros huesos (quizás por ello muchos años después, cuando en uno de mis viajes a Guyana me invitaron a bañarme en un lago relativamente cercano al Amazonas, lo hice pero con miedo).

Pez León

También allí vi por primera vez un pez león, de los que ahora según la prensa se han adueñado del hábitat marino de la Isla porque son venenosos y en esa zona del planeta no tienen depredador.

En la casona aledaña al Vedado Aquarium, vivían Queta y Clara, las dos hermanas de Pepito. Las dos eran solteronas, y siempre que yo iba me trataban con muchísimo cariño. También recuerdo que tenían una cotorra que no paraba de repetir palabritas, para regocijo de todos.

Cadillac cola de pato modelo 1956. El de Pepito era igual, pero de color blanco.

Pepito tenía un cadillac «cola de pato» último modelo de color blanco, en el cual salimos a celebrar el triunfo de la Revolución en la tarde del 1ro. de enero de 1959. Nunca he vuelto a ser testigo de un júbilo popular tan espontáneo y sincero. La gente sonreía y saludaba por la calle sin un motivo definido, por el puro goce de haberse quitado de encima a Batista, un despreciable dictador (si en ese tiempo hubiéramos sabido que nos habíamos buscado otro peor, supongo que habríamos llorado).

El coche tenía muchas características que en aquel tiempo eran bastante novedosas. Por ejemplo, la dirección hidráulica (a pesar de ser un niño, yo podía hacer girar las ruedas delanteras usando solo mi dedo meñique para hacer rotar el volante aún con el coche parado, siempre y cuando el motor estuviera encendido). O el aire acondicionado, los frenos hidráulicos y la caja de velocidades automática. También, cuando encendías el radio la antena se extendía y cuando lo apagabas se plegaba dentro de la carrocería. La cajuela y el cofre (el «maletero» y el «capó» para los cubanos) eran inmensos. Los asientos, muy amplios y cómodos, forrados con una especie de damasco blanco que aumentaba la sensación de lujo extremo. Pero la característica que más me llamaba la atención era un «ojo mágico» (en realidad una celda fotoeléctrica) que hacía automáticamente el cambio de luces cuando detectaba que otro coche venía de frente, para no deslumbrar al chofer del otro carro con las potentes luces largas del cadillac.

Pepe le había comprado a Aurora otro cola de pato color gris claro, pero no del año sino de uno o dos años atrás. Sin embargo, también era un coche imponente por su belleza y tamaño.

Grabadora de carrete de cinta magnética

En ese tiempo las grabadoras de audio utilizaban carretes de cinta magnética, no existían las minicaseteras (mucho menos los CDs) y el sonido estereofónico de «alta fidelidad» era una novedad. Y un buen día Pepe se compró un equipo grabador-reproductor de audio de último modelo y nos dio la sorpresa haciendo que oyéramos algunas cintas grabadas de fábrica. Para mí, que nunca había escuchado algo así, fue toda una experiencia. Quedé boquiabierto.

Cruce de ferrocarril

La primera de las grabaciones había sido tomada en un cruce ferrocarilero. Primero se escuchaba el silbato del tren en lontananza, luego comenzaba a sonar la campana del cruce anunciando el peligro y te parecía que estaba en la propia habitación. Entonces el sonido de la locomotora comenzaba a crecer por la izquierda hasta hacerse ensordecedor cuando el tren «pasaba» por nuestro lado, para luego decrecer hasta casi desaparecer por la derecha. El silbato sonaba varias veces y se podía apreciar perfectamente el efecto doppler (el incremento o decremento del tono en dependencia de si el objeto que emite el sonido se está acercando o alejando del observador). Si cerrabas los ojos, «sentías» que estabas muy cerca de las vías del tren. Una maravilla.

La segunda de aquellas grabaciones era el despegue de un avión con motores a reacción (es decir, no de hélice). E igualmente que con el tren, si cerrabas los ojos te parecía que estabas en la pista de despegue y el avión pasaba por tu lado.

Quizás debo aprovechar aquí para hacer una observación: en ese tiempo -y sospecho que desde mucho antes-, no había mucha diferencia entre Cuba y el resto del mundo (incluyendo Estados Unidos y Europa) en el sentido de que los adelantos tecnológicos y de confort tardaban muy poco tiempo en ser introducidos en el mercado criollo. Por ejemplo, Cuba inauguró el ferrocarril el 19 de noviembre de 1837 con la explotación del primer tramo de 27,5 km desde la capital cubana hasta Bejucal, solo 12 años después del primer servicio de ferrocarril público inglés. De manera que los cubanos tuvimos ferrocarril aún antes que España (nuestra metrópoli en aquellos tiempos). Y en todo el continente Americano fuimos los segundos, sólo después de Estados Unidos. Otro tanto sucedió con muchos de los adelantos que se produjeron a finales del siglo XIX y principios del XX: la luz eléctrica, el telégrafo, el teléfono, los automóviles, la radio, la televisión en blanco y negro, la tv a color, el discado telefónico, etc.

De manera que aquel cuento del Fifo para justificar su Revolución de que Cuba era un país atrasado y explotado que ansiaba un cambio, es una simple y llana MENTIRA. No es que no tuviéramos problemas, pero no eran tantos ni tan pronunciados como para que la gente no quisiera venirse a vivir a Cuba, que fue un país receptor de inmigrantes de todo el mundo: chinos, españoles, judíos sefardíes y asquenazíes de todas partes de Europa y el Oriente Medio, libaneses, turcos, haitianos, jamaiquinos… hasta que «llegó el Comandante y mandó a parar», como dice la guarachita de Carlos Puebla. Ahora, está de más decirlo, es completamente al revés: la gente se quiere ir de Cuba. Olvídense de las estadísticas y las encuestas de opinión, la forma más auténtica de votar es cuando la gente vota con los pies… Y a pesar de todas la dificultades que existen para ello, una quinta parte del pueblo cubano vive en el extranjero. Eso es un hecho y nadie lo puede negar, ni siquiera los partidarios del Fifo, por mucha rabia que les dé el admitirlo.

Y como dice Polo Montañez en su guarachita «Canten», parafraseando el famoso refrán que reza «No van lejos los de alante si los de atrás corren bien»: «No van lejos los de alante… si los demás también se van».

Además, sospecho que la mayoría de esa quinta parte consistió en la gente más industriosa, con más aspiraciones de mejorar en la vida, la menos mansa, la más inconforme con el tipo de vida gris y regulada que ofrece el comunismo. Y también los más inteligentes, porque por eso mismo encontraron la forma de emigrar de un país en donde durante muchos, muchísimos años, el sólo decir que te querías ir constituía un delito por el cual te podían botar de tu trabajo o escuela, y discriminar u hostigar de muy diversas formas.

La Habana actualmente. Obsérvese el nivel de destrucción generalizado.

Pero como dice el refrán «en el delito tuvieron su penitencia»  los comunistas cubanos, porque con los años, ese mismo éxodo de gente valiosa desplazada a la fuerza tuvo como consecuencia que todo el supuesto desarrollo que le hubiera correspondido a La Habana como producto de su trabajo, no se materializó allí sino en Miami. Hoy en día La Habana sigue teniendo el mismo perfil urbano que en 1958 (sin contar con que la mayoría de los edificios están en estado ruinoso, al igual que sus redes viales y de servicio: agua, electricidad, gas, alcantarillado, telefonía, calles y transporte público…) mientras que Miami, que en esos años no pasaba de ser un pueblecito playero de casitas de madera, hoy en día es un emporio de riqueza, una especie de capital del mundo latino en EU y su puerta hacia el sur del continente.

Vista parcial del downtown de Miami, desde la bahía

Permítanme además hablar sobre una característica urbana que ya era una realidad en el Miramar habanero de mediados de los 50: los centros comerciales. Hoy en día es común que en las ciudades de los países desarrollados, cuando sientes hambre, quieres ir al cine, quieres comprar ropa, calzado, comida, medicinas, aparatos electrónicos, o utilizar algún servicio como ir al banco, a la óptica o al correo, vas al mall o plaza comercial. Quizás sin que muchos se den cuenta de ello, la organización urbana es tal que prácticamente el espacio está distribuído en dos tipos de zonas: la residencial y la comercial. Esto tiene varias ventajas. Por un lado, la eficiencia de los servicios y la actividad comercial aumenta (es mejor poder resolver todas tus necesidades sin tener que desplazarte mucho) y por otro, la tranquilidad de las zonas residenciales hace más placentero y seguro el vivir en ellas porque hay menos tráfico y posibilidades de un accidente.

Pero en ese tiempo esto no era así en gran parte del mundo. En México, por ejemplo, aún hoy subsisten tres o cuatro formas de organización para el comercio. Por un lado están los grandes centros comerciales, pero por otro también hay «tianguis», los mercados populares y las «tienditas». Los tianguis son mercados itinerantes, formados por muchas pequeñas carpas de lona en donde los comerciantes y artesanos venden sus productos directamente al público, van de lugar en lugar según el día de la semana y sus raíces se pierden en la Historia. Los mercados populares tienen un lugar fijo, pero siguen siendo un conglomerado de pequeños negocios, muchos de los cuales no sobrepasan el par de metros cuadrados de área, incluyendo las indígenas que venden su producción de verduras, maíz, etc, exponiéndolas sobre mantas de lana. Las tienditas son lo que en Cuba llamaríamos bodegas de barrio, un término medio entre el mercado popular y el mall.

Escena del film El Rey León. The Pride Rock (La Roca del Orgullo) cuando era un lugar agradable

Pues bien, esa mezcla de lo nuevo con lo viejo en el Miramar de mediados de los 50 ya no existía. Allí había una sola zona comercial, «La Copa» (situada en 1ra y 42) que agrupaba restaurantes, tiendas de ropa y calzado, de abarrotes (el «MiniMax«, en donde ya no había «bodegueros» que te despacharan sino que tú mismo escogías los productos que deseabas tomándolos de los  estantes), cafeterías estilo boulevard parisino con mesitas en las aceras o banquetas, farmacias, tiendas de hobbies como el aeromodelismo y hasta un TenCent. El resto del barrio, que tenía unos 3 km de largo por uno de ancho (incluyendo una Quinta Avenida, que en mi modesta opinión era mucho más bonita que la de Nueva York) consistía en casas de vecinos. En cierto sentido, estábamos viviendo el futuro.

Barrio habanero de Miramar (la línea negra marca el largo aproximado, unos 3 km).

Y de pronto, todo ese mundo se vino abajo.

Yo no soy muy sentimental, pero cuando pienso en el nivel de destrucción que la Revolución llevó a Cuba y en particular al barrio habanero de Miramar, inmediatamente me viene a la memoria la película El Rey León. En especial la escena en que se ve como cambió el aspecto de The Pride Rock luego de que Scar lograra hacerse con el poder, matando a Mufasa y desplazando a Simba.

The Pride Rock bajo el mando de Scar

Y la historia de Aurora y Pepito, que había comenzado como una novelita rosa de Corín Tellado, terminó como uno de esos abrumadores tragediones psicológicos de Dostoievsky.

Hay una famosa frase que atribuyen a Churchill: «En el capitalismo la riqueza está muy mal repartida, a diferencia del comunismo en donde la miseria está muy bien repartida». Sea de Churchill o no, nada más cierto. La igualdad llega en el comunismo, pero no en la riqueza sino en la miseria (bueno, a no ser que seas dirigente).

Aurora pasó de hacer las compras en su cadillac, a tener que ir a pie todos los días desde temprano con su jabita a La Copa, que de ser un centro comercial chic terminó como mero punto de distribución, un lugar sucio, feo, despintado, apestoso, desorganizado y lleno de colas de gente peleándose entre sí para recibir lo poco que le tocaba según la libreta de racionamiento.

A Pepito le intervinieron su Vedado Aquarium (los comunistas son como pirañas económicas con una voracidad que deja chiquita a la de las verdaderas pirañas del Amazonas). Y para tener aunque sea una entrada modesta de dinero, se tuvo que conformar con ser administrador del que había sido su propio negocio!.

(Casualmente mientras escribo este artículo (es Mayo de 2018) el volcán Kilauea de Hawai está teniendo una erupción importante, que ha destruído unas 35 casas y ha obligado a evacuar cientos de habitantes de la zona. Los noticieros de tv muestran imágenes impactantes del avance lento pero implacable de la lava ardiente que va destruyendo todo lo que toca. Han entrevistado a varias personas afectadas, las cuales relatan entre lágrimas de desesperación y miedo, la historia de cómo perdieron sus propiedades sin poder hacer nada por evitarlo. El fenómeno ha durado aproximadamente una semana.

Por supuesto que yo siento mucho sus desgracias y se me encoge el corazón al imaginarme la tragedia por la que están pasando. Pero no dejo de pensar en cómo se sentirían si en lugar de una semana, la erupción hubiera durado 60 años, que es el tiempo que ya dura el comunismo en Cuba. Además la imagen de la lava convirtiendo en cenizas casas, automóviles, bosques, carreteras y todo lo que toca, no es muy lejana y me sugiere a la de los comunistas acabando y asfixiando lentamente la economía de mi país natal. Ni siquiera puedes consolarte con la idea de que el retroceso de tu nivel de vida y de tus libertades ocurre para que otros mejoren el suyo, porque en realidad TODOS vivimos peor. Y para colmo siempre le echan la culpa de los problemas a los gringos, y ni siquiera te puedes quejar porque corres el peligro de caer preso o que te hagan objeto de un pogromo como hacían los nazis con los judíos… Perdón por la digresión)

Angelito -hombre inteligente- consiguió rápidamente una oferta de trabajo en un casino de Las Vegas y se fue a los pocos meses del triunfo del Fifo. Lilian al principio le escribió a su tía algunas carticas pero poco a poco dejó de hacerlo, lo cual entristecía de manera especial a Aurora que la quería con el alma.

Tuvieron que vender los cadillacs porque esos carros son muy cómodos pero consumen mucha gasolina y no era posible mantenerlos y utilizarlos con los 20 galones mensuales que recibían por los cupones de racionamiento (del petróleo que mandaban los rusos para Cuba a precios de subsidio, el desgobierno del Fifo revendía la mayor parte en el mercado internacional, dejando a los cubanos con un mínimo de combustibles).

Poco a poco pero de manera sostenida, el nivel de vida de Aurora y Pepito fue descendiendo -junto el de otras muchísimas familias cubanas- desde su status inicial de clase media acomodada hacia la pobreza. Porque por mucho que tu te esfuerces en limpiar y adornar tu casa y vivir en un lugar decente, si no hay agua ni jabón vas a padecer para bañarte o limpiar tu ropa, si no hay electricidad durante largos períodos los pocos alimentos de tu refri se echarán a perder, si se tupe o se rompe el desagüe y no tienes dónde comprar un tubo o un poco de cemento tendrás que prescindir de usar ese fregadero, etc, etc, etc.

El ambiente de lucha constante por todo, desde montar en una guagua repleta para llegar a tu trabajo hasta conseguir unas viandas para comer o un par de zapatos para no tener que andar con los dedos al aire, y de contra tener que estar cuidando tu lengua para que los chivatos no te oigan quejarte de la miseria porque cualquier crítica al gobierno puede hacer que termines en la cárcel, es muy pero muy estresante. Al punto de que mucha gente se enferma de los nervios.

La alegría y el buen carácter de Aurora se fueron convirtiendo en una especie de paranoia y/o psicosis crónica, en donde su vida entera giraba en torno al tema de los abastecimientos: comida, ropa, servicios, etc.

Sin embargo, nunca oí a Aurora y Pepito pelear entre sí. Su amor estaba muy por encima de las escaceces y los problemas provocados por el desgobierno del Fifo.

Cuando terminé la prepa y comencé la universidad, mi horario hacía que frecuentemente no tuviera donde almorzar porque mis padres estaban trabajando a la hora que yo regresaba de clases. Y para evitar que malcomiera o anduviera recalentando cualquier cosa, ellos me invitaban a comer en su casa. A mí me daba pena «pegar la gorra» tan frecuentemente, pero adoraba hacerlo porque a pesar del racionamiento Aurora siempre se las arreglaba para poner en la mesa algo sabroso y además bien presentado con manteles, vajillas, cubiertos y cristalería de calidad, aunque fuera un huevo frito.

Luego de comer y antes de ponerme a estudiar en mi casa, muchas veces me sentaba con Pepito en su despacho a conversar sobre los muy diversos temas que poblaban mi cabeza de adolescente. Desde asuntos de mujeres, hasta Matemáticas, Historia, Naturaleza o política. Me encantaba hablar con él, y creo que también él disfrutaba aquellos ratos.

Por ese tiempo, una tía de Aurora enviudó y como ya no tenía más familiares en Cuba (nunca tuvo hijos), se vino a vivir a la casa. La Tía María (así le decíamos) pronto se convirtió para todos nosotros en un miembro importante y querido de la familia. Ella era española de verdad, y tenía el gracioso acento madrileño en su hablar, pronunciando el español como Dios manda, con todas sus C y sus Z.

Pero la revolución del Fifo no fue el único problema de Aurora y Pepito. Bien dicen que las desgracias vienen juntas. El transcurso de tiempo es inexorable.

El primero en hacerse viejo y achacoso, fue Pepito. Su enfermedad comenzó por una cierta dificultad al caminar, que poco a poco fue progresando. Al principio salía a caminar por el barrio, acompañado de Aurora que le servía de lazarillo. Sin embargo y por muchas vitaminas que le mandó Angelito desde Las Vegas, su enfermedad fue de mal en peor. Sus pasos eran cada vez más vacilantes y pequeños, hasta que terminó en silla de ruedas.

Cuando murió, yo no estuve a su lado. Me encontraba en Bulgaria y no pude regresar a tiempo para despedirme de él.

Luego siguió la Tía María, que perdió su cabeza y comenzó a comportarse como una bebé, hasta que por fin también murió.

Al final fue Aurora la que cayó en cama, presa de una depresión inconmensurable. Tuvo la suerte de encontrar una persona que a cambio de quedarse con la casa, la cuidó hasta que falleció y lo hizo muy bien. Pero cuando murió, yo tampoco pude estar a su lado. Ya me había exiliado en México y era considerado un «desertor» por el desgobierno del Fifo, que me negaba la posibilidad de regresar a mi patria natal a despedirme de una persona tan querida por mí.

Otras tres frustraciones que «agradecerle» al hijoeputa del Fifo.

Afiche del filme El Gran Gatsby, basado en la novela homónima de F. Scott Fitzgerad

 

Roberto y Silvia

Los habitantes del cuarto y último piso eran Roberto y Silvia, los dueños del edificio. Ellos pertenecían al jetset habanero. Roberto era de estatura regular, ojos claros, se peinaba con raya al medio, poseía una amplia sonrisa en la que destacaba su blanquísima dentadura y tenía la piel tostada por el sol caribeño de las albercas y los clubes de yatismo. Parecía un golfista gringo, aunque no estoy seguro que lo fuera. En aquel tiempo yo no había leído aún a Fitzgerald, pero actualmente mi mente lo asocia con El Gran Gatsby. En el fondo era un buen tipo, acostumbrado a la buena vida.

Silvia -su esposa- era toda clase y distinción. Bella y de muy buen corazón, hasta sus gestos parecían de reina. Cuando la conocí todavía Jacqueline Kennedy no era Primera Dama, pero hoy siempre que veo una foto de Jackie, me acuerdo de Silvia. Su apellido era de lo más exclusivo y raro que pudiera encontrarse. No lo pongo aquí porque no deseo hacer alusiones directas a nadie que pudiera estar vivo, pero era de ésos que sugieren nobleza, compuesto por dos palabras.

Hay una anécdota que creo ejemplifica bastante bien el ambiente en que vivía este matrimonio.

Aunque en Miramar la mayor parte de los espacios estaban ocupados por casas, siempre existía algún que otro edificio. Y aunque conozco las palabras del cabrón de Nicolás Guillén diciendo que «los edificios son solares de vecindad con pretensiones», creo que los de Miramar no eran precisamente malos. El nuestro en particular, tenía algunas características que no eran muy comunes. Por ejemplo, en cada planta no había más que un apartamento lo cual ayudaba a la sensación de privacidad. También, cada apartamento tenía su «cuarto de criados» con su baño, o sea, estaban preparados para que pudieras tener servidumbre.

Existía, sin embargo, un problema: no había elevador. La cosa no era demasiado mala porque sólo tenía 4 pisos, pero si alguien con problemas cardíacos quería ir al último piso, se arriesgaba a sufrir un infarto en el intento.

Y eso fue exactamente lo que sucedió: el padre de Silvia sufrió un infarto y aunque logró rebasarlo, quedó tan delicado que no era recomendable que subiera por las escaleras para hacerle la visita a su hija.  Solución? Claro, hacer un elevador particular, que fuera desde los bajos directamente hacia el cuarto piso. Y lo hicieron. De paso y ya entrados en gastos, decidieron ampliar el apartamento y convertirlo en duplex.

Otro ejemplo: En aquellos tiempos en Varadero -la famosa playa cubana- sólo existían tres hoteles grandes: el Internacional, el Kawama y el Oasis. Los demás lugares para alojarse eran simples casas de huéspedes, algunas más grandes que otras. También existían algunas mansiones como la de la familia del millonario Dupont el de las industrias químicas, pero esas no eran para alquilar. Sin embargo, habían comenzado a fabricarse algunos edificios de apartamentos para la clase alta, que podía pagarlos. Entre esos edificios construídos recientemente, había uno que llamaba la atención por su forma de medio círculo, la cual sirvió para darle nombre: La Herradura. Y se imaginan quiénes compraron enseguida uno de aquellos depas de lujo?

Claro, Roberto y Silvia!

Por supuesto que al poco tiempo del triunfo del Fifo, ellos decidieron irse a Miami para «quitarse de problemas» como dicen en México. Mucha gente rica que tenía su dinero en bancos norteamericanos tomaron esa decisión para esperar en lugar seguro que el nuevo gobierno «se cayera» para entonces regresar. En aquel entonces todavía se podía hacer eso porque Fidel aún no había impuesto totalmente su «cortina de bagazo», es decir, el control estricto sobre tus movimientos. Pero si te «quedabas» en el extranjero -o sea, si no regresabas en unos pocos meses- te quitaban todas tus propiedades en Cuba, las cuales pasaban a manos «del pueblo» (es decir, de los comunistas).

Y a que no adivinan qué parte del «pueblo» ocupó enseguida el apartamento duplex de Roberto y Silvia?

Claro, Ada y Roa!

Creo que no hay un mejor ejemplo que resuma el carácter «popular» de la Revolución del Fifo, jejeje…

Más claro, para el que no haya entendido: los nuevos burgueses comunistas, despojando de sus propiedades a los viejos burgueses capitalistas. Sólo que los viejos habían pagado por ellas. Los nuevos, no.

En eso terminan siempre las revoluciones.

Poco tiempo después de la mudada y por si las moscas, el gobierno le puso vigilancia de 24 horas a nuestro edificio para cuidar su nuevo Canciller. Eran cuatro policías (3 turnos rotativos de 8 horas al día y el otro descansando) que cumplían sus guardias en el pequeño portal que estaba a la entrada del elevador particular y que era prácticamente una extensión del nuestro, así que nosotros también estábamos «cuidados» (o mas bien «vigilados»?).

Como prácticamente cada vez que salíamos o entrábamos, o nos sentábamos en el portal de nuestra casa teníamos que verle las caras, terminamos por conocerlos a todos. Se llamaban Claudio, Francisco, Planas y Bernardo. Al cabo de unos meses los conocíamos bastante bien. Cada uno tenía características especiales.

Francisco era blanco y aunque era policía porque de algo hay que vivir, tenía inquietudes intelectuales. En particular, le gustaban la Geografía y la Electrónica. El me enseñó las partes fundamentales que componen un radioreceptor de AM e incluso me trajo los planos y me ayudó a construír uno de «onda corta» a partir de cero, comprando las piezas en el mercado porque por entonces todavía había tiendas de electrónica aunque ya comenzaban a escasear algunos elementos. Siempre recuerdo la emoción del instante en que, una vez terminado de soldar aquel engendro, comenzamos a sintonizar las bobinas intermedias y de pronto logramos escuchar una voz por la pequeña bocina. Me recorrió el cuerpo un escalofrío de satisfacción. Luego de armado, hicimos una especie de atlas mundial en un folder e íbamos señalando en él todos los lugares desde donde fuimos capaces de escuchar algún programa. Para mí, un muchacho de apenas 10 ó 12 años de edad, fue una actividad sumamente interesante. Francisco estaba recién casado y muy enamorado de su esposa. Y cuando le hablabas del Fifo, sonreía con cara de Gioconda. Entienden?

Claudio (blanco y gordo) y Planas (negro tinto como el carbón) eran otra cosa. Ellos no tenían mayores aspiraciones en la vida. Se conformaban con ser policías. Ah, y eran partidarios fanáticos del Fifo porque -aunque tardaron algo en comprenderlo- cuando se dieron cuenta que nosotros no sentíamos un especial cariño por el Máximo Líder, nos comenzaron a ver con cara de pocos amigos.

Bernardo era mulato jabao, y su máximo interés en la vida consistía en templarse a cuanta criadita del barrio cayera en sus manos. Claro, el uniforme de policía le ayudaba bastante a conquistarlas, delumbrándolas con su placa y su pistola. Y cada vez que lograba tener aventuras con alguna, me hacía los cuentos detallados de todo lo que había pasado. Yo, que en esos tiempos comenzaba a tener erecciones, pensaba que no podía haber encontrado mejor maestro en las artes de la conquista femenina.

Sesenta años después de aquello, pienso que el destino me había puesto delante un pequeño pero completo conjunto del tipo de gentes y ambientes con los que tendría que lidiar en el resto de mi vida. Raro, verdad?

Continuará

 

 

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La felicidad cabe en una maleta (II)

Monito mirándose en un espejo. La conciencia de sí mismo es aceptada como signo inequívoco de cierto nivel de inteligencia.

Cosas de familia

Además de leer sobre Cosmología e Historia, a mí me gusta andar curioseando -con mirada de aficionado- en algunas ciencias que han tenido un desarrollo descomunal en los últimos años como la Genética y la Antropología, porque me ayudan a comprender de dónde provenimos, y hacia dónde nos dirigimos como especie.

James D Watson, co-descubridor del ADN. Tomado de https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=15189479

La mayoría de la gente parece no darse cuenta de la importancia de descubrimientos tales como el mecanismo de la herencia (ADN) realizado en 1953 por Watson y Crick [ver ***], el mapa del Genoma Humano terminado en 2003 gracias a Craig Venter  y más recientemente, lo que se ha dado en llamar Epigenética para referirse a la forma en que el ambiente influye en los genes a través del mal llamado «ADN basura», descalabrando de paso la teoría que suponía que la herencia genética lo era todo en cuanto a evolución se refiere, y que el medio no influía directamente y a corto plazo en la modificación de los genes.

(De manera que Lysenko -además de ser un gran hijoeputa y el responsable principal del tremendo atraso de la URSS en materia de Genética- no estaba del todo equivocado, para consternación de muchos. Parece que Diosito, al no usar nuestros modelos demasiado esquemáticos nos sigue dando lecciones de humildad, que -para decirlo de la forma más amable que se me ocurre- no aprovechamos).

Pero en vez de discutir sobre la posibilidad de curar enfermedades hereditarias, de reparar fallos en la inmunología del cuerpo que pueden dar lugar al cáncer, o de producir embriones humanos con características específicas a través de la manipulación de sus genes -con todo el embrollo moral y social que esto conlleva- me gustaría referirme a un aspecto en particular.

Antes de que se conociera completamente el genoma humano, se aventuraban opiniones sobre su tamaño. A los que hablaban de millones de genes, la realidad los impactó: apenas son unos 30 mil. Eso, créanlo o no, hirió el orgullo de muchos.

¿Cómo podía ser posible que la «receta» para hacer un ser humano fuese tan pequeña? -pensaban los partidarios de situar al Hombre en un pedestal semi-divino- Nosotros, que somos semejantes a Dios, reducidos a menos de 30 mil instrucciones? Qué horror!

Pero a estos presumidos les esperaba una desilusión aún mayor: la diferencia en términos genéticos entre un chimpacé y un humano, apenas alcanza a un 2% !!!  O dicho con otras palabras: los chimpancés y nosotros, compartimos un 98% de nuestros genes.

De manera que nos guste o no, los chimpancés y los humanos somos «primos» bastante cercanos, genéticamente hablando.

Lo cual -sin considerar los aspectos éticos o filosóficos del asunto- valida la posibilidad de estudiar los rasgos más básicos de la conducta humana a través de ellos.

Rio Congo, tomado de https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=11641755

Río Congo

Uno de los ríos más importantes de Africa, es el Río Congo, que corre primero hacia el norte, y luego de Este a Oeste por la zona central del continente.

Chimpancé común o Pan Troglodytes. Tomado de https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=13547

Esto ha dado lugar a un fenómeno de diferenciación muy interesante: como el río Congo es muy caudaloso y en general los chimpancés no saben nadar, pues resulta que con los años se han desarrollado dos sub-especies distintas aisladas entre sí por el río, los chimpancés comunes o Pan troglodytes y los bonobos o Pan paniscus, cada uno con características propias, bastante bien definidas.

Los bonobos viven al sur del río, y los chimpancés comunes, al norte del mismo.

Hábitat natural del Bonobo

Bonobos

Los bonobos son más pequeños, más prietecitos (incluso en su cara y orejas) y tienen brazos y piernas más largos que sus primos en relación con el tamaño de su cuerpo, caminan erguidos en sus dos pies con bastante frecuencia, se asemejan por su inteligencia a los chimpancés comunes (aunque hay quien sostiene que son más inteligentes), y para gran espanto de los moralistas a ultranza -parece que a Diosito le gusta hacer travesuras- la principal diferencia entre las dos sub-especies es su comportamiento social, en especial su comportamiento… sexual.

La compasión es aceptada como rasgo de humanidad

Mientras los chimpancés comunes practican el canibalismo, y todas sus disputas territoriales las resuelven a palos y mordidas (mmmm… ¿porqué será que esa actitud me resulta vagamente familiar?…), los bonobos son mucho más pacíficos y amigables, al punto que se cree que practican la compasión, un sentimiento con un alto contenido de humanismo. Y para muchos expertos, la razón para tal proceder es que en vez de hacer la guerra en sus discusiones, practican el sexo. Con lo cual no solamente se desfogan y resuelven de manera pacífica sus problemas, sino que además, disfrutan.

Bastante sabios los muchachitos, cierto?

Con este cuento no pretendo promover a un bonobo para que dirija la escuela de relaciones internacionales de la Universidad de Georgetown o el Pentágono, pero sí afirmar que deberíamos sacar provecho de la observación del comportamiento de la sub-especie. Ya que la naturaleza nos brindó en el resto de los primates (gorilas, orangutanes y en particular chimpancés), un modelo «simplificado» del primate mayor, el Homo Sapiens, vale la pena que los estudiemos porque así pudiéramos quizás aprender algo sobre nuestros instintos básicos, sin complicarnos con otras actitudes más elaboradas que posiblemente -ésas sí- sean exclusivas de los humanos.

Quién puede negar que esta monita está sufriendo porque su hijo se desmayó? Un poeta diría que está ¨clamando al cielo¨… Por supuesto que algunos animales sienten emociones y posiblemente la conciencia forme un continuo (en el sentido matemático) desde los coacervados hasta el Hombre !

Claro, todo tiene su precio: como los bonobos no hacen parejas de por vida, los hijos no conocen a sus padres sino a sus madres, por lo que se favorece el matriarcado. Los vínculos afectivos con la madre son fuertes, con el padre no tanto.

Dicen los antropólogos que los humanos también tuvimos una etapa de matriarcado, pero que a medida que la caza y la agricultura fueron sustituyendo a la simple recolección de alimentos, la ley de selección natural favoreció a los machos más fuertes y sanos -mejores cazadores y agricultores- para que éstos impusieran su herencia genética porque así se aseguraba la supervivencia de la especie.

