La Historia no lo absolvió

Ironías de la vida: el émulo de Martí que terminó siendo émulo de Martínez-Campos

Sé que muchos no me van a creer, pero casi se puede decir que he esperado 6 décadas para escribir este artículo. Infinidad de veces me he preguntado a mí mismo cómo sería el final de la dictadura comunista cubana. Creo que ahora tengo una mejor idea de cómo será la cosa.

Recuerdo que en mi niñez, cuando la Revolución del Fifo estaba comenzando y la mayor parte del pueblo era inocente, mucha gente creía en Fidel. Era como un santo, una especie de Jesucristo de carne y hueso. Un nuevo José Martí pero esta vez no en estatuas de mármol o bustos de yeso, sino vivito y coleando.

Los abusos de la dictadura de Batista eran recientes -estaban frescos en la memoria colectiva- y la posibilidad de que la Revolución fracasara por problemas internos parecía imposible. Todo era nuevo, limpio, honrado, amigable. Se respiraba un ambiente de triunfo y optimismo por el futuro de la nación.

La Dialéctica dicta sentencia

Pero en forma similar a lo que sucede en «El Retrato de Dorian Gray», una famosa novela de Oscar Wilde, durante 63 largos años esa imagen se ha ido desgastando, convirtiéndose poco a poco en lo contrario a lo que era en sus inicios. De hecho, no encuentro un ejemplo más claro de la Negación de la Negación, una de las tres famosas Leyes de la Dialéctica: «Los sistemas al desarrollarse, generan las propias contradicciones o fuerzas que al final los destruirán». Nos pasa a todos, desde los microbios hasta los humanos, y también les sucede a las cosas, desde los sistemas políticos hasta al mismísimo Universo, con todos sus soles, huecos negros, y galaxias. Las Leyes de la Dialéctica son una de las pocas cosas que doy por ciertas, porque veo sus ejemplos por doquier.

Con permiso de Oscar Wilde, este collage podría titularse: «El retrato de Dorian Gray» No saben como disfruto la imagen que evidencia la decadencia senil del tirano.

La política de la olla de presión

Sin embargo, y a pesar de que hubo algunos momentos de disturbios y esperanzas de cambio (Camarioca, Mariel, Maleconazo), el sistema comunista cubano, con el Fifo como gran estratega al mando, siempre encontraba la forma de prevalecer. La fórmula aplicada en aquellos casos me recordaba una olla de presión: la válvula se abre durante unas fracciones de segundo para dejar escapar el exceso de vapor y evitar que explote, pero luego se cierra de nuevo para cocinar los alimentos a una temperatura superior a la que hubieran alcanzado a una presión ambiente normal.

De manera que con una frecuencia casi regular de 15-20 años de distancia (1965 Camarioca / 1980 Mariel / 1994 Maleconazo) se producía un nuevo escándalo migratorio. La explicación de esta periodicidad está probablemente en que cada 15-20 años una nueva generación llegaba a la adultez, y se encontraba con que sus posibilidades de desarrollo personal estaban anuladas por el omnipotente y omnipresente Estado. Es decir, por Fidel y sus secuaces. De manera que la gente escogía la opción más eficiente: emigrar. Algunos tomando un avión, otros desertando en algún país (es mi caso), otros en una balsa. Era un «sálvese quien pueda» a nivel de nación.

Escapar o alzarse?

Claro, siempre estaba la opción de alzarse, o sea, de combatir con las armas al régimen comunista. Pero para ello hay que tener a mano varias cosas, entre ellas: ideales, liderazgo, valor, y dinero. No se puede librar una guerra sin ellas. Y en el caso cubano, además, existía una característica sui generis adicional: Cuba está demasiado cerca de la mayor economía del mundo como para despreciar ese detalle. De manera que entre la posibilidad de alzarse y matar a tres o cuatro milicianos antes de que te mataran a tí, o de emigrar y mandar al mismísimo carajo al Fifo junto con todos sus lemas, abusos y locuras, no había discusión: emigrar era mejor; un tanto arriesgado, sí, pero no tanto como lanzarse a la manigua.