Con esto sólo me estoy refiriendo a la teoría de porqué hay machismo en el mundo, en ningún momento lo estoy validando como «superior». Es más, para decirlo claramente, NO soy machista y me avergüenzo de los extremos a los que se ha llegado por esta vía, como la lapidación por adulterio, la venta de hijas como mercancía, o la ablación del clítoris en algunas regiones empantanadas en el atraso.

No he sido testigo de tales extremos (y me sería muy desagradable serlo), pero sí de algunas costumbres que me resultan medio embarazosas. Por ejemplo, cuando viví en Bulgaria aprendí que allí los hombres caminan delante, y las mujeres y los niños unos tres pasos detrás. Esa costumbre proviene de la cultura turca, porque Turquía dominó a Bulgaria durante casi 5 siglos.

También me llamó la atención que allí no puedes piropear en público a una mujer, porque según su cultura, el piropo equivale a un insulto, a algo que la rebaja moralmente ante los demás. Idea que en Madrid, lugar en donde se exalta la gracia de un «piropo retrechero» como dice la inmortal canción de Agustín Lara, sería impensable. Cosas de la vida.

Felizmente, parece que el machismo está en retirada en muchos lugares del mundo (aunque no en todos). No niego que el feminismo a ultranza tampoco me seduce mucho, porque me parece «la misma gata, pero revolcada«, como dicen en México. Yo soy partidario de una visión más igualitaria, menos de «vencedor», y más de «compañeros» en plan de igualdad de derechos y obligaciones. Pero en fin, esa es sólo mi opinión.

Para decirlo en términos de primatólogo, mi visión y mi deseo sobre este punto es mucho más «bonobiana» que «chimpanzoniana».

Símbolo Paz y Amor

All you need is love

En el mundo han habido signos de cambio en este sentido. En los tiempos de los hippies, aquella consigna de «Hacer el amor y no la guerra», creo que es un buen ejemplo de ello.

The Beatles – All you need is love

Hasta The Beatles, con su genial manera de describir el mundo y hablar sobre las cosas serias mediante sus supuestamente «inocentes» y pegajosas melodías, reflejaron la idea con su famosísima canción, que repite la frase: «All you need is love, love, love, love is all you need!»…

-0-

Yo no me he sentido nunca hippie ni bonobo, pero indudablemente que -como a muchos otros- el amor ha dejado huellas profundas en mi psiquis.

Fachada del edificio de la Escuela Nacional de Natación para deportistas acuáticos de alto rendimiento Marcelo Salado. Antiguo Club de Profesionales, en la calle Ira y 36, en Mirarmar.

María Elena (I)

Tendría yo unos 6-7 años y asistía con frecuencia a un club de playa que estaba en Miramar a escasas dos cuadras de mi casa, el Club de Profesionales (el mismo que luego de la Revolución el Fifo convirtió en el Marcelo Salado, la escuela para los niños que estaban destinados a convertirse en deportistas acuáticos de alto rendimiento y que hoy en día es una ruina como todos sus locos proyectos).

Estado actual de la Escuela Nacional de Natación para deportistas acuáticos de alto rendimiento Marcelo Salado. Antiguo Club de Profesionales, en la calle Ira y 36, en Mirarmar. Puede apreciarse el estado ruinoso de las albercas y del edificio principal, al que se le ha caído hasta el repello de las paredes, a causa del salitre por la cercanía al mar. Todas las cosas de la Revolución son por el estilo, grandes planes que con el tiempo se convierten en monumentales fracasos. La torre almenada con estilo medieval que aparece al fondo pertenece a la embajada de la antigua URSS. Todo un símbolo de decadencia, cierto?

Allí, entre otras cosas, asistía a clases de natación en la gran piscina que había al fondo, enfrente al mar.

Un buen día estando en el borde de la alberca, fui sorprendido por una chiquilla que se presentó delante de mí y arrodillándose como seguramente había visto en alguna comedia de tv, me preguntó con un gesto grandilocuente si yo quería ser su novia.

Yo quedé de una pieza, nunca me esperé algo así. Pero en el fondo me gustó su gesto, y como la chiquilla era simpática y bonita, pues le dije que sí.

Así tuve mi primera noviecita. O más bien (hablando de matriarcados)… ella me tuvo a mí. Porque la iniciativa en el asunto, fue suya.

Supongo que era simpático vernos a los dos -unos vejigos que apenas sobresalíamos un metro sobre el piso- tomaditos de la mano, caminando por todas partes. A nuestros padres les hizo gracia aquello. Y como resultó que nuestras casas estaban separadas por apenas una cuadra y su familia tenía un nivel socio-económico similar a la mía, pues no hubo problemas de clase y comenzamos a visitarnos. Lo mismo yo estaba en su casa, que ella en la mía. Jugábamos, conversábamos, nos reíamos. En fin, éramos amiguitos y además -decíamos nosotros- novios.

Por cierto, ella era la mar de fiestera y bailadora y como por aquellos tiempos Elvis Presley y el rock & roll estaban haciendo furor entre la juventud y no había reunión de pepillos sin Jailhouse Rock , Hound dogBlue Suede Shoes -con todas las maromas y contorsiones que eso conlleva- siempre que íbamos a un guateque salíamos de pleito, porque parece que a mí Diosito me fabricó con los dos pies clavados al piso. Pero en el fondo nos queríamos, y salvo los momentos amargos del baile -cuando a ella se le antojaba que yo hiciera las piruetas de moda y yo no tenía puta idea de cómo complacerla- nos llevábamos muy bien.

Las cosas transcurrieron así, en un plano de amistad infantil, sin una pizca de sexo… hasta que cierto día en que estábamos jugando en su cuarto ella dijo que sentía calor y le pidió permiso a su mamá para quitarse el overolcito que tenía puesto, y quedarse en bloomers. Y aquella señora que no podía imaginarse lo que sucedió y era muy buena persona y liberal por instinto, le dijo que sí.

No voy a negar que aquello me gustó pero yo seguía sin darme cuenta de a dónde quería ir a parar, hasta que ella me preguntó si yo también no sentía calor y me pidió que me quitara los pantalones y me quedara en calzones. Para no hacer el cuento largo, la cosa terminó con los dos sentados desnudos frente a frente con las piernas bien abiertas, tocándonos y revisando con inusitado interés y desenfado nuestras partes íntimas.

Recuerdo perfectamente la sensación de deleite que nos embargó a los dos mientras hacíamos aquello, al punto que comenzamos a reírnos en voz alta. Y esa fue nuestra perdición, porque al oír las risas la madre entró en el cuarto para ver qué estábamos haciendo.

Desde un punto de vista estrictamente bonobiano, no estábamos haciendo nada malo sino que satisfacíamos un instinto básico presente en los seres vivos desde hace unos 1200 millones de años y cuyo fin es la preservación de la vida y la evolución de las especies a través de la selección natural y el intercambio genético al azar que llamamos sexo. Y por supuesto mientras más entrenado estés en la cosa, mejor. Pero desde el punto de vista de la moral judeo-cristiana imperante (o chimpanzoniana, según quieran verlo) con todo su conjunto de reglas absurdas, cometíamos pecado de lujuria.

Y ahí mismo se armó la de Dios es Cristo.

-Ah, pero que mosquita muerta resultaste ser!, repetía aquella señora mientras se inclinaba debajo de la cama -el único  lugar en donde pude meterme, completamente desnudo como estaba- para tratar de darme cintazos con toda su fuerza. Y no jugaba, alguno que otro latigazo dio en el blanco y me hizo chillar de dolor, hasta que pude agarrar la punta del cinto e impedir que continuara aquella especie de flagelación de Santo Tomás, jejeje…

En definitiva fui yo el que cargó con toda la culpa de aquello, aunque en realidad no lo había comenzado. Pero en un mundo machista, era de suponer que fuera yo el iniciador, no?. Sin embargo, quizás aquella señora tenía algo de razón porque como dice el refrán, «Tanta culpa tiene el que mata la vaca como el que le aguanta la pata»

Por suerte, la sangre no llegó al río. Luego de algunos regaños y de muchas risas, seguimos siendo noviecitos. Sólo que aquellas sesiones exploratorias o clases prácticas de anatomía -como quieran decirle- tuvieron que continuar en otro lugar, es decir, en mi casa -en el cuarto de criados, para ser exactos-, cuando mis padres no estaban.

De entonces para acá, han pasado más de 60 años. La familia de María Elena fue de las primeras en abandonar la Isla luego del triunfo de la Revolución del Fifo, y nunca supe nada más de ella (otro desarraigo, de los muchos que el hijoeputa del Fifo me hizo sufrir). Pero la sigo recordando con mucho cariño y ojalá que aquellas experiencias le hayan servido para ser feliz en su vida de adulto, en cualquier lugar del mundo en donde se encuentre.

No por mucho madrugar amanece más temprano

No por mucho madrugar… amanece más temprano

Por la precocidad de mis primeras peripecias, pudiera pensarse que también fui precoz al tener mi primer sexo real. Nada más lejos de la verdad. Mientras la mayoría de los muchachos de mi generación tuvieron sexo sobre los 14 ó 15 años, yo no lo conocí hasta los 22.

Sí, estuve enamorado una pila de veces en la escuela secundaria y en la prepa, pero nunca llevé el gato al agua hasta que fui adulto.

Pudiera aducir una serie de razones más o menos creíbles, pero pienso que en el fondo no era más que timidez.

Toda mi educación primaria transcurrió en el Colegio de Belén, manejado por la Compañía de Jesús. Allí, ver una mujer era casi tan difícil como ver un marciano. Cuando por alguna razón muy especial entraba alguna, enseguida se corría la voz como si fuera algo raro: ¨Mira, una mujer!…¨ Eso, por supuesto, no ayudaba en nada al tan necesario aprendizaje de las relaciones humanas, en particular con las personas del sexo opuesto.

A lo que sí ayudaba era al desarrollo del homosexualismo y del estupro, como ha quedado en evidencia en los tiempos modernos. Y no es que yo condene a los homosexuales (creo que todos tenemos el derecho de hacer lo que se nos antoje con nuestro cuerpo de forma voluntaria), ni que afirme que todos los curas son despreciables violadores. Pero indudablemente que el celibato es contra-natura y fue impuesto por la Iglesia Católica para evitarse los pleitos de herencia que se producirían si los sacerdotes pudieran tener hijos (con los votos de castidad y pobreza se aseguraba que al morir el cura todas las propiedades fueran para ella, no en balde el Banco del Vaticano tiene fama de ser una de las más grandes instituciones financieras del mundo).

En fin, que a pesar de las peripecias con mi tata y con Maria Elena ya relatadas, hasta que el Fifo intervino todas las escuelas privadas y tuve que asistir a la pública, el instinto natural del sexo no pudo florecer a gusto en mi psiquis. Pero para ese entonces, padecía una timidez crónica.

Portada de la Cartilla de Alfabetización, Cuba, 1961. Recuerdo que era de una cartulina gruesa con consistencia de papel secante, por eso la tinta se desprendía muy fácilmente con el uso y la humedad.

La Alfabetización

Con los años viene la experiencia, y a uno le resulta más fácil analizar el pasado. A estas alturas comprendo que como dicen en México, el Fifo ¨no daba paso sin huarache¨. Es decir, ninguno de sus actos eran tan espontáneos o inocentes como él pretendía sino que todos tenían segundas intenciones -egoístas casi siempre-, disimuladas bajo un manto de generosidad o patriotismo.

Página de la cartilla de alfabetización. Obśervese que todo el texto es una abyecta alabanza al Fifo y comparsa. Por cierto, eso de pasear en yate… lo prohibieron casi desde el principio. Y lo de ir a las playas exclusivas para extranjeros, también (me recuerda a las leyes que escribió Chillón en la pared del granero, en La Rebelión de la Granja, de George Orwell).

La Campaña Nacional de Alfabetización fue una de ellas. Porque debajo del muy noble objetivo de erradicar el anafabetismo, había otro: adoctrinar. O sea, aprovecharse de la credulidad y la ingenuidad propias de la gente ignorante, para asociar en su mente la educación con el discurso político oficial, y convertirlos en incondicionales partidarios del gobierno.

Por eso las cartillas estaban llenas de alabanzas a la Revolución que era tan buena que se preocupaba por enseñarles a leer y escribir, pero no decían nada del precio a pagar: la libertad de palabra, de movimiento, de comercio, de disentir… en fin, la libertad a secas.

Hay un proverbio chino que reza: ¨Si das un pez a un hombre, comerá una vez. Si lo enseñas a pescar, comerá toda la vida¨. Muy cierto.

Pero en nuestro caso y haciendo uso del humor criollo, yo le daría un pequeño giro: ¨Si das un pez a un hombre, comerá una vez. Pero si lo enseñas a pescar y luego le impides que pesque, entonces se morirá de hambre y tú eres tremendo hijoeputa!¨

Es decir, de nada sirve que alguien sepa economía, si las consideraciones políticas están siempre por encima de todo. De nada sirve que alguien aprenda a manejar negocios, si luego no lo dejan abrir una empresa. De nada sirve que alguien estudie leyes, si lo único que cuenta es la voluntad del jefe. De nada sirve que alguien adquiera educación profesional para hacer cualquier cosa, si cuando tiene una idea o la ilusión de comenzar algo -una escuela, una fábrica, una oficina, un servicio, etc- no lo dejan reunir los fondos necesarios para ello. De nada sirve que estudies, si el criterio para lograr el éxito no es tu capacidad o tus conocimientos sino tu incondicional entrega al gobierno, y los más brutos pero más abyectos son los que siempre logran los puestos de dirección en todas las empresas y actividades.

Resumiendo, de nada sirve estudiar si luego no puedes ser el dueño de tu destino.

Para ser justos, creo que es cierto que la educación pública en Cuba dejaba bastante que desear, en especial en las regiones rurales. Para muchos campesinos, saber leer y escribir era un lujo al que ni siquiera aspiraban. Y en su lamentable horizonte intelectual, el concepto de libertad no pesaba más que un buen plato de arroz con frijoles.

Al final, como ya sabemos, se quedaron sin libertad, y sin frijoles.

Monograma que usaban los alfabetizadores en la camisa

Para realizar la Campaña de Alfabetización, prácticamente se paralizó el país. Durante meses las escuelas y la mayoría de las empresas y oficinas estuvieron cerradas, porque todo el mundo tenía que ir a alfabetizar. El que ponía excusas, se arriesgaba a perder su puesto o a que lo sometieran a algún tipo de castigo. A los estudiantes que no fueron -y hablo de mi caso- no los dejaron matricularse en el siguiente curso escolar.

Y aprovechando la oportunidad de pasar inadvertida en medio de la rebambaramba y del desorden institucional generalizado que produjo la paralización de la actividad económica, el Fifo decretó la intervención de las escuelas privadas, una medida que en otro momento hubiera suscitado mucho más la atención y el rechazo de la clase media, a la que todavía no tenía completamente acogotada, y a la que en ese entonces aún temía.

Si en vez de hablar de sucesos de la vida real, estuviera relatando un cuento para niños, aquí es donde cabría la frase: ¨Y entonces el lobo feroz sacó sus feas pezuñas por debajo de la piel de oveja con la que se cubría…¨.

Sobre el éxito de la Campaña Nacional de Alfabetización o hablando en términos más generales, el éxito de la educación pública en Cuba, se pueden decir muchas cosas. Lo que sí resulta innegable es que Cuba debe ser una de las pocas naciones del mundo en donde el jefe del servicio de cirugía de un hospital de cobertura nacional, prefiere lanzar por la borda su carrera de medicina y manejar un taxi para turistas, como es el caso de Erasmo Gómez Sosa, al que conocí personalmente cuando trabajé en el Oncológico. O en donde la máxima aspiración de la mayoría de los jóvenes no es ser médico, ingeniero o abogado, sino barman o portero de un hotel para extranjeros. O emigrar. Y en donde muchas jineteras (las putas que solo se acuestan con los que les pueden pagar en dólares) tienen colgado en sus casas un título universitario que no les sirve ni para comprarle un litro de leche a sus hijos…

Ah, los grandes logros de la Revolución…!

Al final, declararon que habían triunfado y Cuba era ¨territorio libre de analfabetismo¨.

En lo que a mí concierne, la Alfabetización tuvo varias consecuencias. En primer lugar, no pude seguir estudiando en el Colegio de Belén, que fue intervenido y convertido en el ITM (el Instituto Técnico Militar, una especie de universidad para formar ingenieros militares, tanquistas, artilleros, pilotos de Mig, etc).

No deja de ser interesante el hecho de que el Fifo había estudiado en el Colegio de Dolores (la sucursal del Colegio de Belén en Santiago de Cuba) y una de sus primeras acciones al tomar el poder fue destruir su propia Alma Mater, lo cual resulta un raro ejemplo de amor filial… (Qué troncoehijoeputa!!!)

En segundo lugar, perdí un curso escolar porque ese era el castigo para los que no alfabetizaron (en realidad el curso que siguió a la Alfabetización fue muy corto porque descontaron el tiempo que había durado la Campaña).

Y en tercer lugar, fui a parar a Trinidad, mi pueblo.

Vista del Palacio de los Condes de Brunet y la torre del Convento desde el Parque Martí (Plaza Mayor), en Trinidad

Villa de la Santísima Trinidad, Cuba

Desde que tengo uso de razón, Trinidad ha tenido para mí un significado muy especial. Me imagino que para mucha gente el lugar en donde naces y pasas los primeros años de tu vida deja una huella indeleble en tu mente.

No voy a permitirme el lugar común de declarar que Trinidad es mejor que otros sitios. Pero definitivamente, es MI pueblo. Allí dí mis primeros pasos, mi olfato percibió los primeros olores y mis oídos escucharon los primeros sonidos. Allí se formó mi yo, mi personalidad.

A principios del siglo XIX no había buenos caminos en Cuba y la producción de azúcar de la zona central de la Isla se sacaba por el Puerto de Casilda, cercano a Trinidad.

Sentimentalismos aparte, es una población cuyo perfil urbanístico corresponde aproximadamente a 1850. Es decir, Trinidad está como detenida en el tiempo. Fue fundada por Diego Velázquez en 1514 y tuvo su época dorada a principios del siglo XIX, cuando no habían caminos decentes y prácticamente toda la producción de azúcar de la región central de la Isla (incluyendo el famoso Valle de los Ingenios) tenía que embarcarse hacia otros lugares a través del Puerto de Casilda, el más cercano de la zona.

Bahía de Casilda. Se observa su proximidad a Trinidad (unos 4 km) y las condiciones naturales de resguardo del puerto.

Eso hizo que la actividad económica de Trinidad alcanzara niveles importantes. Y junto con el dinero, vinieron los lujos, las artes, los palacios, etc. Algunas familias alcanzaron riqueza y renombre: los Cantero, los Brunet, los Del Valle, los Villafaña, los Borrel, los Echerri, los Bécquer, los Mauri… Se habla de un tal don Mariano Borrel, alguien tan rico que en un alarde de opulencia quería utilizar monedas de oro para tapizar el piso de su casa y sólo lo detuvo la exigencia oficial de que tenía que ponerlas de canto para que no pisara el escudo español o la efigie del Rey. Cierto o no esto último, la bonanza económica terminó abruptamente, cuando llegó el ferrocarril y los caminos se hicieron más transitables.

Trinidad se convirtió entonces en una suerte de castillo encantado de la Bella Durmiente, detenido en el tiempo y esperando por un príncipe que nunca llegó. Las familias arruinadas ser refugiaron en su orgullo, mientras los palacios que una vez brillaron por su esplendor, comenzaron a envejecer lentamente.

Sala de una casa colonial en Trinidad, Cuba

Sin embargo, algo quedaba aún de las pasadas glorias cuando yo vine al mundo en una de aquellas casas coloniales, y me dio tiempo a disfrutar del ambiente de placidez y seguridad que se respiraba entre sus anchos muros de piedra.

Yo no voy a renegar de lo moderno. Me encantan el internet, los celulares, el GPS, los streamings de música y video, las noticias al instante, leer libros en mi Kindle, y las compras por Amazon. Sin embargo, no puedo menos que mirar con cierta compasión a muchos de los jóvenes de hoy, a los cuales si le quitas la electricidad o la tableta se quedan desconcertados sin saber qué hacer.

En mi  niñez, sabíamos jugar a los escondidos, al arroz con pollo, al pegao… y cuando el día estaba lluvioso jugábamos brisca o leíamos un libro (de los de papel de verdad, que no necesitan baterías) o nos entreteníamos armando un rompecabezas, nombrando las capitales de los países o aprendiendo la letra de algún corrido mexicano de moda.

Además, no teníamos problemas para identificar si una mata era de plátanos, de mangos o de aguacates. El olor del jazmín nos era familiar, al igual que el de los caballos, las vacas y el carbón. Sabíamos qué comen las gallinas porque alimentábamos algunas en el patio, y nuestros perros no eran de raza pero sí muy cariñosos e inteligentes.

En fin, que no me costó ningún trabajo regresar a mi pueblo, con mis tíos y mis abuelos, mientras se terminaba la Campaña Nacional de Alfabetización y transcurría el curso escolar al que no me dejaron asistir como castigo por no haber sido brigadista.

Allí, y para no desaprovechar completamente el tiempo, comencé a tomar clases de matemáticas e inglés con profesores particulares, y de taquigrafía y mecanografía en una academia validada por la Escuela Politécnica Nacional y en la que terminé obteniendo la máxima calificación (100 puntos) en ambas disciplinas. Algo que de verdad me ha servido de mucho durante el resto de mi vida.

Patio de casa colonial trinitaria

Y cuando comenzó un nuevo curso, como ya no podía regresar a Belén y además cualquier escuela daba igual porque ahora todas se regían por el mismo currículum, decidí quedarme en mi pueblo a terminar allí la secundaria básica (grados 7-9).

En cuanto comencé a asistir a clases me di cuenta que el nivel escolar en Belén era superior al de las escuelas públicas, por lo que muchas de las cosas que me explicaban en matemáticas u otras asignaturas, yo ya las conocía. Eso contribuyó a que me sintiera aún más cómodo y en la misma medida que ganaba popularidad y me integraba a las actividades normales de la escuela y de mi grupo de condiscípulos y amigos, comencé a sentirme como pez en el agua.

Villa de la Santísima Trinidad, fundada por Diego Velázquez en 1514. Al fondo, puede apreciarse el Escambray, la cadena de montañas situada en la región central de la Isla de Cuba.

En ese tiempo Trinidad, aunque ya era el centro logístico del ejército del Fifo para luchar contra las guerrillas anticomunistas del Escambray, todavía mantenía vivo algo del tejido social anterior a la Revolución. Para decirlo de otra forma, mientras muchas familias preparaban sus maletas para emigrar, aún había algún tiempo para disfrutar de cosas más placenteras como reuniones familiares, serenatas y paseos.

Y en aquel ambiente mucho más propicio que el de Belén para los asuntos de faldas, mi instinto sexual -luego de haber estado reprimido durante años- comenzó de nuevo a florecer.

María García Granados, La Niña de Guatemala

María Estela

¨Como de bronce candente al beso de despedida, era su frente la frente que más he amado en la vida¨, estrofa del poema La Niña de Guatemala, de José Martí.

Cada vez que pienso en María Estela, siento una lacerante sensación de culpa. Ella era una señorita perteneciente a una de las familias de abolengo de la sociedad trinitaria. Su papá gozaba del prestigio de ser una persona íntegra y había caído preso por motivos políticos, como sucedió muchísimas veces al comienzo de la Revolución del Fifo, que a pesar de sus pretensiones de humanista era en realidad un despreciable y abusador tirano que metía en la cárcel a todo el que se le opusiera. Su mamá se distinguía por ser una amorosa e inteligente mujer, muy buena esposa y madre.

Por más que me esfuerzo, no logro recordar el momento exacto en que la conocí. Tengo, sin embargo, muy claro el momento en que comenzó nuestro romance: jugando a ¨la botella¨ en la casa de una amiga mutua.

Juego de la botella

Para los que no lo conozcan, el juego consiste en formar un círculo entre todos los participantes, poner una botella en el centro, y darle un impulso para que de vueltas. Cuando se detiene, la persona a la que apunte su pico, tiene que hacer algo que por lo general es embarazoso. En este caso, el ¨castigo¨ consistía en escoger a quien más te gustara del resto del grupo, y darle un beso. No uno de lengua como sería lo normal hoy en día, sino un casto y puro beso en la mejilla. Pero para nosotros aquello era una excitante y atrevida forma de disfrutar y mostrar nuestras preferencias, coqueteando con el límite de lo permitido por la decencia.

Juego de la botella

De nuevo, como en el caso de mi noviecita del club de playa, la iniciativa no fue mía sino de ella. Resulté sorprendido cuando María Estela me besó. Era una señal inequívoca de que yo le gustaba, y aquello encendió mi libido a niveles estratosféricos.

Al poco tiempo ya andábamos ¨rompiendo sillones¨, el eufemismo que se utilizaba para denotar el noviazgo, tal como se concebía en aquellos tiempos. Hoy en día las cosas son muy distintas, pero en aquel entonces el proceso era largo y complicado. Había lo que se llamaba ¨días y horas de visita¨, en los que el novio llegaba puntualmente a la casa de la interfecta vestido con sus mejores galas. Ella lo esperaba acicalada de igual manera, y una vez intercambiadas las expresiones de rigor (Buenas noches, cómo está Ud? -refiriéndose a la madre, que era la que por lo general abría la puerta- Se encuentra Fulanita?…), la novia y el novio procedían a sentarse en sendos sillones -de ahí el eufemismo-, adminículos que casi siempre se encontraban en la sala de la casa, bajo la atenta mirada de la madre o peor… del padre.

Por supuesto, en esas condiciones habían muy pocas posibilidades de hacer lo que uno de veras tenía ganas de hacer, es decir, besar y abrazar a tu novia. A lo más que podías aspirar, era a agarrarle la manita y sobársela disimuladamente con la punta de los dedos.

Sin embargo, a veces se presentaban coyunturas fugaces en donde la chaperona bajaba la guardia (por ejemplo, si la madre desaparecía por unos instantes para ir a la cocina a colar café). Y aunque resultaba arriesgado -porque en cualquier momento podía regresar- esa era la oportunidad que los enamorados aprovechaban para acariciarse o conversar sobre sus intimidades. Nada de tocamientos indecentes (como decían los curas, líbreme Dios!) ni nada por el estilo, pero al menos cogías tu agüita…

Patio interior de casa colonial trinitaria. En lugares como éste transcurrió mi niñez. Al ver la imagen, casi puedo sentir el olor de los azahares, de las rosas y de la enredadera de jazmín.

Nuestro primer beso

Así transcurrió el noviazgo durante unos meses, hasta que las hormonas tomaron el control y tuvieron su clímax durante la fiesta de Año Nuevo.

Hay que comprender que en ese tiempo la Isla comenzaba a sufrir escasez de todo, y ya no era tan fácil como antes el conseguir las mil cosas necesarias para organizar una fiesta de Fin de Año: cerveza, ron, refrescos, hielo, vasos y platos de cartón, pastelitos, croquetas, bocaditos, cakes, serpentinas, confeti, pitos, matracas, sombreritos, adornos, buena música, equipos de audio, mesas y sillas, etc.

Sin embargo, los deseos de divertirse de la juventud seguían intactos, y gracias al ánimo de un buen amigo que me embulló a ello, comenzamos a hacer los preparativos para celebrar una gran fiesta de Año Nuevo en mi casa.

Sala de casa colonial en Trinidad

Luchamos muchísimo para conseguir las cosas, pero al final logramos obtener todo lo necesario. Esperábamos unos 150 invitados entre los que figuraban, por supuesto, María Estela y su mamá.

Como era práctica común en aquellos tiempos, los organizadores del festejo teníamos pensado quitar la luz durante unos instantes exactamente a las doce para que aprovechando la oscuridad, cada cual pudiera felicitar a su pareja y amigos de la forma que más le conviniera, sin mucho exhibicionismo.

Esa noche, al llegar ella, la llevé aparte y le dije: ¨Hoy, a las 12 de la noche, te beso en los labios¨. Ella puso cara de sentenciada a muerte -el pudor a veces estorba-, pero yo estaba decidido a hacerlo. No sé si se percatan de que esta última frase implica que NUNCA lo habíamos hecho.

El tiempo transcurrió entre bailes y risas, y de pronto nos dimos cuenta que faltaban unos minutos para la medianoche.

Mi tía se situó junto al interruptor para evitar que el corte de luz fuera demasiaaaaaado largo, y comenzó la cuenta regresiva: diez, nueve, ocho…

Cuando nuestros labios se unieron, una magia desconocida hasta entonces se apoderó de mí. Los labios de María Estela eran jugosos y provocativos como los de las Criollitas de Wilson, y yo no tenía para cuando acabar. Ella se resistía pero eso encendía aún más mi deseo. Nuestras lenguas se encontraron y sentí una descarga eléctrica seguida de un placer raro e intenso…

Pasillo del patio interior de casa trinitaria

José Martí, en su paso por Guatemala tuvo una experiencia interesante y penosa al mismo tiempo: conoció a María García Granados, una señorita de sociedad, hija de un ex-presidente del aquel país. Martí era feo de encargo, pero si lo dejaban abrir la boca era capaz de conquistar a Afrodita. El caso es que María se enamoró de él y probablemente tuvieron sus escarceos amorosos que al final no prosperaron porque además de la diferencia de edades, él ya estaba comprometido para casarse con Carmen Zayas Bazán. Y aunque no le ocultó el detalle, parece que María tenía esperanzas de que al fin y al cabo Martí se decidiera por ella y abandonara a Carmen.

Pero no fue así, y cuando él regresó casado, ella se suicidó tirándose a un río (o al menos, eso es lo que dicen algunos historiadores, aunque otros lo niegan).

Martí escribió entonces uno de sus más bellos poemas, el cual tituló La Niña de Guatemala.

¨Quiero, a la sombra de un ala, contar este cuento en flor: la niña de Guatemala, la que se murió de amor…¨

Yo no soy Martí y por supuesto no tengo ni la milésima parte de su valor, su ingenio y su cultura, pero no dejo de asombrarme al notar como las situaciones dramáticas se repiten en distintas épocas y planos. Existe incluso quien afirma que todos los dramas posibles pueden clasificarse en 36 tipos, no más.

Nuestro noviazgo terminó por culpa mía, de eso no tengo la menor duda. Cuando yo terminé la secundaria básica, gané una beca para estudiar el preuniversitario en el Cepero Bonilla, en La Habana.

Y la distancia, enfrió mi pasión.

Haciendo un esfuerzo por recordar mis sentimientos de entonces a través de los más de 50 años transcurridos, creo que yo me estaba dejando llevar por las costumbres pero en el fondo tanta formalidad no era de mi agrado, me asustaba. María Estela me gustaba, pero sentía que estaba cayendo en la trampa demasiado temprano, que no estaba preparado aún para el matrimonio. En fin, la filosofía del eterno soltero: yo quería más.

El asunto se complicó cuando me enteré de que ella había tenido un accidente bastante serio, en donde parece que un vehículo la arrolló. Estuvo cierto tiempo en un hospital entre la vida y la muerte, pero por suerte al final la cosa no fue fatal. Sin embargo, yo no fui capaz de ir a verla y eso no tiene otro nombre que cobardía. Nunca me he perdonado a mí mismo por ello, por eso comienzo este cuento diciendo que cada vez que pienso en ella, siento un lacerante sentimiento de culpa. Perdón, Mary, si alguna vez lees esto. Evidentemente tú eres mejor que yo, no te merecía.

Y aunque realmente no creo en la teoría del karma revertido y esas cosas, la vida se ha encargado de darme una buena lección: tanta experiencia quise tener antes de casarme, que he tenido unas 5 relaciones más o menos estables (y… otras tantas inestables), ya estoy llegando a los 70, y todavía no he encontrado a mi verdadero amor. No que quería experiencia? Pues tómala!!!

Carmen Zayas Bazán, esposa de José Martí

Por cierto, a Martí también le fue como en feria, parece que Carmen nunca supo aquilatar a su esposo -quería que dejara la política, lo cual en su caso equivalía a que renunciara a lo más profundo de sus convicciones, mira tú!. Al final terminó por cansarse de ser la esposa de un disidente pobre y perseguido y aunque no se divorció, en la práctica lo mandó a volar.

Quizás si Pepe se hubiera casado con María -La Niña de Guatemala- le hubiera ido mejor en su vida afectiva… Pero el ¨quizás¨ nunca existió.

En fin, prosigamos con mi historia.

Club de Cazadores – Trinidad. Almuerzo en familia. Yo aparezco a la derecha, entre dos de mis primas. Foto tomada mucho antes del relato que sigue. Las cajas que aparecen sobre la mesa son de cartuchos para las escopetas de perdigones utilizadas para el tiro al plato. Al fondo, en la cabecera, mi tío Cuco.

Mis primas Estela María y Dolores Elena

Los primos gozan del privilegio de estar juntos desde pequeños porque son familia. Pero la proximidad e intimidad provocan que en muchas ocasiones, terminen por enamorarse. Lo bueno del caso es que no tienes que luchar mucho para encontrar pareja: la tienes al lado. Lo malo es la cercanía genética, la cual en muchas ocasiones se traduce en hijos con taras.

Yo no estuve exento de la influencia descrita y terminé enamorado de una de ellas, con la particularidad que no me hizo el menor caso. Sin embargo y para que se cumpliera la Ley de Murphy que establece que si algo puede complicarse se complica, la que se enamoró de mí fue su hermana. De forma que se estableció un cierto triángulo amoroso asimétrico, en donde yo suspiraba por la que no me hacía caso, y yo no le hacía caso a la que suspiraba por mí. Definitivamente, el mundo está lleno de contradicciones.

Felizmente para la reserva genética de la raza humana, ninguno de esos anhelos se concretó nunca.

De aquella época a la actualidad han pasado muchos, muchísimos años y el tiempo tiene un increíble poder apaciguador. De todos aquellos ardores juveniles sólo me quedan dos cosas: un bonito recuerdo, y la inquietud de pensar en la frecuencia con que se han presentado en mi vida ciertos nombres en sus diversas permutaciones: María, Estela y Elena.

Si yo fuera un judío cabalístico, posiblemente encontraría en algún oscuro texto bíblico las razones de tanta repetición. Porque ya llevo dos largos artículos, aún no termino con la historia, y en el que sigue los tengo que volver a usar.

(Continuará)

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[*** Nota aclaratoria: Una vez publicado este artículo, una buena amiga me hizo una observación que creo vale la pena aclarar. Existe una vieja controversia sobre la paternidad del descubrimiento de la estructura del ADN, que además involucra un caso de lo que pudiéramos llamar ¨machismo científico¨. Porque aunque la ciencia es una especie de espiral ascendente en donde cada cual se apoya sobre los hombros de los que lo precedieron (casi nunca se descubre algo completamente aislado de los conocimientos previos sobre el tema), en este caso específico existe evidencia bastante clara de que se pasó por alto deliberadamente la participación de Rosalind Franklin, una científica que trabajaba en difracción de rayos X en el mismo grupo de investigadores y que fue la primera persona que obtuvo -e interpretó- datos experimentales que sugerían la famosa estructura de doble hélice. El asunto es peliagudo y existen personas a favor y en contra de esta tesis. Pero no me cuesta mucho trabajo imaginar que en la Inglaterra de los años 50 del siglo pasado, unos estirados gentlemen quisieran despojar de sus méritos a una mujer judía. Porque estamos hablando de uno de los descubrimientos científicos más importantes de todos los tiempos, algo que se sabía llenaría de gloria eterna a su descubridor. De todas formas les dejo una liga para que puedan juzgar por sí mismos. Gracias, I!]

Rosalind Franklin

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La felicidad cabe en una maleta (I)

Portada de una edición de Martín Fierro

«Aquí me pongo a cantar
Al compás de la vigüela;
Que el hombre que lo desvela
Una pena estrordinaria,
Como la ave solitaria
Con el cantar se consuela.»
Verso inicial de El Gaucho Martín Fierro, de José Hernández

A nadie le gusta hablar de sus fracasos. Sin embargo, el efecto terapéutico de hacerlo es un hecho. Y si no me creen, pregúntenle a los psicólogos y a los curas. Martín Fierro lo intuía, y utilizó los versos que le brotaban del corazón con la fuerza de un arroyo impetuoso para cantar su largo y bello poema, y con ello librarse de sus penas.

Desgraciadamente yo no soy poeta sino físico. Pero también tengo mi corazoncito, y espero poder hacer lo mío sin tanta poesía, pero con la misma efectividad.

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Alfredo, hoy hablé con mi abogado para comenzar los trámites de divorcio.

La frase me agarró de sorpresa. Alguna vez han sentido como que el piso sobre el que están parados desaparece y comienzan a caer en un vacío infinito?…

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Pero bien mirado, quizás no debiera pensar así. En realidad, ya tendría que estar medio acostumbrado a la sensación de desarraigo que producen situaciones parecidas: desde que era pequeño me ha sucedido muchas veces.

La primera que recuerdo, estaba yo durmiendo en mi cama. Tenía 10 años recién cumplidos, era jueves, no tenía que levantarme para ir a la escuela porque estábamos de vacaciones de Navidad y los pintores que había contratado Roberto Vila -el dueño- para que pintaran el exterior del edificio, estaban en el pasillo lateral cerca de mi ventana, preparando el andamio que usaban para colgarse y hacer su trabajo.

De pronto, llegó alguien y comenzó a hablar rápidamente en un tono de excitación extrema y un volumen tan alto, que me despertó. Decía algo parecido a: «SE FUÉ!!!»

Era el 1ro de enero de 1959, y se refería a Batista, que había abandonado la Isla, dejando el gobierno en manos de un testaferro que duró menos que un merengue en la puerta de un colegio.

Cadillac «cola de pato»

Ese día salimos a celebrar paseando por la calles en el Cadillac «cola de pato» de Pepito y Aurora, los vecinos del tercer piso. Nunca he vuelto a ser testigo de una manifestación de júbilo popular como aquella. La gente se reía sola, caminando. Todo el mundo saludaba a todo el mundo. Éramos felices (no sabíamos lo que nos esperaba). Creíamos en el Fifo. Era como si Jesucristo hubiera regresado a la Tierra.

Ocho días después, el tipo entraba triunfante en La Habana, con paloma blanca en el hombro y todo lo demás.

El Fifo hablando desde Columbia (el principal campamento militar de La Habana), el 8 de Enero de 1959, con las palomas blancas que le preparó Celia -su amante y brujera- para reforzar su imagen como líder de la paz. La cara que aparece detrás es la de Camilo Cienfuegos, uno de sus lugartenientes principales, al que después traicionó y asesinó.

La gente se arremolinaba para verlo de cerca. Hubo hasta quien se encaramó en una farola del alumbrado público para tener mejor vista.

Mis amigos

Pero no a todos aquello le convino. Hubo una pequeña minoría a la que le supo a derrota. Entre ella, se encontraba la familia de Jorge y Rolando, mis dos amigos de enfrente. Ellos eran hermanos, no asistían a Belén sino a una escuela gringa, tenían aproximadamente mi misma edad y su casa era mucho más grande que la mía, por eso jugábamos en su porche, que ocupaba prácticamente todo el nivel inferior. Tenían a Lobo, el cachorro de pastor alemán, Jorge se pelaba al flaptop, tenía pecas en la cara, esa edad que hace que tus incisivos luzcan más grandes de lo normal, y se decía que eran cercanos a Batista. No recuerdo bien a sus padres, sólo que el papá casi nunca estaba en la casa. Tampoco recuerdo su apellido, y no quiero pensar que fuera Masferrer…

Desaparecieron ese mismo día. No sé que fue de ellos, me imagino que se fueron a Miami.

Poco a poco, lo mismo fue pasando con el resto de mis amiguitos del barrio: Marinito, Wilmorito, Armandito, Sergito…

Marinito y Wilmorito

Marinito y Wilmorito eran hermanos. Sus nombres sin diminutivo eran Marino y Wilmour. Sus padres eran Marino M (no quiero hacer alusiones personales directas) y Orquídea …? (a veces me falla la memoria). Tenían una finca de recreo en las afueras de La Habana a la cual me invitaban seguido los fines de semana y en la que me di mi primera cortada en serio en un dedo, manipulando de forma estúpida un machete para deshojar una caña brava que estábamos preparando para hacer un corral de puercos. Recuerdo el corre-corre que se formó para coserme el dedo y el miedo a que me hubiera cortado un tendón. Marino era el típico guajirón rico, machista y muy fornido, rubio de ojos claros. Aparte del Jeep, tenía un Buick de esos grandísimos, con ruedas de «banda blanca». Orquídea era una rubia despampanante (es decir, bella) y corriente, pero de buen corazón. Sus escándalos y pleitos eran famosos y se oían y se comentaban por todo el barrio. Como su casa estaba junto a la nuestra, oíamos sus discusiones como si estuviéramos dentro. A mí me recordaban a Lorenzo y Pepita, el matrimonio de los cómics.

Portada de un cómic de Lorenzo y Pepita

Marinito también asistía a Belén, nos íbamos juntos en la misma guagua (la #11). Wilmorito no, porque todavía era demasiado pequeño para ir a la escuela. Fue en la bicicleta de Marinito (que no sé porqué llamábamos «La Enana Cabezona«) donde aprendí a manejar «sin rueditas». Luego de dominar el arte de montar, jugábamos a «la policía y ladrones» en bici por todo el barrio. Ese era casi el único ejercicio que hacía, y creo que por eso tengo las piernas mucho más fuertes que los brazos.

Quizás el afán de jugar a perseguirse unos a otros en bicicleta era un reflejo de los programas de tv que todos veíamos. En ese tiempo la tv estaba comenzando pero ya habían series, aunque comparadas con las actuales aquellas resultarían simples y aburridas.

Cartel de la serie de tv del caballo Furia

Recuerdo los nombres de algunas: por ejemplo, los martes ponían las aventuras de Furia, un caballo muy inteligente que siempre salvaba a alguien de una situación de peligro extremo. Los miércoles era RinTinTin, el perro pastor maravilla que pertenecía a un soldado yanki de los tiempos de la Guerra Civil.

Inspector Matthews de Patrulla de Caminos, pronunciando su bocadillo «¡Aquí 20-50 llamando a Jefatura!»

Los jueves ponían Patrulla de Caminos, un programa sobre las aventuras de la Policía de Caminos norteamericana en su lucha contra el crimen, con su figura estrella, el inspector Matthews y su inmortal frase, pronunciada frente al micrófono del radio de la patrulla cuando se quería comunicar con la Central de Policía: «¡Aquí 20-50 llamando a Jefatura!» y que siempre terminaba con la emocionante y clásica escena de la persecución de coches (precisamente de ahí viene la frase «cut to the chase» para indicar que vayas al grano).

Perry Mason en los tribunales

Los viernes creo que daban Twilight Zone o Wyatt Earp aunque no estoy tan seguro, y creo que también los sábados había un programa sobre un submarino aunque la memoria me falla en recordar los detalles. Tampoco recuerdo bien si los lunes era Lassie, la inteligentísima Collie, y los domingos Perry Mason, el hábil abogado criminalista. Creo que las aventuras de Flipper, el delfín, fueron muy posteriores a la época de la que hablo.

Lassie, la intelígentísima perra Collie

Pero continuemos con el hilo principal de esta historia.

Los pleitos entre Marino y Orquídea iban in crescendo. Y muchas veces sucedió que luego de los gritos, portazos y maldiciones, Marino llegaba a nuestro portal bufando de puro encabronamiento, a hacernos los cuentos del asunto (como si nosotros no lo hubiéramos oído todito de punta a cabo) y a tomar a mis padres de jueces, con la intención de que le dieran la razón a él. O al revés, llegaba Orquídea hecha un mar de lágrimas a hacernos la historia de lo malo que era Marino, y de cómo la había insultado o pegado. Por supuesto, mis padres siempre trataban de mediar sin darle la razón a ninguno de los dos, porque eso hubiera significado tomar partido por uno pero romper la amistad con el otro, algo que no querían y que además no valía la pena, porque sabían que muy probablemente al poco rato Marino y Orquídea estarían perdonándose y haciendo el amor a todo tren. ¡Oh, las complejas relaciones humanas!…

Vestido con zipper posterior

Orquídea y el zipper

Pero tanto va el cántaro a la fuente, hasta que se rompe. Y por fin, se separaron. Marino se fue de la casa, y se la dejó a Orquídea y sus hijos. Entonces ella entró en barrena como Zero japonés ametrallado, y comenzó el desfile de hombres. Por cierto, todos apuestos y ricos, porque ella decía que no andaba con pendejos.

Una tarde yo estaba solo en mi casa, y sonó el teléfono. Era Orquídea preguntando por mi mamá. –No está -le dije-, salieron ella y mi padre. Entonces emitió con su boca un chasquido de impaciencia y me dijo que si yo podía por favor ir a su casa. Me lo dijo con un tono de misterio que me extrañó, pero le dije que sí.

No tenía más que moverme a la casa de al lado, así que muy pronto estuve tocando el timbre de su puerta. En cuanto me abrió, me explicó el problema: ella iba a salir con alguien -ese alguien llegaría en unos minutos a buscarla- pero no había podido cerrarse el zipper de su vestido porque le quedaba en la espalda y ella no podía hacerlo sola, su criada no estaba y por eso había pensado en mi mamá. Pero ya que mi mamá tampoco estaba, me pedía a mí que la ayudara a vestirse. Total, yo era un niño. Y además, de confianza.

El asunto se complicaba porque ella usaba vestidos ajustados como guantes, y para que no se le viera la marca de los elásticos de su ropa interior… pues sencillamente no la usaba, se ponía el vestido sobre su cuerpo desnudo!!!

Para mí, un preadolescente que apenas había visto un par de postalitas «de mujeres desnudas», enfrentarme a ese soberbio cuerpo -o más bien, a su espalda y sus nalgas- y luchar con el zipper para encerrar en su lugar toda aquella abundancia, fue una experiencia inolvidable.

Unos 60 años después, todavía recuerdo el chisguetazo de adrenalina que sentí.

Primeras experiencias

Realmente, aquella no fue mi primera experiencia sobre temas sexuales. Nunca me he visto a mí mismo como alguien muy exitoso en ese sentido, pero a la verdad que comencé bastante temprano.

La primera de la que tengo conciencia, fue con mi tata (mi babysitter, para los que no entiendan la anterior palabra). Ella era una muchacha pobre que había sido engañada en su juventud por un malandrín que le había hecho un hijo. Eso la dejó traumada y además, la sociedad en aquel tiempo era mucho más pacata, así que no tenía compañero.

Pero sí tenía hormonas. Y entre ellas y mi curiosidad de niño pequeño, algunas veces sucedieron cosas que hoy en día recuerdo con cariño. Los dos dormíamos en la misma habitación, y ella se ponía una piyama para dormir. Por las noches antes de acostarnos, me pedía que cerrara los ojos para cambiarse. Y yo a veces simulaba que los cerraba pero en realidad dejaba una rendija minúscula para verla desnuda. Recuerdo la excitación que sentía a la vista de sus tetas pendulares con grandes y hermosos pezones, y su pubis muy poblado al que veía como una especie de triángulo de color muy negro entre sus piernas, el cual -sin saber a ciencia cierta porqué- me llamaba poderosamente la atención.

Y no estoy seguro de que fuera intencional, pero una vez me agarró mirando y en vez de regañarme, me pidió que la tocara. Se puso de espaldas, se abrió las nalgas y se quedó empinadita, esperando. Yo no tenía la menor idea de lo que era el sexo, no sabía nada sobre el orgasmo femenino y ni siquiera era potente ni tenía erecciones, porque aún era un niño. Sólo tenía el instinto, pero a veces es todo lo que se necesita.

Garage Tángana, 23 y Malecón, La Habana, muchos, muchisimos años después de esta historia…

Sergito

Sergito G. era el hijo de la vejez de «Tángana». Así era como le decían a su padre, el dueño del garaje más famoso de La Habana, que está en 23 y Malecón (el mismo que muchos años después y con su habitual toque de Midas para convertir todo en mierda, en la neolengua del Coma-Andante le llamaron «Diplogarage» porque en él sólo atendían a los coches de los diplomáticos).

Era el más ñoño de nosotros, quizás por su crianza. Su mamá, Maria Luisa, era un señora muy buena, pero con demasiados compromisos sociales como para andar lidiando ella misma con Sergito. Por suerte tenían a la viejita Tití, su tata de toda la vida, que se hizo cargo de Sergito desde que nació. Lo quería con el alma, y él a ella. Tití era extremadamente bajita y noble. Tan bajita, que su estatura era comparable a la de nosotros, que éramos unos vejigos de 10 años aproximadamente. Y trataba a Sergio con una dulzura infinita, lo cual en vez de ayudarlo, hizo que Sergito saliera antojadizo y -para decirlo de alguna forma- «suave».

De «Tángana», el padre, no tengo mayores recuerdos. Murió al poco tiempo de yo conocer a Sergio, así que no logro asociarlo en mi mente con una cara. Sin embargo, sí recuerdo el funeral y el luto que se impuso en la familia luego de su muerte. Según pude constatar por lo que dejó, era del tipo de hombre aventurero y deportista. Parece que le encantaban los coches de carrera, y se movía en ese mundo de los sportcars. Y no le iba mal.

Tren de juguete

Tenían una casa preciosa, en la esquina de 3ra-A y 38, con pisos de granito, mezzanine con pasamanos dorado y una amplia escalinata en el patio posterior. En el garage -para unos 3 autos- había algo que a todos nosotros nos llamaba poderosamente la atención: una mesa inmensa con un tren eléctrico de juguete. En ese tiempo era un hobby caro (hoy en día también lo es) y existían principalmente dos compañias que los fabricaban: American Flyer, y Lionel (yo también tenía uno, pero el mío era mucho más pequeño). Aquella maqueta simulaba prácticamente una ciudad, con edificios, casas, caminos, semáforos, árboles, túneles, torres de agua, cerros, ríos… Para llegar al puesto de comando de aquella maravilla, tenías que gatear por debajo de la mesa hasta alcanzar una especie de esclusa vertical que había en su centro, recorrido que hacías en medio de tantos cables de control que aquello parecía una selva (en ese tiempo no había wifi ni bluetooth ni nada que se le pareciera). Cuando llegabas y subías, te encontrabas ante decenas de switches e interruptores de todo tipo. Con ellos manejabas los trenes, las estaciones, los cruces, etc.

Muchos de los vagones tenían alguna función especial. Por ejemplo, estaba el vagón lechero, el cual cuando lo arrimabas a una estación específica y apretabas un botón, abría sus puertas y aparecía un hombrecito que ponía en la plataforma una pequeña cantina de leche con la misma silueta de las reales, pero minúscula (luego tenías que «cargar» de nuevo el vagón con las cantinas metiéndolas por una abertura en su techo, pero esto no le quitaba un ápice a la diversión de ver al hombrecito trabajando). Había cruces que funcionaban «automáticamente» es decir, que cuando un tren llegaba a sus cercanías, el peso de la locomotora accionaba un switch que le quitaba la corriente al tramo de vía del cruce transversal, de manera que cuando otro tren llegaba al mismo, se quedaba sin corriente y se paraba, y el efecto visual era que un tren estaba «esperando» a que el otro pasara para continuar su marcha. Luego de que el primer tren terminaba de pasar, el switch recuperaba su posición inicial, y el tren que estaba «esperando», continuaba su movimiento. A mí, tal nivel de automatización me producía espasmos de gozo.

Los trenes tenían hasta control de velocidad (la velocidad se regulaba mediante el voltaje, que podía variar en un pequeño rango que controlabas con un reostato). Y por supuesto, habían varios circuitos con electrificación independiente, para que pudieras tener varios trenes moviéndose a distintas velocidades, o unos en marcha hacia adelante y otros en marcha atrás. Los vagones se podían enganchar y desenganchar del resto del tren sin tocarlos -siempre que pusieras las las muelas de enganche encima de un dispositivo especial de los rieles- lo cual permitía todo tipo de «maniobras» para armar los vagones y los trenes en el orden que quisieras, exactamente igual que en el mundo real. Claro, todos aquellos voltajes -para los que pensaron en la posibilidad de una electrocución- eran muy bajos, no pasaban de unas pocas decenas de voltios. Si alguna vez «te cogía la corriente», lo más que sentías era una leve cosquillita en las manos. Las locomotoras tenían un mecanismo especial para producir humo: cuando depositabas en su chimenea una pastilla blanca especial de una sustancia química que se sublimaba al calentarse, al poco tiempo aquella locomotora comenzaba a escupir bocanadas de humo blanco al mismo ritmo de su marcha… En fin, que nos divertíamos la mar con aquella maravilla.

Otro de mis recuerdos sobre cosas divertidas asociadas con Sergito era cuando salíamos en el Cadillac convertible (o descapotable) de su familia, a tirar serpentinas en el Carnaval de La Habana. Invitaban a toda la muchachada del barrio a aquel paseo, compraban un saco de rollos de serpentinas y otro de confettis, nos montaban a todos en aquel auto y nos íbamos al Malecón. En ese tiempo, era costumbre que luego de las carrozas, desfilaran también muchos autos con muchachas bonitas y gente de todo pelaje que querían divertirse e iban detrás, tirando serpentinas, sonando los pitos de corneta y moviendo «las matracas», una especie de engranes de madera que hacían un ruido característico al moverlos circularmente. Nos divertíamos mucho, y todos terminábamos envueltos en serpentinas y bañados en confettis, pero muy contentos.

Por aquellos tiempos se organizaron unas carreras de autos en La Habana, a la cual asistió un famoso corredor español de nombre Juan Manuel Fangio y su némesis y eterno enemigo, el Marqués de Portago. Y como la familia de Sergio tenía conexiones en ese mundo de los sportcars, fuimos a ver aquella carrera desde un palco privilegiado. Recuerdo los montones de pacas de heno que habían dispuesto a lo largo del camino y sobre todo en las curvas, para tratar de disminuír el peligro si alguno de aquellos autos se salía del asfalto. El ver pasar los coches como bólidos, haciendo un ruido fenomenal y llenando la atmósfera del olor característico del combustible de alto octanaje y el aceite quemados, fue una experiencia inolvidable.

María Luisa tenía un Mercury que a mí me parecía inmenso, también con ruedas de «banda blanca», pero no recuerdo haberlo montado nunca aunque sí el ruido y la potencia de su motor.

Sergito tenía una hermana mayor, Alicia, que ya era una jovencita y tenía un novio. Recuerdo que el novio aquel, desesperado por salir con Alicia a donde pudiera, usaba la excusa de invitarnos a su finca para que aprendiéramos a tirar con su carabina M1, para en realidad utilizarnos como una especie de chaperones garantizados, dando por seguro que en medio de la emoción por tirar con un rifle de verdad (no «de municiones» como los nuestros) no íbamos a prestar mucha atención sobre dónde pondría él su mano al acariciar a su novia… Así aprendí los rudimentos del deporte (ojo: de tirar, no de tocar).

Todos nosotros éramos muy amigos y nos llevábamos muy bien, aunque de vez en cuando nos peleábamos, como siempre sucede entre niños. La bronca más grande que recuerdo entre Sergito y yo, se produjo cuando éste, en la emoción del juego de policía y ladrones, metió un palo entre los rayos de mi bicicleta en plena marcha. Para decirlo rápido, volé como papalote por encima del manubrio, y me descalabré al caer al piso. De contra, la bicicleta dio una vuelta de carnero y me cayó encima. Al principio no podía creer que Sergio hubiera sido tan imbécil como para hacer eso, porque un juego es un juego, pero su acción se pasaba ampliamente de lo prudente y pudiera haber dado lugar a que me matara. Adolorido y como pude, me levanté y comencé a perseguirlo a pie, corriendo por toda la calle. Cuando por fin lo alcancé, comencé a patearlo y a darle puñetazos con toda mi fuerza, sin reparar si le daba en la cara, en el pecho o en donde fuera. Tal era mi furia, que si no llega a ser porque llegó la viejita Tití y comenzó a aporrearme a su vez a mí, creo que lo hubiera matado a puro golpe. Pero la única consecuencia fatal de aquella bronca, fue que le rompí sus espejuelos, que recuerdo eran negros y con los aros redonditos. Al otro día ya andábamos de amigos de nuevo.

Escenario del famoso cabaret Tropicana, en La Habana, Cuba.

Armandito

Armandito A. P. era otro de mis grandes amigos de la niñez. Su papá era el dueño del estanquillo de ventas de cigarros, café y bebidas que existía en la mera entrada de Tropicana, el famoso cabaret habanero por donde desfilaban muchas de las estrellas de Hollywood.

Existía una diferencia de edades muy grande entre Armando (su papá) y Marta (su mamá). Su padre era ya un viejo, mientras que su mamá era un pollazo, es decir, una mujer muy joven y graciosa que prácticamente podría haber sido su hija. Era el clásico caso del ricachón casado con una muchacha joven. Armandito tenía una media hermana, Martica, que vivía con ellos. Martica era tan o más bella que su madre.

Armandito no era belemita. Es decir, no asistía al Colegio de Belén sino a La Salle, que era algo así como el enemigo por antonomasia de Belén, su depredador natural. Ambos colegios pertenecían a órdenes religiosas distintas (Belén era de la Orden Jesuíta -fundada por San Francisco Javier y San Ignacio de Loyola- mientras que La Salle era regida por la Orden de los Hermanos de La Salle, de origen francés) y entre ambos prácticamente monopolizaban a los hijos varones de la burguesía católica cubana. La única excepción eran los que asistían a los colegios gringos (Ruston Academy, Havana Military Academy, Columbus, etc) pero esos por lo general eran laicos y/o mixtos (varones y hembras), o cristianos pero influídos por las iglesias protestantes, no por la Iglesia Católica.

De manera que en cuanta competencia deportiva, concurso de conocimientos o actividad social de cualquier tipo se presentara, Belén y La Salle eran enemigos a muerte. Lo cual no impedía que Armandito y nosotros fuéramos uña y carne. En cuanto nos bajábamos de nuestras respectivas guaguas, éramos compinches y cómplices de aventuras y juegos por todo aquel barrio de Miramar de los años 50.

Y eso, el considerar la amistad por encima del fanatismo de pertenecer a uno u otro bando, fue una experiencia y una enseñanza que ha influído en mi psiquis durante el resto de mi vida.

La casa de Armandito era grande y en su parte posterior, tenía una especie de sótano abierto con un amplio bar, mesas y sillas. Era el lugar para las fiestas. Pero ese espacio colindaba con el fondo de mi edificio y descubrimos que era más fácil pasarse de una a otra casa brincando la cerca limítrofe, porque de otra forma había que darle la vuelta a toda la cuadra. Ese era nuestro secreto y había que mantenerlo así, porque Vila (el dueño de mi edificio) no quería que lo hiciéramos porque decía que le estropeábamos la cerca peerless.

Con Armandito también me peleé a veces. No recuerdo la razón, pero en una ocasión la bronca fue de tal envergadura que logré sentarme encima de él y agarrándolo por las orejas comencé a moverle la cabeza hacia arriba y hacia abajo de manera que al bajar, su cráneo chocaba ruidosamente contra la acera. Si hubiera sido un coco, seguramente se habría partido. Por suerte aquello ocurrió enfrente de su casa, y terminó cuando Marta salió como una leona a defender a su hijo, y me propinó varios taconazos en la cabeza a mí, con uno de sus zapatos de tacón alto. Sentí algo así como deben de sentir los clavos cuando el zapatero pone una media suela con ese martillito de punta fina que suelen usar, solté a Armandito enseguida, y corrí a refugiarme de aquella lluvia de martillazos en mi cráneo. En ese momento las miradas eran de furia, pero a los pocos días ya andábamos mataperreando juntos de nuevo por todo el barrio.

Armando, el padre, enfermó no recuerdo de qué. Durante un tiempo anduvo en sillón de ruedas y con tubitos de oxígeno en la nariz, pero al fin no pudo recuperarse y se murió. Entonces Marta también entró en barrena como Orquídea, y comenzó el desfile de hombres. Sólo que si no recuerdo mal, estos tipos tenían cara de matones, como gangsters de película hollywoodense. Teniendo en cuenta que Tropicana atraía a ese tipo de gentes como el dulce a las abejas, no me extraña tanto que haya sucedido así.

Piano de media cola

Beatriz y su piano

Junto a nuestro edificio, pero del lado contrario que Marinito y Wilmour, vivían Puchunga y Carlos, un matrimonio. Él era abogado, y ella ama de casa. Puchunga tenía una voz ronca, como de plañidera con gripe, aunque por supuesto cuando se quejaba no invocaba a Alá sino al Diosito de los católicos. Carlos tenía voz de tenor, chamuscadita de ron. Sus pleitos también se oían en mi edificio y competían en volumen y sonoridad con los de Orquídea y Marino, así que a veces teníamos función doble. Vaya, «matinée et soirée» («mañana y tarde»), como en los cines de barrio los domingos. Sólo que éstos no tomaban a mis padres como jueces, y sus peleas por lo general terminaban cuando Carlos, dando un gran portazo, agarraba su coche y salía de la casa.

La que pagaba los platos rotos era Beatriz, su hija, que al ver a sus padres pelear y discutir, se quedaba llorando. Ella era un niña bella, muy inocente, noble y tranquila, que por supuesto asistía a Las Ursulinas (la escuela por excelencia para las niñas de la burguesía católica cubana, regida por las monjitas de la Orden del mismo nombre, algo así como la versión femenina del Colegio de Belén). A mí me gustaba, pero nunca le dije ni pescado frito, por tímido y pendejo.

Beatriz tenía un piano de media cola, en donde todas las tardes practicaba sus escalas. No tenía gran aptitud para el instrumento, pero sí gran actitud, porque no paraba de tocar -o más bien aporrear- las teclas en toda la tarde y nos volvía locos con el ruido. Bueno, creo que en realidad la obligaban a hacerlo, porque para los estándares cubanos de la época, las señoritas de bien como Beatriz debían aprender a tocarlo.

Ella tenía dos hermanos mayores, Eugenio y Carlos. Eugenio era un poco mayor que la tropa (Marinito, Sergito, Armandito, etc) así que él no jugaba con nosotros a la policía y ladrones en bici. Sin embargo, tenía una moto de verdad -que por cierto, también hacía una bulla infernal- y al menos nos conocíamos y conversábamos de vez en cuando. Carlos era definitivamente mayor, ya un jovencito con novia y coche.

La primera quemada de mi vida me la dí en la moto de Eugenio, cuando éste me invitó a dar un pequeño paseo por la cuadra, subido en el asiento posterior. Yo nunca había montado en una moto, y en el desespero por poner los pies en los estribos, pegué el tobillo al tubo de escape. Inmediatamente sentí un dolor muy agudo, como si alguien me hubiera clavado un cuchillo en el pie. Ahí mismo se acabó el paseo, los pedazos de piel quemada comenzaron a caérseme y el rosetón del tamaño de un peso macho me quedó durante meses, a pesar del picrato de butesín que me ponían mis padres todas las noches. La cicatriz sin embargo, nunca se me quitó, aún la tengo.

Quizás la parte buena de este cuento fue que le hice caso a mi madre y le agarré fobia a las motos de modo que más nunca me he sentado en una de ellas, por lo que no he tenido que preocuparme por los accidentes tan feos que se producen cuando vas en una moto y te caes o chocas, porque digamos que en dicho caso, la carrocería del vehículo eres tú.