Así y todo hubo algunos que lo hicieron. La mayor parte de ellos consistían en antiguos combatientes del Fifo durante la guerrilla, que luego del triunfo, y al ver el rumbo comunista que estaba tomando la Revolución, se alzaron de nuevo en el Escambray, esta vez en contra de Castro. Aquello fue una verdadera guerra civil escondida, una pelea de mono contra león, pero con el mono amarrado. Una carnicería humana. Me consta, porque en ese tiempo yo estudiaba la Secundaria Básica en Trinidad, el pueblo que por su cercanía al Escambray fungía como centro logístico de la «Lucha contra Bandidos», el eufemismo con que el Fifo, experto en ellos, bautizó esa guerra.

Boda de Mirta Díaz-Balart y Fidel Castro, 11/Oct/1948

«Mi socio, estoy escachao y se murió mi abuela, préstame 20 pesos pa’la corona…» (frase célebre en el teatro bufo cubano)

El Fifo era muy malo en Economía o montando negocios honrados, pero era un lince engañando patrocinadores que le dieran dinero para sus locuras. Cuando se le cerraba el dominó por una punta, siempre sacaba fichas para seguir jugando por la otra. Al principio, aún antes del triunfo de «su» Revolución -y esto no lo saben muchos jóvenes- intentó escalar socialmente casándose con Mirta Díaz-Balart, la hija de un rico hacendado de Banes, en la región norte de Oriente, donde el Fifo había nacido y donde su padre, el viejo Angel Castro, tenía su hacienda El Birán. Por cierto, dicen que Batista, que también era de la misma región, era amiguísimo de Don Angel, al punto de que asistió a la boda y le dió 2000 pesos al Fifo como regalo de bodas, una verdadera fortuna para aquellos tiempos. Con ese dinero, la joven pareja se fue a vivir a Nueva York. Pero el Fifo siempre fue muy mal administrador, y en vez de buscar trabajo y comenzar por abajo barriendo pisos, se compró un auto de lujo y hablaba de irse a estudiar a Harvard, una de las universidades más caras y pretigiosas de Estados Unidos. El resultado fue que se le acabó el dinero, y la pareja tuvo que regresar a Cuba con el rabo entre las patas. Luego, en la Habana puso un puesto de fritas, y también quebró. Nada, que al Fifo no se le daban los negocios honestos. Era una especie de antítesis de Jeff Bezos o Steve Jobs.

El Fifo y Richard Nixon, 19 de Abril de 1959

A los pocos meses de haber triunfado, el Fifo volvió a la carga con su antiguo vicio de pedir prestado. Pero al principio no pensó en los rusos, no. Pensó en los americanos. En Eisenhower, el presidente de los Estados Unidos en esos tiempos, para ser más precisos. Pero éste lo mandó por un tubo, y ni siquiera le dió una entrevista sino que mandó a su Vice, Richard Nixon (sí, el mismísimo Tricky Dicky, la futura estrella del Watergate, ¡quién lo iba a decir!) a que lo atendiera. Por supuesto, Nixon le dijo que de dinero, nananina jabón Candado. Craso error. El Fifo, que siempre había sido un narcisista de hueso colorado pero que en medio de su triunfo estaba viviendo un auténtico orgasmo de egolatría entre nubes de algodón rosado, se vio herido en su orgullo, y se viró hacia los rusos, que vieron los cielos abiertos con la posibilidad de tener un aliado a escasas 90 millas del territorio de su mayor enemigo, además de servirle de punta de lanza para sus intenciones hegemónicas en América Latina. Un error de los muchos que han cometido los políticos americanos a través de los años. Lo que se ahorró Eisenhower en aquella ocasión, se lo tuvieron que gastar luego, multiplicado por un trillón, en pararle las patas al hijoeputa del Fifo y comparsa.

El Fifo y Nikita Krushchev, 1960.

A los rusos también los llevó al baile. Cuando por fin a la URSS se la llevó la chingada en 1991, Cuba se le quedó debiendo un poco más de 40 mil millones de dólares (el Plan Marshall completito, parece una merienda de kindergarten al lado de esta cifra). Y eso sin contar con que a Japón, España, Canadá, Francia… también se les quedó debiendo plata (otros 15 – 20 billoncitos). Y cuando por fin parecía que se le iba a caer el tinglado… apareció Chávez con sus petrodólares en el horizonte.

Raúl Castro le dice a Obama luego de cambiale su ropa por un barril: «Felicidades, aprovechaste una ganga!»

Para colmo, una vez que los comunistas cubanos terminaron de arruinar a Venezuela -algo que al principio parecía imposible, dado que ese país tiene una de las mayores reservas petroleras del mundo- el ingenuo (¿o traidor?) de Obama, pensando quizás en conquistarlos a golpe de cañonazos de Benjamines (billetes de 100 dólares), abrió la puerta del turismo norteamericano hacia Cuba y con ello le proporcionó al régimen totalitario una nueva entrada de dinero que éste utilizó para comprar equipos antimotines y reforzar la dictadura, sin ceder un ápice en su proceder criminal. Indudablemente, el Fifo era un tipo con suerte, y Obama, cuando menos, un comemierda que no les exigió nada a cambio de sus favores.

Que en dónde metió todo ese dinero? Respuesta más probable: En sus locuras económicas, en sus planes de subversión mundial, en sus cuentas personales de los paraísos fiscales, en los bolsillos de sus lameculos…

Protestas anti-Castro 11 de Julio 2021, Habana, Cuba.

Pero tanto va el cántaro a la fuente… hasta que se rompe

Calculando que la periodicidad de los escándalos migratorios en Cuba es de 15-20 años aproximadamente, y teniendo en cuenta que el Maleconazo había tenido lugar en 1994, el próximo iba a tener lugar alrededor del 2010. Esta vez, sin embargo, se demoró otros 10 años (2021), posiblemente porque además del dinero de Chávez, el Fifo descubrió un par de negocitos de ésos con los que sueñan los esclavistas y los banqueros en sus momentos de mayor éxtasis metanfetamínico, que le proporcionaron entradas adicionales de dinero y alargaron la agonía del pueblo cubano. 1) Encontró que había tenido todo el tiempo en sus manos sin darse cuenta, a la gallina de los huevos de oro: las mariposas; es decir, los gusanos emigrados que ahora mandaban dinero a su familia en Cuba, y 2) La explotación de personal médico, bajo condiciones de esclavitud. Me explico.

¡NO los queremos, NO los necesitamos! (palabras del Coma-Andante)

Al principio de la Revolución, el Fifo se inventó unos cuantos nombrecitos para denigrar y ofender a los que de una forma u otra, lograban escapar de Cuba. Los que emigraban hacia la podredumbre capitalista, eran «gusanos», traidores, vendepatrias, escoria. No merecían la menor de las consideraciones, eran peor que delincuentes. Por supuesto les quitaba todas (ojo: T-O-D-A-S) sus propiedades, incluyendo dinero, casas, carros, negocios, ropas, relojes, anillos, muebles, y hasta las cucharitas de postre. Los que emigraban se quedaban con la ropa que traían puesta, y en esas condiciones llegaban a Estados Unidos. Les hacían «actos de repudio» para humillarlos, los botaban de sus trabajos y los ponían a trabajar en las peores labores agrícolas durante un tiempo indefinido, hasta que les llegara «la salida», es decir, el permiso para emigrar, que se demoraba lo mismo meses que años, según la mala leche del funcionario que extendía el permiso.

Además, el Fifo prohibió a sus adeptos que mantuvieran relaciones con los que se iban. No importaba si fueran amigos, familia, hermanos, padres, etc: había que ignorarlos. Nunca contestar una carta, o recibir una llamada telefónica del extranjero, quizás para preguntar cómo estaban sus padres que habían quedado en la Isla, no. Ellos no merecían ni siquiera que se le respondieran sus cartas o se le dieran noticias de su familia. Sencillamente, eran despreciables.