Porsche modelo Carrera GT

Ya he mencionado que Carlos, el hermano de Eugenio, tenía un coche. Era un auto deportivo, vaya, lo que en Cuba se llamaba «una cuña de carreras», algo así como el abuelo de los Porsches actuales. Hacía una bulla de mil demonios, aún peor que la moto de Eugenio. Carlitos era experto en llegar a toda velocidad a su casa, frenar en el momento justo antes de chocar con la puerta del garage, y -aprovechando que casi siempre la capota estaba recogida- salir de aquella cuña no abriendo las puertas, sino saltando por encima de ellas, como hacen los tipos duros en las películas de Hollywood.

Pelota de futbol

Jesús y Mary, Toy Story y las pelotas ponchadas de Ricardo Arjona

Caminando hacia el mar, del otro lado de la casa de Marinito, el terreno tenía una especie de depresión no sé si natural o artificial. Y aprovechando aquel desnivel, Jesús y Mary (pronunciábamos Meri, como en inglés) habían construído su casa, con la particularidad de que en realidad eran dos: la de arriba, amplia y ventilada, y la de abajo, apenas una covachita hundida, aunque con todas las comodidades normales. La ventaja era que ya sus hijos habían crecido y se habían ido, de manera que no necesitaban de mucho espacio para ellos dos solos. Así que cada vez que podían rentaban la casa de arriba y se las arreglaban para vivir en la de abajo.

Jesús era mecánico de linotipo (aquellas máquinas que componían las galeras de plomo y las convertían en los rodillos que se montaban en las prensas para imprimir los periódicos, cuando no existía la tecnología digital) del Diario de la Marina, una profesión un poco rara que parece que se pagaba muy bien. Mary era ama de casa. Jesús casi siempre andaba con un overol churroso y con la uñas largas y sucias de grasa. Mary era lo contrario, siempre muy arreglada y peinada de peluquería.

El problema de Mary -al menos desde nuestro punto de vista- era su carácter. Jesús era mucho más campechano y amigable que su mujer. La cosa se complicaba porque el jardín de esa casa tenía un marcado desnivel que hacía que todas las pelotas que cayeran en él corrieran indefectiblemente hacia abajo, donde estaban las ventanas de la covachita. Cada vez que se nos caía una -y el caso era frecuente- sabíamos que la habíamos perdido para siempre. La única opción alterna era designar a uno de nosotros para ir a rescatar la pelota, a riesgo de ser detectado por Mary. Algo que era casi suicida, como las misiones de rescate de Toy Story.

Woody y Buzz Lightyear, los personajes principales de1Toy Story

Hace años, cuando oí por primera vez la canción de Ricardo Arjona «Jesús es Verbo, no Sustantivo», en donde menciona a un a tal Doña Carlota que era la más religiosa del barrio y que siempre estaba hablando del amor de Cristo pero que le ponchó 100 pelotas que cayeron en su patio, enseguida me acordé de Mary (y de otras personas también, pero por ahora no vienen al caso).

Mary no duró mucho tiempo después del triunfo del Fifo. Se fue para Miami y dejó a Jesús a cargo de la casa. Felizmente Jesús, que no tenía vocación de mártir, se buscó a Ángela, una compañera mucho más amable y sonriente que su mujer, para gran alivio de la muchachada del barrio.

Reloj de 5ta Avenida – La Habana – Cuba

Alain Monier y el Túnel de la 5ta Avenida

Pero antes de que esto último sucediera, es decir, antes de la Revolución, un buen día apareció por el barrio un niño delgadito y rubio, con cara de extranjero.

Lo primero que nos extrañó, es que no hablaba español. Medio por señas, comprendimos que era francés (Oh, lalá!!!), que hacía poco su familia se había mudado al apartamento que Jesús y Mary alquilaban, y que su padre era ingeniero y había venido para dirigir la construcción del túnel de la 5ta Avenida, que hasta ese momento se unía al Malecón a través de un puente (el Puente de Pote) que atravesaba el río Almendares.

Nos dijo que se llamaba Alain Monier, pero nos advirtió que se pronunciaba Alé Monié. A mí me pareció rarísimo que no se pronunciara tal como se escribía (recuerdo que pensé: «Y entonces para qué rayos lo escriben así?»), todavía no había interiorizado el concepto de que hay idiomas que son fonéticos como el ruso o el español, y otros que no lo son, como el francés o el inglés.

Por cierto, ese asunto del túnel creó una cierta expectativa entre los habitantes de la capital, porque era una tecnología relativamente nueva (estamos hablando de finales de los años 50 del siglo pasado). Pero es que realmente en esos años La Habana se podía codear con las principales capitales y ciudades del mundo, incluyendo a las de Estados Unidos (hoy en día hay que compararla con Lomé la capital de Togo o con Ouagadougou, la de Burkina Faso). Muchas veces me he preguntado en dónde estaríamos si no hubiera sido por el hijoeputa del Fifo y sus compinches, que detuvieron en seco toda esa oleada de desarrollo urbanístico para sustituírla por una cuadriplejia arquitectónica de la cual posiblemente no salgamos en lo que resta del siglo XXI.

Hasta un chachachá le hicieron al túnel, con su famoso estribillo: «Vamos al túnel mi vida, vamos al túnel mi amor…», frase que ponían en boca de un novio que quería usar la obscuridad del túnel para enamorar a su amada…

De boca de Alain aprendí yo la tecnología de hacer túneles -en ese entonces era una novedad- la cual consistía en preparar en tierra firme una serie de inmensos tubos de concreto de sección transversal rectangular, cerrarles las cabezas para hacer que flotaran y llevarlos con remolcadores hasta el punto necesario para entonces llenarlos de agua y hundirlos, soldarlos entre sí y luego sacar el agua interior, para al final producir un tubo largo y estanco en donde se instalaban las carreteras y los sistemas de ventilación y supervivencia. Toda una experiencia, oída de labios del hijo del director de aquella obra.

Por eso siempre he considerado el túnel de la 5ta avenida como algo especialmente familiar, más familiar que el puente de 23, por ejemplo.

Tunel de la 5ta Avenida, foto actual

Y también por eso me río de algunos intentos que he leído de considerar como pioneros otros túneles que se han construído mucho después en América Latina y que han querido darlos como «¡El primer túnel de su tipo en América!!» o alguna otra de esas frases pomposas que utilizan los demagogos cuando quieren engañar a la gente.

En el mismo apartamento de Jesús y Mary en donde vivió Alain con su familia, vivieron -antes o después, no logro recordar con exactitud cuándo- unos chinitos que también se hicieron amiguitos nuestros y cuyo padre también había venido a construír algo, aunque esta amistad no llegó a ser tan fuerte como la que logramos con el francesito, quizás porque la barrera del idioma entre el chino y el español era demasiado grande para nosotros.

En cuanto a Alain, puedo asegurar que durante el año y medio aproximado que duró la construcción del túnel y hasta que su padre terminó su trabajo y regresó con su familia a Francia, formó parte de nuestra tropa. La mejor demostración de ello es que 60 años después de aquello, aún lo sigo recordando. Y le deseo lo mejor, en cualquier lugar en donde se encuentre actualmente.

Casa saqueada

Casas saqueadas y el olor a naranjas podridas

Todo este largo periplo por el ambiente que me rodeaba en mi niñez, tiene por objetivo el describirles el mundo que comenzó a desaparecer para mí a partir del 1ro de enero de 1959.

Fue mi primer desarraigo, en este caso no porque yo cambiara de lugar, sino porque fue el lugar el que cambió.

Poco a poco, todos mis amigos fueron desapareciendo. Primero Jorge y Rolando, luego Marinito y Wilmour, luego Sergito, Armandito… Comencé a tener la sensación del «náufrago invertido», es decir, no el que llega nadando a una isla desierta y se encuentra solo, sino el que se queda solo en su isla porque el resto de la gente «se va».

Mis padres, por una u otra razón, nunca pensaron en largarse. Una vez por poco me mandan a mí solo (cuando aquello de los niños Peter Pan), e incluso tuve el pasaporte y la visa weiver en las manos, pero al final se arrepintieron y me quedé.

Calle Bernaza en 1959

En los años anteriores a la Revolución, Cuba había sido un país receptor de inmigrantes: españoles, chinos, judíos, turcos, … Gracias a la bonanza económica que imperaba, la gente soñaba con irse a vivir allí. Eso es un hecho indiscutible, y echa por tierra el cuento que nos quería hacer el Coma-Andante de que la Isla era un lugar de miseria y sufrimiento, antes de que él se hiciera con el poder.

Ahora comenzaba el éxodo contrario: primero fueron los batistianos; luego los empresarios, banqueros y la alta burguesía en general; luego los profesores universitarios, los ingenieros, los artistas, arquitectos, médicos, los dueños de negocitos, cafés, restaurantes, en fin, la clase media; luego los obreros, campesinos, artesanos, plomeros, carpinteros; y por último, hasta los maraqueros de las orquestas (es decir, gente sin profesión específica) querían emigrar.

Esa sensación de barco hundiéndose mientras tú permaneces amarrado al mástil, en mi caso se vió reforzada desde los primeros días del triunfo de la revolución, debido a que el lugar en donde yo vivía (Miramar) era -sin llegar a ser el Country Club, o sea, el barrio de los millonarios- un lugar de gente rica, muchas de las cuales escaparon el primero de enero a toda prisa con lo que tenían puesto, dejando hasta los jabones en las jaboneras.

Escenas del caos en La Habana luego de la caída del Dictador Batista

Porque además de la alegría popular de la que ya hablé al principio de este artículo, también ví escenas de las gentes saqueando las casas de los batistianos (o de los infelices que cayeron en sus manos, porque la envidia y el caos son compañeros en las revoluciones).

Por aquel entonces habían instalado en algunas avenidas los primeros parquímetros, los cuales habían producido malestar entre la gente, que no estaba acostumbrada a que le cobraran por estacionar su coche. Pues bien, aquel 1ro de enero de 1959 tuvieron su final, porque la gente los arrancaba y los usaba como arietes para romper otras cosas.

Naranjas podridas

Uno de mis recuerdos asociados a ese período, es el haber penetrado en un par de casas saqueadas, y caminar por encima de los muebles rotos, los cristales, los azulejos arrancados de las paredes por pura maldad, los pedazos de televisores y otros aparatos electrónicos que no pudieron cargar, los restos de alimentos descompuestos luego de que se robaran los refrigeradores y tiraran su contenido, las naranjas podridas…

Y aunque nosotros -como los vejigos malcriados e ingenuos que éramos- usamos durante un corto tiempo esos lugares para fumar y toser a escondidas y creernos que hacíamos la gran cosa, no tuvimos la experiencia suficiente como para darnos cuenta de lo que en realidad significaban: un escalofriante atisbo de lo que vendría después, un aviso premonitorio del futuro en el comunismo de los Castro.

(Continuará)

 

 

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Un mundo feliz, o falaz (XII)

Monte Rushmore... modificado

Visión «actualizada» de los Padres Fundadores (Washington, Jefferson, Rooselvelt y Lincoln) inmortalizados en la roca del Monte Rushmore

De lo sublime a lo ridículo (o de los Padres Fundadores… al Trumpistán)

Ya no me quedan dudas: Diosito es un jodedor.

Resulta que el tipo no se conformó con ridiculizar nuestros modelos de tiempo, espacio, causalidad, simultaneidad, etc, haciendo que la física cuántica y la relatividad de Einstein nieguen la estructura de la realidad según nos indican nuestros sentidos, sino que ahora también convirtió en hiena al Gato de Schrödinger

Y como colofón de ese absurdo panorama, yo, que he sentido casi toda mi vida el más profundo desprecio por el Fifo (¡gracias a Dios ya está metido en una cajita!) y por el comunismo en general, he comenzado a sentir lo mismo por el presidente de la nación que en sus buenos tiempos más admiraba y en la cual ponía mis esperanzas de un mundo mejor.

Como decía Paco (el encargado de Alegrías de Sobremesa): «Le zumba la berenjena!«.

Gato de Schrödinger

Gato de Schrödinger, con cara de aburrido

Ahora en serio…

Siempre he tratado de ser imparcial y respaldar mis opiniones y los razonamientos expuestos en este blog con hechos que los expliquen y le den sustento, alejándome en lo posible de las actitudes doctorales o de las perretas de fanático de cualquier signo filosófico o politico.

De esa manera intento ser civilizado y evitar imponerle a nadie mis criterios, sino dejar que sea el lector el que -luego de escuchar mis argumentos- saque sus propias conclusiones.

Y aunque en estos momentos la indignación me embarga, me esforzaré en evitar que la ira me desvíe del camino de la razón y demerite mis argumentos.

Así que «le bajo dos rayitas» -como dicen en México- y paso a explicarme.

Comenzaré -creo que ya va siendo mi estilo- disfrutando un poco con la referencia a una obra de la cultura universal que me recuerda el estatus actual de la política gringa:

El Ciudadano Kane

Escena del filme El Ciudadano Kane

El ciudadano Kane

El genio de Orson Welles alcanzó las mieles del éxito en 1938, cuando emitió un famoso programa de radio basado en la novela «La guerra de los mundos» de H.G. Wells, que describía la invasión de la Tierra por seres de otro planeta. Por su nivel de realismo (al ser transmitido como un noticiero, muchas personas creyeron que se trataba de un suceso real que se narraba en vivo) creó una terrible ola de pánico al punto que hubo varios suicidios e innumerables ataques de histeria entre la población norteamericana.

Luego de algunas críticas que en realidad implicaban una velada alabanza a su habilidad histriónica y de una disculpa pública, el incidente se convirtió en un trampolín a la fama que le abrió las puertas de Hollywood y en 1941 escribió, produjo y protagonizó uno de los filmes más aclamados de todos los tiempos, al punto que muchos lo consideran la obra máxima de la cinematografía mundial.

En ella, se cuenta la historia de Charles Foster Kane, un magnate de la prensa estadounidense en la primera mitad del siglo XX que a pesar de su origen humilde llegó a la cima de la megalomanía y a amasar enormes cantidades de dinero y poder. Poco a poco, sin embargo, su estrella se va opacando y al morir en Xanadú -su inmensa propiedad en el estado de Florida- triste y abandonado por todos, pronuncia una última e incomprensible palabara: «¡Rosebud!«.

Nadie sabía a qué se refería. Y es precisamente a través de la investigación que realiza un reportero para resolver esta incógnita, que la película muestra -a través de flashbacks- la historia del protagonista.

Rosebud, el trineo de nieve que era el juguete preferido del pequeño Charles, y que le quitaron el día que comenzó su educación en un internado lejos de su hogar.

Rosebud, el trineo de nieve que era el juguete preferido del pequeño Charles, y que le quitaron el día que comenzó su educación en un internado de élite, lejos de su hogar.

Aparte de las consideraciones sobre los méritos técnicos del filme y su estructura dramática -que hizo escuela según muchos críticos- quisiera referirme a la moraleja final de la historia: resulta que Rosebud era el nombre del trineo que le quitaron al pequeño Charles el día en que (luego que su madre recibiera una cuantiosa herencia y decidiera alejarlo de la influencia de un padre alcohólico y abusador creando un fideicomiso a cargo de educarlo hasta su mayoría de edad) llegó hasta su humilde cabaña un famoso banquero que desde entonces sería su tutor, para llevarlo a un internado de élite donde modelaron su carácter y lo convirtieron en una máquina cuidadosamente programada para ganar a toda costa, en cualquier situación o circunstancia.

En el fondo, sin embargo, siempre añoró lo que le arrebataron: su hogar y su niñez.

De manera que el mensaje principal del filme -que según muchos, resume el pugilato del gobierno y cierta parte de la sociedad norteamericana en la primera mitad del siglo XX y finales del XIX- parece ser la advertencia de que la felicidad no se encuentra en las cosas, el dinero o el poder, sino en algo tan sencillo como sentirse satisfecho consigo mismo. Enseñanza que por cierto, es la base de varias exitosas filosofías humanistas.

William Randolph Hearst

William Randolph Hearst

I make the news!

Pero aunque supuestamente la historia era ficticia, tenía un sospechoso parecido con la de un personaje de la vida real: William Randolph Hearst, poderosísimo magnate de la prensa norteamericana de la época que carga con el dudoso honor de haber inventado la prensa «amarillista», es decir, la manipulación mediática ajena a la verdad y afín al escándalo y al morbo, con el fin de vender.

Uno de sus dichos: «I make the news!» (Yo hago las noticias!) refleja su siniestra idiosincracia. Anticomunista furibundo y partidario de la caza de brujas, fue acusado de xenófobo y pronazi.

Existe una anécdota sobre él que de ser cierta, lo colocaría en una posición difícil de superar en el panteón de la ultraderecha: Cuentan que a finales del siglo XIX, poco antes de la segunda guerra (1895-1898) entre España y los criollos por la independencia de Cuba, Hearst mandó un reportero a cubrir la Isla. Y dicen que aquel periodista al llegar a La Habana y no constatar ninguna acción militar, le mandó un telegrama a su patrón diciéndole que él no veía la guerra por ningún lado. A lo que Hearst le contestó con otro telegrama: «No se preocupe, ya la verá. Ud. ponga las fotos, que yo pongo la guerra«.

Acorazado USS Maine

Acorazado USS Maine

Lo que sí está comprobado es que fueron sus periódicos los que comenzaron la campaña mediática que le echó la culpa a España por la explosión en 1898 del USS Maine (un buque de guerra norteamericano que se encontraba estacionado en la bahía de La Habana supuestamente para proteger los intereses de los ciudadanos norteamericanos en la Isla porque EU era un país neutral al conflicto armado). Y aunque a la luz de la lógica resulta difícil de creer que España tuviera algún interés en tener como enemigo a una nación tan poderosa, la campaña dio resultado y como consecuencia EU entró en la guerra y venció a España en unas pocas semanas (algo que los cubanos venían añorando al menos desde 1868).

Cuba pasó a tener un gobernador gringo durante unos años y el 20 de Mayo de 1902 obtuvo su independencia. Pero la bandera que se arrió ese día no fue la española, sino la norteamericana.

A esas lindezas se agrega su apoyo al porfiriato (1876-1911) -una de las grandes dictaduras mexicanas- y luego a Victoriano Huerta, el asesino de Madero (el presidente electo que sustituyó a Porfirio Díaz) con el evidente propósito de defender sus propiedades en México.

De ese tamaño se las gastaba el señor.

Marion Davies, famosa y bella artriz que mantuvo durante 30 años una relación con Hearst.

Marion Davies, famosa y bella artriz que mantuvo durante 30 años una relación con Hearst.

Pero no todo le salía bien a Hearst. Dicen que Rosebud (que suena parecido a rose butt, algo así como culito rosado) era en realidad el apodo con que se refería a las partes íntimas de su novia, la bella actriz Marion Davies, a la que una vez sorprendió besándose con Charles Chaplin en una fiesta de cumpleaños que se celebraba en su yate, lo cual produjo un pleito algo confuso en el que hubo un muerto. Y parece que Hearst se sintió tan humillado y molesto al ver expuesta su vida íntima hasta en sus más embarazosos detalles (cuernos incluídos), que juró vengarse de Welles.

Y a decir verdad, parece que lo logró.

En primer lugar, utilizó toda su influencia y fortuna para evitar que el filme se exhibiera en los cines, cosa que al menos logró parcialmente. Pero Hearst ya no era joven y quiso que su castigo le sobreviviera: dicen que poco antes de morir, dejó instrucciones para que sus abogados -apoyados en su inmensa fortuna- hostigaran de por vida a Welles, haciéndolo el blanco de innumerables demandas y acusaciones que no lo dejaron levantar cabeza durante el resto de su existencia.

Cierto o no esto último, es conocido que Orson Welles sostuvo durante toda su vida muchos pleitos financieros/legales y que luego de Citizen Kane -a pesar de que produjo otras películas e incluso recibió un Oscar honorífico en 1971- nunca volvió a lograr un éxito tan grande.

Hasta aquí mi descripción del filme de Wells, el cual según mi criterio tiene un parecido asombroso con la realidad norteamericana de hoy.

Ahora explicaré por qué.

donald-trump-celestial-mission

Nombre las 3 funciones más importantes del gobierno: 1) Hacer la Seguridad Nacional grande otra vez; 2) Hacer la Educación grande otra vez; 3) Hacer la Salud Pública grande otra vez; 4) Hacer [el negocio de] la Vivienda grande otra vez; 5) Hacer [el negocio de] los barrios grande otra vez; 6) Hacer al Gobierno grande otra vez; 7) Hacer a Donald Trump grande otra vez…

«Sólo soy, he sido y seré un norteamericano«, Charles Foster Kane.

Quizás el haber estado obligado desde la niñez a oír los discursos de Castro, hizo que desarrollara una especie de radar que me ayuda a detectar desde lejos a los tipos de su especie.

La primera impresión que tuve de Trump fue la de un tipo medio chiflado, mitad megalómano, mitad demagogo. No brillaba precisamente por la belleza o la complejidad de su discurso y las ideas expuestas, sino más bien por su visión simplista de la realidad, su lenguaje chabacano -ajeno a lo que uno esperaría de un gran estadista- y su prepotencia. Me causaba un rechazo instintivo. Francamente, no pensé que tuviera la menor probabilidad de ganar la presidencia de EU.

Me equivocaba.

Creo que mi error estuvo -entre otras cosas- en haber sobrevalorado la capacidad de juzgar por sí mismo del norteamericano medio. Es decir, de no ser manipulado.

Porque -pensaba yo- de un país que ha sido capaz de mantener durante muchos decenios la supremacía mundial en tantos frentes (tecnológico, comercial, científico, intelectual, docente, militar, literario, artístico, legal…) uno esperaría que tuviera una población mayoritariamente culta y difícil de ser manejada por un demagogo, no?.

Falso. La cultura no nos exenta del comportamiento como animales grupales, algo que está incrustado en nuestro ADN desde tiempos inmemoriales, cuando la selección natural «descubrió» que agruparse es beneficioso para la supervivencia.

Por ejemplo, la Alemania de 1930 era una sociedad mucho más culta que la norteamericana. Sin embargo, las consecuencias de la I Guerra Mundial habían llevado a sus ciudadanos a una situación económica desesperada, lo cual facilitó en gran medida que le hicieran caso a un tipo como el hijoeputa de Adolfito, que prometiéndoles el oro y el moro, los llevó a un fracaso aún peor.

Ciro, Cueto y Miguel, los integrantes del Trío Matamoros

Ciro, Cueto y Miguel, los integrantes del Trío Matamoros, que inmortalizó entre otros, el famosísimo  Son de la Loma

Entonces… de dónde son los cantantes, digo, los votantes?

La victoria de Trump me llevó en primer lugar a reconocer que mi visión del pueblo norteamericano quizás no fuera muy real. Y luego, a tratar de saber la verdad, es decir, conocer quiénes fueron sus partidarios. Porque indudablemente, existen. Descubrí que hay muchos norteamericanos que no la pasan tan bien como yo pensaba.

Michael Moore no es precisamente una persona en quien yo confíe ciegamente o tenga en alta estima, pero hizo un documental (TrumpLand) que sinceramente creo me ayudó a entender mejor el problema. En él, dos periodistas francesas viajan a EU y realizan un viaje por tierra desde Chicago hasta Miami, pasando por toda una serie de territorios conocidos como el «cinturón del acero» porque abundaban las industrias básicas relacionadas con el acero (fundiciones, ferrocarriles, maquinaria pesada, ensambladoras de coches, etc), baluartes del voto republicano duro.

De http://en.wikipedia.org/wiki/Image:Rust-belt-map.jpg#file, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3000009

Cinturón del acero (marcado en rojo), en la región nordeste de EU. Imagen tomada de http://en.wikipedia.org/wiki/Image:Rust-belt-map.jpg#file

Durante el viaje van entrevistando a personas con las cuales se encuentran, a las que les preguntan por sus problemas y sus opiniones políticas: un obrero de la construcción sin empleo fijo, un cantante de rock de la tercera edad con hijos que tampoco tienen empleo y no alcanzan crédito para estudiar en la universidad, unos motociclistas de Harley Davidson de ésos llenos de tatuajes, con colas de caballos, pañuelos en la cabeza y caras de malos, un matrimonio de ancianos sin retiro, un miembro del Ku Klux Klan con tipo de mariguanero delincuentón, una muchacha fanática religiosa de Memphis de ésas que sólo lee la Biblia y quiere que todo el mundo piense como ella pero no sabe casi nada sobre el mundo, y hasta un cubano de Miami partidario de que detengan la inmigración como si él mismo no fuera inmigrante. Todos, simpatizantes de Trump.

A pesar de su diversidad, tienen algunos rasgos comunes: casi todos son blancos, su nivel escolar no es muy alto, la mayoría vive en zonas industriales del nordeste venidas a menos por las crisis económicas (ahora los chistosos llaman Cinturón del Óxido al antiguo Cinturón del Acero) y se sienten inclinados a echarle la culpa de sus desdichas al gobierno o a otros grupos humanos como los negros, los inmigrantes o los judíos.

Pero principalmente, ninguno de ellos tiene una situación económica desahogada. Y eso es precisamente lo que los une, la esperanza de que Trump les resuelva sus problemas.

Porque esa gente han visto sucederse los gobiernos demócratas y republicanos con la regularidad de un péndulo oscilando (burro, elefante, burro, elefante…) sin que ninguno los haya ayudado de veras a resolver sus problemas sino más bien al contrario, en cada elongación la cosa se ha puesto peor. De manera que muchos han perdido la fe en el sistema o en los políticos tradicionales.

Y en eso Trump es un experto en presentarse: ÉL es el tipo antisistema. El que les va a decir a todos los políticos de siempre, a los demócratas y hasta a los republicanos (que supuestamente son su propio partido), con la gestualidad y el slang de matón de barrio que tanto impresiona a sus partidarios, algo parecido a: «A ver, pendejos, échense pa’llá, que llegué YO, chingada madre!«.

Qué les podría decir a ese grupo de personas? Que sus problemas no existen? No creo que me creyeran (sobre todo, porque SÍ existen). O que Trump en vez de resolverlos, los empeorará? Tampoco me creerían.

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El granjero Jones entrando en el establo con un látigo para castigar a los animales. Escena de La Rebelión de la Granja, de George Orwell

Uds. quieren que vuelva Jones?

Hay una técnica muy común y efectiva utilizada por los demagogos bien entrenados. Podríamos llamarla la política binaria. Consiste en convencer a la gente de que sólo hay dos opciones: la del enemigo, y la tuya. Y como la del enemigo ya se probó y es mala, entonces la tuya es la buena y cualquier desviación del camino actual, provocaría que el malo se hiciera de nuevo con el poder.

Es lo que le decía el verraco Napoleón a los animales en La Rebelión de la Granja, el genial librito de George Orwell. O el Fifo a los cubanos.

Por supuesto que la implicación lógica sobre la que se basa este razonamiento, es falsa. Pero ha sido utilizado con éxito en innumerables ocasiones a lo largo de la Historia.

Al respecto, creo que debo aclarar algo: el hecho de que no me guste Trump, no implica que me guste Hillary u Obama.

Hillary es una mentirosa enredada en sus propias trampas, como lo de los emails o lo de Benghazi. Y Obama entre otras muchas cosas, tuvo el dudoso privilegio de elevar la deuda del estado hasta más allá del 100% del PIB, unos 19 trillones de dólares. Algo tan peligroso e irresponsable como estar alegremente rodeado de 100 bombas nucleares y no recordar dónde pusiste el botón que las hace estallar.

De hecho, algo que me pregunto es si entre los 300 y pico de millones de habitantes de EU, no había otros tipos más adecuados para las candidaturas demócrata y republicana. Porque los dos que escogieron con tanto cuidado, fueron nefastos. Mejor los hubieran designado en una lotería.

Aclarando: Para mí, los ideales establecidos por los Padres Fundadores y expresados en la Constitución siguen estando ahí, a salvo de cualquier intento de enlodarlos o desvirtuarlos. Aunque muchas veces quienes están llamados a implementarlos en la práctica, sean una partida de gandallas.

Juego de palabras intraducible. Comb es peine, y la frase remeda una canción famosa de Peter Seeger: We shall Overcome (Nosotros Venceremos), refiriéndose a los problemas raciales de los negros norteamericanos. La burla está en que el peinado de Trump seguramente requiere de mucho trabajo con el peine.

Juego de palabras intraducible. Comb es peine, y la frase remeda fonéticamente a una canción famosa de Peter Seeger: We shall Overcome (Nosotros Venceremos), refiriéndose a los problemas raciales de los negros norteamericanos. La burla está en que el peinado de Trump seguramente requiere de mucho trabajo con el peine.

Ahora quisiera hablar de algunas de las decisiones de Trump en sus primeras semanas como presidente.

Los primeros inmigrantes ilegales

Los primeros inmigrantes ilegales. Dice el jefe indio a los peregrinos: «No tienen permiso de residencia ni visas? Lo siento, pero necesitamos ver algún tipo de identificación!».

El Muslim ban y el «pursuit of happyness»

Si Trump en vez de ser descendiente de inmigrantes alemanes y escoceses, hubiera sido miembro de la tribu de los wanpanoag (los que recibieron a los Padres Peregrinos) en los tiempos del Mayflower, seguramente que EU no sería la gran nación que es hoy, porque no los hubiera dejado establecerse. Así de fácil.

Por suerte, aún faltaba mucho tiempo para que naciera. De manera que los peregrinos llegaron a Cape Cod (en las cercanías de lo que hoy es Boston) a finales de 1620, huyendo de la persecusión religiosa de Jacobo I de Inglaterra, y dieron los primeros pasos para la fundación de una nación que con el tiempo se convertiría en símbolo de libertad y justicia para todos los perseguidos del mundo.

Si quitáramos de EU toda la gente de ascendencia irlandesa, italiana, japonesa, china, coreana, mexicana, puertoriqueña, dominicana, jamaiquina, cubana, venezolana, africana, latinoamericana y asiática en general… no sé si quedaría gente suficiente para llenar un par de estados.

Para decirlo claro: la gente es el principal recurso de un país. No basta con que una nación tenga tierras, costas, montañas, valles, minerales, energía… si tiene poca gente, tendrá problemas. Y si no miren a Canadá con su inmensa cantidad de terreno y recursos de todo tipo, que siempre anda buscando personas que vayan a explotarlos.

Además, muchos inmigrantes llegan al país que los recibe con la mala experiencia del lugar de donde salieron, lo cual hace que valoren su buena suerte y se esfuercen por trabajar incluso más que algunos de los nacidos en el lugar de arribo. Por eso son tan valiosos, sin importar si son médicos, ingenieros, científicos, o simples obreros.

Por supuesto, también creo que es justo que cada país tenga el derecho de examinar a los inmigrantes, antes de que éstos entren a su territorio. Siempre ha habido gente mala que intenta penetrar para hacer daño, y a ésos no se les debe permitir nada. Punto.

Alemania nazi. Letrero advirtiendo que el dueño del comercio es judío

Alemania nazi. Letrero advirtiendo que el dueño del comercio es judío

Pero el filtro tiene que ponerse a nivel individual, no a nivel de grupo. No se debería de juzgar o discriminar a nadie por su origen racial o étnico, su color, su país de origen, su religión, sus preferencias sexuales, etc. Si las leyes no se aplican a los individuos sino a los grupos humanos, se convierten en cosas francamente despreciables y odiosas. Como las leyes de Hitler para los judíos.

Y lo que Trump ha hecho es precisamente eso, discriminar por grupos, no por individuos. Lo cual, por cierto está expresamente prohibido por la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica.

Estatua de la Libertad

Estatua de la Libertad, modificada

La excusa del gobierno es que hay países «mayoritariamente musulmanes» de donde provienen gran parte de los terroristas y es muy difícil saber lo que pretende realmente cada uno de sus inmigrantes.

Bueno, yo no he dicho que sea fácil. Pero es lo justo. Tampoco es fácil saber lo que pretende hacer alguien que ya vive dentro del país. Aunque sea hijo de ciudadanos por varias generaciones (como han resultado ser los autores de muchos atentados recientes). Y como Trump, casualmente.

Las leyes se cumplen, no se «interpretan». Eso es precisamente lo mejor de vivir en un país de leyes.