El cuento del Patito Feo de Hans Christian Andersen… re-editado a lo cubano

Sin embargo, al cabo de los años sucedió lo impensable: aquellos gusanos, que llegaban al exilio con una mano alante y la otra atrás, pero sin miedo al trabajo y con inusitado entusiasmo por progresar en un país propicio para ello, lograban en pocos años un nivel de vida que resultaba la envidia de sus familiares en Cuba, a los cuales, casualmente, les iba de mal en peor. En pocas palabras: los gusanos, ¡nos convertimos en mariposas!

Cubano gusano, convertido en mariposa

Y se invirtieron los papeles: ahora eran los familiares en Cuba los que procuraban congraciarse con los que se habían marchado. Cuando el Fifo se dio cuenta de que los que se iban al extranjero, mandaban dinero para que sus familiares en Cuba pudieran comprar comida, ropa, medicinas, etc, enseguida su mente de chulo incorregible convirtió aquello en un próspero negocio. El tipo es incapaz de fundar un negocio honesto en un garage, pero sí sabía muy bien como convertir en rehenes a los habitantes de la Isla. Lo aprendió desde su niñez, cuando veía a su padre en la «tienda de raya«, explotar los peones de su finca en El Birán. Desde su posición de dueño de todo, de las tiendas de comida, de ropa, de materiales de construcción, de las comunicaciones, de los periódicos y las estaciones de radio y televisión, en fin de TODO, absolutamente todo el comercio y los canales de información, sabía que al fin y al cabo el dinero tendría que caer en sus manos. Se inventó una moneda local (el CUC) sin ningún valor en el exterior, puso impuestos leoninos para el cambio, y precios astronómicos en sus tiendas. Total, como no permitía competencia, podía hacer lo que le diera la gana: o lo compras a mi precio y con mi moneda, o te mueres de hambre. El capitalista más desalmado en sus sueños más atrevidos de explotación de sus semejantes, parecería un niño de teta al lado del Coma-Andante. Y para colmo, ¡tomaba pose como salvador de la patria!

De manera que mientras los volúmenes de las producciones tradicionales cubanas (azúcar, tabaco, café, pesca, níquel) se desplomaban y disminuían su importancia en la economía cubana debido al mal manejo económico, las famosas «remesas» se convirtieron en la principal fuente de divisas del desgobierno comunista cubano.

Más claro: Nosotros los gusanos, los patitos feos, convertidos en cisnes, manteniendo al régimen. Difícilmente puedo imaginarme una mayor derrota para los comunistas cubanos.

Raúl Castro manejando al títere de Díaz-Canel, que a su vez esclaviza a los médicos.

La explotación de personal médico

El otro negocito que se inventó el Fifo consistió en mandar brigadas de médicos, enfermeras y otro personal técnico a distintos países. El detalle del asunto estaba en que los brigadistas no recibían el dinero cobrado por sus servicios, sino que los sueldos iban directamente al bolsillo del Coma-Andante, el cual se quedaba al menos con el 75% del total. Claro, como medida de seguridad para evitar deserciones, la familia del brigadista quedaba en Cuba como rehén. Si el tipo escapaba, no vería más a sus hijos, su esposa sus padres… Si eso no es explotación esclava, entonces yo soy marciano.

Y en eso llegó el Covid-19 y mandó a parar…

Un día o bien un chino se comió un murciélago infectado, o a otro chino se le escapó el virus de un laboratorio de desarrollo de armas biológicas, o vaya a saber cómo, pero apareció el Covid-19 y las cosas comenzaron a cambiar. Para colmo de males, en ese tiempo y aunque con mucho atraso con respecto al resto del mundo, la gente en Cuba comenzaba a tener acceso a internet.

Fue el acabóse. El turismo, el único negocito que más o menos estaba cogiendo vuelo en la Isla, se detuvo en seco. Cuando la gente empezó a morir de Covid, no había médicos porque los habían mandado casi todos al extranjero. No había oxígeno, no había camas, no había medicinas, no había ni madres… Comenzaron los entierros en fosas comunes porque no había ataúdes, ni siquiera los de tablitas de cajón de bacalao, que eran los normales desde hacía muchísimos años. La prensa oficial en Cuba, como siempre, trataba de ocultar la gravedad de la crisis, pero esta vez la gente podía comunicarse entre sí usando sus celulares, y aunque con dificultades, recibía información del mundo exterior. Por primera vez en mucho, muchísimo tiempo, parecía que el gobierno pasaba a la defensiva.

Tarea de Ordena – Miento

La tarea de Ordenamiento

Pero las desgracias no vienen solas. Resulta que, como se dice en la neolengua castrista, «luego de un profundo análisis y teniendo en cuenta los factores objetivos y subjetivos», en diciembre de 2020 el régimen decidió poner en práctica la tarea de «Ordenamiento». Para los que no sepan qué coño es eso, consistía en un plan elaborado para eliminar el CUC y volver al uso del peso y el dólar. Pensaban que con eso iban a robar -digo, recaudar- más dinero. Pero se equivocaron. Como es de esperar cuando un comunista mete sus pezuñas en la economía y desprecia las leyes del mercado, se les armó un margullo enorme, que puso las cosas aún peor de como estaban. A ver si puedo explicar en pocas palabras la situación económica actual para los cubanos de a pie:

Ahora en Cuba hay dos tipos de tiendas, las de pesos, y las de dólares (en neolengua se dice MLC, por «Moneda Libremente Convertible»), todas del Estado, que es el único empleador. Los trabajadores reciben pesos por su trabajo, pero las tiendas en pesos están vacías. Si quieres comer, tienes que comprar en las de dólares (haciendo larguísimas colas, por supuesto). Entonces, claro, como necesitas dólares y a ti te pagan en pesos, tienes que cambiarlos. El tipo de cambio oficial es 24 pesos por un dólar. Pero en las casas de cambio del Estado, sencillamente NO HAY. De manera que tienes que cambiarlos en la bolsa negra, en donde el tipo de cambio es más o menos 70 pesos por un dólar. Además, los precios de los productos en las tiendas MLC son entre dos y tres veces mayores que lo normal en cualquier país capitalista, en los que los obreros ganan 50 veces más que en Cuba. De manera que pierdes al cambiar, y pierdes al comprar a precios exhorbitantes. Pero es aún peor: resulta que en las tiendas MLC no aceptan billetes, tienes que pagar con una tarjeta magnética que se carga desde el extranjero, de manera que si no tienes familiares afuera que te manden dinero… estás jodido.

La tiendita de raya de don Angel Castro en El Birán, parece «El Encanto» (la famosa tienda por departamentos en La Habana de los 50) al lado de lo que inventaron sus vástagos. En fin, una verdadera cagástrofe. Por eso la gente se cansó y se tiró a las calles el 11 de Julio, a protestar.

Protestas en favor del fin de la dictadura comunista cubana. Tampa, 14/Nov/2021.

El final

Ahora bien, según yo lo veo, el desgobierno cubano está débil como nunca antes, perdió el apoyo de la mayor parte de la población, tiene miedo de caer y no le queda otro recurso que la fuerza, amenazando con dar palos y asesinar a cualquiera que se atreva a hacer cualquier manifestación en su contra, de manera que ha sido obligado a mostrar su verdadera naturaleza criminal. Ya eso por sí solo, es una derrota moral.

Algo importante que está sucediendo es que muchas personalidades del mundo artístico cubano, dentro y fuera de la Isla, se están pronunciando en contra de la dictadura. Ejemplos recientes: el Movimiento San Isidro, el 27N y la canción Patria y Libertad, que ya se ha convertido en una especie de himno nacional del cambio.