Yo no soy experto en el tema, pero sé lo suficiente como para decir que sólo existe una forma legal para evitar el cumplir con las garantías constitucionales: el estado de excepción que se produce al entrar en guerra o cuando un acontecimiento pone en peligro la paz y la estabilidad del país. Pero para ponerlo en vigor, el Ejecutivo tiene que solicitarlo y el Congreso tiene que autorizarlo públicamente, y sólo por un período de tiempo.

Como hicieron -por ejemplo- con los japoneses residentes en EU durante la II Guerra Mundial, a los que internaron en campos de concentración luego que el Congreso lo autorizó y Roosevelt firmó la ley el 21 de marzo de 1942. Espantoso, abusivo (los más afortunados tuvieron 7 días para malvender sus propiedades pero la mayoría las perdieron),  y posiblemente inútil (nunca descubrieron planes subversivos que implicaran a los internados), pero al menos, legal.

A ver, si Ud. fuera un tipo tranquilo -digamos un sirio- que de buenas a primeras se ve envuelto en un conflicto bélico y al cual su casa se la destruyó un misil, que no encuentra comida para su familia, que vive en un lugar sin agua, sin medicinas, sin nada. No trataría de escapar hacia otro lugar en donde lo dejaran vivir en paz? Qué pensaría si alguien le impide llegar al otro lugar aduciendo que Ud. puede ser un terrorista?

Ornitorrinco. El animalito demuestra la Evolución porque es un híbrido entre clases de vertebrados: tiene pico de pato, tetas de mamífero, cola de castor y garras de nutria. Se reproduce por huevos en lugar de parir vivas a sus crías.

Ornitorrinco. El animalito demuestra la Evolución porque es un híbrido entre diferentes clases de vertebrados: tiene pico de ave (pato), tetas de mamífero, cola de castor y garras de nutria. Se reproduce por huevos en lugar de parir vivas a sus crías.

Pretender que todo musulmán es extremista sin querer ver ejemplos que desmienten tal afirmación, me recuerda el caso del ornitorrinco: Como el animalito es una demostración viviente de que la Evolución es cierta, cuando llegaron con un ejemplar y le dijeron a los sabios que defendían el Creacionismo: vaya, aquí tienen la prueba, para que aprendan! Saben lo que hicieron? Negaron la existencia del ornitorrinco, y resulta que lo tenían delante de ellos!

Creo que es cierto que en muchos lugares del mundo hay culturas atrasadas, que permiten o alientan prácticas terribles como la ablación del clítoris, la marginación y abuso de la mujer o la lapidación por adulterio. Son «bolsones residuales de barbarie«, como los llama un amigo mío. Pero decir que todos los que viven en un lugar así son partidarios de tales prácticas, es una mentira. Muchos, sencillamente están atrapados por haber nacido allí. Lo contrario sería como afirmar que todos los norteamericanos de Alabama son algodoneros segregacionistas. O que todos los cubanos que viven en Cuba son comunistas.

En  realidad, lo que está haciendo Trump es provocar el miedo de la gente para escudarse en él y  justificar sus sentimientos racistas. De hecho, los incidentes que involucran algún tipo de xenofobia han proliferado últimamente en EU, porque los xenófobos se siente alentados por Trump. Debería de darle vergüenza.

Para dejarlo bien claro: no todo musulmán es yihadista. Los hay por montones que son personas normales y buenas. Yo he conocido algunas, así que me consta. Y tratarlas a todas como si lo fueran, equivale a establecer un estado de excepción sin permiso. Y eso es un delito.

La Gran Muralla China. Largo total: más de 20,000 kilómetros. Su objetivo era evitar que los bárbaros de Mongolia entraran en China. Su construcción duró unos 2000 años. En realidad, sólo sirvió para dos cosas: para ná y para una chingada...

La Gran Muralla China. Largo total: más de 20,000 kilómetros. Su objetivo era evitar que los bárbaros de Mongolia y Manchuria entraran en China. Su construcción duró unos 2000 años. En realidad, como dicen en México, sólo sirvió para dos cosas: pa’ná y pa’una chingada…

El Muro

Antes de hablar del muro que pretende construír Trump a lo largo de la frontera de EU con México, me gustaría referirme brevemente al «problema fronterizo» en general.

Para ello, estableceré algunos hechos básicos, algo así como los axiomas del asunto:

Monto anual de las remesas de migrantes hacia sus familiares en México

Monto anual de las remesas de migrantes hacia sus familiares en México

  • Para los gobiernos mexicano, centroamericanos y del tercer mundo en general, los inmigrantes ilegales son un negocio redondo: una vez que pasan la frontera de EU, te quitas de arriba la responsabilidad de que tengan trabajo y se convierten en una fuente de divisas de primer orden porque buena parte de lo que ganan allá, se lo envían a sus familiares en sus respectivos países. En México en particular, las entradas en 2015 llegaron a los 25 mil millones de dólares, cifra comparable a los ingresos por la venta de petróleo.
  • Para el gobierno americano, también son un negocio redondo: los inmigrantes ilegales trabajan mucho y cobran poco. Es decir, si tuvieran que utilizar trabajadores gringos para los mismos trabajos, los productos o servicios saldrían muchísimo más caros.

Estas dos razones son las verdaderas responsables de que ese estado de cosas se haya mantenido durante tanto tiempo. Como siempre ha sido, la economía mayorea a la política.

La entrada irrestricta de mexicanos a EU no le convendría al gobierno de México, porque entonces se llevarían a sus familias completas y dejarían de enviar nada de retache. Y al gobierno norteamericano tampoco, porque el exceso de oferta de mano de obra tendría como resultado la baja generalizada en los salarios (no solamente los agrícolas), con la consecuente depresión económica. Por eso los gringos no implementan una política que ofrezca una ventana para que los inmigrantes legalicen su status: están protegiendo su economía.

Lo contrario también sería contraproducente: si de verdad interrumpen de cuajo la entrada de ilegales y devuelven a los que ya están dentro, México se quedaría sin remesas, y en EU los productos y servicios (suponiendo que contrataran a norteamericanos) se encarecerían hasta la locura.

De manera que como en tantas otras ocasiones, el negocio está en el equilibrio: «ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre», como dicen.

Todo lo demás -en particular las apelaciones a la soberanía y al patriotismo por parte de los funcionarios del gobierno de México, y la historia de los mexicanos violadores y delincuentes por parte de Trump- son palabrerías de políticos corruptos y/o demagogos y/o racistas.

Por ejemplo, si a Peña Nieto desde el principio de su mandato le hubieran importado tanto los indocumentados deportados por EU hacia México -una historia llena de separaciones familiares porque a la «migra», es decir, a la autoridades de inmigración sólo les importa cumplir la ley y no los aspectos humanos o más bien inhumanos del asunto-, ¿porqué se hizo presente en el aeropuerto para recibir a 150 hace sólo unos días, y no lo hizo ni una sola vez con los 3 millones que deportó Obama a sotto voce durante los 8 años de su administración?

Cualquiera diría que estaba tratando de utilizar la indignación popular hacia Trump, para recuperar aunque sea algo de aprobación en su gestión como presidente (ya anda por valores menores al 10%), verdad? Algo que huele a deshonestidad por todos lados.

Claro, podría pensarse en otra solución: que la economía mexicana mejorara tanto, que el incentivo de emigrar para ganar más, desapareciera (porque aún explotados, los migrantes ganan mucho más que en sus países de origen). Pero eso es más fácil de decir que de hacer. Al menos, con nuestros gobernantes actuales, tan inteligentes y dedicados…

adicciones

Las drogas

Otro aspecto del problema fronterizo, son las drogas. Ya me he referido a ello varias veces en este blog, pero no creo que pueda evitar escribir aquí de nuevo mis opiniones:

El negocio de las drogas depende de dos factores: la demanda y la prohibición. Si quitáramos cualquiera de ellos, el negocio se caería.

La demanda no la podría o sabría quitar nadie porque depende de la voluntad de la gente. Siempre habrá quien por ignorancia o por debilidad de carácter, intentará drogarse. Además, está en su derecho de hacer lo que quiera con su cuerpo. Aunque se haga daño. Igual que con el tabaco o con el alcohol, que también son sustancias adictivas pero no están prohibidas.

Luego entonces, la única forma de acabar con el negocio sería acabando con la prohibición. Que se drogue el que quiera, lo mismo con mariguana, con cocaína, con metanfetaminas o con lo que sea, y punto.

¡Pero qué barbaridad! -dicen los partidarios de la prohibición- eso no se puede hacer porque entonces el consumo aumentaría aún más!!!

Falso.

En primer lugar, el consumo de drogas en el mundo no ha hecho más que aumentar durante los últimos 70 años, casualmente el mismo tiempo que lleva vigente la prohibición. De manera que no ha servido de nada, no ha cumplido su objetivo.

En segundo lugar, hoy en día todo el que quiere consumir drogas, ya lo hace. Sólo que tiene que comprarlas a un altísimo precio.

Una vez oí decir al presidente de Costa Rica, hablando en una de esas reuniones de mandatarios regionales, que un kilo de cocaína en la frontera entre EU y México cuesta aproximadamente 1000 dólares. Pero que ese mismo kilo, en Nueva York, cuesta 150,000 dólares. Qué otro negocio multiplica tu inversión por 150 en unas horas?

Si elimináramos la prohibición, el precio bajaría drásticamente y el negocio ya no sería tan lucrativo, con lo cual las mafias tendrían menos dinero para sobornar jueces, policías, políticos, etc, o para comprar armas. Quizás seguirían traficando, pero en condiciones mucho menos ventajosas desde el punto de vista económico, como si traficaran con arroz, frijoles, o talco.

En tercer lugar está la experiencia de países que -como Portugal o Uruguay- han eliminado totalmente la prohibición. En dichos países el uso de drogas… ha disminuído!!! Cómo es posible??? Pues probablemente porque el consumo ya estaba saturado y el dinero que anteriormente se utilizaba sin mucho éxito para combatirlo, ahora se utiliza para enseñar a la gente a no hacerlo o para curar a los que ya lo hacían. Siempre hay quien hace caso. O sea, cuando algo ya está en su máximo, la única variación posible es para disminuír.

No puedo dejar de incluír aquí un párrafo con las conclusiones de un reporte sobre el caso de Portugal, hecho por el famoso CATO Institute de Washington DC, utilizando no pronósticos sino datos duros, recogidos luego de varios años de implementada la política de no prohibición:

«None of the fears promulgated by opponents of Portuguese decriminalization has come to fruition, whereas many of the benefits predicted by drug policymakers from instituting a decriminalization regime have been realized. While drug addiction, usage, and associated pathologies continue to skyrocket in many EU states, those problems—in virtually every relevant category—have been either contained or measurably improved within Portugal since 2001. In certain key demographic segments, drug usage has decreased in absolute terms in the decriminalization framework, even as usage across the EU continues to increase, including in those states that continue to take the hardest line in criminalizing drug possession and usage.»

La traducción del cual podría ser:

«Ninguno de los temores expresados por los opositores a la despenalización en Portugal se han materializado, mientras que muchos de los beneficios predichos por los diseñadores de la política antiprohibición, se han hecho realidad. Mientras que la adicción a las drogas, su uso y las patologías asociadas continúan creciendo rápidamente en muchos estados de EU, estos problemas -en virtualmente cualquier categoría importante- han sido detenidos u ostensiblemente mejorados en Portugal a partir del 2001. En ciertos segmentos demográficos clave, el uso de las drogas ha disminuído en términos absolutos bajo el esquema de despenalización, mientras que el uso en EU continúa incrementándose, incluyendo aquellos estados con las más fuertes regulaciones en contra de la posesión y el uso de drogas.»

Y entonces porqué ya no han quitado la prohibición? Porque les conviene.

¿Pero Cómo?!!!, estás diciendo que todo el esfuerzo que se hace para implementar la prohibición es falso, es pura pala, es simulación, y que en realidad están desde hace 70 años engañándonos? -dirán algunos de Uds.

Bueno, yo sé que a muchos le sorprenderá lo elaborado de mi respuesta a esta pregunta, pero no me queda más remedio que ser explícito y extenderme al máximo: SÍ!

Que qué pruebas tengo? Ninguna. O al menos, ninguna evidencial.

Pero circunstancial, sí tengo una: no hay ninguna otra respuesta. Si alguien durante 70 años toma la misma medicina y no mejora sino que empeora, una de dos: o a Ud. le conviene estar enfermo y está simulando que quiere curarse, o Ud. es un perfecto imbécil. Y francamente, no creo que los políticos sean imbéciles.

Entonces cuál es el beneficio, la razón por la cual no acaban con el problema de las drogas de una buena vez?

El lavado de dinero, naturalmente. Todas las economías del mundo, aquejadas de la muy infecciosa y peligrosa enfermedad llamada «deuda pública«, la cual crece incontroladamente hasta llegar como en el caso de EU al 100% de su PIB, sólo logran mantenerse a flote por la inyección de dinero sucio proveniente de las drogas. Este mecanismo es muy viejo, y está estudiado hasta en sus menores detalles. Es el eterno pleito entre Keynes y Hayek: o gastas -sacando el dinero de donde puedas- y te mantienes pero te endeudas, o ahorras y provocas una recesión. Punto.

Otro aspecto del problema que siempre me ha llamado la atención, es la distribución: para el gobierno de EU, México es culpable de producir y sobre todo, introducir la droga en su su territorio.

Para ello, se transporta de muy diversas maneras: en vehículos terrestres que atraviesan los pasos fronterizos y que la llevan escondida en algun lugar, mediante «mulas» o personas que llenan su tracto digestivo con bolsitas de nylon conteniéndola, «sembrando» la droga en el equipaje de turistas y visitantes inocentes, mediante avionetas que hacen vuelos rasantes y aterrizan en los desiertos, con pequeños submarinos y lanchas rápidas que tiran los paquetes al mar cerca de las costas, con catapultas que lanzan paquetes por encima del muro (que por cierto ya existe en muchas franjas de la frontera), con túneles, dentro de juguetes… en fin, el surtido de modalidades es casi infinito.

Se diría que existe todo un ejército de trabajadores del lado mexicano, dedicados al tráfico. Gente que marca tarjeta y va al trabajo como cualquier otro empleado.

Lo que me llama la atención es ver cómo todo ese tráfico -que en México necesita trenes de carga- se puede meter en las cajuelas de los 4 Grand Marquis de los traficantes neoyorquinos -de ésos con dientes de oro y cadenotas al cuello- que al parecer son los únicos encargados de distribuírla en el lado gringo.

Porque que yo sepa, del otro lado no hay nada más que distribución minorista…

O será que en realidad, del lado norteamericano EXISTE una red de distribución mayorista igual o mejor que la de su contraparte mexicana? Algo así tan grande como una red nacional de almacenes y camiones de distribución de CocaCola, pero sin que nadie los vea?

Vaya! Deben de estar pintados con pintura invisible, casi seguro.

Entonces, porqué no agarran a los mayoristas de su lado? Porqué sólo nosotros los de México somos los culpables?

De manera que en el caso concreto de EU y México, el asunto está completamente resuelto y diseñado. Cada parte tiene su papel y es como sigue: EU pone la demanda y mira hacia otro lado con cara de angelito, mientras que México pone los muertos y carga con la culpa.

Y no son diez, cien o mil muertitos, sino que desde el 2006 a la fecha vamos llegando a los 160 mil. Claro, esa cifra no es oficial. La oficial es mucho más baja. Pero también es mucho más dudosa, porque la política del gobierno mexicano siempre ha sido la de negar la realidad: ante cualquier matanza, descubrimiento de fosa clandestina, secuestro, atentado, etc, los funcionarios usan una frase que la mayoría de la gente en México ya toma a burla, lo llaman «un hecho aislado» -no un asesinato más, un secuestro más, etc, como sería lo honesto. Esos intentos de tapar el Sol con un dedo, en lugar de engañar a nadie, los hunden más en el desprestigio. En cierta forma, están repitiendo el caso del ornitorrinco. Proceder que -por cierto- fue descrito hace años con esta frase genial:

En nuestra época, el discurso político consiste por lo general en la defensa de lo indefendible… Así el lenguaje político está repleto de eufemismos, peticiones de principios y oscura vaguedad. George Orwell

Muro

Muro

«Localiza un muro de 15 metros de altura, y yo te encontraré una escalera de 16 metros», Janet Napolitano (Secretaria de Seguridad Nacional 2009-2013)

Y ahora resulta que en medio de este complejo panorama, se nos aparece Trump con su genial idea de hacer un muro.

Para cualquiera que intente pensar siquiera un poquito en el problema, en lo que se refiere a las drogas el muro no acabaría con el negocio, sino más bien lo haría más lucrativo. Ahora los narcos ya no tendrán el incentivo de multiplicar su dinero por 150, no. Ahora lo multiplicarán por 300.

Y en cuanto a los ilegales sucedería algo parecido: ya los coyotes no te pedirán 10 mil dólares por cruzarte del otro lado. Ahora te pedirán 20 ó 30 mil.

Porque lo que sí está en dudas -al menos para mí- es que el muro logre detener a alguien.

Los muros se perforan, se brincan, se destruyen, se pasan por debajo, en fin…

Establecer una barrera para detener un flujo cualquiera sin desactivar primero el origen de dicho flujo, es tan tonto como cerrar el desagüe de una presa en medio de un diluvio tipo Arca de Noé: lo único que lograrías es aumentar la probabilidad de que reviente la cortina de contención.

Si Trump aprendiera algo de Historia, sabría que la crónica de los muros en el mundo es muy larga. Y además, muy poco exitosa.

Mr Gorvachov: Tear down this wall! - Ronald Reagan in Berlin 1986

«Mr Gorbachev: Tear down this wall! » – famosas palabras de Ronald Reagan en su visita a Berlin, el 12 de Junio de 1987

La Gran Muralla China es el ejemplo más famoso. Pero hay otros muchos: la Línea Maginot, que no pudo contener a los alemanes en su avance hacia Francia en la II Guerra Mundial; la Muralla de La Habana, cuya construcción duró más de 100 años y cuando estuvo lista ya no había piratas así que la desbarataron enseguida; el Muro de Berlín que sólo sirvió para que los rusos quedaran en ridículo…

Lo que sí creo es que Trump tiene todo el derecho del mundo a construírlo siempre que lo haga en su territorio, no en el nuestro. Y con dinero gringo, por supuesto. Pero también creo que se convertirá en un monumento a su estupidez, de unos 3200 kilómetros de largo. No está nada mal para un megalómano, verdad?

TLC (Tratado de Libro Comercio de América del Norte)

TLC (Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre Canadá, México y EU)

El TLC

Hay ciencias como la astronomía, que son llamadas «exactas» porque pueden pronosticar la aparición de eventos con precisión de fracciones de segundo -cuando ocurrirá un eclipse, por ejemplo- y ciencias como la meteorología o el pronóstico del tiempo, cuyas predicciones tienen un carácter más «estadístico», menos determinista: aunque se puede prever la trayectoria aproximada de un huracán, nadie es capaz de predecir con mucha antelación si pasará o no por un lugar en específico. Los factores que determinan el clima son tantos y están tan interrelacionados, que es casi imposible producir pronósticos con certeza absoluta.

La economía pertenece a este segundo grupo. Es más, me atrevería a decir que pocas cosas dependen más de factores aleatorios o imponderables. Las cosechas pueden estropearse por un fenómeno meteorológico o por un evento inesperado como un sismo o la aparición de una plaga. Las industrias pueden dejar de ser importantes por la aparición de una nueva tecnología que les robe el mercado. Las bolsas del mundo pueden experimentar una conmoción por algo tan sencillo como un estornudo o un grito. Las alianzas comerciales pueden dejar de ser convenientes a los ojos de quienes tienen la responsabilidad de mantenerlas, etc.

Además, creo que una de las actividades humanas en donde más se ponen de manifiesto los postulados de la Dialéctica (aquello de la Unidad y Lucha de Contrarios, la Negación de la Negación y la Conversión de la Cantidad en Calidad), es el comercio. Lo digo porque me doy perfecta cuenta de que en ese terreno cada aspecto o tendencia tiene su contraparte y no es posible definirse o aceptar una posición extrema sin perjudicar al régimen en su conjunto.

Por lo tanto, la posición que mejor garantiza la supervivencia del sistema se encuentra por lo general en el equilibrio.

Me explico con un ejemplo (aunque hay muchos): si el tipo de cambio con respecto al dólar favorece al peso, tendremos más poder de compra… pero disminuye el incentivo para la inversión extranjera, lo cual a la larga nos perjudica porque entra menos dinero al país y habrá menos empleos. Si por el contrario, favorece al dólar, las empresas extranjeras invertirán más y por lo tanto habrá más empleo… pero tendremos menos poder de compra (o de pago de obligaciones contraídas en dólares a tasa variable) porque las cosas costarán más a causa de que nuestro peso será más débil.

Claro, puede decirse que lo que costará más son las cosas externas, no los productos que sean enteramente mexicanos. Pero qué productos son enteramente mexicanos? A estas alturas del juego, prácticamente nada depende sólo de un país o de una zona. Todas las cosas están tan imbricadas, que resulta difícil pensar en algo totalmente aislado de lo demás.

Trump juega con eso al mostrar sólo una parte del problema: dice que el TLC perjudica a los EU porque las empresas norteamericanas vienen a poner sus fábricas en México y los obreros gringos pierden sus empleos. Pero no dice que las empresas hacen eso porque los salarios que pagan en México son 10 veces menores a los que tendrían que pagar en EU y de esa forma logran reducir los costos de producción y aumentar sus ganancias. Ganancias que por cierto, se llevan para EU.

Si detrás de esta visión parcial del problema que Trump le quiere meter por los ojos a sus compatriotas y al mundo, está su habilidad como empresario o se trata de simple terquedad de ignorante, es algo que está por verse. Pero creo que está jugando con fuego y nos puede dejar a todos colgando de la brocha. Y cuando me refiero a todos, es realmente a todos: a los mexicanos, a los gringos y al sunsurcorda.

Porque dadas las muestras de inteligencia y delicadeza de espíritu que ha dado hasta ahora, perfectamente puede terminar descalabrando la economía mundial, algo que acarrearía hambrunas y miserias nunca vistas. Y después echarle las culpas al que se le ocurra, Diosito incluído.

Además, resulta sorprendente que se queje de que la balanza comercial con México está desbalanceada en 60 billones de dólares anuales, pero no diga ni pío de la balanza con China, que está también desbalanceada pero en más de 300 billones!

Qué extraño! Así que muy bocón para amenazar al adversario chiquito, pero chito chitón con uno de su tamaño… que por cierto, es el principal acreedor de su deuda externa.

En cuanto al proteccionismo que pretende instaurar Trump, yo, que tengo ojos en la cara y un cerebro para pensar, se me ocurre que al menos en el caso de China la economía «cerrada o planificada» que durante muchos años practicó, le salió como tiro por la culata. Es decir, hasta que no se decidió a abrir sus fronteras y permitir que floreciera el libre mercado, no comenzó su desarrollo. Y hoy en día -aunque no son un país democrático sino un lamentable capitalismo de estado- al menos 300 millones de chinos han logrado salir de la miseria y su PIB ha crecido durante décadas a un ritmo asombroso, cercano al 10% anual. Algo que ya quisieran para un día de fiesta muchas otras naciones.

Aún recuerdo las palabras de Salinas en 1994 para vendernos la idea de que gracias al TLC, México entraría al primer mundo. Evidentemente, no fue así (seguimos en el tercero, con opción al cuarto…), pero como yo no tengo los conocimientos suficientes para hacer una evaluación global, prefiero dejar a Gerardo Esquivel -profesor del Colegio de México-, que nos de la suya:

«Las 2 décadas de vigencia del TLCAN han dejado un saldo de claroscuros. Por un lado, si evaluamos al TLCAN de acuerdo con sus objetivos inmediatos (comercio e inversión), los resultados son relativamente favorables aunque con una clara pérdida de dinamismo en los años recientes. Por otra parte, si evaluamos al TLCAN por sus objetivos finales, los resultados son claramente desfavorables, ya que el tratado no parece haber contribuido de manera significativa a aumentar el crecimiento económico, a cerrar la brecha con los socios comerciales, a reducir la migración, a mejorar los niveles salariales o a reducir la pobreza. Otras dimensiones aportan elementos favorables, como el aumento en el nivel de vida a través del acceso a una mayor variedad de bienes de consumo, aunque también hay resultados indeseables, como el aumento en la desigualdad regional o la mayor sincronización (y, por ende, vulnerabilidad) con el ciclo económico estadounidense.»

GERARDO ESQUIVEL es doctor en Economía por la Harvard University. Actualmente, es profesor-investigador de El Colegio de México. Sígalo en Twitter en @esquivelgerardo.

Mr. Twitty, o el mundo contra mí

Donald Trump, gran histrión

Donald Trump, gran histrión

Una de las experiencias inolvidables para los que sufrimos en carne propia los primeros años de la Revolución cubana, era ese constante estado de inquietud o sobresalto que provenía del Fifo, esa especie de pleito infinito entre el Coma-Andante y «los yankis», «los capitalistas», «los gusanos», «los banqueros de Wall Street», «los latifundistas», «los contrarevolucionarios», «los siquitrillados», «las agencias de prensa imperialistas», «los lacayos de Washington», «los mercenarios»… en fin, contra todo el mundo que no pensara y dijera exactamente lo que a él le convenía en cada momento.

Claramente, aquello denotaba una personalidad enfermiza y paranoica, que necesitaba sentirse el centro del Universo para estar a gusto.

En realidad, muchos políticos han hecho uso de esa técnica, porque saben muy bien que la agresión externa es una vía para lograr la unidad nacional, digamos que el patriotismo a ultranza sirve como instrumento de manipulación. Pero indudablemente el Fifo la llevó a un plano sublime, es decir, a su máxima expresión.

Y debido a esa amarga experiencia es que me resulta tan fácil identificar el mismo rasgo de carácter en Trump.

En el poco tiempo que lleva de presidente, el tipo ya ha tenido pleitos con Alemania, Francia, Australia, México, Rusia, el Poder Judicial, la CIA y otras agencias de seguridad nacional, la ONU, la OTAN, líderes de su propio partido, los medios de prensa, personalidades de Hollywood como Meryl Streep y Arnold Schwarzenegger…

Incluso en su propio gabinete ya van dos bajas, el consejero de Seguridad Nacional y la Secretaria interina de Justicia. Y no lleva ni un mes en el cargo!

Pez peleador (Betta)

Pez peleador (Betta)

Creo que lo único que me falta por ver es que se pelee consigo mismo ante el espejo, como hacen esos pecesitos de pecera…

Analizar cada uno de estos  pleitos extendería demasiado este ya de por sí largo artículo, pero al menos me gustaría referirme a un par de ellos:

El Cuarto Poder: la prensa

El Cuarto Poder: la prensa

Desde los tiempos de Hearst y posiblemente desde mucho antes, la prensa tiene una influencia decisiva en la opinión pública. Lo mismo puede exaltar a alguien y ponerlo en la cúspide del prestigio, que acabar con él y despeñarlo en un abismo insondable de descrédito. No importa tanto si es culpable o no, los periodistas pueden lograr que lo malo luzca bueno y viceversa.

Esta especie de arma de doble filo ha tenido sus momentos de gloria como cuando se utilizó en el caso Watergate para quitar a un presidente tramposo (Richard Nixon) y  también sus ratos de deshonra como cuando ayudó a los partidarios de George W. Bush a destrozar a Mary Mapes (la periodista de 60 Minutes que descubrió en 2004 -cuando  ya Bush era presidente y mandaba a los jóvenes a Iraq y Afganistán- el escándalo de Abu Ghraib y además que en 1968 el muy cabrón, usando la influencia de su padre, había burlado su deber de ir a luchar a Vietnam e incluso había desertado del Ejército sin que esto le hubiera acarreado mayores consecuencias), la cual en vez de recibir un Pulitzer como los periodistas del Washington Post, terminó despedida de su trabajo por la cadena CBS y acusada de mentirosa.

Pero independientemente de lo justo o no de las acciones de la prensa, de lo que sí no tengo dudas es de su poder.

Por eso los artistas y los políticos se cuidan muy bien de cortejarla.

correccion-politica

Corrección política. De izquierda a derecha y de arriba a abajo: «Yo no creo que las mujeres tengan ningún derecho, y pienso que los gays deben ser ahorcados» – «Wow, qué pendejo eres! Tú debes ser republicano» – «No, realmente soy musulmán y esos son criterios de mi religión» – «Oh, lo siento mucho! Te pido disculpas! Espero que no creas que yo soy una islamofóbica!»

Y para que no me acusen de parcial, he de admitir que una buena parte de la misma se deja cortejar muy a gusto, sobre todo por la izquierda. Es decir, muchos de los medios de prensa actuales son «progres» (pro-demócratas), y partidarios de lo que se ha dado en llamar «la corrección política», actitud que en mi opinión, si se lleva al extremo también tiene grandes defectos.

El problema parece ser que Trump, navegando a toda vela en su océano de autosuficiencia, le molesta tener que cortejar a nadie, porque piensa que eso lo pone en un plano inferior. Y ello lo ha llevado a una verdadera guerra mediática.

Trump burlándose de Serge Kovalevsky, el periodista discapacitado del New York Times que hace años escribió una frase sobre el 9/11 que lo incomodó

Trump burlándose de Serge Kovalevsky, el periodista discapacitado del New York Times que hace años escribió una frase sobre el 9/11 que lo incomodó

Guerra que ha tenido sus momentos de máxima actividad, como cuando Trump se burló de un periodista discapacitado del New York Times, doblando su mano para remedar su defecto físico y simulando con su cara y su voz la de un retrasado mental -episodio impropio no sólo de un presidente sino hasta de un pandillero del Bronx– y que colmó la paciencia de muchos, incluyendo a Meryl Streep.

Declaración de principios: Yo le proporcionaré a las gentes de esta ciudad un diario que revelará las noticias de forma honesta. Yo les proveeré también una tenaz e incansable defensa de sus derechos como ciudadanos y seres humanos. Firmado: Charles Foster Kane.

Cuando al repasar el filme El Ciudadano Kane para escribir este artículo oí la frase anterior, casi me caigo de espaldas: coño -me dije- esto tiene un asombroso parecido con la realidad!!

El pleito de Trump con los medios se materializa en el uso de Twitter para saltárselos y enviarle mensajes directamente a la gente

El pleito de Trump con los medios se materializa en el uso de Twitter para saltárselos y enviarle mensajes directamente a la gente

El modo que ha encontrado Trump para evitar el tener que bajar la cabeza ante la prensa y no utilizarla como difusora de sus ideas, es Twitter. Por cierto, no deja de ser original. Ni siquiera quiere usar la cuenta @POTUS (P-resident O-f T-he U-nited S-tates), que es la oficial, sino que usa @realDonaldTrump, supongo que para evitarse depender demasiado del Departamento de Estado o de la Casa Blanca, una burocracia en la que no confía.

Casi casi me da pena con él, me imagino lo desagradable que debe ser andar así, desconfiando de todos y de todo, con miedo hasta del cenicero que está en tu mesita de noche, no le vayan a haber puesto un micrófono…

Ivanka Trump junto a su papá y a Justin Trudeau, en la oficina oval. Preciosa foto. Lástima que al estar sentada en la silla presidencial, dan la impresión de estar jugando con la investidura del cargo. Algo que solivianta a los que creen en la solemnidad de los símbolos nacionales. Otra muestra de falta de tacto. O de cerebro.

Ivanka Trump junto a su papá y a Justin Trudeau, en la oficina oval. Preciosa foto. Lástima que al estar sentada en la silla presidencial, dan la impresión de estar jugando con la investidura del cargo. Algo que solivianta a los que creen en la solemnidad de los símbolos nacionales. Otra muestra de falta de tacto. O de cerebro.