Hasta hace poco, no había líderes. Ahora gracias al internet, hay muchos. Y con la característica adicional de que son «intercambiables», es decir, no son caudillos insustituíbles, sino jóvenes valientes que en vez de tener en las manos una pistola tienen un celular, y con cerebros que en vez de consignas estúpidas, consumen ideas y razonamientos. Para una dictadura totalitaria y criminal, acostumbrada a lidiar con borregos, este tipo de enemigo es muy pero que muy peligroso. Porque como una especie de hidra bíblica, cuando cortan una cabeza, del muñón surgen tres.

Pero aún admitiendo que su desmerengamiento puede suceder en cualquier momento, queda una duda: cuáles podrían ser exactamente los posibles escenarios del final del régimen? Se me ocurren varios.

  1. Una revuelta en el ejército. Todo ejército, por mucho adoctrinamiento y disciplina que tenga, está compuesto por hombres, y los hombres tienen familia: madres, hermanos, hijos… que sufren las consecuencias de la miseria y la opresión. Siempre está presente la posibilidad de que un grupo de soldados de baja graduación se rebele contra sus jefes y derrote a la cúpula.
  2. Un segundo Gorbachov. No sería la primera vez que un gobierno cae desde dentro, con el surgimiento de un líder que en una situación de desespero como la actual, gire el volante hacia otros rumbos. Le pasó a los romanos, le pasó a los rusos, le pasó a tantos gobiernos durante tantas épocas, que no podemos excluír esa posibilidad. Es verdad que el Fifo se ocupó muy diligentemente de asesinar a cualquier posible competidor (Camilo, el Che, Ochoa…), pero nunca se puede excluír totalmente, porque el tiempo pasa y necesariamente surgen nuevos jefes.
  3. Una huelga general. Hasta ahora no ha sucedido, pero si la economía sigue empeorando, la represión aumentando, y la gente aprendiendo a usar el internet para comunicarse sin depender de la prensa del gobierno, podría ser sólo cuestión de tiempo. Y hay que decir que no hay gobierno que sobreviva una huelga general en plena forma.
  4. Un nuevo Maine. Esta es, en mi opinión, el menos posible de los escenarios pero tampoco es excluíble. Es decir, que los asesinatos y los abusos de la dictadura comunista creen una situación humanitaria de tal magnitud, o que se produzca un gran suceso que conmueva a la comunidad internacional (estilo derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate, o el hundimiento del remolcador 13 de Marzo, o explosión de un nuevo Maine), que de como resultado que la 82 División dedique la hora de la merienda de un día no muy ocupado (no creo que le lleve mucho más tiempo) para acabar de eliminar a estos bocones de mierda.

No puedo asegurar lo que va a pasar. Pero sí siento que esta vez, algo se rompió para siempre en el tinglado ideológico de la dictadura. Van a perder, su fin está cerca. Ya no son mayoría. Los comunistas cubanos han destruído con minuciosidad y entusiasmo durante 6 décadas el tejido social, el entramado democrático de la nación, la familia, y el concepto de propiedad privada. Son unos monstruos del mal. Pero ya no tienen solución: si abren un poco la mano para que la gente haga sus negocitos y pueda mejorar su nivel de vida, pierden poder, porque el poder económico mayorea al poder político; y si aumentan la represión, también pierden poder porque aumenta el odio contra ellos. Como dicen en Patria y Vida, el dominó está trancado. A Raúl le quedan dos afeitadas y nadie en su familia tiene el carisma del Fifo. Al contrario, todos tienen fama de vivebién y aprovechados. En otras palabras, no hay ningún «máximo líder» a mano que los pueda salvar. Evidentemente, Díaz-Canel ha resultado un fiasco total. Quizás sea lo único que haya que agradecerle.

Acerca de azayas48

Físico médico, programador de computadoras. Fan de Visual Basic y SQL. Cubano por nacimiento, mexicano por naturalización y por corazón.
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