Y ya montados en el burro, pues a twittear se ha dicho! Lo malo es que lo mismo se refiere en sus twitts a problemas de estado, que al negocio de modas de su hija Ivanka. Algo equivalente a mezclar la lista del super o de la lavandería, con los asuntos constitucionales. Y que en vez de resolver nada, lo pone en ridículo y lo hace ver como alguien que no distingue lo solemne de lo intrascendente.

Como dicen en Cuba para referirse a alguien terco: «el tipo no quiere perder ni a las escupías!«…

putin

Caricatura de Vladimir Putin, actual líder del gobierno de Rusia y antiguo coronel de la despreciable KGB, el organismo represor de los tiempos del comunismo. La sombra que proyecta su cara… es la Joseph Stalin, el dictador ruso (en realidad georgiano) que gobernó el país con mano de hierro durante 30 años y asesinó a unos 20 millones de sus compatriotas.

El affaire Putin

Pero hay otras cosas más serias. El otro pleito al que quisiera referirme, es el referente a Rusia. No es seguro, pero podría convertirse en su Waterloo, digo, su Watergate.

Aquí el asunto no está tan claro. Parecía que al principio Trump era partidario de hacer las paces con Rusia (quizás tratando de buscar un amigo que lo ayudara a compensar la dependencia económica con el principal acreedor de la deuda externa norteamericana: la China comunista). Incluso, una de sus primeras acciones como presidente fue llamar a Taiwán (la pequeña isla en donde está la China capitalista), algo que molestó mucho al gobierno de Pekín, acostumbrado a ningunear y amenazar a la gente de la islita (allí fue donde se refugiaron las gentes de Chian Kai-Shek, el enemigo de Mao, luego de perder la guerra civil). Parecía como si estuviera tratando de alejarse de China y acercarse a Moscú.

Esto, luego de que Rusia fuera «el coco» para los americanos durante toda la Guerra Fría, olía a algo así como traición.

Mapa del mundo según la novela 1984. Imagen proveniente de https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=67106

Mapa del mundo según la novela «1984». Imagen proveniente de https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=67106

En particular, a mí me hacía recordar de nuevo «1984«, la genial novela de George Orwell, en donde había tres grandes potencias: Eurasia, Oceanía y Estasia. Siempre en guerra entre sí, con la particularidad de que por lo general dos de ellas se aliaban contra la tercera. Pero no eran siempre las mismas, es decir, a veces Eurasia se aliaba con Oceanía y las dos iban contra Estasia -que hacían ver como el más despreciable enemigo-, pero a veces cambiaban las alianzas y entonces había que cambiar todo, para hacer ver que el despreciable enemigo era el que hasta hacía poco era el más sólido y honorable amigo. Y para que todo funcionara, tenían el Ministerio de la Información, que tenía entre otras funciones el destruír toda la propaganda anterior que criticaba a Estasia, y reimprimirla poniendo a Oceanía como la mala de la película, de manera que nadie pudiera encontrar siquiera una referencia al tiempo en donde las cosas eran al revés. Un verdadero festival de la hipocresía.

Pero luego, las cosas cambiaron de signo: comenzaron a «aparecer» rumores de que Rusia había manipulado sus datos de inteligencia para beneficiar a Trump. Ello hacía pensar en una de dos posibilidades, ninguna de las cuales resultaba agradable: 1) Que Trump fue una especie de marioneta inconsciente de los rusos ó 2) Que Trump se puso de acuerdo con los rusos para que éstos lo ayudaran en su campaña presidencial, desprestigiando a Hillary al publicar documentos comprometedores (sus famosos emails?).

Elefante en cristalería

Elefante en cristalería

Últimamente, las cosas se han vuelto al revés: Trump ha hecho declaraciones criticando a Rusia por haberle quitado a Ucrania el control de la península de Crimea. Y Rusia ha contestado diciendo que no piensa devolverla. Si esto es pala, o es una especie de «escape hacia adelante» de Trump para tratar de recuperar su prestigio, es algo que está por verse. Pero de todas formas, aparece como un palante-y-patrás que no habla muy bien de sus objetivos en la política exterior norteamericana. Más bien, me recuerda a la clásica frase sobre el elefante en la cristalería. O mejor, en la oficina oval.

Oficina oval, lugar oficial de trabajo del Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica

Oficina oval, lugar oficial de trabajo del Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica

El asunto todavía no se ha resuelto, pero ya le costó el puesto al asesor de Seguridad Nacional y en estos momentos apunta a una investigación del Congreso. Ya el Poder Judicial le propinó hace poco un primer sopapo con el asunto del Muslim Ban, y si esto otro prospera, podría terminar en un impeachment.

Todavía parece lejano, pero si sucediera creo que me alegraría, porque independientemente de todo lo demás, los tipos muy sanguíneos o de mecha corta como Trump, no son los mejores guardianes del botón rojo del maletín nuclear. Su ira los hace ser fácilmente manipulables. Y de ahí al vacío, no hay más que un paso.

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Abundando en el tema de los partidarios de Trump y dada mi condición de exiliado cubano, antes de terminar quisiera referirme brevemente a un grupo del cual me siento cercano. A ver si me logro expresar con claridad:

He notado que algunos de mis compañeros de exilio apoyan a Trump porque ven en él la mano fuerte que puede vencer al desgobierno de los Castro. Esto, luego de haber sufrido en su propia carne prisiones o abusos de todo tipo durante casi 60 años, es completamente comprensible. Para colmo Obama, con sus absurdas concesiones al régimen sin exigir ningún tipo de compensación -algo que en su versión optimista es ingenuo y en la pesimista es traición-, no hizo más que echar sal en las antiguas heridas. Ud. estaría de acuerdo en que un tribunal ofreciera el perdón al asesino de su padre?

Pero en mi opinión, el odio incubado durante decenios puede volvernos incapaces de distinguir el bien del mal. En otras palabras, puede suceder que la venganza se convierta en el leitmotiv de nuestras vidas al punto que no nos importe el modo de alcanzarla. Y si esto sucede, el enemigo puede decir que nos venció. Porque al arrastrarnos a su terreno, nos hace su igual, nos envilece.

No podemos dejar que eso suceda.

Si para vencer al impositivo, mentiroso y demagogo desgobierno castrista de izquierda, usamos los métodos de un impositivo, mentiroso y demagogo desgobierno trumpista de derecha, no estamos resolviendo gran cosa. En realidad estamos «desvistiendo un santo para vestir a otro». Sería una victoria «pírrica».

Al depositar nuestras esperanzas de solución al problema cubano en las manos de alguien cuyos métodos populistas se asemejan como dos gotas de agua a los métodos populistas del dictador Castro, le apostamos al fracaso. No puedo imaginarme cómo los exiliados cubanos que muestran simpatía por Trump, no notan las profundas semejanzas entre los dos narcisistas-megalómanos. Están viendo otra versión de la misma película de terror que ya vieron antes, y no logran distinguir que el asesino es el mismo, sólo que su rol está encarnado por otro artista.

Si yo fuera psicólogo, quizás pudiera intentar seriamente darle una explicación a esta especie de ceguera. Por lo pronto, lo único que se me ocurre es pensar que se trata de simple negación de la realidad negativa, porque es muy duro salir huyendo de tu país por motivos políticos, dejándolo todo atrás: tu patria, tu familia, tus amigos, tu cultura… para encontrarte que en el lugar donde te fuiste, cojean del mismo pie. Hay que ser muy honesto para aceptar -como dice la canción- que tropezaste de nuevo con la misma piedra. Francamente, es desesperanzador.

Pero además, están proclamando sin darse cuenta su poca fe en los ideales sobre los cuales se basa democracia, o su bajo nivel de educación cívica. De cierta forma están diciendo que el sistema de leyes, pesos y contrapesos no funciona, y que -para decirlo con una vieja frase del desacreditado PRI mexicano- «El que no transa, no avanza».

De paso, se están exponiendo a ser objeto de los mismos métodos. Una vez que Trump se haya consolidado en el gobierno poniendo en los puestos claves a sus compinches, qué impediría que -por ejemplo- la agarrara contra los cubanos que han logrado afianzarse en EU y quisiera expulsarlos hacia Cuba tachándolos de comunistas o de lumpens, como quiere hacer con los mexicanos tachándolos de asesinos y violadores?

Creo que en el pobre horizonte intelectual y filosófico de Trump sólo hay un máximo valor: el dinero. Y el día que se de cuenta de que en Cuba hay un mercado casi virgen de 11-12 millones de personas que necesitan desesperadamente desde calcetines hasta automóviles, pasando por medicinas y alimentos, viviendas y carreteras, etc, a lo mejor y le da por hacer negocios con los Castro. Y entonces los que esperan que él se enfrente al desgobierno de la Isla, estarían -como dicen en México- «cornudos y apaleados».

Ven porqué los ideales no pueden abandonarse? Son la única forma de sentirse en paz con uno mismo, de hacer algo a futuro de lo cual no tenga que arrepentirme nunca.

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Me faltan por discutir cosas como la marcha atrás en el Obamacare, la posición de Trump ante los desgobiernos de Venezuela, Corea del Norte, y otros asuntos más. Pero esto está ya demasiado largo. Además, debo decir que no en todos los aspectos estoy en desacuerdo con él. Por ejemplo, en lo del control de armas, coincido con su posición. Pero no en lo de prohibir el aborto. En fin, que todavía hay tela por donde cortar. Creo que todavía es muy temprano para hablar de muchas de ellas. Ya tendré que escribir cuando se vea bien a dónde quiere llegar en esos temas.

Ya me descargué, y el efecto terapéutico de escribir se está haciendo notar.

Ojalá y esté equivocado en todas las apreciaciones que he expuesto en este artículo. Prometo disculparme si los hechos posteriores demuestran que no tuve razón. Pero si no es así…

Que Diosito nos coja confesados!

Maletín nuclear

Maletín nuclear

 

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Un mundo feliz, o falaz (XI)

Peste bubónica en la Edad Media

Dibujo de enfermos de peste negra o peste bubónica en la Edad Media, en donde pueden observarse los «bubones» (tumefacción inflamatoria de ganglios linfáticos) que caracterizan y dan nombre a la enfermedad.

La epidemia medieval de peste negra

Uno de los sucesos más aterradores que tuvo lugar en Europa durante la Edad Media, fue la gran epidemia de «peste negra» del siglo XIV (aprox. 1346-1361), la cual mató como mínimo a uno de cada tres habitantes en ese continente, aunque hubo lugares como Venecia en donde la mortalidad rondó el 80% de la población (4 de cada 5).

Hoy en día sabemos que el causante de la enfermedad es la bacteria Yersinia pestis, cuyo hospedero principal son las pulgas que a su vez infectan a las ratas, que son los vectores de transmisión de la enfermedad entre los humanos.

Pero en la Edad Media esto no se sabía porque el desarrollo de la ciencia se había detenido desde muchos siglos antes a causa del fanatismo religioso que exaltaba la fe ciega y perseguía la ciencia y la razón, uno de los grandes crímenes de la Iglesia Católica. Eso y su consecuencia, la falta casi total de hábitos de higiene, causaron el desastre.

Propagación de la Peste Bubónica en Europa

Propagación de la Peste Bubónica en Europa en el siglo XIV

Se cree que en esa ocasión la enfermedad penetró desde el Asia y el Medio Oriente -en donde ya había producido grandes estragos- a través de los barcos y las caravanas comerciales.

Me imagino la desesperación y el miedo de la gente, viendo morir a todos a su alrededor sin tener idea de donde venía el peligro y tratando inútilmente de atribuirle la epidemia a las causas más inverosímiles: malos aires, castigo de Dios por nuestros pecados, magia negra producida por los judíos, etc.

Situaciones parecidas se han presentado con otras enfermedades en muy diversas ocasiones, influyendo inequívocamente en la Historia de la Humanidad:

Así se empezó a construír el Canal de Panamá

Así se empezó a construir el Canal de Panamá

Primer viaje por el Canal de Panamá - 15 de Agosto de 1914

Primer viaje por el Canal de Panamá – 15 de Agosto de 1914

La fiebre amarilla fue la responsable de que los franceses -que luego de haber erigido la Torre Eiffel se sentían la mamá de los pollitos en ingeniería civil- no pudieran concluír el Canal de Panamá y le dejaran el paquete a los gringos (por cierto, existe una vieja discusión acerca de si los americanos intentaron robarle al cubano Carlos J. Finlay el mérito por el descubrimiento de que el mosquito aedes aegypti es el vector transmisor de la enfermedad).

Epidemia de viruela

Grabado mostrando la epidemia de viruela que afectó a los indígenas americanos a la llegada de los europeos

Dicen que la viruela (enfermedad que llevaron los europeos a América y para la cual los indígenas no tenían defensas inmunológicas) hizo más por la Conquista de América que Hernán Cortés, Francisco Pizarro y Hernando De Soto juntos.

Llama andina

Llama andina

Y que la sífilis (enfermedad cuyo hospedero es la llama andina) fue la digna respuesta de América a sus conquistadores europeos.

El fotógrafo Arturo Bermúdez tuvo siempre una imagen de la lepra como un castigo divino mencionado en la Biblia. En la imagen se retrata el episodio donde Jesús cura a diez leprosos, mencionado en el evangelio según San Lucas. (biblegateway.com)

En la imagen se muestra el episodio donde Jesús cura a diez leprosos, mencionado en el evangelio según San Lucas. (biblegateway.com)

La lepra aparece como azote desde los tiempos bíblicos y el curar de un chingadazo a los enfermos era interpretado como «prueba» de la divinidad del susodicho, o sea, el Mesías.

Hongo nuclear

Hongo nuclear

La influencia de las enfermedades en la Historia no siempre se presenta como una epidemia. A veces se manifiesta a través de un personaje importante:

La poliomielitis hizo que Roosevelt padeciera de mala salud gran parte de su vida y probablemente influyó en el accidente vascular encefálico que lo mató, con lo que Truman -que al decir de muchos poseía la inflexible rectitud moral bíblica de un sencillo granjero bautista y por ello era más pragmático que sentimental- tomó el mando y autorizó el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki (algo que según dicen resultaba innecesario porque ya para ese entonces Japón estaba pidiendo el agua por señas y en realidad lo hizo para enviarle una advertencia a Rusia -una especie de «¡Mira, la mía es más grande que la tuya!»- que comenzaba a perfilarse como el gran enemigo en la llamada Guerra Fría que surgió al término de la II Guerra Mundial).

Paul Gaugin - Tahitian women on the beach - 1891

Paul Gaugin – Tahitian women on the beach – 1891

Y hasta la tuberculosis tiene aristas estéticas al ser la causa de muerte de tantos artistas mal comidos como Gaugin o Chopin e incluso personajes de óperas famosas, como la Mimí de La Bohème.

Póster original de 1896 La Bohème por Adolfo Hohenstein.

Póster original de 1896 La Bohème por Adolfo Hohenstein.

Pero mi interés en hablar de estas desgracias no es el de hacer que Ud. sienta deseos de lavarse discretamente las manos, sino el de ejercitar un poco mi gen de filósofo de bolsillo. Existe un hilo común que enlaza de cierta forma todos estos hechos. Veamos:

Visión dialéctica de las enfermedades

Hoy en día todas las enfermedades mencionadas están vencidas, es decir, la probabilidad de que alguien muera a causa de ellas es mucho menor que en la Edad Media porque se conocen sus causas y existen medicinas y reglas de higiene para combatirlas cuyo nivel de efectividad es alto.

Sin embargo y aunque hemos mejorado en el sentido de que la esperanza de vida de una persona civilizada ha aumentado de unos 40 años en la Edad Media hacia unos 80 en la actualidad, ahora han aparecido otras enfermedades (cáncer, Alzheimer, Parkinson…) que en el medioevo no existían o al menos no se manifestaban tanto porque la gente moría antes de llegar a una edad en donde estas «nuevas» enfermedades generalmente se presentan.

Y aunque en su momento cada una de ellas significó un serio reto al intelecto humano y a la ciencia médica de su épóca, creo no equivocarme al decir que las nuevas que van apareciendo son cada vez más difíciles de curar. O sea, que la pelea es cuesta arriba.

Dicho en pocas palabras: ya casi no morimos de peste negra o de tuberculosis. No, ¡que va!. Ahora morimos de cáncer (¡Vaya adelanto! Jejeje…).

Y me siento inclinado a pensar que cuando por fin logremos dominar el cáncer y aumentar la esperanza de vida por encima de los 100 años, aparecerán otras enfermedades que en estos momentos no conocemos ni preocupan a nadie porque la gente muere antes de padecerlas.

La única verdad que aparece como inmutable -aunque algunos dirán que es una visión un tanto pesimista- es que a la larga todos tendremos que morir.

Lo cual puede hacer que nos preguntemos: Y entonces, si al final la tenemos perdida, ¿para qué luchar, para qué esforzarnos en hallar la cura de tal o cual enfermedad, si al fin y al cabo de todas formas moriremos?

Bueno, la respuesta evidente a tal pregunta es que la ventaja de luchar es precisamente conservar la vida durante más tiempo.

Algo así como: «Del mal, el menos». Aunque en realidad nadie sabe con exactitud qué hay detrás del morir. A lo mejor, la nada. A lo mejor, el todo.

Esta sencilla pregunta y sus posibles respuestas es la que da origen a la Filosofía y a su excrecencia: las religiones.

En mi opinión y a riesgo de parecer latoso y repetitivo, el asunto es otra manifestación más de las leyes de la dialéctica. Que por cierto, son una de las pocas cosas en las que creo.

Resumiendo: La esencia de los fenómenos descritos hasta aquí consiste en que combatiendo y venciendo a un mal, muchas veces damos pie al surgimiento o la manifestación de otro que resulta peor.

Lo cual, por cierto, parece validar (o al menos sugerir) un modelo de datos en donde la esperanza de vida es asintótica a un cierto valor máximo.

Establecidos ya estos hechos, me gustaría hablar sobre un fenómeno similar pero en la esfera de la política.

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Salir de Guatemala… para entrar en Guatapeor

Saliendo de Guatemala… para entrar en Guatapeor

Me asombro cuando aprendo sobre Historia. Sin profundizar demasiado, encuentro un patrón cícliclo de errores que se repiten ad infinitum sin que al parecer nadie saque experiencia de ello. Cosa que contradice la creencia de que el Hombre es un ser racional.

¿Ud no ha notado que tal parece que los sucesos actuales repiten -con ligeras variantes- hechos que tuvieron lugar hace un siglo? Veamos:

Atentado en Sarajevo

Atentado en Sarajevo

La Primera Guerra Mundial

El 28 de Junio 1914 se produjo en Sarajevo el asesinato del heredero de la corona del Imperio Austro-Húngaro, el archiduque Francisco Fernando de Austria, lo cual fue el detonante de la Primera Guerra Mundial.

Y aunque no puedo presumir de ser un experto en la materia, a mí me llama poderosamente la atención el ver cómo un conflicto aparentemente local se fue convirtiendo en una conflagración mundial sin que nadie supiera evitarlo:

La familia de los Habsburgo se vio humillada por el asesinato de su heredero a manos de Gavrilo Princip -un nacionalista serbo-bosnio que buscaba la independencia de su país- y como represalia decidió invadir Bosnia-Herzegovina (antiguamente parte del Imperio Otomano y anexada al Austro-Húngaro desde 1908) para darle una lección a los extremistas. Hasta ahí el asunto era estrictamente local y el resultado de tal acción parecía tan previsible como si hoy en día Estados Unidos, con toda la potencia de su ejército, invadiera Trinidad y Tobago,  Andorra o Nepal. Pero Austria tenía un tratado de ayuda mutua con Alemania, de forma que esta última nación se vio implicada en el conflicto para ayudar a su socio. Esto a su vez produjo la protesta del Zar de Rusia, que veía con recelo que Alemania mandara a su ejército tan cerca de la frontera rusa, de manera que se involucró en la guerra. Y Rusia jaló a Francia e Inglaterra, que tenían un tratado con Rusia para protegerse de Alemania. El resto de las naciones: Japón, Estados Unidos, el Imperio Otomano, Bulgaria, Italia… fueron entrando por razones parecidas. Al final, como una bola de nieve, el mitote fue mayúsculo.

Celia Cruz cuando comenzó como cantante de la Sonora Matancera

Celia Cruz cuando comenzó como cantante de la Sonora Matancera

El asunto me recuerda aquello que cantaba Celia Cruz de que «Songo le dió a Borondongo, Borondongo le dió a Bernabé, Bernabé le pegó a Cuchilanga, le echó burundanga, le hinchan los pies, ¡Monina!»… sólo que esta vez la cancioncita costó unos 10 millones de vidas, entre 15 y 20 millones de mutilados o heridos y una cantidad aún mayor de desplazados, con todo el sufrimiento que eso conlleva.

Portada del Tratado de Versalles, firmado el 28 de Junio de 1919

Portada del Tratado de Versalles, firmado el 28 de Junio de 1919

Pero lo peor aún estaba por llegar: al final de la guerra, Alemania y Austria se vieron forzadas a firmar el Tratado de Versalles, por medio del cual se obligaban a pagar una cantidad exorbitante de dinero como compensación de guerra a las potencias victoriosas: Inglaterra y Francia (no cuento a Rusia porque ésta había tomado otro camino, el de la Revolución de Octubre). Como consecuencia de ello, las economías alemana y austriacas entraron en un proceso de inflación galopante.

Para que tengan una idea del fenómeno: Unos zapatos que en 1913 costaban 12 marcos, en 1923 pasaron a costar 32 mil millones de marcos (no, no me equivoqué al escribir la cifra). Una cerveza costaba mil millones de marcos. Los billetes de un millón de marcos se utilizaban para encender las estufas. Una hogaza de pan llegó a costar 127.000 millones de marcos, cuatro veces más que un par de zapatos (el pan se come, los zapatos no). Los precios de los platillos en un restaurant podían duplicarse durante el transcurso de una comida, de manera que tenías que llevar no una billetera, sino un baúl de billetes si querías salir a comer.

Aclaremos bien las razones de este absurdo: las potencias vencedoras de la I Guerra Mundial (Inglaterra  y Francia) con el supuesto propósito de que Alemania y Austria no tuvieran manera de rearmarse y volverlos a amenazar militarmente y como castigo por haber comenzado la guerra (pero también seguramente con el oculto proposito de enriquecerse a costa del vecino), impusieron en el Tratado de Versalles unas condiciones leoninas a Alemania y Austria.

Por cierto, un joven economista inglés que gracias a su inteligencia y sus amistades formó parte de la delegación de su país, protestó y estuvo en desacuerdo con tales métodos. El joven creía que para provocar deliberadamente la miseria de un país como Alemania, había que imponer la pobreza total a sus ciudadanos, lo cual crearía las condiciones perfectas para el extremismo político, la insurrección e incluso la revolución. El joven economista creía que el Tratado de Versalles, en lugar de propiciar un final justo para la Primera Guerra Mundial, había preparado el terreno para la Segunda. De vuelta a casa escribió «Las consecuencias económicas de la paz», una crítica devastadora a la locura de los líderes aliados. El libro fue un best seller en todo el mundo e impulsó al joven hasta lo más alto del panorama internacional, como economista que estaba en sintonía con el pueblo.

John Maynard Keynes en 1933

John Maynard Keynes en 1933

¿Su nombre? John Maynard Keynes, padre del keynesianismo y uno de los fundadores de la macroeconomía y la ciencia económica moderna.

Y para nuestra desgracia, al menos en ese punto tuvo razón.

Como dice el refrán, «el remedio resultó peor que la enfermedad».

La Segunda Guerra Mundial

¿Porqué? Porque le prepararon el terreno a Hitler para que su demagogia surtiera efecto. De manera que los mismos imbéciles que no supieron detener a tiempo el surgimiento de la Primera Guerra Mundial, le ofrecieron en bandeja de plata al hijoeputa de Adolfito la plataforma perfecta para que se hiciera con el poder e iniciara la Segunda, que según los estimados más optimistas, cuadruplicó la cifra de muertos de la Primera.

Hitler era un buen orador que sabía engatusar a su audiencia

Hitler era un buen orador y un hábil histrión que sabía engatusar a su audiencia

Porque Hitler fue todo lo malo y despreciable que Uds. quieran, pero no tomó el poder por la fuerza, sino que fue electo canciller en 1933 porque le prometió al pueblo Alemán que él los iba a sacar de la humillación y la miseria.

¿Que porqué eso no se comenta mucho? Obvio: porque a nadie le gusta andar revolviendo la mierda. Y mucho menos si esa mierda te involucra como culpable de algo. ¿Está claro?

En honor a la verdad y para que no digan que soy un viejo criticón, debo admitir aquí públicamente que esta segunda vez, al menos los gringos aprendieron la lección. Porque al final de la Segunda Guerra Mundial no dejaron a Europa ni a Japón al garete, sino que implementaron el Plan Marshall para no repetir el mismo error. Gracias a ello -y por supuesto al trabajo de los europeos y los japoneses- hoy en día casi todos los países de Europa son prósperas y ricas naciones, al igual que Japón.

Sin embargo, no me siento muy inclinado a cantar victoria. Porque luego han vuelto a meter la pata. ¡Y de qué forma!

Momento en que derriban la estatua de Saddam Hussein, durante la invasión a Iraq

Momento en que derriban la estatua de Saddam Hussein, durante la invasión a Iraq del 2003

Ud no ha pensado nunca en que quizás si hubiéramos dejado tranquilo a Saddam Hussein, hoy no existiría ISIS?

Aunque hacerlo así, claro está, hubiera significado tragarse el orgullo de superpotencia y dejar a todo un pueblo en las manos de un despreciable dictador.

Ya le van agarrando la tónica a mi filípica?

Pero no nos adelantemos y tratemos de comenzar por el principio.

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Aunque en el mundo han habido muchísimas guerras y conflictos y su completa relación sería casi imposible, me gustaría hablar de algunas que considero las más influyentes en la situación política actual.

Titulares del diario "The Daily Oklahoman" del 25 de Agosto de 1950

Titulares del diario «The Daily Oklahoman» del 25 de Agosto de 1950

La Guerra de Corea

En orden cronológico, la Guerra de Corea (1950-53) se produjo a consecuencia de la derrota del Japón durante la Segunda Guerra Mundial. La península de Corea había permanecido en manos de Imperio del Sol Naciente desde 1910, y al final de la II Guerra la dividieron en dos por el paralelo 38: el sur para los capitalistas y el norte para los comunistas. Pero esto despertó la ambición de los chinos, que ayudados por sus entonces socios los rusos, invadieron Corea del Sur seguramente pensando que Japón estaba muy débil para evitarlo. Y en eso tenían razón, por lo que a Estados Unidos -al cual no le convenía perder su influencia en esa parte del mundo- no le quedó de otra que ayudar a defender el sur. Luego de 3 años de guerra, el asunto terminó no en una victoria para una de las partes, sino en un alto al fuego y una situación de inestabilidad perenne. Legalmente -asómbrese si no lo sabe- continúan en guerra.

Por cierto, los hechos parecen indicar que no fue una solución muy inteligente: hoy en día, mientras Corea del Sur es una de las naciones más desarrolladas del mundo, en Corea del Norte subsiste una dinastía de dictadores que ya va por la tercera generación, que mata de hambre a su pueblo y mantiene a un pintoresco personaje mitad payaso, mitad asesino (mató a su tío, a su novia y a un pobre general que se atrevió a bostezar en su augusta presencia) que amenaza con regresarnos en el mejor de los casos a la Edad de Piedra, y en el peor, a las cercanías del Big Bang.

Guerra de Corea

Guerra de Corea, situación actual

Muchos dicen que con ese conflicto dio inicio la Guerra Fría, en donde las potencias nucleares -principalmente USA, la URSS y China comunista- temerosas de una pelea frontal en donde todas podrían salir perdiendo si utilizaban bombas atómicas (porque aparte del tremendo daño que sufrirían si fueran objeto de un impacto directo, la contaminación radioactiva se esparce por todo el globo y afecta lugares muy lejanos al punto de explosión) se enfrentaban por medio de naciones satélites utilizando armas más o menos convencionales. Es decir, no nucleares.

Era como si yo me llevara mal con el vecino del 504 y en vez de pelearme directamente con él, convenciera al del 503 a que lo hiciera por mí, mientras yo me dedicaba a ver una película de guerra en Netflix.

El único detalle es que los muertos no eran de utilería, sino muy reales.

La Guerra de Vietnam

Luego, tuvo lugar la Guerra de Vietnam (~1955-1975), una especie de second de la de Corea. Con la particularidad de que esta vez Estados Unidos perdió, algo que todavía no le cabe en la cabeza a muchas gentes. Como si Liechtenstein le ganara la guerra a Alemania. O como si los Diablos Rojos del Toluca vencieran 7-0 al Real Madrid.

Creo que esta es la foto más famosa de la Guerra de Vietnam, porque resume de una manera impactante todo el horror de aquella guerra. Fue tomada el 8 de Junio de 1972, luego de que un avión del ejército norteamericano bombardeara "por error" con napalm una aldea vietnamita en donde se suponía había guerrilleros comunistas. El napalm es una sustancia gelatinosa y pegajosa que arde espontáneamente y sin tregua hasta que se consume totalmente. No se apaga con nada, ni siquiera puedes sofocar las llamas porque el oxígeno para su combustión está dentro de la propia gelatina. En la foto se observa un grupo de niños aterrorizados luego del bombardeo, corriendo por una carretera para escapar del lugar. La niña del centro (de nombre Kim Phuc) aparece desnudita porque el napalm le quemó sus ropas. En la foto no se observa con total claridad, pero si observan detenidamente pueden ver ciertas manchas en su cuerpecito. Son profundas quemaduras en su piel producidas por el napalm. El resto de los niños son sus hermanitos y primitos. Pero creo que vale la pena saber el final de esta historia: Aunque estuvo meses entre la vida y la muerte, al final se salvó y con el tiempo se convirtió en una valerosa joven que no se dejó apabullar por su pasado. Durante años la maquinaria propagandística comunista la utilizó como símbolo de la "barbarie gringa" al punto de que no la dejaban vivir su vida tranquila, tratando de regulársela hasta en los detalles más sencillos, como correspondería según ellos a una heroína comunista. Al final Kim se cansó de tanto control y los mandó a volar: aprovechando que por su fama le habían autorizado un viaje de bodas al extranjero, pidió asilo político y hoy vive felizmente en Canadá, junto a su esposo y su hijo. Incluso creo que en un gesto de humanidad que la ennoblece, conoció y perdonó públicamente a los pilotos que la quemaron. No saben cuánto me alegro de ello. Felicidades, Kim! South Vietnamese forces follow after terrified children, including 9-year-old Kim Phuc, center, as they run down Route 1 near Trang Bang after an aerial napalm attack on suspected Viet Cong hiding places, June 8, 1972. A South Vietnamese plane accidentally dropped its flaming napalm on South Vietnamese troops and civilians. The terrified girl had ripped off her burning clothes while fleeing. The children from left to right are: Phan Thanh Tam, younger brother of Kim Phuc, who lost an eye, Phan Thanh Phouc, youngest brother of Kim Phuc, Kim Phuc, and Kim's cousins Ho Van Bon, and Ho Thi Ting. Behind them are soldiers of the Vietnam Army 25th Division. (AP Photo/Nick Ut)

Creo que esta es la foto más famosa de la Guerra de Vietnam, porque resume de una manera impactante todo el horror de aquella guerra. Fue tomada por el fotógrafo de guerra Nick Ut el 8 de Junio de 1972, luego de que un avión del ejército norteamericano bombardeara «por error» con napalm una aldea vietnamita en donde se suponía había guerrilleros comunistas escondidos. El napalm es una sustancia gelatinosa y pegajosa que arde espontáneamente y sin tregua hasta que se consume totalmente. No se apaga con nada, ni siquiera puedes sofocar las llamas porque el oxígeno para su combustión está dentro de la propia gelatina. En la foto se observa un grupo de niños aterrorizados luego del bombardeo, corriendo por una carretera para escapar del lugar. La niña del centro (9 años, de nombre Kim Phuc) aparece desnudita porque el napalm le quemó sus ropas. En la foto no se ve con total claridad, pero si observa detenidamente podrá ver ciertas manchas en su cuerpecito. Son profundas quemaduras en su piel producidas por el napalm. El resto de los niños son sus hermanos y primitos.
Pero creo que vale la pena saber el final de esta historia: Aunque estuvo meses entre la vida y la muerte, al final se salvó y con el tiempo se convirtió en una valerosa joven que no se dejó apabullar por su pasado. Durante años la maquinaria de propaganda comunista la utilizó como símbolo de la «barbarie gringa» al punto de que no la dejaban vivir su vida tranquila, tratando de regulársela hasta en los más nimios detalles, como correspondería según ellos a una heroína comunista. Al final Kim se cansó de tanto control y los mandó a volar: aprovechando que por su fama le habían autorizado un viaje de bodas al extranjero, pidió asilo político y hoy vive felizmente en Canadá, junto a su esposo y sus dos hijos. Incluso creo que en un gesto de humanidad que la ennoblece, conoció y perdonó públicamente a los pilotos que la quemaron. No saben cuánto me alegro de ello. Felicidades, Kim!

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Protestas en Estados Unidos contra la guerra de Vietnam

Dicen los que saben, que los vietnamitas-chinos-rusos fueron mucho más inteligentes que los gringos además de que en gran medida, el que ganó la guerra esta vez no fueron ni los comunistas ni los capitalistas, sino la opinión pública norteamericana, que se hartó de ver morir a sus mejores jóvenes por defender una posición geo-política a miles de kilómetros de casa. Es decir, en casa del carajo.

Osama Bin Laden, entrenado por la CIA

Osama Bin Laden, entrenado por la CIA

La invasión de la URSS a Afganistán

El siguiente escenario de la Guerra Fría al que quisiera referirme, es Afganistán. Pero no el de hoy, sino el de 1978-1992, cuando los rusos decidieron invadir -digo, «ayudar»- al gobierno de aquel país(?) para eliminar unos focos guerrilleros. Bueno, lo de país puede parecer algo exagerado porque dicen que aquello siempre ha sido tierra de nadie, pero de alguna forma hay que llamarlo, ok? Entonces para llevarles la contraria a los rusos, los americanos resolvieron ayudar a las guerrillas que luchaban contra el gobierno afgano. ¿Y a que no se imaginan a quién estuvieron entrenando y ayudando los muy sagaces estrategas militares yanquis? ¡A Osama Bin Laden!, que en ese tiempo era un joven guerrillero proveniente de una familia petrolera, casualmente.

Para los que se hayan quedado con la boca abierta: Sí, el mismo Bin Laden que años después tiró las torres del WTC, utilizando los conocimientos adquiridos de sus maestros… los gringos. No sé si calificar de ingenuos o de imbéciles a los que cometieron este error garrafal. Pero más o menos por ahí debe andar la cosa.

Es como darle una pistola a un niño, y luego quejarse de que la disparó.

Aquella aventura resultó ser el Vietnam ruso, es decir, al final los soviéticos se tuvieron que ir con el rabo entre las patas. Después de tanto muerto el país quedó de nuevo al garete, igualitico que antes de la guerra. Y como entonces los americanos dejaron de tener interés en ayudar a las guerrillas, me imagino que Bin Laden sintió que lo habían dejado colgando de la brocha y por eso se encabronó con sus maestros.

Kennedy impidió el apoyo aéreo a la Brigada 2506 y con ello ayudó a arruinar la invasión de Playa Girón, con lo cual se ganó el odio de los cubanos entrenados por la CIA para matar al Fifo

Kennedy impidió el apoyo aéreo a la Brigada 2506 y con ello ayudó al fracaso de la invasión de Playa Girón, con lo cual se ganó el odio de los cubanos entrenados por la CIA para matar al Fifo

Parecido a lo que pasó con los cubanos entrenados por la CIA para matar al Fifo, luego de que Kennedy abortó el apoyo aéreo a la invasión de Bahía de Cochinos. Claro, yo concedo que es sólo una hipótesis loca, pero no puedo dejar de pensar que motivos para ir a Dallas y conocimientos de cómo hacer un magnicidio, tenían. Otra hipótesis es que unos mafiosos que habían dado dinero para la campaña presidencial de John, se molestaron con él porque nombró a su hermano Bobby como Fiscal General de la nación y el muy desagradecido inició una campaña para perseguir implacablemente a los susodichos. Y a lo mejor… unos hicieron uso de los servicios de otros… Mire, mejor no me crea, pero piénselo con calma (lo que sí no me trago, es el informe Warren).

Resumiendo: ese chistecito de entrenar a alguien para «operaciones encubiertas» -que es el elegante eufemismo utilizado comúnmente para designar los asesinatos de estado y cosas por el estilo- y que luego resulte que el pupilo se revire contra sus maestros y utilice las mismas tácticas aprendidas para hacerles daño, es algo que sucede con cierta frecuencia. ¡Caray! deberían de echarle seso al asunto. Y si no, para qué carajo sirven tanta computadora, tantos expertos y tanto presupuesto de «inteligencia» (?). Digo, creo yo.

Mapa de Iraq en 1990 con Kuwait como provincia

Mapa de Iraq en 1990 con Kuwait como provincia

La invasión de Saddam Hussein a Kuwait

La próxima escena de esta larga relación de guerritas es lo que ha dado en llamarse la Invasión a Kuwait y su secuela, la Primera Guerra del Golfo. Resulta que un buen día -a principios de Agosto de 1990- al hijoeputa de Saddam Hussein se le ocurrió la peregrina idea de anexarse a Kuwait, una de las naciones más pequeñas pero más ricas del planeta. Parece que se dijo: «Total… está aquí, tan cerquitica de Bagdad, ¡y tiene tanto petróleo!, ná ni ná, los americanos y los rusos están peleándose en Afganistán, seguro que ni se darán cuenta».

Pero la invasión a Kuwait puso en peligro el mercado mundial del oro negro, y ése fue el error de cálculo de Saddam. ¡Con el petróleo no se juega, pendejo!.

Unos 6 meses después, el 16 de enero de 1991, se produjo la respuesta del mundo libre: la llamada Operación Tormenta del Desierto, formada por una coalición de 34 países lidereada por EU y con la aprobación de la ONU.

Saddam había estado alardeando y diciendo que no se atrevieran a invadirlo, porque entonces sí que se iba a producir «la madre de todas las batallas«. Al final, como ocurre casi siempre con los bocones, en unos pocos días los americanos no solamente sacaron a chingadazos al ejército iraquí de Kuwait, sino que siguieron hacia Iraq y por poco llegan a Bagdad. La madre de todas las batallas resultó ser «la madre de todas las derrotas«.

En realidad, ese «por poco» es precisamente el punto que quisiera destacar en este caso. En 1991 yo todavía estaba en Cuba (aún no me había escapado) y por supuesto que ardía en deseos de que Saddam fuera derrotado y humillado. Por hijoeputa, por asesino, por dictador, y porque era amiguísimo del Fifo (Diosito los cría y ellos se juntan solitos).

Aún recuerdo el desencanto que sufrí al enterarme de que cuando ya estaban llegando a Bagdad y el fin de Saddam parecía inminente, las tropas de la coalición recibieron orden de retirarse de Iraq. Claro, hoy puedo comprender mejor aquella medida, pero en aquel tiempo me pareció una traición a los ideales de libertad.

Y me imagino que si el desencanto mío fue grande, peor fue el de ciertos generales del Pentágono a los que casi seguramente hubo que amarrar a un catre mientras se les pasaba la pataleta y dejaban de echar espumarajos verdes por la boca de puro encabronamiento. Ni modo, en el ejército hay que obedecer órdenes, y los jefes de los militares son los políticos (en ese tiempo el presidente de EU era George Bush padre). Pero para mí que mucha gente -incluyéndome a mí- nos quedamos con la miel en los labios y el deseo de ver caer a un dictador despreciable. Era como una sensación de coito inconcluso. Sin embargo, el futuro nos deparaba una sorpresa y una lección.

Poco a poco, las fichas del dominó político iban tomando su distribución actual.

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Prefiero ahora saltarme unos cuantos conflictos más y caer directamente en el siglo XXI.

Atentado a las Torres Gemelas. Instantes antes del segundo impacto.

Atentado a las Torres Gemelas. Instantes antes del segundo impacto.

El ataque a las Torres Gemelas del WTC

En la mañana del 11 de Septiembre de 2001 sucedió lo impensable: el derribo de las Torres Gemelas del WTC.

Estados Unidos estaba bajo ataque en su propio territorio.

Una medida de lo profundo que caló este crimen en la conciencia de los humanos, es que no conozco a nadie que no recuerde qué estaba haciendo ese día cuando se enteró de la noticia. Igual que sucede -entre los que estábamos vivos en ese entonces- con  el magnicidio de Dallas.

Aparte de la indignación y el terror provocado por semejante fechoría, la gente comenzó a preguntarse quién era, porqué y sobre todo de dónde coño nos había salido de pronto un enemigo tan poderoso y organizado como para realizar el despreciable acto.

Y muchos empezamos a sospechar que estos hechos podrían ser consecuencia de la acumulación de malas decisiones tomadas en el pasado por los principales líderes mundiales sobre otros conflictos políticos, de los cuales ni siquiera teníamos clara conciencia porque no le habíamos prestado la atención necesaria como opinión pública, quizás por considerarlos demasiado lejanos y remotos como para hacerles caso.

Carta con ántrax dirigida a un senador como si fuera de un escolar

Carta con ántrax dirigida a un senador como si fuera de un escolar

Además, nadie estaba seguro de hasta donde podían llegar las cosas y de si se repetirían actos similares. A la sensación de estar siendo objeto de un ataque coordinado, ayudó el hecho de que por esos días comenzaron a recibirse en el Congreso de EU unos paquetes con un polvo blanco que resultó ser esporas de ántrax, una enfermedad contagiosa y mortal que provocó varias muertes y ayudó a aumentar el clima de histeria colectiva.

(Luego se supo que el polvo había salido de un laboratorio del propio Ejército de Estados Unidos aunque nunca dijeron quién lo robó. De manera que lo del ántrax se volvió contra el propio gobierno americano porque quedaron como el burro que critica las orejas, y terminaron echándole tierra discretamente a ese asunto)

En los primeros momentos la incertidumbre fue muy grande. El propio presidente George W. Bush, en sus palabras a la nación la tarde del mismo día que tuvo lugar el acto terrorista, dijo que «He ordenado una investigación…» lo cual implica que no estaban seguros de quién había sido el responsable. Sólo hasta un tiempo después del ataque, es que el nombre de Bin Laden se empieza a oír. O al menos en mi caso, no tengo conciencia de haber oído hablar de Al Qaeda o de Osama Bin Laden antes del 9/11.

Cicerón: Los Pueblos que olvidan su Historia, están condenados a repetirla.

Cicerón: Los Pueblos que olvidan su Historia, están condenados a repetirla.

Y aquí es donde en mi modesta opinión, las cosas comienzan a parecerse a las que ocurrieron a principios del siglo pasado: un asesinato que da origen a una sucesión de conflictos mal manejados, que en vez de disminuír van escalando en intensidad.

Pero prosigamos.

Marines durante la Invasión a Alganistán del 2001

Marines durante la Invasión a Alganistán del 2001

La invasión de USA a Afganistán

La respuesta de George W. Bush al derribo de las Torres Gemelas, fue invadir Afganistán. La razón era que tenían noticias de que Bin Laden se escondía allí, e incluso que recibía protección de algunos de los elementos de su gobierno.

Y creo que aquí debo de interrumpir un momento el hilo del relato para hacer hincapié en un par de puntos de estrategia militar que cada vez se me hacen más obvios: Para ganar una guerra, no bastan las armas, hay que emplear soldados. Es decir, Ud podrá tener muchos cohetes, aviones, bombas, cañones, barcos, robots, redes de comunicación, drones, computadoras, satélites y todos los aparatos y tecnología que Ud quiera, pero al final tendrá que enviar soldados al lugar si es que quiere realmente consolidar su control sobre el territorio atacado. En ese sentido, las cosas no han cambiado mucho desde la Guerra de Troya. De lo contrario, por mucho daño que provoquen sus armas, generalmente las cosas regresarán al punto de partida, y Ud. habrá perdido su tiempo y su esfuerzo.

Pero enviar soldados al extranjero también tiene su parte negativa, sobre todo para los estados que se precian de ser democracias en donde impera la libertad de prensa: los soldados muertos van generando un desgaste en el crédito político del gobierno que los envía, que por lo general termina en protestas masivas en contra de la guerra. A ningún padre le gusta que sus hijos vayan a una guerra en el otro lado del mundo, y se los devuelvan en una caja. Esto puede influír más que 100 discursos sobre la libertad y el patriotismo.

De manera que una mejor estrategia podría consistir en: 1) Primero, utilizar tecnología para «ablandar» al enemigo; 2) Después, mandar tropas para consolidar el control, pero sólo por un tiempo prudencialmente corto que minimize la pérdida del crédito político; y 3) Por último, retirarse del lugar habiendo formado antes un gobierno proclive a su esfera de influencia, a través del cual Ud. mantenga su control sobre el territorio, sin sacrificar su prestigio.

Pero como dijo Cantinflas, «Ahí está el detalle«, en el tercer punto. Me explico: la zona del mundo que analizamos ha estado sometida durante muchos siglos a influencias distintas a las que nosotros conocemos. Es decir, allí las disputas tribales y religiosas son mucho más acentuadas que en nuestro mundo occidental. Es algo así como si no hubieran salido del medioevo. Desde muchísimos siglos antes de los conflicos actuales, ya había problemas entre chiítas y sunitas, entre kurdos y turcos, entre iraquíes e iraníes, entre sirios y árabes… en fin, una maraña casi inextricable de animadversiones, guerras, y enredos.

Y hasta allí llegamos nosotros, los occidentales, enmascarando nuestra sed de petróleo con la sencilla cantaleta de «libertad, igualdad y fraternidad».

Por supuesto que nos mandaron a volar.

Es decir, aunque esta guerra no ha terminado completamente (varias veces han hecho la finta de que se retiran las tropas norteamericanas y de otros países participantes en el conflicto, pero en definitiva siguen allí) SÍ hay dos cosas seguras: 1) No han encontrado un grupo de gentes para formar un gobierno local lo suficientemente estable y democrático como para confiar en él y retirarse de verdad (el que hay a duras penas controla Kabul, la capital y tiene más huecos de corrupción que un colador); y 2) Lo que sí lograron es patear el avispero, es decir -a juzgar por el aumento casi exponencial de los atentados terroristas en Afganistán y en el mundo- han estimulado los conflictos entre todos los grupos tribales y facciones religiosas y de todo tipo que ya existían en el lugar.

Evolución de la Guerra de Iraq del 2003

Evolución de la Guerra de Iraq del 2003

La Invasión de USA a Iraq o Segunda Guerra del Golfo

En marzo del 2003 -menos de dos años después de haber comenzado la Guerra de Afganistán- el presidente George W. Bush anunció al mundo que invadiría a Iraq porque había tenido noticias de que Saddam Hussein poseía armas químicas de destrucción masiva y que pensaba usarlas contra su propio pueblo, algo absolutamente intolerable.

Ya esta segunda vez, y en vista de los magros resultados que hasta ese momento se habían obtenido de la invasión a Afganistán, la aprobación mundial a tal medida no fue tan apabullante como él esperaba.

Para muchos, aquella decisión tenía un inconfundible tufo a petróleo.

Los que sí saltaron de gusto fueron los generales que unos 12 años antes -en los tiempos de su papá- se habían quedado con deseos de terminar el asuntito aquel del coito inconcluso durante la Primera Guerra del Golfo.

En fin, que al final no se encontraron las mentadas armas químicas y Bush hizo el ridículo otra vez, pero al menos nos dimos el gusto de ver a Saddam salir de una alcantarilla con cara de asustado y lleno de mierda seca.

Lo malo fue el precio: la papa caliente de qué hacer con Iraq y su bola de conflictos internos y regionales. Los cuales y aunque fuera con sus métodos brutales, Saddam había mantenido a raya.

Pero sobre todo -similar a lo que sucedió cuando logramos dominar la peste negra, la tuberculosis, la lepra y la fiebre amarilla, dando lugar a la preponderancia del cáncer- el principal costo de esa guerra fue el surgimiento de ISIS, una especie de rama disidente de Al Qaeda que se vió muy beneficiada por la experiencia de los oficiales militares sunitas del derrotado ejército de Saddam que lograron escapar de ser capturados por el ejército norteamericano.

Al decir de los expertos, la principal diferencia ideológica entre Al Qaeda e ISIS es que la primera respondía al criterio de Bin Laden en el sentido de mantener la lucha contra los americanos a nivel de guerrillas y atentados terroristas, pero sin conquistar territorio para no tener que preocuparse por mantenerlo, lo cual es mucho más difícil que golpear y esconderse. A diferencia de ISIS -lidereada inicialmente por el ya finado Abu Musab al Zarqaui– que pretende además conquistar y consolidar su control sobre grandes zonas, para fundar lo que se ha dado en llamar el Estado Islámico, que eventualmente buscan extender por todo el orbe.

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Y ahora, siguiendo el hilo de los acontecimientos, una pincelada de malograda democracia:

Primavera árabe

Primavera árabe

La Primavera Árabe

Parece que con tanto jaleo y tanto dictador abusivo como había en el mundo árabe, ayudado por el ambiente propicio a cambios violentos que crearon las guerras y los conflictos descritos anteriormente, llegó un momento en que la gente se hartó.

Y sin que al parecer hubiera una dirección central, tuvieron lugar una serie de acontecimientos muy esperanzadores en el sentido de obtener más democracia, aunque los resultados finales no hayan sido precisamente los que se esperaban al principio.

Zine el Abidine Ben Ali, dictador de Tunez durante 23 años

Zine el Abidine Ben Ali, dictador de Túnez durante 23 años

La primer revuelta popular comenzó el 17 de diciembre de 2010 en Túnez, en donde desde 1987 había un dictador llamado Zine el Abidine Ben Ali, el cual renunció y huyó a Arabia Saudita poco después de que muriera Mohamed Bouazizi, un comerciante que había dado comienzo a las protestas inmolándose públicamente por los abusos cometidos contra él por parte del oficiales municipales tunecinos al confiscarle su puesto de frutas.

A partir de ahí se produjo una especie de efecto dominó:

Caricatura de la Primavera Árabe mostrando a Hosni Mubarak enfrentando el efecto dominó generado por la Revolución Tunesina

Caricatura de la Primavera Árabe mostrando a Hosni Mubarak enfrentando el efecto dominó generado por la Revolución Tunecina

En Egipto, Hosni Mubarak llevaba 30 años en el poder y luego de intentar un toque de bola y una jugada de engaño –como se dice en el argot beisbolero al realizar unas elecciones amañadas y luego cambiar algunos de sus ministros sin que la gente se calmara, no le quedó de otra que renunciar producto de la presión popular. Se celebraron unas elecciones en donde resultó electo un tal Mohamed Morsi, representante de una facción de oposición llamada los Hermanos Musulmanes que intentó cambiar la Constitución para eliminar el laicismo y sustituírlo por la Sharia (Ley Islámica), algo que no le gustó ni un poquito a los militares, que terminaron por derrocarlo. Hoy en día Egipto tiene un gobierno militar que no anda creyendo en cuentos de chino. O sea, terminaron igualitico que antes, o peor.

Muammar al Gaddafi, dictador de Libia durante 42 años

Muammar al Gaddafi, dictador de Libia durante 42 años

En Libia, Muammar al Gaddafi -por cierto, otro de los amiguísimos del Fifo- llevaba 42 años en el poder cuando le explotó la revuelta. Terminó como Saddam: lo sacaron de una alcantarilla lleno de caca (¿sentirán estas ratas atracción genética por las alcantarillas?). Pero a diferencia de Saddam, a éste no le celebraron juicio ni lo ahorcaron, sino que lo sodomizaron con un palo y lo lincharon ipso facto a puro chingadazo. Algo parecido a lo que le pasó a Mussolini. Por ahí tengo unas fotos en donde aparece tinto en sangre y todo cagado por la brutal sodomización pero no las pongo para no herir susceptibilidades, porque están de espanto. Pero realmente, él se lo buscó. En cuanto al país, no puedo decir que aquello se haya convertido en una verdadera democracia.

Ali Abdullah Saleh, dictador de Yemen durante 20 años

Ali Abdullah Saleh, dictador de Yemen durante 21 años

En Yemen, ocurrió otra historia parecida a la de Túnez. Por cierto, este dictador se asiló en Estados Unidos (Ooohhhhhhhhh……!!!!, ¿no que no? ¡Pues tómenla!)

Abdelaziz Bouteflika, dictador de Argelia desde 1999

Abdelaziz Bouteflika, dictador de Argelia desde 1999

En Argelia, Abdelaziz Buteflika (17 años en el poder) se salvó en tablita, aunque tuvo que hilar fino.

Primavera árabe

Mapa de la Primavera Árabe y sus resultados

Sahara Occidental, Líbano, Jordania, Mauritania, Sudán, Omán, Arabia Saudita, Yibuti, Somalia, Bahréin, Kuwait, Marruecos… prácticamente no hay país árabe en que no hayan habido protestas.

Sin embargo, dicen los expertos que con excepción de Túnez, todas las demás revueltas de la Primavera Árabe no han dado como resultado gobiernos más democráticos.

Desgraciadamente, es muy difícil desprenderse de siglos de sultanatos autoritarios y represivos además de que mucha gente no está preparada para la democracia. Quizás los jóvenes sí, porque  han absorbido mejor las ventajas de la revolución tecnológica y las ideas que viajan por las redes sociales, pero no así la gran mayoría del resto de la población que vive medio ahogada entre religiones y costumbres medievales, no muy distinto de como existían sus ancestros del siglo VII.

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Para los que lo hayan notado: No, no se me ha olvidado ningún país en esta breve relación de la Primavera Árabe, es que he dejado a propósito para el final, hablar del país que más influencia tiene actualmente en este escenario de conflictos: Siria.

Bashar al Assad, dictador de Siria

Bashar al Assad, dictador de Siria desde el 2000, cuando sucedió a su padre que a su vez había gobernado durante 29 años (16 + 29 = 45, casi igual que el Fifo!)

El extraño caso del Dr. Bashar al Assad y el conflicto sirio

Si hay algún dictador en el mundo árabe que merece ser derrocado por sus crímenes y por el tiempo que ha durado su régimen, ése es Bashar al Assad. Entre él y su padre, acumulan 45 años seguidos de dictadura. Y ha usado ampliamente armas químicas y de todo tipo para reprimir a su propio pueblo. Hasta Obama, haciendo caso omiso de las reglas de la diplomacia y lo políticamente correcto, lo amenazó por lo claro hace años diciéndole que o se iba, o lo iban.

Pero en este caso sucedió lo impensable: Estados Unidos ha terminado ayudándolo indirectamente (o aceptando que al menos por el momento, es mejor dejarlo que quitarlo) porque si lo derrocan ISIS tomaría ventaja y extendería su poderío aún más. O sea, no quieren repetir el error cometido con Saddam. Y con razón. Veamos:

Breve historia de ISIS

Déjenme explicarles que en su relativamente corta existencia, ISIS (siglas en inglés de «Estado Islámico de Iraq y Siria») ha demostrado una sagacidad y un expertise fuera de serie para sobrevivir. La organización comenzó como una rama de Al Qaeda surgida en Iraq. Pero la presencia de los americanos hacía difícil operar allí, de manera que su centro de gravedad se trasladó a Siria, en donde el desorden producido por la guerra civil generada por la Primavera Árabe ofrecía un mejor caldo de cultivo.

Al principio, ISIS se declaró como filial de Al Qaeda en Siria. Pero surgieron disputas por el mando entre Al Zawahiri (el sucesor de Bin Laden y líder de la matriz de Al Qaeda en Afganistán) y Abu Bakr Al Baghdadi (el líder de la supuesta rama Siria) lo que dio como resultado que los dos movimientos se separaran.

Y entonces sucedió algo imprevisto: el prestigio del alumno sobrepasó al de su maestro. A ver si me explico mejor:

Aunque en el fondo las dos organizaciones tienen el mismo objetivo final, difieren en sus métodos para alcanzarlos. Al Qaeda está más cerca de la filosofía de la guerrilla: golpea y escóndete. Eso le da movilidad y dificulta que un ejército convencional la derrote porque no tiene grandes bases ni ciudades o posiciones que tomar. La desventaja de esta filosofía es que las posibilidades de que una guerrilla terrorista derrote a un gran ejército o a un gobierno, son mínimas.

Al contrario, ISIS se plantea como método de lucha el ir capturando territorio e ir asentándose en él, controlando los recursos económicos y de todo tipo que existan en las zonas ocupadas. Esto tiene como desventaja que su responsabilidad crece porque no sólo tiene que ocuparse de asuntos militares sino también de gobierno (alimentación, educación, transporte, comunicaciones, comercio…) lo cual lo hace más vulnerable, pero tiene una ventaja muy importante: le da prestigio entre los enemigos de la sociedad occidental.

Joven decapitado en Mosul por ISIS por oír música pop

Verdugo de ISIS decapitando a joven en Mosul ¡por oír música pop!

ISIS ha demostrado que sabe aprovechar muy bien sus oportunidades de posicionarse a los ojos de muchos no como un grupo guerrillero sino como un gobierno: explota los yacimientos petroleros de los lugares que controla con lo que obtiene dinero para sostenerse, ya emitió su propia moneda, se ocupa de la «educación» de los niños… Es cierto que su concepto de la justicia y sus métodos para ejercerla son medievales y brutales: por ejemplo, un joven en Mosul fue decapitado por haber escuchado música pop en una emisora de radio occidental y pueden condenarte a ser azotado o apedreado hasta morir por cualquier tontería. Pero eso mismo -además de mostrar una crueldad aterradora- ayuda a crear un ambiente de inflexible e incorruptible disciplina, y las reglas son la espina dorsal de cualquier sociedad.

Otra de las asombrosas características de ISIS es la forma en que ha sabido asimilar la tecnología moderna para hacerse propaganda, enrolar partidarios, manipular a la prensa y sobre todo desviar la opinión pública hacia los temas que le interesan, logrando disminuír la resonancia de sus derrotas.

Por ejemplo, muchos han visto la horripilante escena del piloto jordano ardiendo dentro de una jaula. Pero no todos saben que dichas imágenes se difundieron no cuando ocurrió el asesinato sino mucho después, a raíz de que ISIS perdiera posiciones en Kobane, Siria, a manos de los kurdos, y de los progresos cosechados por las fuerzas de seguridad iraquíes que habían liberado por completo la provincia de Diyala.

Portada del libro sobre ISIS de Mauricio Meschoulam

Portada del libro sobre ISIS de Mauricio Meschoulam

Reproduzco a continuación un párrafo del libro sobre ISIS del periodista y experto en estos asuntos, Mauricio Meschoulam:

«De acuerdo con un estudio de Brookings (2015), los seguidores de ISIS   operan al menos unas 46,000 cuentas activas en Twitter, mismas que renuevan automáticamente si estas son dadas de baja. El Instituto de Estudios para la Seguridad Nacional de la Universidad de Tel Aviv (INSS, 2016), citando a funcionarios estadounidenses, indica que ISIS emite un promedio de 90 mil tuits diarios. El mismo texto señala que además de su estación de radio, “Al-Bayan”, ISIS cuenta   con una oficina de medios de comunicación encargada de producir y distribuir su revista en línea, fotos y videos.»

Lo cual da una idea de la inteligencia que está detrás de la organización: Su filosofía y su estrategia son medievales, pero sus tácticas son bien modernas. Incluso ha aprendido a mutar, es decir, cuando la situación lo permite, actúan como un gobierno; pero cuando sufren derrotas y pierden territorio, regresan a comportarse como guerrilla con lo que dificultan mucho el que los derroten de manera definitiva.

Esta habilidad en manejar exitosamente su imagen, ha conducido a que muchos antiguos partidarios de Al Qaeda y otros grupos de extremistas independientes o no vinculados directamente a nadie, hayan trasladado sus simpatías hacia ISIS. Y ésta los ha acogido sin pretender realmente dominarlos, porque aumentan su prestigio casi sin ningún costo real.

De esa forma dan la impresión de un crecimiento indetenible y una coordinación mundial que en realidad no existe. Ahora el Estado Islámico habla de su «provincia» nigeriana (en realidad Boko Haram), su provincia tripolitana (en Libia), yemenita, egipcia, pakistaní, etc. El asunto se ha convertido en algo así como una guerra de sucursales o franquicias.

En el mundo hay muchísima gente que la pasa mal por una u otra razón y como respuesta, recicla sus frustraciones en un odio visceral contra algo. Desgraciadamente, ese algo resulta ser frecuentemente la sociedad occidental. Son la materia prima perfecta para nutrir una organización como ISIS.

En este sentido el Estado Islámico también ha demostrado una notable capacidad de asimilación: no solamente recluta a través de las redes sociales, admite y entrena personal para luchar en los territorios que controla, sino que en muchas ocasiones los regresa luego a su lugar de origen para convertirlos en una nueva y peligrosa modalidad de yihadista: el lobo solitario.

Los lobos solitarios -es decir, terroristas que actúan por su cuenta pero a nombre de la organización- son extremadamente difíciles de descubrir antes de que hagan daño porque no necesitan ni dinero para comprar armas (con un cuchillo basta), ni tienen que coordinarse con nadie. No hay planes que descubrir ni instrucciones a recibir de una central. Todo es decisión suya. Por lo general el daño que causan no es muy grande, pero la repercusión de sus actos en la prensa, sí. Y eso es lo importante.

Avión Stealth, invisible a los radares enemigos

Avión Stealth, invisible a los radares enemigos

Y no siempre las barreras migratorias o los screenings raciales o religiosos los detectan: en muchos casos no son inmigrantes, sino gente nacida en el propio país donde cometen sus fechorías. Como el famoso avión Stealth, son casi indetectables.

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De manera que el conflicto en Siria tiene al menos tres planos: 1) el local, formado por los problemas tribales y religiosos que ya existían desde siglos atrás (sunitas vs. chiítas, etc), avivados por las invasiones de USA a Afganistán e Iraq y la Primavera Árabe; 2) el regional, formado por Irán ayudando a Siria, y Arabia Saudita, Turquía, Quatar y otros países árabes enemigos de Irán ayudando a los rebeldes contrarios a Assad que por cierto, no están todos bajo un solo mando; y 3) el mundial, formado por las grandes potencias de siempre: Rusia por un lado ayudando a Irán y a Assad, y Estados Unidos, Inglaterra, Francia, etc, ayudando a los rebeldes sirios. Y para colmo ISIS, contra todos ellos. Un verdadero galimatías que hasta ahora no da muestras de resolverse sino al contrario, de complicarse, y que me recuerda los inicios de la Primera Guerra Mundial.

El Hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra

El Hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra

Por cierto, en mi opinión el parecido es tan perfecto, que hasta tenemos un nuevo demagogo tratando de pescar en río revuelto: Donald Trump. No sé, pero su cuento de los muros, las deportaciones masivas y aquello de «Volver a hacer grande a América», se me parece demasiado a las cantaletas del hijoeputa de Adolfito contra los judíos y la recuperación del «mancillado» orgullo alemán.

Donald Trump, gran histrión

Donald Trump, gran histrión. Cualquier parecido con una imagen similar aparecida en este mismo artículo, NO es pura coincidencia…

Ojalá no le pase como en el cuento de terror en donde la víctima se encierra a cal y canto en su casa para protegerse del asesino, para al final descubrir con horror que el asesino está dentro.

A Syrian refugee, from Kobani, carries her baby as she arrives with other Syrian refugees on a dinghy on the island of Lesbos, Greece August 23, 2015. Greece, mired in its worst economic crisis in generations, has been found largely unprepared for a mass influx of refugees, mainly Syrians. Arrivals have exceeded 160,000 this year, three times as high as in 2014. The crisis has exposed massive shortages in Greece's available facilities, but also striking discord within the European Union on how to handle the humanitarian crisis. REUTERS/Alkis Konstantinidis TPX IMAGES OF THE DAY

Una refugiada siria proveniente de Kobane, carga a su bebé al llegar a un arrecife de la isla de Lesbos, Grecia, el 23 de Agosto de 2015. Este país, en medio de su peor crisis económica en mucho tiempo, no estaba preparado para la llegada masiva de refugiados (160 mil en 2015, tres veces más que en 2014). En realidad, toda la Unión Europea se ha visto afectada y estremecida por esta crisis humanitaria.REUTERS/Alkis Konstantinidis TPX IMAGES OF THE DAY

Una de las horribles consecuencias de esa guerra, son los refugiados sirios que tratan de escapar de la muerte y llegar a países europeos o al menos a países vecinos (Jordania, Turquía, Líbano, Egipto…). Yo soy especialmente sensible a ese tipo de tragedia, porque durante mucho tiempo fui refugiado político del ACNUR y algo conozco de miserias y desarraigos.

Las cifras son escalofriantes, casi 5 millones de refugiados contabilizados por la ONU hasta el primer trimestre de 2016.

Mapa de refugiados sirios. Primer trimestre de 2016.

Mapa de refugiados sirios. Primer trimestre de 2016.

Conclusiones

Creo que durante todo este largo artículo he tratado de referirme a HECHOS porque sé que las opiniones e interpretaciones, por su propia naturaleza, son subjetivas y propensas a errores mientras que los hechos son inobjetables y sirven para que el interlocutor decida su posición por sí mismo.

Sin embargo, no puedo evitar el citar aquí un párrafo del libro de Mauricio Meschoulam que en mi opinión resume e interpreta muy bien los hechos descritos:

«La noción de “la guerra contra el terrorismo”, puesta en marcha tras los atentados del 2001, esencialmente consistió en atacar e invadir determinados   países, desmantelar las bases de operación de las grandes organizaciones del terror, capturar o matar a sus líderes, y   establecer medidas de   espionaje e   inteligencia que,   después de   los Snowdenleaks,   empezaron a considerarse   excesivas. La cuestión es que, a pesar de estas acciones, quince años después, Al Qaeda, aún sin Bin Laden, sigue viva y se mantiene cometiendo atentados –como los de París en enero del 2015 contra Charlie Hebdo, o los de Malí y Costa de Marfil hace pocos días. Paralelamente, una de las escisiones de la misma Al Qaeda, es decir el “Estado Islámico” o ISIS,   representa la mayor amenaza del momento. Quince años después de la “guerra contra el terror”, se cometen alrededor de cinco veces más atentados terroristas que en 2001, y, por lo tanto, tenemos que seguir combatiendo esa clase de violencia. El problema es que lo hacemos básicamente del mismo modo como lo hemos hecho desde el 2001 (o incluso antes) hasta la fecha.»

Esta última frase me puso a pensar.

Yo no sé si yo hubiera podido resolver el problema. Lo que sí sé es que ya hubiera intentado una solución distinta, porque evidentemente la que han utilizado hasta ahora, no sirve (por cierto, igualito a como sucede con el problema de las drogas, pero eso es otra historia).

El intento de los políticos de usar una y otra vez la solución militar sin obtener éxito, me sugiere la imagen de aquellos chimpancés no muy inteligentes que en una prueba de laboratorio, intentan con empecinamiento meter la pieza triangular en el agujero cuadrado.

Y se me ocurre esbozar una idea y someter a su consideración el siguiente párrafo:

El petróleo está detrás de los conflictos modernos. El reactor de fusión (ojo: NO de fisión) podría ser la respuesta porque haría que el petróleo dejara de ser importante. Incluso si hubiera una fuente energética inagotable y barata, se podrían fabricar plásticos a partir de Carbono, Hidrógeno y Oxígeno obtenidos de otras fuentes y no a partir del petróleo.

Qué cree Ud?

reactor-de-fusion

Gráfico que muestra la enorme estructura del reactor de fusión ITER, actualmente en construcción cerca de Cadarache, Francia.

Continuará

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Un mundo feliz, o falaz (X)

Poster del filme "La Dictadura Perfecta"

Poster del filme «La Dictadura Perfecta»

Mario Vargas Llosa y sus frases famosas

A lo largo de su vida Mario Vargas Llosa, el escritor peruano premio Nobel de Literatura 2010, ha pronunciado o escrito varias frases lapidarias, de ésas que se recuerdan a través de los años.

La más famosa -al menos en cuanto a México se refiere, creo yo- fue el 30 de agosto de 1990 durante un programa de la tv mexicana en el cual participaban prestigiosos intelectuales como Enrique Krauze y Octavio Paz, cuando sin pelos en la lengua y refiriéndose al gobierno del PRI que ya llevaba unos 60 años contínuos como partido político en el poder, dijo: «México es la dictadura perfecta«, aludiendo al hecho de que el gobierno mexicano se presentaba públicamente como una democracia estable que en realidad enmascaraba a una dictadura.

(En aquel momento la apertura de la libertad de prensa recién comenzaba en el país y el asunto quedó en un escándalo mediático que comprometía en cierta forma a los organizadores del programa –Octavio Paz enseguida le contestó espantado y trató de «remendar» el insulto al gobierno-, pero más adelante aquella frase dió pie a un filme del mismo nombre en el que en medio de la chacota algunas escenas recuerdan sin lugar a dudas, episodios de la vida real.)

Portada del libro Conversacion en La Catedral de Mario Vargas Llosa 2 - Copy 3

Sobrecubierta de una edición de la novela «Conversacion en La Catedral» de Mario Vargas Llosa, en donde puede verse, rodeada por un óvalo rojo, la famosa frase que encabeza esta sección.

En qué momento se jodió el Perú?

Otra frase quizás menos conocida pero no menos importante fue cuando en el primer párrafo de su novela «Conversación el La Catedral» (1969), cuya trama se desarrolla no en una iglesia sino en su antítesis: un bar que se llamaba así por la altura de sus techos y en la que hace referencia a cierto período de la historia política del Perú, te encuentras con la frase: «En qué momento se había jodido el Perú?».

Cuando la leí hace años, enseguida surgió en mi mente una pregunta equivalente y perfectamente lógica:

«Y México, en qué momento se jodió México?»

(Para los que no entiendan a qué me refiero: jodido en delincuencia e inseguridad -que atestiguan varias decenas de miles de asesinatos y secuestros-, en corrupción generalizada, en impunidad, en pobreza, en calidad de educación pública, en falta de oportunidades laborales dignas, en un manejo inadecuado y poco inteligente de su economía y sus enormes recursos naturales…)

Ambas preguntas dan por sentado que hubo un tiempo anterior en que el Perú o México -o para el caso, cualquier otra nación latinoamericana- NO estaban jodidos.

Pero… en realidad hubo un período «dorado«, o siempre hemos estado así?

Y la continuación natural a esta interrogación es el preguntarse porqué hay un abismo tan grande entre la sociedad norteamericana y el resto de los países de América.

¿Será un problema genético (latinos vs. sajones), será un problema religioso-moral (católicos vs. protestantes), será consecuencia de una bajo nivel de educación cívica, o será solamente un problema coyuntural, es decir, una fluctuación estadística capaz de ser revertida o anulada con el tiempo?

Por supuesto, la respuesta a tal pregunta sería de interés para los que pretendemos heredarle a nuestros hijos y nietos un mundo mejor.

Migraciones humanas

Mapa aproximado de las migraciones humanas. Sin ser un hecho probado, puede notarse cierto grado de correlación entre el trazado geográfico de dichas migraciones y el desplazamiento de los polos culturales y de predominio de las naciones a lo largo de la Historia

Porque la Historia nos revela que a lo largo de los siglos, el liderazgo en disciplinas tales como la arquitectura, la escultura, la pintura, el teatro y en general todas las artes, la medicina y el resto de las ciencias, la tecnología, el comercio, la navegación, la filosofía, la religión, etc, ha sufrido un contínuo desplazamiento entre culturas muy alejadas entre sí: África (Egipto, Etiopía), Mesopotamia (Persia, Isfaján, Bizancio), Asia (China, India, Japón), Europa (Grecia, Italia, Inglaterra, Francia, España, Portugal)… hasta llegar a América (México, Perú, EU).

Portada del libro SOCIEDADES COMPARADAS de Jared Diamond

Portada del libro SOCIEDADES COMPARADAS de Jared Diamond

Cuál será la fuerza que impulsa este desplazamiento? O será -para decirlo con el lenguaje de la Física- una especie de movimiento inercial sin aceleración, es decir, la casualidad haciendo de las suyas?

De lo que sí no me cabe duda es de que cada sociedad es en su conjunto el producto del comportamiento de sus ciudadanos y de su interacción con otros grupos. De ahí la importancia de la educación cívica y la sociología.

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Quizás me convenga hacer un examen de conciencia para recordar cómo fue evolucionando mi mente y mi concepción del mundo desde que era un bebé hasta la adultez. No digo que a todos nos haya pasado lo mismo, pero sospecho que mi caso no es aislado, sino que representa a una buena parte de los seres humanos.

En mi primera infancia, todo lo aceptaba tal cual. No me hacía muchas preguntas sobre el origen o el sentido de las cosas, más bien sentía una tremenda curiosidad por lo que me rodeaba, porque todo era nuevo: la comida, los olores, las texturas, los colores, los lugares, los juguetes, los familiares, las mascotas…

Cigüeña con bebé

Entrando ya en la niñez, comencé a preguntarme un poco por mi origen: de dónde había salido yo? Y enseguida me dieron la respuesta: «la cigüeña te trajo de París, igual que a todos los demás niños».

Con esa respuesta duré un tiempo satisfecho, hasta que comencé a sospechar que era falsa. Recuerdo la vez en que fui a visitar al hospital a mi tía Arcelis, que había tenido una bebé. Me acerqué a su cama y luego de darle un beso, le pregunté: «Oye, y porqué tú estás aquí acostada como si estuvieras enferma, si fue la cigüeña la que trajo a mi primita?

Risas generalizadas y miradas de complotados descubiertos infraganti…

La Creación, de Miguel Angel Buonarroti

La Creación de Adán (~1511), de Miguel Angel Buonarroti

El camino, la verdad y la vida

Luego, fueron los curas jesuítas del Colegio de Belén los que me contaron su versión: estábamos aquí, porque Diosito nos había creado. Incluyendo el Sol, los planetas, las estrellas y pacabar pronto, todo el Universo. Y por ello, debíamos adorarlo. Y además, hacerle caso a todo lo que dijera el Papa, su vicario en la Tierra -que por cierto, era infalible- y en general cumplir con todos los ritos de la Iglesia Católica.

Confieso que al menos de momento, les creí. Incluso -razonaba yo- si todo eso era verdad, entonces no tenía mucho objeto dedicarse a otra cosa más que a adorar a Dios y a Jesús, su hijo. Por eso quería ser cura yo también. Todo lo demás me parecía superfluo.

En ese tiempo yo era como un pequeño San Agustín en ciernes. Es más, mi «padre espiritual» (un cura que te asignaban para conocerte a fondo y lavarte el cerebro, profesión similar a la de los «instructores politicos» con los que luego me topé en el ambiente militar-comunista del Cepero Bonilla, no en balde los jesuítas se manejan como un ejército y viceversa) me regaló un Kempis (Imitación de Cristo) de bolsillo, y al principio no lo soltaba ni para ir al baño, al punto de que hoy -más de 60 años después- aún recuerdo el exergo que aparecía en la primera página del famoso libro: «YO soy el camino, la verdad y la vida. Quien me sigue, no anda en tinieblas…» Aquellas palabras adquirían en mi mente ribetes de conjuro mágico que me abriría las puertas del Cielo.

No entendía cómo mis compañeritos de escuela podían pensar en otra cosa (por ejemplo, en los deportes –aclaro que muchos de mis profesores eran sacerdotes españoles que sentían furor por el balompié).

Partido de balompie infantil

Partido de balompie infantil

Recuerdo que en el largo recreo de después del almuerzo, que duraba más de una hora antes del turno de clases vespertinas, casi todos iban a jugar beisbol o futbol en los terrenos de la escuela. Yo también lo hacía, pero a desgana. A la primera oportunidad me declaraba cansado y me sentaba a la sombra de alguno de los muchos y frondosos álamos que había en hilera junto a la barda del fondo de la escuela, que daba a la avenida 51 de Marianao, a disfrutar tranquilamente de mi tiempo libre.

Tantas veces sucedió aquella escena, que los curas comenzaron a sospechar que yo no era un niño «normal», y llamaron a mis padres para ponerlos sobre aviso y tratar de averiguar el motivo de ese comportamiento tan extraño. Para ellos, yo «debía» de tener algún problema.

A mí me parecía al revés, es decir, que los del problema eran ellos. Quizás allí nació mi carácter rebelde y mi amable pero profundo e incontrovertible desprecio por todo tipo de fanatismo: deportivo, político, religioso, etc. Aquello de correr incansablemente detrás de una pelota, me parecía una aburrida tontería, demasiado repetitiva para llamar mi atención.

Una vez, jugando un partido de futbol, el balón cayó cerca de mí y un compañerito del otro equipo y yo fuimos a discutirlo. La intención de cada uno era hacerse con la bola y patearla hacia la portería contraria. Pero yo llegué un instante después y el único resultado de mi esfuerzo fue que recibí un impacto directo del balón en mi cara, con toda la fuerza de un balón recién pateado. Caí de espaldas al césped y estuve un tiempo aturdido, sintiendo que mi cabeza y sobre todo mi nariz, habían estallado. Ahí mismo juré que no volvería a jugar nunca más. Por supuesto que no cumplí mi promesa, pero creo que aquella experiencia quedó gravitando para siempre en mi psiquis.

Nunca estuve muy seguro de si el balonazo había sucedido por casualidad, o había sido a propósito para inhabilitarme.

En Escocia se vio una de las peores patadas que se recuerde en el partido entre Livingston y Hearts donde Jason Talbot le enterró todos los tapones de los tacos en la cara a Sam Nicholson. Lo más increíble es que el árbitro no expulsó a Talbot por una agresión que merecía hasta algo más. Sam mostró su rostro herido tras el partido.

En Escocia se vio una de las peores patadas que se recuerde, en el partido entre Livingston y Hearts donde Jason Talbot le enterró todos los tapones de los tacos en la cara a Sam Nicholson. Lo más increíble es que el árbitro no expulsó a Talbot por una agresión que merecía hasta algo más.  (09/02/2015)

Hoy en día, cuando veo en la tv las patadas, zancadillas, empujones y codazos que se dan los jugadores profesionales con tanta frecuencia, recuerdo aquel episodio y me pregunto seriamente por la limpieza y el espíritu deportivo de algunos los integrantes de los equipos. Y doy gracias a Dios porque no me hizo árbitro. Ni policía.

Pero prosigamos con el examen de conciencia.

Mi infección de misticismo religioso comenzó a ceder cuando se me ocurrió pensar: «Ok, Dios nos hizo. Mmmmm… pero ¿Y quién hizo a Dios?»

Cuando le pregunté aquello a mi padre espiritual, su respuesta me defraudó: «Dios SIEMPRE existió y ya. Creer cualquier otra cosa, es pecado».

Francamente, no veía la diferencia entre eso y  «La materia SIEMPRE existió, y ya«, que era la respuesta de los materialistas a la misma pregunta. Excepto, claro está, por la velada alusión al Infierno y al miedo que te provoca la idea de arder eternamente en él, en caso de no aceptar la respuesta del catolicismo.

Parece que por aquel tiempo comenzaba a surgir en mí lo que se llama «uso de razón», que es lo que diferencia a un adulto de un niño.

De manera que llegando a la adolescencia, todo el terreno que perdía en mi cerebro la teología lo ganaba la ciencia, disciplina en la cual el juez supremo no es un libro sagrado -escrito hace miles de años por gentes seguramente muy inteligentes para su época, pero muy ignorantes para la mía- sino algo verdaderamente imparcial, eterno, y muy difícil de manipular y corromper: el experimento.

Portada del disco de Carlos Puebla con la famosa tonada "Y eso llegó Fidel"

Portada del disco de Carlos Puebla con la famosa tonada «Y en eso llegó Fidel»

Llegó el Comandante y mandó a parar

Quiso el destino que por ese tiempo en mi patria ocurrieran los hechos conocidos como «Revolución Cubana» y mi atención se enfocó hacia otro tipo de asuntos que hasta ese momento no habían captado mi interés: los problemas sociales.

Muy pocos sudan calenturas ajenas y yo, como miembro de una familia de clase media cubana bien establecida y equilibrada, no había tenido mayores problemas: cariño, comida, casa, educación, comodidades de todo tipo, eran vistas por mí como algo natural.

Sin embargo, el terrible y drástico cambio político que se produjo en mi patria me abrió los ojos a otro mundo: al parecer, no toda la gente era tan feliz como yo. Es más, la mayoría de la gente no disfrutaba de la misma bonanza material.

La conclusión lógica de tal proceso mental, saltaba a la vista: algo había que hacer para aliviar ese estado de cosas.

De manera que pasé de la religión, a lo que llamaré -alguna palabra tengo que usar al fin y al cabo- la socialdemocracia.

No puedo decir que aquello fuera la gran cosa -sobre todo teniendo en cuenta que mucha gente en mi país, por conveniencia o por convencimiento, comenzaban a abrazar sin reservas las ideas comunistas -o quizás debería decir la voluntad del Fifo- pero al menos me había movido ideológicamente hacia la izquierda.

Claro, nunca milité en ningún partido. Sobre todo, porque ya no los había: el Máximo Líder se había ocupado minuciosamente de acabar con todos ellos, excepto el suyo (igualito que Hitler, por cierto). Y quizás por eso mismo, por constatar cómo bajo el disfraz de salvador de los pobres se ocultaba una terrible dictadura personal que con la excusa de satisfacer las necesidades materiales de la gente, les negaba lo principal: su libertad para escoger cómo llevar su vida, comencé a recular.

De nuevo mi psiquis empezó a buscar algo mejor en qué creer, una ideología que no estuviera viciada de entrada por el autoritarismo y el engaño.

Y todo ello, a pesar de mi consciente renuencia a «formar parte» de cualquier cosa.

Contradicción?… Claro que sí!

La razón de tal comportamiento es -según mi modesta opinión- que todos estamos inclinados genéticamente a pertenecer a algo. Es lo que yo llamo «mis genes de manada», una especie de atavismo que jugó un papel importante en la supervivencia de las especies anteriores al homo sapiens y del cual no podemos prescindir, como no podemos prescindir de la sed o del deseo de hacer pipí.

Es a lo que los psicólogos se refieren cuando mencionan la frase «el Hombre es un ser social», es decir, sufre si se siente solo y por eso busca compañía. La contradicción es que muchas veces esa necesidad de pertenencia lo lleva a ser manipulado: ¡pura dialéctica!.

Entonces empezé a admirar al país que a mi entender era el mejor exponente de los ideales del «pursuit of happyness» que se merecían todos los hombres: los Estados Unidos.

Para mi desgracia, aún estaba muy joven para tomar decisiones por mí mismo y mis padres -por temor a abandonar sus bienes y su cultura- permanecieron en Cuba.

José Perez del Río, conductor del programa "Buenos Dias América" de la VOA (Voz de los Estados Unidos de América).

José Perez del Río, conductor del programa «Buenos Dias América» de la VOA. Foto muy posterior a la época del relato.

Eran los tiempos en que mi tío Gustavo escuchaba con gran interés a Radio Swan y yo a José Pérez del Río, el locutor del programa «Buenos Días América» de la programación para América Latina de La Voz de los Estados Unidos de América (VOA).

Por contraste a mi realidad de ese entonces -viviendo en un país sin leyes y en manos de un caudillo mesiánico que destruía sistemática y minuciosamente el tejido social de mi patria- imaginaba a EU como un país idílico, en el que todo era riqueza, orden y satisfacciones personales. Y claro, sentía un gran deseo de vivir en aquella sociedad perfecta.

Mi pensamiento permaneció así durante un largo período de tiempo. Mientras más años transcurrían y más crímenes y locuras cometían en mi patria el Fifo y sus secuaces, más deseos de  emigrar y más admiración sentía por la sociedad norteamericana, la democracia y el capitalismo.

Vivir con esas convicciones dentro de Cuba era como vivir una pesadilla interminable.

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Más o menos por aquella época comencé a enterarme de los crímenes cometidos por la Iglesia Católica a lo largo de su historia. Es decir:

  1. Los casi 1000 años de oscurantismo medieval en los que tuvo sometido a gran parte del mundo occidental, donde desde posiciones de poder se perseguía la razón y se exaltaba el fanatismo religioso y la fe ciega, al punto de prácticamente detener el desarrollo de la ciencia, lo cual dió como resultado que se olvidaran filosofías y conocimientos que ya existían en los tiempos de la Antigua Grecia.
  2. Los aprox. 300 años de los temidos Tribunales de la Santa Inquisición con sus torturas, asesinatos y quema de «herejes» vivos por cosas como negar la teoría heliocéntrica (recordar a Giordano Bruno o a Galileo Galilei y su «Eppur si muove») u otras tonterías ilógicas como la Sagrada Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) o la Creación según el Génesis.
  3. Su ridícula negación de la Teoría de la Evolución de Darwin y en general de cualquier posición filosófica, científica o política que rebajara o pusiera en peligro el predominio de la Iglesia Católica sobre los hombres.
  4. Su pacto con los nazis (Concordato Pacelli-von Papen), firmado en 1933, cuando ya Hitler era Canciller de Alemania.
  5. Su sistemático encubrimiento a los crímenes de los curas pederastas, algo especialmente despreciable.
  6. Su recalcitrante machismo al oponerse a la igualdad entre hombres y mujeres en lo que se refiere a su papel en la familia (trabajo, crianza de hijos, etc).
  7. Su negación al derecho de aborto y su intento mal intencionado de hacer que la gente lo confunda con la exaltación del aborto como método anticonceptivo.
  8. Su condena a priori del homosexualismo, lo cual implica el desprecio al criterio de cada cual respecto a una cuestión estrictamente personal.

Ya no se trataba solamente de diferencias filosóficas. Estos ya eran crímenes mondos y lirondos. Cosas que en mi opinión no se saldaban con una simple disculpa, sino que merecían la erradicación de la organización que los había cometido.

Mi naturaleza de librepensador  y mi idea de que cada cual tiene derecho a opinar como le dé su gana siempre y cuando no le haga daño a su prójimo, me impedían jugar a ser líder mundial de una cruzada anticatólica. No iba a convertirme en lo mismo que criticaba. Sin embargo, a título personal no tuve ningún problema en despreciarlos aún más.

Y así lo hice.

Genes

Genes

De manera que me iba quedando sin mitos en los cuales depositar mi confianza, una verdadera tragedia para mis genes de manada.

Por eso me resultó especialmente doloroso cuando comencé a darme cuenta de que la sociedad norteamericana tampoco era perfecta.

No me gusta repetirme y en artículos anteriores ya he hablado sobre este problema. Pero haciendo un resumen general, descubrí que cada gobierno o sociedad tiene su «historia oficial» en donde resaltan o inventan hechos a conveniencia, mientras esconden o niegan otros cuya difusión consideran «inapropiados». El objetivo de tal proceder está claro: manipular a la gente.

Por ejemplo, no es lo mismo mandar a un soldado a una guerra de «ideales» o «por la libertad», que mandarlo a una guerra de rapiña. La primera motivación es capaz de lograr que el soldado arriesgue su vida de motu propio. La segunda, no.

Imagen del filme "The pursuit of happyness"

Imagen del filme «The pursuit of happyness»

De modo que cuando descubrí que difícilmente podía hacer coincidir la bonita historia de los Padres Fundadores o el cuento de la excepcionalidad de USA y aquella frase del «pursuit of happyness» que aparece en la Declaración de Independencia norteamericana, con la Guerra de Vietnam y otras muchas guerras de rapiña -incluyendo la mexicana de 1848-, el criminal racismo sureño que se desbordó en los años 60 del siglo XX, la amistad con tantísimas dictaduras por todo el mundo (o sea, el pragmatismo político conocido como la política de «our son of a bitch») o cuando caí en cuenta del terrible e  hipócrita abismo que existe entre el discurso moralista del gobierno norteamericano sobre el problema de las drogas y su posición real manteniendo durante 50 años una prohibición que solo ha dado como resultado el surgimiento de una narco-mafia que ha permeado y prostituído muchos gobiernos en todo el mundo, el alma se me fue a los pies.

Déjenme explicar algunas cosas bien claro:

NO estoy diciendo que los Estados Unidos sean algo así como el Imperio del Mal a perpetuidad. De hecho, creo que si actualmente hay alguna nación en la cual yo pueda depositar alguna esperanza de que a la larga ayude a resolver -o al menos disminuír- los inmensos problemas del mundo, ésa es Estados Unidos. Y no porque no tenga problemas, sino porque su sistema ha demostrado que los puede enfrentar y resolver, es decir, que puede mejorar y no siempre enquistarse en posiciones retrógradas e inamovibles. Eso es su principal atractivo, al menos para mí.

Si lo tuviera que definir con una sola palabra, creo que utilizaría «dinamismo».

Por ejemplo, del racismo galopante y criminal que produjo el asesinato de Martin Luther King y los disturbios del 68, al presidente negro del 2008, va un cierto nivel de evolución positiva, no? Aunque muchas de las acciones de Obama no sean precisamente de mi agrado sino todo lo contrario.

De las trampas electorales de «Dirty Dick o Dirty Tricks» -o sea «Dick el Tramposo o Trucos Sucios», el juego de palabras usado como sobrenombre despectivo de Richard (Dick) Nixon luego del escándalo de Watergate-, a la renuncia de un presidente en funciones producto de la acción de la justicia y la presión popular va un cierto tramo, cierto?. Aunque luego Gerald Ford lo haya perdonado en vez de castigarlo como se merecía.

Aclaro que en mi opinión lo importante no es el hecho de que un tramposo haya llegado a la presidencia. Eso es explicable o natural, porque los tramposos buscan instintivamente el dinero y el poder como las moscas buscan la mierda. Y es en los gobiernos donde siempre se concentran con mayor densidad el dinero y el poder.

Lo admirable es que el sistema haya sido capaz de reformarse a sí mismo y expulsarlo.

Algo que otros muchos gobiernos -incluyendo el de mi patria, por supuesto- están a mil leguas de emular.

Pero con la misma sinceridad con que admito eso, tengo que admitir que esa visión de Tierra Prometida, de adalid y garante de la libertad mundial con que nos quieren tupir los apologistas del gobierno gringo, es falsa.

Algo especialmente importante que quiero hacer notar es que me estoy refiriendo al gobierno, no a la gente común. Cualquier juicio que involucre a todo un pueblo y le asigne una característica general como «vago», «tramposo», «corrupto»…, es producto de la ignorancia o de la mala intención. De hecho, he visitado muchas veces esa nación y he conocido muchísimas más personas buenas, que malas.

De manera que de nuevo volví a cambiar mi mente, esta vez hacia una posición mucho más definitiva y dialéctica: todos tenemos algo de bueno y de malo. Y en todos los gobiernos y pueblos hay gente buena y mala.

Y como solución a mi problema de equilibrio filosófico-existencial, me acerqué a la cultura.

La cultura como el conjunto de conocimientos, costumbres y creencias

La cultura como el conjunto de conocimientos, costumbres y creencias humanas

La cultura, esa noble y escurridiza dama

En realidad desde pequeño me había gustado leer, y por suerte había podido disfrutar de los clásicos infantiles y juveniles. Luego la vida de adulto con sus exigencias y sus responsabilidades, me sacó del buen camino y tuve que dedicar la mayor parte de mi tiempo a la simple supervivencia.

Ahora en la vejez he vuelto a reencontrarme con mi antigua conocida, la literatura (o a retomar mi antiguo vicio, según se vea con buena fe o con picardía).

En cuanto a los temas de los libros que leo soy bastante omnívoro, aunque siento inclinación por los de divulgación científica (cosmología, biología, genética, etc) además de biografías noveladas o novelas históricas, y de vez en cuando sobre historia, economía, política o filosofía.

En música soy un mero diletante, una especie de «bon vivant» musical que sin saber de armonías, timbres o ritmos va por ahí oyendo y seleccionando melodías que le emocionan, sin comprender la estructura de las piezas musicales. Puro «dejarse llevar» por los sonidos.

Hoy, me gusta pensar en la cultura como el mejor intento de comprender y tomar postura frente al mundo. Ya que no sabemos a ciencia cierta quienes somos o por qué estamos aquí y ni siquiera comprendemos a fondo las razones por las que se producen los sucesos históricos, creo que lo mejor que podemos hacer es mirar a nuestro alrededor y disfrutar del paseo.

Y aunque la poesía no siempre me emociona, a veces encuentro alguna que me electriza:

He andado muchos caminos - Antonio Machado

He andado muchos caminos,
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares
y atracado en cien riberas.

En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra.

y pedantones al paño
que miran, callan, y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.

Mala gente que camina
y va apestando la tierra…

Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.

Nunca, si llegan a un sitio,
preguntan adónde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja.

y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino;
donde no hay vino, agua fresca.

Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos
descansan bajo la tierra. 

Antonio Machado (Soledades, 1903)

Putísima! Por qué habrá poemas que me dejan indiferente y hay otros que hacen como que me taladran el cerebro con sus verdades?

Conocí este poema en los 60, cuando Juan Manuel Serrat lo comenzó a cantar.

Lo que plantea es muy sencillo: que en todas partes hay gente mala y gente buena. Una verdad de Perogrullo, pero yo necesité toda una vida para comprender su significado profundo y moldear mi visión del orbe a ese simple postulado.

Y claro que siento vergüenza por ello, pero creo que no tanta como la que deben de haber sentido algunos de nuestros políticos actuales, que han dado muestras de una ignorancia supina en temas literarios.

Como cuando Fox le cambió el nombre a Jorge Luis Borges y lo llamó «José Luis Borgues», o cuando lo mencionó entre los Premios Nobel de Literatura (Borges nunca lo obtuvo, quizás por su respaldo a las dictaduras chilena y argentina), o cuando dijo que Vargas Llosa era colombiano (supongo que lo confundió con el Gabo).

Martita Sahagún (esposa de Fox y ex Primera Dama) no se quedó muy atrás cuando le cambió el sexo a Rabindranath Tagore y dijo algo así como «la gran escritora hindú Rabina Gran Tagora».

O cuando Josefina Vazquez Mota -la Secretaria de Educación- confundió a Carlos Fuentes con Octavio Paz y además le cambió el nombre a una de sus obras.

Pero la palmas se las lleva nuestro presidente actual, Enrique Peña Nieto, que en una feria literaria (la FIL de Guadalajara) fue incapaz de mencionar tres autores de libros que hubieran influído en él. Y cuando quiso reparar el daño resultó peor, porque confundió el autor de La Silla del Águila (Carlos Fuentes) con Enrique Krauze.

Burros

Burros

Definitivamente, con estos políticos no tenemos que pensar mucho para encontrar la razón por la cual la educación pública en México deja tanto que desear…

Quevedo y los frutos del árbol

Y este tema hizo que recordara un viejo chiste:

Cuentan que unos padres muy orgullosos de las aptitudes literarias de su hijo, lo llevaron al gran poeta español para que lo evaluara. Entonces Quevedo llevó al muchacho a un balcón desde donde se podía disfrutar de la Luna en medio de una bonita noche estrellada y le pidió que se inspirara. El muchacho miró durante un rato al cielo, y de repente declamó el siguiente verso:

Mirad la Luna vomitando estrellas! Ay, ay, ay que bella! Ay, ay, ay que bella!

Los padres miraron expectantes a Quevedo, y entonces éste les dió su opinión, también en verso:

Si de este árbol queréis sacar mejor fruto… Ay, ay, ay, que bruto! Ay, ay, ay que bruto!

(Continuará)

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